Quiere ser una película de mafiosos, con Jean Reno en el papel del jefe de familia. Pero no logra conseguir el interés del espectador. Se debe seguramente al guion y a la dirección, porque Reno puede ser mucho más intenso.
Ficha IMDb
El primer círculo al cual se refiere el tituló no tiene nada que ver con el infierno de Dante o la represión en la Unión Soviética de Aleksandr Solzhenitsyn. Es simplemente el primer círculo alrededor de cada persona, el círculo de protección constituido por la familia y los amigos más cercanos. En la familia Malakian, de origen armenio, este círculo no se transgrede, esta trazado con sangre y todos conocen sus límites, lo permitido y lo prohibido. Adentro, en total seguridad, se pueden montar las operaciones más atrevidas, porque se tiene confianza. Milo Malakian (Jean Reno) reina sobre este círculo, cuidando de su madre enferma, organizando atracos y mandando a sus hijos a robar, administrando a su banda en la Costa Azul.
El problema empieza cuando uno de los hijos, Anton (Gaspard Ulliel), en realidad el único que queda después de la muerte del mayor, se enamora de la enfermera, Elodie (Vahina Giocante) y decide salirse del círculo familiar para poner su propio negocio, honesto, un hotel en la Camarga, esta maravillosa reserva natural cerca del Mediterráneo.
El patriarca usará de todas sus influencias para impedir la independencia del hijo: amenaza, organiza el asesinato de la novia, pide, súplica por un último atraco juntos, que le proporcionará al hijo el dinero necesario.
En frente, un policía listo, ambicioso, Saunier (Sami Bouajila) persigue a la familia paso a paso, en su intento de desmantelar la banda.
Coches de lujo, Riviera, sol, el cielo azul, las montañas de Alta Provenza, algunas persecuciones, algunas locaciones bonitas. Pero al final, nada que valga la pena recordar. Se trató de darle a Malakian las características de un padrino mafioso: catolicismo, amor por la madre, deseo de transmitir al hijo la sucesión de su imperio, el poder de amenazas o apoyos, de amistades y complicidades compradas. Pero todo suena muy artificial, fabricado.
Jean Reno en el papel de Jacques Imbert, L’Immortel (Berry – 2010), mafioso real de Marsella, nos dará una interpretación mucho más intensa y creíble.
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