Como una ocupación totalmente obsesiva y detallista llevará a una mujer a su liberación. Todo en planos cercarnos, silencios y observación de los detalles.
Ficha IMDb
La película abre sobre una comida familiar. Clásico domingo con mucha gente, muchos platillos, preparados en casa. En la cocina, una sola persona. Asistimos a la preparación con planos cercanos de las manos, de los alimentos. Vemos la decoración del pastel, hecho en casa, con dos velas para decir 50 . Se oyen voces, conversaciones animadas en la sala. Y vemos las manos de la cocina que van y vienen. Pero alguien rompe un plato. Las manos recogen los pedazos y los acomodan en una silla de la cocina, ya que no hay lugar en ninguna otra parte, pero falta una pieza. Angustiada, la mujer vuelve a la sala y se agacha, en medio de los invitados, para mirar debajo de los muebles.
Finalmente lleva el pastel para el cumpleañero y , sorpresa, ella misma sopla las velas, sin ni siquiera poner el pastel sobre la mesa. Ella es la del cumpleaños. Ella cocinó, preparó, sirvió. Y, al día siguiente, ella limpiará. Sin ayuda, sin quejarse, con una sonrisa ausente.
Pero la vida de María del Carmen (María Onetto),cambiará al descubrir, entre sus regalos, un rompecabezas que representa a Nefertiti. Y, del closet de los juguetes abandonados (los dos hijos son ahora adultos) a la tienda en la ciudad, del café Internet a una hermosa casa antigua con escalera de hierro forjado y vitrales, seguirá sin vacilar la pista de los obsesionados de rompecabezas. Hasta el campeonato, ganado, que le da un viaje a Alemania. No hará el viaje, conservará el boleto. No necesitará irse porque su vida ya es otra. Hizo un viaje dentro de si misma, se dio cuenta que posee una capacidad superior a los demás, aunque no ortodoxa para resolver rompecabezas, descubrió los placeres del te, se sintió hermosa, bien vestida, peinada y con uñas pintadas. Hasta se sintió deseada y se dejó llevar. Una vez nada más.
Ahora, apoyada sobre esta nueva fuerza interna, sabe pedir su espacio en la casa (en el trastero del patio) para sus cosas, en la familia (ella va a hacer los trámites para vender un terreno familiar a la orilla del lago) .
La última imagen es maravillosa de plenitud y sencillez: sentada en la hierba junto a una canasta de picnic.
Filmada en planos cercanos, sobre la boca, los ojos, las manos, como pedazos del rompecabezas que és esta mujer sensible, inteligente, y sencilla. Con pocas palabras, con mucha soledad. Algunas escenas divertidas y tiernas como la velada familiar viendo televisión, padre, hijo y ella con los pies en una cubeta. Lanza una mirada bajo el sofá, donde esta el rompecabezas que esta realizando y, de felicidad, hace olas con los pies en la cubeta.
Un viaje interior en la sensibilidad, tranquila. Una conquista pacifica, sin grandes rebeldías ni gritos, de la libertad personal.
Ficha IMDb
La película abre sobre una comida familiar. Clásico domingo con mucha gente, muchos platillos, preparados en casa. En la cocina, una sola persona. Asistimos a la preparación con planos cercanos de las manos, de los alimentos. Vemos la decoración del pastel, hecho en casa, con dos velas para decir 50 . Se oyen voces, conversaciones animadas en la sala. Y vemos las manos de la cocina que van y vienen. Pero alguien rompe un plato. Las manos recogen los pedazos y los acomodan en una silla de la cocina, ya que no hay lugar en ninguna otra parte, pero falta una pieza. Angustiada, la mujer vuelve a la sala y se agacha, en medio de los invitados, para mirar debajo de los muebles.
Finalmente lleva el pastel para el cumpleañero y , sorpresa, ella misma sopla las velas, sin ni siquiera poner el pastel sobre la mesa. Ella es la del cumpleaños. Ella cocinó, preparó, sirvió. Y, al día siguiente, ella limpiará. Sin ayuda, sin quejarse, con una sonrisa ausente.
Pero la vida de María del Carmen (María Onetto),cambiará al descubrir, entre sus regalos, un rompecabezas que representa a Nefertiti. Y, del closet de los juguetes abandonados (los dos hijos son ahora adultos) a la tienda en la ciudad, del café Internet a una hermosa casa antigua con escalera de hierro forjado y vitrales, seguirá sin vacilar la pista de los obsesionados de rompecabezas. Hasta el campeonato, ganado, que le da un viaje a Alemania. No hará el viaje, conservará el boleto. No necesitará irse porque su vida ya es otra. Hizo un viaje dentro de si misma, se dio cuenta que posee una capacidad superior a los demás, aunque no ortodoxa para resolver rompecabezas, descubrió los placeres del te, se sintió hermosa, bien vestida, peinada y con uñas pintadas. Hasta se sintió deseada y se dejó llevar. Una vez nada más.
Ahora, apoyada sobre esta nueva fuerza interna, sabe pedir su espacio en la casa (en el trastero del patio) para sus cosas, en la familia (ella va a hacer los trámites para vender un terreno familiar a la orilla del lago) .
La última imagen es maravillosa de plenitud y sencillez: sentada en la hierba junto a una canasta de picnic.
Filmada en planos cercanos, sobre la boca, los ojos, las manos, como pedazos del rompecabezas que és esta mujer sensible, inteligente, y sencilla. Con pocas palabras, con mucha soledad. Algunas escenas divertidas y tiernas como la velada familiar viendo televisión, padre, hijo y ella con los pies en una cubeta. Lanza una mirada bajo el sofá, donde esta el rompecabezas que esta realizando y, de felicidad, hace olas con los pies en la cubeta.
Un viaje interior en la sensibilidad, tranquila. Una conquista pacifica, sin grandes rebeldías ni gritos, de la libertad personal.
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