Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, March 12, 2012

The artiste ( Michel Hazanavicius , 2011) – 7.5/10



Antes que todo , una película de nostalgia. De impecable hechura. Un "a la manera de…." . Con un Jean Dujardin excelente. Un momento muy agradable y bonito . Pero … no mucho más.



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La historia no tiene nada que no sea puro melodrama y moralidad . Como un actor demasiado seguro de si mismo debe aprender la modestia para encontrar amor y éxito.Según un esquema tradicional, el hombre famoso, George Valentin (Jean Dujardin, que ya vimos en Lucky Luke ) creído de si mismo, arrogante, pierde esposa ( o amante), trabajo, riqueza y acaba solo. Después de una crisis de desesperación y un intento de suicidio, acepta la lección y retoma el camino de los estudios.


En paralelo, la chica, Peppy Miller (Berenice Bejo, estupenda de malicia y espontaneidad) que llega al cine desde abajo, sube hacia el éxito, peldaño por peldaño, (su nombre cambiando de lugar en los créditos de las películas en las que interviene, hasta llegar a ser el mas grande de la marquesina) sin perder su humanidad y su generosidad.


Una intriga totalmente digna de los éxitos de principios del cine, de estas películas con Fred Astaire y Ginger Rogers.


Pero lo que llama la atención en The artist son sus cualidades formales : una imagen en blanco y negro impecable, una recreación de las películas de la época con la tipografía de los créditos de principio, con los inter-titulos, las expresiones de las caras. Y claro, vestimenta, escenografías y maquillajes.


Con este juego del cine dentro del cine ; la proyección del principio, en un verdadero teatro, con una verdadera orquesta. Viendo la película proyectada según diferentes ángulos : viendo a la pantalla, viendo al publico y sus reacciones, viendo a las dos al mismo tempo, viendo desde atrás de la pantalla. Y las escenas de rodaje , con las diferentes tomas de la primera escenas de los dos juntos. O, al final, esta larga escena de baile, totalmente en el estilo Astaire-Rogers. Con todo el personal de un rodaje : clack-man, director, técnicos, asistente, cameraman colgado de su grúa.
O también Valentin viendo sus propias películas, incluido las partes de rushes que no fueron conservadas en la edición de su primera película con Peppy .


Excelentes los juegos con el sonido : cuando el cine se vuelve sonoro,Valentin oye los ruidos de su camerino. Porque toda la película esta construida sobre el axioma que, si el espectador no oye sonidos, estos desaparecen también de la percepción del personaje. Y la parte magnifica de la pesadilla sonora, cuando todo el entorno tiene sonido , y el actor ya no tiene voz.


La música de Ludovic Bource es magnifica. Carga con toda la responsabilidad de la narración y de la expresión de los sentimientos.


Mucho humor, comos las escena de amor de Peppy con el saco de Valentin, a la cual hace simetría la escena del actor venido a menos, del actor vuelto invisible viéndose en un aparador en un elegante traje, de los que ya no puede comprarse.


Homenaje al cine de antes, a Astaire, como lo hemos dicho, pero también a Fairbanks y su Zorro. A las grandes salas de cine. A las historias sencillas, sin tomarse la cabeza entre las manos, Simplemente para distraerse. El cuento del hombre presumido y coqueto. Que encuentra a una mujer mucho menos coqueta que él y sobre todo menos superficial y más constante. La mujer que lo entiende todo, que lo soporta todo, cuya paciencia nunca se cansa. Que nunca presume de su bondad y comparte, con igualdad, el éxito con el. En resumidas cuentas, una mujer-madre-amiga. Hasta el hombre, de tan niño que es, tiene su osito de peluche : su inseparable perro.


Pero esto nos lleva a la pregunta final : ¿Y el perro? Quien le dará su Oscar?

The help (Tate Taylor, 2011) - 8/10


Una película mucho mejor de lo que el tráiler hacia esperar. No es la historia llorosa y bien pensante. Plantea la violencia velada sufrida por las ayudantes negras en las familias blancas del sur de Estados unidos en los 60, en el momento en que la lucha por los derechos civiles empezaba. Con dos grandes actrices negras.

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Adaptada de una excelente novela de Kathryn Stockett, y quien nunca pensó que la podrían llevar a la pantalla, la cinta es fiel al ambiente presentado. Aunque la novela plantea más claramente las diferencias entre las diferentes mujeres, y los conflictos y sufrimientos de cada una.

En una decisión bastante políticamente correcta, el guion opta claramente por poner el acento sobre las dos ayudantes negras, Abileen Clark (Viola Davis) y su mejor amiga,) aunque de carácter y con una vida completamente diferentes, Minny Jackson (Octavia Spencer), y quita mucho de la vida de la escritora, Eugenia "Skeeter" Phelan (Emma Stone) : sus conflictos con su madre ( Allison Janney ), la enfermedad de esta, y la difícil historia de amor con Stuart Whitworth (Chris Lowell) . Así como la distancia creciente con sus amigas de antes, antes de ir a la universidad,el clan de las jóvenes amas blancas, casadas o todavía solteras, con o sin esposos. Pero todas unidas en el circulo de las damas bien, y todas regentadas por la temible Hilly Holbrook (Bryce Dallas Howard).

El final de la cinta aporta a cada una de las mujeres su happy end : Skeeter consiguió el trabajo que deseaba en Nueva York, Minny tiene un lugar en una familia, y puede dejar a su esposo. Y Abileen decide ponerse a escribir, y cumplir así el sueño de su hijo. Pero resulta un poco sorpresiva la escena de la comida preparada por Miss Celia (Jessica Bourdain) , ama de Minny, cuando no hemos asistido a la larga serie de clases de cocina que le sirvienta le daba a su ama para hacerle creer a su esposo que estaba progresando en su papel de perfecta ama de casa.

La escena del pastel de chocolate de Minny es de lo más apreciable, y se toma todo su tiempo para ser disfrutada, sobre todo cuando uno ya sabe. Y de verdad que se aprecia, como buen pastel.

Me pareció que no se daba bastante a sentir el clima de miedo en que se llevan a cabo los encuentros en casa de Abileen para escribir. La lectura de las "leyes de convivencia entre gente blanca y de color " en voz off hace tomar conciencia de que no se trataba de algunos cuantos locos fanáticos de KKK. Eran leyes que prohibían la convivencia entre gente de color diferente. Hospitales, escuelas, tiendas, restaurantes, autobús. Y sobre todo no recibir visitas. Skeeter, Abileen y Millie arriesgan su libertad al verse.

Tampoco se siente cuan largo y angustiante que fue el proceso de la escritura.

La película se deja un poco llevar por lo bonito, lo colorido de los lindos vestidos y los peinados laqueados.
Las dos ayudantes negras se llevan la película, también porque se la ha quitado mucho a Skeeter, en particular su intolerancia y su mal carácter. Minny la explosiva y Abileen la reflexiva están muy bien interpretadas.

Y se hizo una buen selección para esta Miss Celia muy al estilo Marylin Monroe con ropa muy ajustada, bastante tonta, pero buena chica en el fondo, al opuesto de Tilly , manipuladora y ávida de admiración blanca.

En resumen, una forma atractiva de conocer el ambiente de racismo que prevalecía no hace tanto tiempo en gran parte de los Estados Unidos, según un enfoque domestico y femenino. Claro, no tiene la intensidad de películas como In the Heat of the Night (Norman Jewison, 1967) o Mississippi Burning (Alan Parker, 1988) pero se deja ver con gusto e interés.

Sunday, March 4, 2012

We need to talk about Kevin (Lynne Ramsay, 2011) – 7.5/10



Una película totalmente según el punto de vista de la madre, que no lo dice todo y da informaciones conforme llegan sus recuerdos, siguiendo una reconstrucción y una búsqueda angustiada y auto culpabilizadora. Un ambiente pesado, claustrofóbico y rojizo.

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Porque las madres siempre se sienten culpables de no haber amada suficiente, y porque la sociedad las acusa fácilmente de ser “malas madres”. Desde Freud, parece que las madres sean responsables de las acciones de sus hijos. Sobre todo las malas acciones.

La película nos enseña sobre todo el sufrimiento de una madre. Magníficamente y fríamente interpretada por Tilda Swinton. Todo empieza en una pesadilla donde ella se encuentra en medio de una muchedumbre bañada en sangre. De la cual no puede salir. Y cuando despierta, es para descubrir que su casa ha sido salpicada de sangre, ventanas, paredes, hasta su coche. Pasará buena parte de la película tratando de limpiar.

En resumen, la película trata de esto, como limpiar el daño hecho por su hijo. Limpiarse. Sola. Porque no hay posibilidad de que la ayuden las víctimas, ni el culpable.

En el momento de la historia, estamos dos años después de los sucesos, y la madre sigue yendo a visitar a su hijo. Pero estamos 18 años después del nacimiento de Kevin, y Eva lleva este tiempo sufriendo y tratando de acercarse a él.

La película es un constante ida y vuelta entre el momento actual: Eva, de pelo medio largo, desganada, tratando de rehacer su vida solitariamente, con una casita, y un trabajito, ropa demasiado amplia, escondiéndose de todos. Y la larga historia de 16 años de su vida de madre, desde que se embaraza, tiene a su hijo y trata de convivir con un perfecto demonio. Demonio, monstruo, diablo, tiene algo de los niños de las películas de terror, anticristos y demás, con sus ojos fríos, su inteligencia del daño que pueden provocar, de cómo provocarlo. Kevin sabe cómo jugar con los sentimientos, hacerse tierno para asestar un golpe más certero a su víctima cuando esta se cree a salvo. Madre e hijo se parecen muchísimo, empezando por la silueta andrógina de Tilda Swinton y Ezra Miller, con su pelo corto, su delgadez extrema y sus ojos fríos.

No se sabe gran cosa de la vida personal de Eva, parece ser una escritora talentosa, se ve un poster son su nombre en una librería, pero nunca la vemos escribir, nunca la vemos en una vida social, parece no tener vida propia. Todo gira alrededor del hijo con él que trata de convivir y a quien trata de educar, en particular a la limpieza. El hijo rechaza el contacto, ensucia, destruye. Pero sabe portarse “normalmente” con todos los demás empezando por su padre, Franklin (John C. Reilly). Con quien comparte pláticas, juegos y deportes: el famoso arco que provocará el desenlace en la escuela.

Resulta a veces incomprensible el comportamiento de la madre: la tarde de minigolf solo con Kevin, en traje sastre y zapatos de tacón, seguida de una cena en un restaurante elegante…. ¿Cómo explicar la falta de reacción cuando descubre lo que Kevin hizo con el conejillo de la hermanita? Sino por una convicción interna de culpa. Ayudada en esto por la pasividad-inconsciencia del padre, que no ve el problema, y, al tener un hijo que actúa normalmente con él, no tiene la confianza suficiente en su esposa para hacerle caso, para escucharla. Un padre que, sin pensar más, le da la razón al hijo.

Eva parece vivir, y aceptar, un castigo sin fin. Lo aceptó antes del drama en la escuela. Tal vez porque su hijo le hizo sentir que no lo amaba bastante. Y lo acepta desde el drama, porque la sociedad le hace sentir que ella es responsable del comportamiento de su hijo. Pero si aceptamos la idea de que ella fue culpable, que es lo que le dice que merece tal tratamiento, que no merece absolución? ¿Por qué tal desesperanza? La película tiene algo claustrofóbico porque Eva vive en función de su hijo, de su relación con él primero, y después de los recuerdos. Ella esta prisionera de una obsesión. Casi no hay escenas de ella con su hija, o con su esposo. Su vida entera gira alrededor de Kevin y del daño que él le hace. No puede escapar. Pero tampoco quiere escapar. Porque no deja de sentirse madre.

Pero el final deja una extraña sensación: después de la pregunta, tantas veces repetida sin siquiera pronunciarla: “¿Porque tanto odio? La respuesta del hijo: que ella siempre lo supo, esta reconciliación aparente entre los dos, este abrazo que parece sincero. Pero que no deja de tener un resabio incestuoso…. ¿De ahí la culpa de la madre?

The Cassandra crossing (George P. Cosmatos, 1976) – 7/10




Siguiendo las recetas probadas, un suspenso eficaz que sabe jugar con nuestros miedos, viejos y modernos. Y con un reparto como ya no se consiguen.

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Una introducción rápida nos lleva al tema central : un comando terrorista ataca la sede en ginebra de la Organización Internacional de la Salud. En su huida, los dos miembros están expuestos a un virus desconocido. Con las paranoias (o prudencias) actuales, puede resultar extraño que tal laboratorio quede así de accesible. Inclusive, basta a uno de los terroristas con romper una ventana para encontrarse en la calle.

Como el laboratorio violado pertenece a los Estados Unidos, un alto militar, el Comandante Mackensie (Burt Lancaster), con su autoridad y su porte gatopardesco, se enfrenta a la Doctora local, Elena Stradner (Ingrid Thulin) . Su mision : evitar el contagio. El objetivo ético de ella : salvar a los enfermos.

Mientras empieza el duelo de autoridades en una oficina futurista (sillas design blancas), asistimos a la llegada a la estación de los que serán los ocupantes del tren. Y empieza el desfile de celebridades : El Doctor Jonathan Chamberlain ( Richard Harris), neurólogo, va a Stockolm a recoger su premio Nobel, su dos veces ex esposa, Jennifer (Sofia Loren) ,autora de un libro bastante sarcastico sobre él, trata una reconciliación ; la esposa (Ava Gardner), muy rica obviamente, de Hugo Dressler, fabricante de armas, viaja con su joven amante Robby Navarro (Martin Sheen), traficante de drogas , y su perrito. Un grupo de hippies (¡ en primera clase!), una niña con su tía, o nana, y un singular pastor ( Oj Simpsons) que no reza. Pero el más extraño es un viejo ladrón, Hernan Kaplan (Lee Strasberg, si, él mismo, el profesor del Actor's Studio) .

A estas alturas, ya habíamos entendido que el terrorista sobreviviente iba a tomar el tren. Mientras tanto, asistimos al desarrollo de cada intriga indicidual y a los contactos viajeros (comidas, pasillos, incidentes) entre ellos.

Total que el tren debe ser desviado al famoso puente de Cassandra para llegar a Varsovia. La segunda parte de la película concentra toda la tensión, por el manejo de los diferentes tipos de miedos.

Primera parada, para sellar el tren : Nuremberg, lugar altamente emblemático del nazismo, por las leyes anti-judias que ahí se tomaron y por el juicio post-guerra. De noche, con bocinas en los andenes, luces giratorias,siluetas armadas enfundadas en overoles blancos, yendo y viniendo a contraluz. Sellan las ventanas con paneles metálicos. Prohibido salir . Los militares suben al tren, entran a registrar las bolsas, quitan encendedores, cigarros. Prohibido fumar.
Estamos en Polonia. Los pasajeros están encerrados en los vagones de un tren, sin posibilidad de bajarse antes de llegar al destino que no han escogido. Les informan que los llevan a un campo de aislamiento. Es demasiado para el viejo Kaplan.

Los miedos se van sumiendo : a los fantasmas de Kaplan se agregan las fobias . Una mujer tiene un ataque de claustrofobia. Estos son los peligros internos, individuales. Pero también hay peligros dentro del tren, comunes para todos : el tanque de oxigeno, que les permite respirar, podría explotar. Y llega otro peligro: el contagio ha comenzado. En este preciso momento se corta el contacto con Suiza. Y los personajes están solos con sus decisiones.

Pero se agrega el peligro exterior : el puente de Cassandra esta cerrado desde hace más de 30 años. Y aun antes, siempre se creyó que se iba a caer, predicción que nunca se realizó, de ahí su nombre.

Total que ….. la situación se resolverá, con algunos muertos cuando parte del tren se caerá al barranco. ¡Pero, solo los de segunda clase !

A lo largo del viaje, se pueden disfrutar hermosas vistas de las regiones recorridas : estaciones, ciudades pequeñas con casas y jardines, túneles, tomas en cámara subjetiva desde el frente del tren. Y cuando llega el momento, tomas desoladores del puente abandonado, y vertiginosas desde el barranco.

Un suspenso bien llevado, muy bien dosificado,sabiamente administrado, con interpretaciones valiosas de parte de artistas confirmados.

A pesar de su edad, la película no ha envejecido, y sigue siendo tan eficaz como muchas producciones actuales llenas de efectos especiales

Tinker,Taylor,Soldier,Spy ( Tomas Alfredson, 2011) - 8 /10


Una película de espías a la antigüita, adaptada de una novela de John Le Carré, maestro de la Guerra Fria, sin efectos especiales, sin persecuciones ni derrame de sangre. Todo se basa sobre la reflexión, la deducción, la observación. A través de los ojos y anteojos de Gary Oldman.

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En tiempos de la Guerra Fria, nadie sabe quien es quien en el mundo de los espías. En quien confiar, de quien desconfiar, que decir, a quien amar. ToDo es falso, empezando por los nombres. MI-6,servicio secreto inglés, es “el circo”, ,el jefe supremo es “Control” (John Hurt), y, además casi invisible. Y Smiley (Gary Olman), él que sabe mucho, le pone a cada uno de los sub-jefes, cada uno sospechoso de traición , un nombre clave sobre su tablero de ajedrez : tinker (calderero), taylor (sastre), soldier (soldado), spy (espía) . De ahí el titulo.

Smiley, a pesar de su nombre, no sonríe nunca. Mira al mundo y a sus colegas a través de sus grandes gafas que, por cierto, va a cambiar al principio de la historia. En efecto,se necesita buena visión para encontrar al topo. También se necesita pensar, razonar. Y sobre todo, conservar la cabeza fuera del agua ,como lo hace Smiley al nadar en un lago que parece muy frío, somo la guerra y las relaciones entre todos, encima de toda consideración emotiva o sentimental.

Los diálogos son breves, eficaces, en el momento justo. Las imágenes, grises y cafés, no enseñan mucho. En general, enseñan lo que no importa y dejan de lado lo que sí importa.

Todo es sombrío, empezando por el maestro del ajedrez, Gary Oldman , su vestimenta y su portafolios. Hasta las fiestas son grises y tristes, con esta interpretación de La Mer de Charles Trenet.

El único momento en que Smiley se ve un poco alterado es cuando entiende que su esposa lo ha engañado. O que el topo la ha utilizado. Por lo demás, poco movimiento. Unos encuentros, unas platicas. Nada moderno como persecuciones en coches o escenas de tortura.

Una historia un poco complicada, como los caminos de las deducciones de Smiley. Pero las retrospectivas en torno a algunas escenas claves facilitan la comprensión de un asunto bastante opaco.

Tuba Atlantic (Hallvar Witzø, 2010) – 5.5/10

Este simpático cortometraje logra crear una atmosfera agridulce de una manera que se siente sutil e inocente. Sin demasiadas complicaciones ni explicaciones innecesarias, Tuba Atlantic cuenta una bonita historia, humana y divertida.

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Oskar (Edvard Hægstad) un solitario hombre con una particular aversión a las gaviotas, es diagnosticado con una mortal condición que acabara con su vida en 6 días. Puesto que se rehúsa a ir a un hospital y no tiene familia, Oskar recibe la visita de Inger (Ingrid Viken), una jovencita intentando cumplir su entrenamiento como “ángel de la muerte” y poder ayudar a gente enfrentándose a la muerte. Lo único que quiere Oskar es poder comunicarse con su hermano, quien parece ser ahora vive del otro lado del atlántico.

Lo mejor de este corto es lo sutilmente que las irreverencias se insertan en la narrativa. Sin ninguna explicación, las cosas simplemente suceden y eso le da al todo un aire de inocencia pero también de verdad. No sabemos qué enfermedad tiene Oskar y el no se detiene a cuestionar el diagnostico, ni por un segundo. No sabemos porque Oskar odia a las gaviotas, solamente vemos, y aceptamos, sus originales maneras de lidiar con ellas. No sabemos porque la joven Inger quiere pasar su tiempo libre ayudando a extraños a morir, simplemente así es. Todas esas cosas y otros pequeños momentos en la cinta, hacen un universo donde la tuba gigante es completamente factible y el deus ex machina del final no molesta.

Es que la ficción, en cualquier medio, se siente deshonesta cuando rompe sus propias reglas, cuando las cosas suceden nada más porque a los creadores no se les ocurrió como avanzar la historia. Pero si los sucesos obedecen a las reglas establecidas, por extrañas que estas sean, entonces todo está bien. Así pasa con Tuba Atlantic, esa realidad salpicada de fantasía se siente bien.

Por supuesto la historia tiene su componente de drama simplemente porque termina como tenía que terminar (de nuevo, la honestidad). Algo que ayuda mucho a establecer este ambiente es la fantástica fotografía. Esa estética muy de los países del norte, con tonos fríos (por obvias razones), con imágenes estáticas, líneas muy horizontales, estructuras muy visibles…

Tuba Atlantic se disfruta mucho, porque hace que uno se ría y se sienta bien, y hace realidad un sueño de infancia sin que se sienta falso.

Raju (Max Zähle, 2011) – 4/10

Este cortometraje provoca una mezcla de emociones. Por un lado, formalmente es interesante, por otro lado la ejecución se siente plana y sin vida y la historia es banal por decir lo menos. Parece que las pretensiones le quedaron grandes a esta triste historia.


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Jan (Wotan Wilke Möhring) y Sarah Fischer (Julia Richter) viajan a Calcuta para conocer al niño hindú que acaban de adoptar, Raju (Krish Gupta). El jovencito desaparece un día y Jan descubre que él y su esposa, sin saberlo, son parte de una operación ilegal que secuestra a pequeños para darlos en donación en el primer mundo. Raju regresa con la pareja, pero ahora deben decidir qué es lo correcto, si llevarse a Raju o regresarlo con su familia.

Hay algo interesante formalmente con este cortometraje. Sin ningún contexto, la película comienza con la conclusión. No hay ninguna explicación y el círculo se cierra solamente con la escena final de la cinta. Eso es interesante, pero no necesario. Este cambio en la narrativa no parece aportar nada a la película; salvo que da algo de que hablar.

La fotografía es bastante buena, con una textura que parece quedarle bien al ambiente y a la ciudad, aunque también uno podría decir que fue la decisión fácil. Como sea, visualmente es atractiva y logra capturar los momentos de tensión que de otro modo hubiese sido bastante débil.

La pregunta realmente con esta película es ¿De qué se trata? Seria lógica pensar que el tema central, es la desaparición del joven Raju pues es lo que ocupa el mayor tiempo en pantalla. Lo malo de esto es que es bastante banal y poco interesante, además este conflicto se resuelve mágicamente, con el simpático muchachito volviendo a casa…y ya. Por otro lado, el conflicto podría ser el dilema moral al que se enfrenta Jan. Si decide llevarse a Raju como era el plan original, entonces sería responsable de la desesperación de una familia. Dicho eso, Raju podría tener una mejor vida con ellos y su esposa sería feliz. Además, de no haber sido por una desafortunada situación, jamás habrían sabido la verdad sobre la familia de Raju. Ese parece ser un conflicto más interesante. Tristemente, no aparece hasta el final de la cinta y se resuelve en dos minutos.

Eso es lo triste con este cortometraje. Pudo haber sido interesante y profundo. Pero parece que esa idea no apareció en la mente del creador hasta demasiado tarde. Así, Raju tiene poco a su favor.

Blades of Glory (Josh Gordon, Will Speck, 2007) – 5/10

Completamente ridícula e irreverente, estúpida e inconsecuente, Blades of Glory es una de las más divertidas películas de Will Ferrell. Blades of Glory cumple con creces su cometido de hacernos reír harto y apagar el cerebro por un rato.

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Chazz Michael Michaels (Will Ferrell) y Jimmy MacElroy (Jon Heder) son los dos más importantes patinadores artísticos de su generación. Son también completamente diferentes y acérrimos rivales. Chazz es completamente rock and roll, un animal sexual lleno de pasión que seduce al público con su carisma y capacidad de improvisación. Jimmy tiene una técnica impecable y toda su vida ha sido diseñada para convertirlo en un campeón. Una desafortunada pelea hace que ambos sean suspendidos en su categoría. Sin embargo, tienen la posibilidad de poner de lado sus diferencias y convertirse en la primer pareja varón – varón en competir por el oro olímpico.

Los directores Josh Gordon y Will Speck no tenían un montón de experiencia ante (o después…) de hacer Blades of Glory, pero tenían un excelente guion y a dos actores que funcionan perfecto en este tipo de ridículas situaciones.

La premisa en esta cinta lo es todo. Al más puro estilo de Dodgeball (Thurber, 2004), simplemente la idea de hacer una comedia áspera alrededor de este deporte es en sí misma suficiente como para que la hilaridad aparezca. Toda la emoción y potencia en las actuaciones sobre el hielo funcionan re bien puesto que la mayoría del público atraído a esta cinta probablemente no ve el verdadero patinaje artístico ni por accidente.

Por supuesto, la formula esta aplicada a la perfección. El montaje de entrenamiento, el malentendido, el dramático final…todo perfectamente dentro de la receta. Pero en cintas como estas uno no evalúa lo original de la estructura, sino lo irreverente del contenido. En este caso, el contenido es harto, harto irreverente. Además, Jenna Fischer se ve súper guapísima.

Easy A (Will Gluck, 2010) – 4.5/10

Otra bonita comedia de adolescentes que nos enseña una u otra cosa acerca de la vida. Por supuesto, cuenta con la participación de una chica guapa, un muchacho guapo y dos que tres adultos buena onda. Dentro de la formula, nada impresionante, pero tampoco demasiado malo; pero hay otro par de cosas que decir.


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Olive (Emma Stone) es una excelente estudiante en una preparatoria llena de adolescentes confundidos, incluido un grupo de muchachos profundamente cristianos, dirigidos por Marianne (Amanda Bynes). Tras una mentira “inocente” y un par de favores bien intencionados, la reputación de Olive sufre un cambio radical con el que no sabe muy bien cómo lidiar.

Easy A sigue la formula de la comedia adolescente bastante bien. Buenas intenciones, mal entendidos, confusión, los malosos que pagan (con la debida proporción al problema) y buenos que consiguen pareja. No hay mucho más que decir en ese sentido.

Tampoco hay mucho que decir de las actuaciones o la dirección. Quizá algo que valga mencionar es la música de la cinta, que no es nada mala y logra en si misma poner a la audiencia (o al menos a mi) de buen humor. Desde la perspectiva cinematográfica, no hay nada más.

Pero si hay algo que pudiere ser relevante en términos de los personajes. Particularmente el personaje principal, Olive, y su familia. Queda claro que son los buenos en la película, bueno, ella, y ellos son personajes terciarios que están ahí como apoyo moral y sobre todo para dar contexto. Aun siendo los buenazos, es casi repulsivo el nivel al cual son perfectos. Da asco no solo en el contexto de la película y de lo ridículo que es, sino también por la fantasiosa imagen que construye y con la cual nunca, ninguna realidad podrá jamás competir.

Se habla mucho de cómo la publicidad genera imágenes totalmente despegadas de la realidad y crea frustración. Es totalmente cierto, pero la observación se limita a la imagen en términos visuales. Cintas como Easy A, de manera sutil y posiblemente (tristemente) involuntaria, hace lo mismo a un nivel más profundo. ¿Qué adolescente podría respetar a sus padres después de ver, y creer, a los fantásticos padres de Olive? De alguna manera han conseguido que su hija sea una estudiante destacada, con fuertes valores morales y un sentido de responsabilidad y camaradería excepcional (motivo detrás de todo el problema). Esto sin jamás levantar la voz, sin ningún tipo de disciplina, sino siendo total y completamente bien buena onda.

Manejan todas las situaciones con maestría y excelente humor. Nada los sorprende y la confianza que le tienen a su hija es total. Cosa que por supuesto les funciona a la perfección y es exactamente lo que, al menos en esta aventura, Olive necesitaba.

Mas que una comedia, Easy A es una fantasía. No es el tema central de la cinta, pero su desarrollo (como termina sucediendo) depende de ello. No es el único ejemplo, pero este es tan ridículo que es imposible no mencionarlo y usarlo como muestra de lo deshonestas que se han vuelto tantas historias, y de porque es refrescante cuando los cineastas gringos deciden saltarse esas estupideces. Estupideces que de todos modos podrían no existir sin afectar las películas de las que son parte.

Quizá sea una exageración, quizá sea esto una tormenta en un vaso de agua, pero al final, resulta molesto ver tanta innecesaria deshonestidad.