Ya nadie le tiene miedo a esta cinta. Porque todos la han visto, completa o en partes. Prueba de que es una película de culto aunque sea de un género un poco especial. Pero la angustia sigue igual, el horror cedió el paso al terror. Nicholson, feo y retorcido, encuentra un papel a la medida. El encierro es insoportable. Y la película es genial. Para ver y volver a ver.
Ficha IMDb
Todos los recursos e imágenes del horror están presentes. Sangre a raudales salen de un elevador y llegan hasta la cámara, jóvenes cuerpos se transforman en carnes viejas, manchadas y podridas, hacha, cuchillo, inscripciones al revés sobre las paredes.
El terror de King repite sus leitmotives: los objetos o lugares tienen fuerza oculta, toman decisiones, por supuesto siempre malévolas en contra de los humanos que vienen a perturbar su tranquilidad. Los niños tienen capacidades de comunicación o percepción por telepatía. En resumen, las fuerzas del mal luchan contra el bien.
El terror está presente en el aislamiento del hotel Overlook, muy bien sugerido por la secuencia inicial del viaje de Jack Torrance (Jack Nicholson) para la entrevista de trabajo; esta presente en el frio del invierno, en la nieve cada vez más alta, y en las líneas telefónicas que ya no funcionan; en esta reproducción del infierno que es el laberinto, con sus paredes muy altas y su arquitectura perfecta , sea en la maqueta del hall o en la realidad, y que será el lugar del ultimo enfrentamiento.
Pero el talento de Kubrick es, además, muy visual. Estos travellings en todas las direcciones en los pasillos y el hall del hotel. Esta forma de hacernos sentir las dimensiones gigantescas de lo que fue un hotel de gran lujo de los años de bonanza, de bailes, bares, grandes familias muy ricas. Un lugar enorme, desproporcionado para tres pequeñas personas.
La amplitud desmesurada hace más grande la sensación de encierro. Recorrer el hall o los pasillos lleva una eternidad y nos significa la imposibilidad de terminar con el recorrido, la imposibilidad de salir de ahí. Los espacios abiertos son demasiados grandes. El niño puede pedalear durante horas, parece que nunca llegará a un lugar seguro y protegido. Un ser humano normal no puede alcanzar techos o paredes. Sobra espacio, espacio que está ocupado por las presencias invisibles.
La única zona protegida es el departamento para el vigilante y su familia. Pero se verá también invadido por el mal. Y el más íntimo y cerrado de los cuartos, el cuarto de baño, último refugio de la madre y su hijo, será atacado por el demente, poseído Jack, con su hacha, imagen inolvidable del poster de la película. Y fotografía inolvidable de Jack Nicholson.
Claro, como en toda novela de King, el significado simbólico es latente. La frustración, de Jack, compensada primero por el alcoholismo, es lo que permite la entrada de las fuerzas ajenas. Ellas hablan en él, ellas escriben por él: el refrán, que teclea con obstinación sobre centenares de hojas, contiene su nombre: "All work and no play makes Jack a dull boy" ("Todo trabajo y nada de ocio hace de Jack un tipo aburrido")
Estas fuerzas ajenas son en realidad la proyección "exterior", aunque sean en realidad incorporales, del inconsciente de Jack, de sus pulsiones de muerte hacia los que le impiden vivir como quiere. El fantasma de Grady, ( Philip Stone) el anterior vigilante que mató a sus esposa y sus dos hijas, es la guía que le muestra a Jack el camino a seguir :reproducir su crimen. Por eso, Jack entra al cuarto 237 y inicia una relación con la esposa. Por eso el fantasma de Grady libera a Jack de la bodega donde Wendy (Shelley Duvall) había logrado encerrarlo.
Y el niño Danny (Danny Lloyd), pedaleando con obstinación sobe su triciclo visita las fantasías de su padre cuando ve los fantasmas de la familia Grady.
Se puede considerar que la interpretación de Jack Nickolson y de Shelley Duvall es exagerada, falsa, loca. Así lo quiso Kubrick quien ponía a sus actores en situaciones de fatiga extrema, de agotamiento físico y nervioso, al exigirles cada vez más. Los ponía totalmente fuera de sí mismos, fuera de control.
Jack es una amenaza para su familia desde el principio, desde antes del principio de la película, como lo comprendemos cuando Wendy relata a la doctora el "accidente" de Danny y el hombro dislocado por un uso excesivo de la fuerza paternal. Solo faltaban las circunstancias adecuadas para que se desencadenara el drama y la agresividad abierta y voluntaria.
La tensión es constante, entre personajes, en los personajes y, de ahí, en el espectador que sabe que algo está pasando, que algo se esconde a la vuelta de este largo pasillo que nunca termina y hace que la espera, la angustia, se vuelvan interminables. Esto es terror, es tocar al centro mismo del miedo, de lo incontrolable. No es simple horror, que consiste en enseñar imágenes insoportables.
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