Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, August 11, 2013

The Dirty Dozen (Robert Aldrich, 1967) - 6/10

 
Una película de hombres y de guerra. Verdaderos hombres, sin historias sentimentales  . Verdadera guerra donde se mata al enemigo sin piedad.
 

Ficha IMDb
 
 
 
Durante la segunda guerra mundial, El mayor Reisman (Lee Marvin)), un militar experto en la guerra de guerrillas, y con carácter fuerte, recibe la orden del general Worden (Ernest Borgnine) de realizar una misión suicida, que consiste en lanzar un grupo de paracaidistas cerca de una mansión en la que oficiales del ejército alemán tienen instalado un puesto de alto mando, en un lindo castillo en Francia. Para eso le dan doce presos muy peligrosos, condenados a muerte por ahorcamiento, o a trabajos forzados de por vida, o por largos años. Si la misión tiene éxito, serán absueltos, si mueren en el transcurso, será con honores.
 
Nada tiene mucho margen de libertad, ni el mayor, ni los doce hombres. En el primer encuentro, las individualidades parecen no importar mucho: cada uno es presentado por su apellido, la inicial de su nombre, y su condena. El numero 11 presenta problemas de disciplina, lo que permite al mayor demostrar sus capacidades en combate cuerpo a cuerpo y así colocarse en posición de fuerza.
 
La secuencia siguiente será, al contrario, la presentación de cada uno: el mayor pasa a las celdas, explica el trato y pide la historia de cada uno y los motivos de los crímenes. Las diferencias aparecen: edades, orígenes, gustos, obsesiones. Tenemos al joven limitado Vernon L. Pinkley (Donald Sutherland) (John Sutherland), el activista negro Jefferson (Jom Brown), el obsesionado religioso Arthur J. Maggott (Telly Zavalas) que mató mujeres pecadoras, el guitarrista: Pedro Jimenez (Trini Lopez), el gangster recalcitrante , Victor Franko (John Cassavetes), el "polaco" Joseph T. Wladislaw ( Charles Bronson) quien atacó a un superior para no obedecer una orden estúpida, y quien acabará siendo la mano derecha del mayor en la ejecución de la misión gracias a su conocimiento del alemán.
 
La etapa siguiente consistirá en la constitución de un grupo: tareas compartidas, dureza del entrenamiento físico, oposiciones compartidas. En todas sus acciones, el Mayor Reisman es apoyado por el argento Bowren (Richard Jaeckel). Los talentos del Mayor como jefe se hacen manifiestos al utilizar un incidente, la negación de Franko, la cabeza la más dura, de afeitarse con agua fría, para llevar a los hombres a unirse en contra de él. El castigo común será la interdicción de afeitarse y lavarse, y no tendrán comida caliente. El grupo es ahora la "docena sucia", en sentido propio.
 
El grupo unido es ahora capaz de mostrar su talento anti-hierarquia al burlarse de un general estúpido y pretencioso, al triunfar en unos simulacros de ataque, y así conservar la misión que les da ahora sentido.
 
La preparación de la misión, que no se enseñe en detalle, se resume en una canción que enumera las diferentes etapas de la entrada al castillo de los alemanes con las responsabilidades de cada uno. Obviamente, los contratiempos se multiplicarán y cada uno tendrá que improvisar. Muchos mueren en el ataque. Pero todos cumplirán con su misión y con honor.
 
La película utiliza recursos clásicos del western, planos cercanos a las caras, pocos diálogos, rapidez de acción. La presentación de las individualidades del principio es usada con mucha congruencia en la construcción de los diferentes episodios y el desarrollo de las misiones, sea la del simulacro, o la real en Francia.
 
Es a la vez una película muy violenta y antimilitarista. Se ridiculiza a los superiores, que toman decisiones sin ver el impacto humano o la factibilidad de sus planes, que cambian de idea, que se jactan de sus altos grados. Como el Major Armbruster (George Kennedy), militares de salón y no de terreno. El Mayor Reisman es un ejemplo de eficiencia, a la vez dura y humana.
 
Pero también es una película de guerra sin piedad: el final en el castillo no es solo la muerte de oficiales y altos mandos, es la exterminación de hombres y mujeres encerrados en un sótano, a quienes se les vierte gasolina para prenderles fuego, sin distinción entre militares y civiles.
 
Se trata de una película eficiente, dura, que mantiene el interés no solo por el suspenso de saber si la misión será un éxito, pero también por el humor y porque la dinámica entre personajes atrapa. Al mismo tiempo hace reflexionar sobre las decisiones tomadas en tiempo de guerra, desde arriba o en niveles medios altos y sobre el sistema de manipulación que conllevan las circunstancias bélicas. Sobre la definición de "enemigo" y de "deber".

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