La triste y breve
historia de un joven tal vez irrecuperable ya para la sociedad, presentada sin
empatía ni pasión , que nos deja desconcertados y sin saber exactamente que
pensar y que hacer frente al la radicalización de numerosos jóvenes en Europa. La
cinta obtuvo el Premio a la Dirección en Cannes
Ficha IMDb
Ahmed (Idir Ben Addi) tiene 13 años, vive en Bruselas,
asiste a las clases de refuerzo escolar con Inès (Myriem Akheddiou), una maestra
musulmana que lo ha ayudado a superar sus dificultades en matemáticas. La
primera señal de su radicalización religiosa es cuando se niega a despedirse dándole
la mano, porque “un verdadero musulmán no le da la mano a una mujer” al
considerar que toda mujer es impura y su contacto ensucia a un hombre. La
enseñanza que está recibiendo de su imam, Youssouf (Othmane Moumen) lo lleva a
practicas escrupulosas, de plegarias, abluciones con horarios estrictos, al
punto de alterar la vida familiar, y al aprendizaje de memoria de pasajes del Corán. El modelo de Ahmed es su primo quien murió
inmolándose por la causa yihadista, llevando al extremo las exigencias de
pureza y sacrificio.
Cuando la maestra propone a los padres de familia
enseñarles a su hijos e hijas el árabe por medio de canciones con el fin de que
aprendan también el árabe usual que podría serles útil en su vida adulta y
profesional, a la diferencia del árabe que les enseña el imam, las respuestas
son muy divididas, aunque siempre tolerantes y abiertas. Sin embargo, Ahmed y
sus amigos han recibido del imam la misión de intervenir en la junta para descalificar
a la maestra diciendo que ella sale con un judío. lo que la vuelve “apostata”.
Ahmed, motu proprio, decide pasar a la acción y apuñalar a la
maestra. Arrestado, es llevado a un internado en el cual se niega primero a
participar a cualquier actividad, escolar, deportiva o de apoyo psicológico.
Sin embargo, se entera en una visita de su madre (Claire Bodson) que Inès está
dispuesta a encontrarse con él para que todos, empezando con él mismo, puedan
entender los motivos de su acto y avanzar .
A partir de ese momento, la actitud del joven cambia :
participa en todas las actividades, inclusive va una vez a la semana, siempre
acompañado por el educador (Olivier Bonnaud), a una granja, donde ayuda con las
vacas y empieza a hablar con la hija adolescente, Louise (Victoria Bluck). Todo
eso corresponde a las etapas de un plan sabiamente construido y que nadie
parece ver, que lo llevará a volver a
intentar otra vez contra la vida de la maestra. Pero una tremenda caída desde
un techo lo deja paralítico, castigado tal vez de por vida y, sobre todo,
incapaz de llevar a cabo lo que había pacientemente planeado.
La cinta de los hermanos Dardenne nunca quita el ojo
del joven Ahmed, lo sigue en cada momento de sus días y sus noches, registra implacablemente
sus movimientos y desplazamientos. A punto de que el adolescente puede parecer
casi obsesivo : se tiene que lavar antes de rezar, tiene que rezar a horas
precisas, necesita llevar a todas partes su Corán en su estuche, tiene que
saber de memorias oraciones y versículos. Cuando se lava, la secuencia debe ser
impecable : tres veces las manos, con movimientos precisos, tres veces los
antebrazos, tres veces la cara. Uno llega a preguntarse si no está cayendo en
un TOC. Como además casi no habla, no levanta la vista, se piensa en un síndrome
de Asperger. Porque uno quiere tener explicaciones para tal comportamiento al
limite de lo anormal. Este niño ha levantado alrededor de él unos muros que ya
nadie puede franquear. Según su punto de vista, los demás son malos,
principalmente las mujeres y le duele que la vida se las presente como seres
buenos . Le molesta no tener motivos concretos para reprocharles algo .
Tal actitud podría entenderse de un niño infeliz,
poco amado. Pero no es el caso de Ahmed cuya madre trabaja como loca después de
ser abandonada por el padre, cuya maestra esta llena de comprensión, tolerancia
y positivismo, un niño que tiene amigos. El personal del internado, que aplica
al pie de la letra el reglamento como interdicción de conservar cepillo de
dientes o lápices en su cuarto por razones de precaución, registro corporal
varias veces al día, observan, escuchan, tratan de ser justos y comprensivos.
Las sesiones en la granja permiten salir al aire libre, estar al contacto de
los animales, sentirse útil y considerado. La ceguera de la madre y del equipo
pedagógico, psicológico, judicial, parece motivada por una confianza sin limite
hacia un joven que creen capaz de arrepentimiento y cambio. Una relación normal
de adolescentes podría empezar con Louise la hija de los granjeros que lo
acepta con toda naturalidad. Ahmed vive en un entorno comprensivo. Así que no
hay en la vida de Ahmed ninguna causa que pueda explicar su actitud. Ni la
familia, ni el sistema son los motivos de la rebelión sorda de Ahmed. Todos son
bondadosos, quieren acercarse sin ser invasivos. Inclusive, todos quieren
incluir en la dinámica familiar o social, sin manifestar impaciencia, las
obligaciones rituales del joven .
Sin embargo, la obsesión de Ahmed está más fuerte que
todo. ¿Que puede hacer la sociedad en esos casos? Los hermanos Dardenne no dan
muestra de pasión, de opinión, de compasión o crítica. Simplemente constatan, acumulan
detalles cotidianos, sin música o efectos de cámara que pueda distraer, en una
narración lineal, pausada.
Solamente el final deja a Ahmed expresar algo humano
: ante el dolor de la caída grita un espontáneo “¡Mama!”. Pero su tenacidad al arrastrarse
sobre la espalda , su mirada hacia su víctima que trata de ayudarlo desmiente
este segundo de humanidad : la voluntad radicalizada no se ha extinguido.
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