Es la historia, adaptada de una novela de Irvine Welsh, de un grupo de amigos. Resulta que estos son drogadictos, y escoceses. Lo que lleva a distorsiones en las percepciones, un cierto alejamiento irónico a la realidad, unas imágenes espectaculares al mismo tiempo que poéticas, situaciones locas y diálogos divertidos.
Ficha IMDb
El hilo narrativo es enunciado, a lo largo de la película, por la voz off del protagonista Mark Rendon (Evan Mac Gregor) : sus esfuerzos para salir de la droga, tener una relación amorosa, rehabilitarse y conseguir un trabajo. Todo eso ayudado o impedido por sus amigos : Begbie (Robert Carlyle, él de Full Monthy - 1997), presa de crisis de violencia, Spud (Ewen Bremmer), Sick Boy (Johnny Lee Miller), fanático de películas de James Bond (Obvio, ya que Sean Connery es escocés), Tommy (Kevin Mac Kidd) , quien se graba haciendo el amor con su novia, Diane ( Kelly Macdonald) y su bebe.
Se podría decir que es una estética de la drogadicción. Ya que la vida y las preocupaciones de estos jóvenes parecen girar alrededor de ésta. Y que su visión del mundo, sus prioridades derivan de esto. Mark sumiéndose en el excusado para recuperar dos pastillas, Mark solidario con Diane cuyo bebe acaba de morir y preparándole una dosis pero, primero se sirve el mismo.
La película juega con las imágenes, los colores, los encuadres, el montaje: la escena de la entrevista de trabajo de Spud, quien se ha preparado antes con la absorción de droga para estar menos tenso; Con el ritmo en la escena de Begbie en el bar, cuando el tarro de cerveza sale volando y se queda en el aire.
Planos muy cercanos y nítidos: la preparación de la cuchara de heroína, la vena donde se hace la inyección, el fondo de la jeringa que se vaciando.
Estamos casi siempre en una visión subjetiva de los personajes: lo que explica los juegos de distorsión de la imagen y su locura o poesía extrema. Todo menos una visión realista.
Una secuencia absolutamente extraordinaria es la de Mark encerrado por sus padres en su cuarto, alucinando: las paredes se mueven, se acercan y se alejan, el cuarto cambia de forma, el bebe muerto flota en el techo, su cabeza girando como en El Exorcista.
Algunas escenas son de un cómico cercano al mal gusto: el despertar entre las sabanas manchadas y la pelea con la madre que quiere a fuerza lavarlas, terminando en una explosión escatológica.
David Boyle usa también de un cómico mas fino como en la secuencia donde Mark empieza una vida seria, de traje, en una agencia inmobiliaria en Londres. Es un documental de promoción turística, con todo lo típico de Londres a ritmo rápido, con musica alegre.
Al final, Mark se queda con el dinero y termina enunciando la larga lista de todo lo que va a tener para volverse como nosotros, en una enumeración que recuerda a la Complainte du progrès (1954) de Boris Vian.
Una película para ver y volver a ver. Porque cada escena, cada imagen es el punto de partida para una evasión : en la risa, en la poesía, en la musica , en las referencias a otras películas. O simplemente en la admiración por un gran dominio de las técnicas del cine.
Ficha IMDb
El hilo narrativo es enunciado, a lo largo de la película, por la voz off del protagonista Mark Rendon (Evan Mac Gregor) : sus esfuerzos para salir de la droga, tener una relación amorosa, rehabilitarse y conseguir un trabajo. Todo eso ayudado o impedido por sus amigos : Begbie (Robert Carlyle, él de Full Monthy - 1997), presa de crisis de violencia, Spud (Ewen Bremmer), Sick Boy (Johnny Lee Miller), fanático de películas de James Bond (Obvio, ya que Sean Connery es escocés), Tommy (Kevin Mac Kidd) , quien se graba haciendo el amor con su novia, Diane ( Kelly Macdonald) y su bebe.
Se podría decir que es una estética de la drogadicción. Ya que la vida y las preocupaciones de estos jóvenes parecen girar alrededor de ésta. Y que su visión del mundo, sus prioridades derivan de esto. Mark sumiéndose en el excusado para recuperar dos pastillas, Mark solidario con Diane cuyo bebe acaba de morir y preparándole una dosis pero, primero se sirve el mismo.
La película juega con las imágenes, los colores, los encuadres, el montaje: la escena de la entrevista de trabajo de Spud, quien se ha preparado antes con la absorción de droga para estar menos tenso; Con el ritmo en la escena de Begbie en el bar, cuando el tarro de cerveza sale volando y se queda en el aire.
Planos muy cercanos y nítidos: la preparación de la cuchara de heroína, la vena donde se hace la inyección, el fondo de la jeringa que se vaciando.
Estamos casi siempre en una visión subjetiva de los personajes: lo que explica los juegos de distorsión de la imagen y su locura o poesía extrema. Todo menos una visión realista.
Una secuencia absolutamente extraordinaria es la de Mark encerrado por sus padres en su cuarto, alucinando: las paredes se mueven, se acercan y se alejan, el cuarto cambia de forma, el bebe muerto flota en el techo, su cabeza girando como en El Exorcista.
Algunas escenas son de un cómico cercano al mal gusto: el despertar entre las sabanas manchadas y la pelea con la madre que quiere a fuerza lavarlas, terminando en una explosión escatológica.
David Boyle usa también de un cómico mas fino como en la secuencia donde Mark empieza una vida seria, de traje, en una agencia inmobiliaria en Londres. Es un documental de promoción turística, con todo lo típico de Londres a ritmo rápido, con musica alegre.
Al final, Mark se queda con el dinero y termina enunciando la larga lista de todo lo que va a tener para volverse como nosotros, en una enumeración que recuerda a la Complainte du progrès (1954) de Boris Vian.
Una película para ver y volver a ver. Porque cada escena, cada imagen es el punto de partida para una evasión : en la risa, en la poesía, en la musica , en las referencias a otras películas. O simplemente en la admiración por un gran dominio de las técnicas del cine.
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