Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, February 23, 2014

Mon meilleur ami (Patrice Leconte, 2006) - 6.5/10

Un hombre sin amigos, al pretender ganarse uno para ganar una apuesta, encuentra realmente la amistad. Una comedia fina, con la delicadeza y la ironía a veces hiriente de Leconte, quien se apoya en un Daniel Auteuil, torpe en sus intentos para ser alcanzable, sencillo y normal. Y amable.


Ficha IMDb

La puesta a la venta en la casa de subastas Drouot, de una cerámica griega del siglo V antes de Cristo, precipita a François (Daniel Auteuil) a abismos de reflexión. Se trata de un recipiente lacrimatorio. El vendedor cuenta la leyenda: un hombre, al enterarse de la muerte de su amigo, llenó el vaso con sus lágrimas antes de enterrarlo. Amistades legendarias, homéricas, mitológicas, Aquiles y Patroclo, Orestes y Pilades Amistades masculinas y virtuosas. François se deja llevar por la emoción, y gasta 200 000 euros, comprometiendo el equilibrio financiero de su galería de arte, ya amenazada por el ministerio de finanzas. 

Ya que presume de conocedor de la amistad, un "amigo" lo desafía: el galerista no es amigable, no puede presentar un verdadero amigo al pequeño círculo. François, como en la subasta, puja la apuesta: le otorgan cinco días para presentar a su mejor amigo, él que contesta siempre presente cuando se le llama a la mitad de la noche.

François decide usar los consejos y la presencia de Bruno (Dany Boon), taxista con quien se ha topado varias veces. El hombre, de origen más modesto, es fanático de cultura general. Sabe todo sobre todo y sueña con participar en un concurso televiso. 

Después de lecciones y aventuras, llegado el día de la prueba final, François le pide a Bruno entrar a su departamento a robarse la urna griega de la amistad, para cobrar el seguro, lo que sacar la galería de sus aprietos financieros. Bruno acepta, sabiendo que es un delito, pero creyendo a la sincera amistad de François. Pero se trata de una sorpresa: los "amigos"  están esperando en la oscuridad la consumación del delito y la prueba de amistad. 

Se rompe el vaso, se rompe la falsa amistad. Y François sufre. Pena de amistad, tan intensa como una pena de amor. Autoanálisis, examen de conciencia. Plan para disculparse y tal vez recuperar lo que se perdió porque no se sabía que se tenía. 

El esquema es finalmente básico y poco original, siguiendo las etapas marcadas para una comedia: progresión y subida de la intriga, crisis y rompimiento, alejamiento y reflexión, auto humillación del culpable, de preferencia pública. Reconciliación sobre bases nuevas. 

Pero la originalidad de Leconte reside en el tema. La palabra “amistad" está tomada en una de sus acepciones antiguas: philia, el amor de hermanos, de amigos, él de apoyo mutuo, de comprensión, sin egoísmo. Con el objeto que lo exterioriza y lo expresa en forma tangible: la hermosa cerámica griega. 

La selección de dos caracteres opuestos: el hombre normal de la calle, literalmente dicho ya que se pasa la vida recorriendo las calles en su taxi, tosco, torpe, con una cultura de juegos televisivos, y un elitista director de galería dedicada a la antigüedad, con una cultura fina, permite plantear la pregunta sociológica: ¿pueden dos hombres tan alejados ser realmente amigos?

Dos actores opuestos, dos medios económicos, dos trayectorias de vida, dos sistemas de valores. Parece que funciona. ¿O es simplemente por la gran soledad de cada uno?

Sí, es fácil. Ya se ha hecho. Pero tiene algo a la vez divertido, ligero y grave. El tono de Patrice Leconte.

American Hustle (David O. Russell, 2013) - 6/10

Una historia en realidad poco original. Lo interesante son los personajes con todos sus excesos. Y las interpretaciones, en particular una remarcable Jennifer Lawrence . 

Ficha IMDb 


La cinta empieza cuando Irving Rosenfeld (Christian Bale)  se está preparando para el último encuentro con el alcalde de Atlántic City, Carmine Polito (Jeremy Renner) durante el cual se le filmarán recibiendo un soborno. Esta primera escena es el arduo trabajo de peinado que se hace el protagonista, quien se está quedando calvo de la cima del cráneo y, para esconderlo se pone cabellos postizos con pegamento, se crespa unos mechones para disponerlos artísticamente y mezclarlos con el pelo falso. Con eso queda bastante bien definido el personaje, con todas sus extrañezas, pretensiones y ridiculeces. 

La escena siguiente nos muestra el dispositivo de vigilancia y filmación en el Hotel Plaza en New York .Y la tercera escena es el encuentro con los que parecen ser los dos cómplices, Sydney Prosser (Amy Adams) y Richie DiMaso (Bradley Cooper). Ahí se siente palpable la rivalidad entre los dos hombres y el papel conciliador de la mujer quien sabe muy bien tranquilizar a cada uno. 

La reunión no da el resultado esperado porque el alcalde Polito no toma el maletín lleno de dinero. Y Spencer debe salir afuera del hotel a seguirlo para convencerlo de tener confianza en la operación. 

A partir de ahí se hará el flashback a la vida de los dos estafadores, más bien su encuentro en una fiesta de alberca. Los dos son perdedores .Amy es una bailadora de streap tease e Irving es un estafador de poca monta. Punto común: a los dos Duke Ellington los salvó de la desesperanza y del suicidio. Se unen en una asociación: ella, tomando una personalidad inglesa, como Lady Edith Greensly ,con falso acento y falsas relaciones, atrae a los clientes a quienes les piden 5000 dólares con promesa de conseguirles un préstamo de 50 000 .Pero un día se toparán con el agente del FBI Richard DiMaso, quien los obligará a colaborar en la captura de cuatro estafadores a cambio de indulgencia. 

Por cierto descubriremos, después de conocer la relación amorosa entre ellos, y ya no solo profesional, que Spencer está casado con la madre de un niño, Rosalyn (Jennifer Lawrence), una mujer no muy inteligente pero bastante lista para manipularlo. 

La operación de falsa estafa se complica bastante. Nace algo como amistad entre Spencer y el alcalde. Nace algo como deseo o amor entre Charlie y Edith. 

Entran la Mafia de Florida en la persona de Victor Tellegio) (Robert de Niro), aportando su apoyo y los permisos necesarios para levantar Atlántico City de su ruina. Y se presenta a un falso jeque quien se supone será es gran inversor en la operación. 

Intriga bastante complicada al mismo tiempo que muy obvia. Con, en el fondo, la historia de los celos de Irving hacia Charlie por el amor de Edith. Aunque no se sabe ya claramente si ella actúa sinceramente con este último o simplemente para mantenerlo confiado. Y las revelaciones de Joselyn, la esposa quien decide de pronto ocupar un lugar de primer plano, se deja seducir por quien no debe, y habla demás, provocan el fracaso de parte de la operación.  

Lo que finalmente queda es unas muy buenas interpretaciones, en particular de Jennifer Lawrence quien muestra un temperamento y un talento muy lejos de la fría e impersonal Katniss de Los juegos del hambre. Esta joven tiene mucho que enseñar y una paleta de expresión muy variada. Los demás no están mal aunque llegan a cansar en una historia demasiado larga. 

Pero hay que recalcar la excelente utilización de las canciones de los 80’. 

Saturday, February 22, 2014

Le passager de la pluie (René Clément – 1970) – 6.5/10

Duelo entre peso ligero y peso pesado, después de violación y asesinato. Con otro muerto que se atraviesa. Asuntos no resueltos de la infancia. En un ambiente lluvioso digno de Simenon. 

Ficha IMDb

En un pueblo a la orilla del Mediterráneo, más bien unos comercios alrededor de un crucero, que abren solamente en verano, Mellie ( Marlene Jobert) espera a su esposo, Tony (Gabriele Tinti) quien nunca está en casa, por su trabajo de Navegador aéreo. 

La madre de Mellie, (Annie Cordy) quien fuma y toma ligeramente demasiado, tiene un bowling y una pista de coches miniatura. Pero, como todo en el pueblo en esos meses de invierno, están ahora cerrados. Su hija pasa a visitarla, y que Tony no le permite a su suegra ir a casa de ellos. Como buen macho italiano, ve en ella un mal ejemplo : ella engañó a su esposo, padre de Mellie, quien las abandonó, llevándose o destruyendo todo, hasta el colchón.

Total que esta tarde de lluvia, el autobús de Marsella, que nunca se detiene, deja un pasajero: alto, de mirada fija, cargando un bolso rojo. 

Cuando Mellie se detiene en la tienda de su amiga Nicole ( Jill Ireland)  ,para probar y recoger el vestido blanco que usará el día siguiente para una boda, el desconocido la observa, medio desnuda, por la ventana. 

Ocurre lo esperado, la sigue a su casa y la viola. Después, se esconde en el sótano. Mellie lo encuentra y lo mata con la carabina de su esposo. Se lleva en su coche al cadáver para tirarlo al mar. 

La verdadera acción empezará el día siguiente con la llegada de un extraño gringo, de mirada felina, Hobbs (Charles Bronson) , quien se dedicará a perseguir a Mellie, torturarla haciéndola beber, para forzarla a confesar el asesinato del hombre que él busca. 
Sin dejar aflorar nada de él mismo, actúa, habla, pregunta, provoca, anticipa cada movimiento de Mellie para llevarla a donde él quiere: confesar el asesinato Pero no contaba con que este cuerpecito siempre vestido de blanco, esta niña solitaria, tenía una fuerza de resistencia increíble aunada a un sentido de la ironía bastante cortante. 

Un cadáver encontrado en la playa, un botón de vestido perdido, un bolso rojo suplementario y unas nueces que se lanzan contra los vidrios son las evidencias en una historia policíaca al mismo tiempo que psicológica. Donde una extraña complicidad se va creando, acompañada pero una muy buena música deFrancis Lai, quien compuso los inolvidables Moulins de mon coeur de The Thomas Crown Affair ( Norman Jewison – 1968).

Muy recomendable. 

Wednesday, February 19, 2014

The Wolf of Wall Street (Martin Scorcese, 2013) – 8.5/10

Con un Dí Caprio absolutamente genial, una historia inspirada en las memorias de  Jordán Belfort. Muchas nominaciones al Óscar. Una cinta enorme, desgastante, cínica, provocadora. Una gran película. 


Ficha IMDb

Tres horas en la forma comercializada, sobrante una hora de metraje que no se usó. Mucho sexo, consumo de drogas, alcohol. La base de la obra es el olvido de la medida. Todo se lleva a los extremos. Ya no se puede hablar siquiera de moral. Se ha olvidado hace mucho. La única persona que presentaba rastros de moralidad es la primera esposa, Teresa.(Cristin Milioti) quien queda apartada bastante rápido. 

49 millones de dólares a los 26 años. Coches, casas, barco, amigos, empleados que le sirven una admiración servil al mismo tiempo que sumamente interesada. Porque al hacerlo rico, se vuelven ricos. Además de disfrutar las fiestas y sorpresas desenfrenadas con que Belfort acompaña cada triunfo financiero. 

La iniciación del joven Belfort al mundo de las ventas la hace Mark Hanna (Matthew Mc Conaughey) en una escena genial. Un numeró de actor, breve pero memorable, desde golpes en el pecho y melopeya, hasta consejos prácticos sobre consumo de heroína, prostitutas y práctica regular de la masturbación. Todo para conservar la mente clara y los nervios relajados. Claro, le escena tiene lugar durante la comida en el último piso del edificio corporativo, dominando la ciudad, como en Margin Call (J. C. Chandor -2011), el diálogo despiadado de Jeremy Irons a Kevin Spacey. Además explica en forma clara (para un espectador tal vez poco informado) el funcionamiento de esta máquina de atrapar los ahorros de los ingenuos que esperan ganarse jugosos dividendos, pero a quienes se les explicará que , en lugar de recuperar sus ganancias, deben reinvertir, para que el dinero se quede virtual para ellos, mientras el broker embolsa comisiones, en moneda contante y sonante, sobre las operaciones de compra. 

Belfort sabrá aprovechar los consejos y los perfeccionará. Educará a su equipo de socios, dirigidos por Donnie Azoff (Jonah Hill),su eterno admirador y fiel amigo , y sabrá unírselos por todos los medios. 

Obviamente, un día u otro el FBI meterá su nariz, en la persona del agente Patrick Denham ( Kyle Chandler).Pero sinceramente, toda esta parte es la menos interesante y se alarga un poco, por poco original. Además de que el personaje del agente es poco desarrollado. ¡Es cierto que un hombre en negro nunca tendrá el peso de un Belfort! 

Actuaciones secundarias también se reconocen como la hermosa Naomi (Margot Robbie) ,quien le aguanta el paso y los consumos diversos a su acelerado esposo, la suegra. Tia Emma (Joanna Lumley) utilizada por su elegancia británica. Excelente escena de mutua seducción incestuosa sobre una banca de Hyde Park. Y negociaciones deshonestas en ayuda con un experto banquero suizo, Jean- Jacques Saurel (Jean Dujardin). 

Scorsese, además de dotarse de un Dí Caprio muy maduro en su oficio actoral, demuestra una maestría extraordinaria. El uso se la voz off como comentario por el propio Belfort o el personaje hablando directamente a la cámara nunca se antojan excesivos. Llegan en el momento adecuado, con un ritmo impecable.

El montaje es perfecto como la escena de lección, demostración, aplicación que Belfort a los cuatro empleados n imaginación que se volverán el equipo de socios. 

La interpretación de Di Caprio es remarcable, algunas escenas en particular como la noche en que la metacualona transforma a Belfort en un paralizado cerebral, que se retuerce en el suelo para llegar a su coche. 

Otro ciudadano Kane, con quien Dí Caprio tiene hasta un pequeño parecido en algunos momentos, ahora que le ganó la edad. 

Imagen, música, interpretación y dirección, todo encaja con un equilibrio perfecto en una cinta que, si no es en sí agradable, es digna de admiración. Como un estado de gracia.

Husbands and Wives (Woody Allen , 1992 ) – 8/10



Una pequeña maravilla matrimonial. Con una fineza de observación, un humor malvado y diálogos brillantes. Una descripción sin piedad de los juegos y trampas, idas y vueltas, mentiras y auto engaños de dos parejas neoyorquinas. Irónico, acerbo.Finalmente divertido.O dramático.Grandes actores, el propio Allen entre ellos.

Ficha IMDb

La paz y tranquilidad del matrimonio, cerca de los cincuenta, compuesto por Gabe (Woody Allen) y Judy Roth (Mia Farrow) se ven totalmente desestabilizadas cuando sus mejores amigos,Jack (Sydney Pollack) y Sally (Judy Davis) les anuncian que se van a separar. Con toda la .normalidad del mundo, como si decidieran cambiar de departamento, aparentemente sin ningún sufrimiento. Pero Judy no lo ve de esta manera. Recibe la noticia como si fuera una sentencia de muerte sobre su propio matrimonio, sobre ella misma, sobre su mundo y su hermoso departamento lleno de libros y bonitos cuadros. El malestar y la nerviosidad se transmiten a la cámara que ya no se puede sostener. Persigue a la mujer desolada, la acosa en los rincones alejados y oscuros, pasa de cuarto a otro, se altera. Se puede sentir los movimientos agitados de una respiración  jadeante, casi sollozante.

A partir de este momento, nada será igual en la vida de los cuatro amigos. El pegamento que los unía, esta sensación de ser dos parejas felices, intelectuales, modernas, en nueva York, se ha disuelto y cada uno de los individuos va a la deriva.

Discusiones, flirteos, engaños, dudas, reproches, en diálogos tan acertados que el espectador se pregunta cómo Allen supo forjarlos, porque le recuerdan tan perfectamente  situaciones vividas, parejas conocidas, o sentimientos resentidos.

Allen es tan despiadado que puede llegar al fondo de la verdad de las relaciones. No hay niños que vengan a suavizar, o empeorar las situaciones. O que obliguen a hacer compromisos. Solo adultos que, se supone, están en posesión de su capacidad de razonar, sentir y decidir. O de sucumbir a sus peores egoísmos y maldades.

Como en una obra de Marivaux, cada uno, a partir de mentiras para hacerse la vida más llevadera, encontrará la verdad de sus sentimientos, de sus deseos y su carácter. Hablan mucho, en grupos, en parejas, con otros amigos, y también frente a la cámara, como si comentaran para un documental, tiempo después, o como si estuvieran en una sesión de terapia, no se sabe exactamente.

Comedia, es cierto. Pero muy amarga. Con esta conclusión o moralidad muy de Allen: finalmente hay que aceptar lo que sea que funcione para hacernos la vida menos insoportable.


Judy  bien tenía la razón, al principio, de temblar tanto. Lo que se aproximaba era un verdadero terremoto. Y era el anuncio de su propia desgracia. 

Sunday, February 9, 2014

Corps à corps (François Hass, 2003) - 6/10


Parece ser la historia de un gran amor, pero poco se transforma en un psycho thriller, ,una historia de mujer encerrada, utilizada, disminuida por la sordera que le quedó después de un extraño accidente automovilístico. Se lanza en una investigación que le revelara la maldad genial y obsesionada de su esposo. 

Ficha IMDb 

Todo empieza por una historia de amor que parece increíble: un hombre solitario le propone matrimonio a una prostituta y bailarina de strip tease. Laura Bartelli (Emmanuelle Seigner) cree en esta oportunidad y decide cambiar de vida a pesar de las advertencias de su mejor amiga Doris (Vittoria Scognamiglio) : Nadie se enamora de una prostituta. 

Pero después de su última noche de trabajo, tiene un terrible accidente. Su coche explota con ella dentro. Coma durante largas semanas, aislamiento, durante el cual el enamorado Marco Tisserand (Philippe Torreton)  la visita regularmente. Finalmente Laura despierta, pero le quedaron horribles cicatrices y se ha quedado sorda.

Después de un largo tiempo de convalecencia mental, recuperando poco a poco confianza en sí misma y aceptación de su cuerpo lastimado, queda embarazada. El amor de su esposo es paciente, comprensivo.

Hasta el día en que la institutriz de Jeannot (Clément Brilland), que ahora tiene unos siete años, la llama para contarle un incidente: el niño no quiere hacer pipí de pie, porque “es lo que hacen los niños”. La madre, un poco perturbada, consulta a un pedo-psiquiatra, quien reconoce en el niño a un amigo de su infancia, un talentoso cirujano experto en injertos. Ante la negativa rotunda de su esposo, Laura empieza una investigación que la llevará de hospitales en estaciones de policía, y hasta a buscar a su vieja amiga Doris, la única en quien puede confiar ahora. 

Limitada por su sordera, se ve lanzada a un precipicio de horror y su vida matrimonial se vuelve un infierno cuando el esposo se da cuenta que ella se acerca a la verdad. Una verdad de terror, de manipulación, como solo una mente genial, unas manos expertas de cirujano, y un amor de locura podía idear y ejecutar. 

Lástima que la cinta sea tan poco realista: se supone que todo pasa en el sur de Francia, haciendo posible los viajes de Laura a Marsella, Lyon, Niza, en un solo día, a escondidas de su esposo sobreprotector. Pero los paisajes, la vegetación, el clima, los personajes y su acento  no tienen nada que ver con esta zona.

Tampoco se ve realista esta magnífica casa enorme, sin nadie que ayude a Laura. El aislamiento de esta no es verosímil. 

No se da en el transcurso de la cinta indicios que hagan dudar de la personalidad y las intenciones del esposo. Pero, en la segunda mitad aparecen de repente partes de la casa, acciones de Marco como médico, que nunca se habían visto.

Si se explican en flash back la vida anterior y el plan para poner a Laura y su futuro(a) hijo(a)    en condiciones de satisfacer el objetivo del doctor malvado, quedan dudas enormes, puntos totalmente inexplicados: ¿cómo pudo sustraer a su hija del hospital y llevarla a su casa? ¿Cómo pudo instalar este cuarto de hospital con equipos sofisticados en su sótano? 

Asimismo es totalmente artificial la escena de confidencias a Jeannot, que sirve de explicación para el espectador, en caso de que no haya entendido todavía. ¿Qué diablos puede entender un niño de 7 años de esta historia loca?

Se puede entender que el objetivo de la cinta era ponernos totalmente en la situación de la mujer, encerrada en su sordera, lo que le impide oír gran parte de lo que el padre ha estado diciendo al hijo durante años, en particular esta educación, acompañada de un tratamiento químico, para sentirse como niña. Al no oír, se ve también limitada en su visión, ya que ningún sonido llama su atención hacia lo que puede estar pasando a su alrededor. 

Pero el cambio a la última etapa de la cinta, la parte de las revelaciones se antoja demasiado reveladora, sin ninguna sutileza, un poco como las explicaciones del Señor Poirot al final de una novela de Agatha Christie. Se siente  un poco tramposo porque no se le dio al espectador la oportunidad de presentir que un plan malvado se estaba ejecutando. 

Lástima porque el trío de actores es excelente, y el ritmo bastante bueno. Se sufre con la limitación física de Laura y en su condición de prisionera de un genio de la medicina, obsesionado por sus recuerdos.

The resident (Antti Jokinen, 2011) - 5.5/10

Nada sorprendente en esta película sobre departamento restaurado, con escondites donde se puede meter un mirón. Un nuevo amigo seductor es en realidad el peor enemigo. O sea, “durmiendo con el enemigo” sin saberlo.

Ficha IMDb

Una joven doctora, Juliet (Hilary Swank) recién separada y muy cansada por su trabajo en el servicio de urgencias decide dejar su departamento demasiado ruidoso. Un anuncio en el hospital la lleva a un viejo edificio que el dueño está restaurando. Casi a regañadientes, él acepta rentarle un amplio departamento, con muchas reservas : no hay otros inquilinos, el metro pasa muy cerca….. Pero le hace un precio bastante interesante.

El joven, Max, (Jeffrey Dean Morgan), sosia de Javier Bardem, es decir seductor sin ser guapo, vive con su abuelo, August   (Christopher Lee) quien cuidó de él cuando se fue su padre.

Sin que Juliet se dé cuenta, el acecho empieza. La cinta nos pone en el lugar del voyeur. Vemos, a través de las hendiduras de las viejas paredes, a través de los conductos y rejas de calefacción, lo que él ve: Juliet se desviste, toma un baño en la vieja tina, se seca, se acuesta. Pero todavía no sabe ella que la observan y el espectador no sabe quién la observa.

 Max es muy amable, ayuda, apoya, y escucha.

La cinta juega al principio a llevarnos sobre falsas pistas. ¿Será el abuelo un viejo perverso? ¿Será el ex novio un controlador que no soporta la libertad de la mujer que lo dejó? Pero, muy rápidamente cede al gusto de enseñarnos las invenciones del culpable. Hasta muestra la relación sádica que tiene con su abuelo. Y, en flash back, el primer encuentro en el hospital y la colocación estratégica de los anuncios para el departamento.

Unas  buenas escenas de suspenso, un agradable uso de los colores apagados, de los rojizos y azules oscuros. Un departamento antiguo hermoso en el viejo Brooklyn.

Pero las actuaciones son en realidad poco interesante. Juliet es un personaje un poco tonto y lento .Hasta después de instalar un sistema de vigilancia para grabar quien entre al departamento, no revisa las grabaciones en su computadora durante varios días. Es cierto que se la pasa durmiendo y tiene el cerebro un poco aletargado por las drogas que le administra  para poder violarla a su antojo en las noches.…

El final tiene la dosis esperada de persecuciones y escondites en la vieja casa, con hachas, martillos, vidrios rotos, y música para asustar. Falsas muertes y resurrecciones sucesivas del maloso. Hasta que la victoria llegue para la victima por fin salvada.

Monday, February 3, 2014

Switch (Frédéric Schoendoerffer, 2011) - 6.5 /10

Lo que parece empezar como una sencilla película para televisión, en tiernos colores de verano, cambia a pesadilla. Un quiproquo estilo Hitchcock se revela como una verdadera organización malvada de venganza.

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En pleno verano, Sophie Malaterre (Karina Vanasse), diseñadora de moda, queda muy decepcionada al no conseguir el trabajo que esperaba, por un simple error de agenda. Pero la asistente de la directora, para disculparse la invita a comer y le sugiere irse de vacaciones a Paris, intercambiando su casa por un departamento, por el sitio internet Switch.

Todo parece ser un sueño. Magnifico departamento de dos pisos, en el campo Marte, a dos pasos de la Torre Eiffel. Hasta se topa con un joven agradable, en una banca, y este le da su teléfono. La estancia se perfila magnifica.

Pero a la mañana siguiente de su instalación, Sophie se despierte mareada, la policía irrumpe y la arresta: un cuerpo masculino decapitado está en la recamara vecina. Sus objetos personales han desaparecido. No tiene ningún medio para probar su identidad canadiense. Todo indica que ella es Benedicte Serteaux, la dueña del departamento, y amante del muerto.

Interrogatorios, examines médicos, llamadas a Montreal, donde la casa de Sophie Malaterre está ocupada por … Sophie Malaterre,… la trampa esta perfectamente armada. La pobre joven que tiene la desgracia de hablar francés sin acento canadiense, y de haber llegado a Paris en el puente del 15 de agosto, cuando casi nadie trabaja, se verá obligada a huir, esconderse, hacer su propia investigación. Hasta el momento en que el comisario, Damien Forgeat ( Eric Cantona, exfutbolista) razonable inspector llegado de su provincia a Paris por su trabajo serio, empieza a ver los huecos en su propia investigación.

La historia es tan racional, tan realista, los caracteres tan normales, que uno se deja convencer por esta historia tipo Hitchcock, de esas donde un inocente se va atrapado en la vida de otro. Nada más que no fue error o quipoquo. Todo fue intencional y producto de la mente enferma de Bénédicte Serteaux (Karina Testa). Un buen ambiente, un buen ritmo, con un uso inteligente de diferentes barrios de Paris. Actores convincentes y naturales. No hay efectos presumidos de velocidades artificiales, o de aparatos sofisticados. No hay toneladas de armas. Los personajes avanzan al ritmo de sus razonamientos y de sus piernas. Todo pasa en 48 horas, que se viven con toda intensidad, al punto de parecer muchas más, conforma  a lo que resiente la protagonista.


In Time (Andrew Niccol, 2011)- 6/10

Una excelente idea que realización no está exactamente a la altura de lo que podría haber sido. Con bastante convicción de parte de los actores, pero un historia que acaba cayendo en lo acostumbrado.

Ficha IMDb

En nuestro mundo, pero en 2161, el tiempo es la nueva moneda. Ya no es metáfora: el tiempo es realmente dinero. Los ricos lo tienen en cantidades enormes, y los pobres están luchando día a día para tener un poco de sobra. 

En el primer mundo, el círculo del centro, la lujosa Nueva Greenwich, no hay ningún control sobre él. Fluye, se gasta y se regala. Es inagotable. Dura siglos. En el círculo exterior, los guetos de Dayton, la vida de los hombres se limita a un año. Es lo que tienen de reserva, almacenado en el reloj que llevan en el antebrazo izquierdo. Pueden ganar pequeñas cantidades  trabajando, pueden regalarlo o intercambiarlo. Pero los servicios y productos aumentan de precio muy rápidamente. Lo que limita su tiempo de vida en forma dramática 

Las zonas “horarias” están delimitadas por fronteras marcadas con entradas monumentales, con puestos de peajes, la tarifa va subiendo a medida que uno se acerca al centro, para evitar que los pobres se puedan acercar  a los niveles sociales más altos.

Will Salas (Justin Timberlake) es un trabajador de veintiocho años que vive con su madre de cincuenta que parece de veinticinco, Rachel (Olivia Wilke), en los guetos. Un día, después de horas de trabajo pesado y mal pagado,  Will y su mejor amigo, Borel (Johnny Galecki)), ven en un bar a un hombre, Henry Hamilton (Matt Bomer), que se deja provocar en pleito por Fortis (Alex Pettyfer). Parece que lo único que busca es ser matado, ya que enseña demasiado su fortuna (en años de vida). Will le ayuda a Hamilton a escapar de la banda de asaltadores de tiempo profesionales y este le revela que en el mundo de arriba, hay dinero (=tiempo) para todos, acaparado por los ricos Mientras Will duerme, Hamilton le transfiere el tiempo de vida que le queda. Al despertar, Will descubre el tiempo en su reloj. Trata de salvar a Henry cuando este se suicida. Pero el sistema de vigilancia pública atrae a la policía, dirigida por Raymond Leon (Cilian Murphy), quien cree que Will es culpable de la muerte.

Esta misma noche, Rachel no logra llegar a tiempo a la cita que tiene con su hijo para su quincuagésimo cumpleaños, ya que la tarifa del autobús subió drásticamente en un solo día. Cuando se alcanzan, ya no hay tiempo para que Will le pase algo de su nueva fortuna. Will decide entonces vengarse del sistema. Con todo su dinero, logra pasar al nivel más alto de la sociedad, donde conoce al banquero Phillipe Weis (Vincent Kartheiser)) y a su hija de veintisiete años, Sylvia (Amanda Seyfried)), primero en un casino, y después en una lujosa fiesta en su mansión.

Arrestado por Leon, Will logra huir, llevándose a Sylvia como rehén, sin que esta proteste demasiado. Pero el tiempo de Henry le fue quitado a Will, lo que los hace vulnerables al paso de las horas de la persecución. Tendrán que encontrar diversas maneras de conseguir tiempo, desde empañar las joyas de la joven hasta atacar un banco, y, finalmente llegar a la caja fuerte del padre.

Entre persecuciones en coche y distribución de dinero-tiempo a los pobres, los que empiezan a desertar sus puestos de trabajo y emigrar a otras zonas horarias, el sistema encomienda a perder eficiencia.

Finalmente, Sylvia y Will deciden seguir robando bancos, para repartir las riquezas entre los pobres. 

Es una idea interesante, de partir sobre unas expresiones familiares, hacer realidad las palabras y proverbios, para inventar un mundo futuro, una distopia después de nuestro mundo, resultado de los excesos actuales. Un mundo opresivo, que podría ser la consecuencia lógica, tomada al pie de la letra de lo que se vive actualmente. Pero la película acaba cayendo en una historia de rebelión y amor, Bonnie and Clyde asaltando bancos, Robin Hood robando a los ricos para dar a los pobres, persecuciones automovilistas… Y la película pierde toda sutileza.

Se hizo un buen trabajo sobre la  estética oficial, muy cercana a la arquitectura de los años 40 en los países totalitarios.  Y el mundo sofisticado y minimalista de Nueva Greenwich , con elegancia y frialdad.