Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Friday, March 22, 2013

Zero Dark Thirthy (Kathryn Bigelow, 2013) - 8/10


Excelente película de guerra que, a pesar de su duración, logra mantener atento al espectador. Porque sabe dosificar los puntos de interés, porque mantiene un eje en su narración, el carácter de su protagonista, y porque muestra un gran talento en el ritmo, el montaje, y el uso de la música.



Ficha IMDb
 
Primero haremos una pequeña reflexión sobe el prologo de la película. Para remontarnos a los motivos de lo que va a seguir, se nos muestra la "escena inicial" del trauma: 11 de septiembre. El método es excelente: pantalla negra, únicamente voces del momento de las explosiones, de la gente despidiéndose, llamando por ayuda…. Impactante. Pero no es original. En la película colectiva 11'09''01 - September 11( 2002), constituida de 11 corto metrajes de distintas nacionalidades, Gonzalez Iñarritu uso del mismo efecto : pantalla negra, grabaciones de llamadas, de noticieros tv o radio. Pero lo hizo aún más impactante al cortar su imágenes negras con muy breves instantes, visiones de personas saltando desde las ventanas de las torres. Esta referencia-copia de una película anterior deja un extraño sabor de boca. Pero pasemos al cuerpo de la película.
 
La historia tenía el riesgo de ser muy tediosa: el trabajo de inteligencia, o sea de espionaje, es de lo más lento, oscuro, meticuloso. Y muchas líneas de investigación son callejones sin salida.
 
Pero Bigelow organiza toda su narración alrededor de un carácter, el de Maya (Jessica Chastaing), quien llega muy "inocente" en el terreno de la guerra. Su primera actitud es muy distante. Sobre todo en lo que a interrogatorios se refiere y a las técnicas utilizadas durante estos. Su maestro va a ser Dan (Jason Clarke), quien la introduce sin violencia ni agresividad, como si se tratara de algún trabajo de oficina. En ningún momento la obliga a asistir de cerca pero ella, como empleada concienzuda, decide entrar. Mantiene su silla lejos y su actitud es un poco tensa. Su cara muestra signos, tal vez no de reprobación, pero al menos de malestar.
 
Poco a poco, va a progresar, participar, cubierta por un chal, en las preguntas hechas desde el otro lado de la mesa. Después interrogará sola. Y finalmente, será asistida de un soldado quien, sobre una señal discreta, dará los golpes. Fría, decidida, eficaz, ha encontrado sur razón de ser en esta aventura. Encontrar a Bin Laden.
 
Se vuelve su obsesión.
 
Maya no tiene ninguna vida personal. Salvo tal vez el principio de una amistad con otra agente en el campo, Jessica (Jennifer Ehle). Ahí Bigelow se deja llevar por lo estereotipado: al principio oposición y tal vez celos profesionales. Que se convertirán en reconocimiento mutuo hasta llegar a un acercamiento.
 
Se ha discutido mucho el tema de la tortura, en la realidad de la búsqueda de Bin Leden, y, en la intervención gringa en Irak en general, y en el caso particular de la película. La directora plantea el tema pero se puede opinar que lo hace de forma discreta. Porque, si bien es cierto que la tortura es uno de los ejes de la cinta, ya que es el principal medio para conseguir información, es en realidad mostrada en forma "relativamente" discreta. Las escenas de la primera parte no son tan sangrientas como podrían serlo (¿que hubiera hecho un Tarantino ahí?), y las escenas más violentas se van por el intermedio de pantallas de TV en las cuales Maya visiona anteriores interrogatorios. Este artificio mantiene el horror a cierta distancia. Y la yuxtaposición en la pantalla de muchísimas imagines de hombres torturados reduce el impacto de cada una.
 

La parte final está muy bien lograda: totalmente en focalización del lado de los soldados estadounidenses, con solo los ruidos naturales de la noche. Luces reducidas para resaltar las condiciones reales del asalto a la casa, los peligros de la noche, y las condiciones psicológicas en las cuales estaban los soldados: no saber a qué se iban a enfrentar. Un combate con sombras y entre sombras.

Esto nos lleva al ambiente general de la película: frialdad. La directora muestra gente haciendo su trabajo. Como lo enseñaba en The Hurt Locker (2008). Sin estados de ánimo. Salvo tal vez la impaciencia de Maya en la última parte, cuando muestra su irritación frente a la lentitud de decisión de los superiores al marcar los números de los días que pasan, en la puerta de su jefe inmediato.

La distancia observada por la directora es también notable en la decisión de no enseñar nunca la cara de Bin Laden. El que subyace en toda la película, que la justifica, no es visible. Nunca se puede ver, en fotos, anuncios, ni cuando lo matan, ni cuando Maya finalmente lo identifica oficialmente, lo que marca el final de la misión, y de años de trabajo.

Lo importante no es la personalidad del enemigo, ni siguiera la fuerza de peligro que representa, motivo oficial de la búsqueda. Lo que le importa a la directora es el trabajo hecho para dar con él y eliminarlo.

Es la historia de un trabajo bien hecho. Al mismo tiempo que es la iniciación y evolución de un carácter, transformado por su trabajo y para su trabajo.

Por eso son determinantes son las actuaciones de Jessica Chastaing y Jason Clarke. Ella llegando para ocupar el lugar de él y para terminar y precisar lo que él había empezado.

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