Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, April 30, 2011

Un buen hombre (Vicente Amorim – 2008) - 5/10

Good plantea una pregunta muy interesante: a partir de cuando se puede considerar a una persona como cómplice de un régimen político innoble. Un gran actor, Viggo Mortensen, hace todo lo posible para creer en el papel que interpreta. Pero el resultado sigue muy dudoso.

Ficha IMDb

Durante los primeros años del régimen nazi, un profesor de literatura, John Halder (Viggo Mortensen), obligado a cuidar de su madre enferma y de atender a casa y niños porque su esposa se hunde en la depresión, inquietado por las autoridades a raíz de los autores que menciona en sus clases, el judío y homosexual Proust en particular, se ve “invitado” a escribir para el régimen. El nazismo necesita de escritores que sepan incluir sus principios en textos de ficción con buena calidad literaria. En particular sus opiniones sobre eutanasia, muy útil para deshacerse de todos los enfermos o discapacitados que mancillan el ideal de buena salud aria.

El personaje interpretado con talento por Mortensen es un hombre normal, débil. Que se deja llevar. Por su madre, por su esposa, por su joven amante, por el partido, por el suegro. Que trata de darles gusto a todos. Que no sabe oponerse. ¿Tendrá una conciencia? Claramente no tiene nada heroico. Y será muy sorprendido cuando entenderá que fue demasiado lejos. Que la concatenación de sus decisiones, o su falta de decisión , lo llevaron no al borde, sino al fondo del precipicio. Ya se ha transformado en nazi. Es parte de los SA, escribe para el Führer., asiste a las recepciones elegantes. Y, en la ultima secuencia, va a inspeccionar un campo de exterminio, vestido de su hermoso, impecable uniforme negro. ¿Puede todavía negar que sea nazi?

Una voz interna, sin embargo, lo persigue.Ve y oye coros, que nadie mas percibe. En visiones casi alucinadoras.

Per, sobre todo, a lo largo de su progreso al lado del nuevo poder, ve poco a poco perderse, difuminarse, a su mejor amigo, Maurice, el psicoanalista (Jason Isaacs, también productor de la película). Quien pierde, además, su trabajo, su libertad de movimiento. Ultima complicidad entre ellos, el pie de queso que le gusta tanto al escritor. Pero que , muy rápidamente, el psiquiatra ya no podrá comprar ya que los judíostienen prohibido entrar a las tiendas de los alemanes buenos.

La última secuencia enlaza varios temas de la intriga: obligado de efectuar esta inspección de los campos, Halder usa la información para tratar de ubicar a su amigo, que no ha podido ayudar a dejar el país. Cree verlo en medio de los prisioneros, camina sin rumbo en el campo buscándolo y se tropieza con una orquesta de chamarra. ¿Realidad? ¿Alucinación? ¿Que pasará con el profesor? ¿Seguirá con su ascenso? ¿Externará por fin sus convicciones?

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