Realizada por el propio autor de la obra de teatro, es una maravilla de humor, de crítica de los comportamientos « culturales”, sea de lado de los artistas, del público, los críticos, el personal de los museos. Para nunca más ver un museo de la misma forma.
Ficha IMDB
Ribes tuvo la idea genial de sacar su obra de la sala de teatro para ponerla en su espacio real, un museo. Usa de museos parisinos, en particular el Petit Palais y el Museo Guimet de artes asiáticas. Cada uno, con su arquitectura monumental, acentúa el efecto de realidad de las acciones y reacciones de los profesionales y consumidores del arte.
Varias historias se van desarrollando, cada una siguiendo su propio itinerario en el Museo, desde las salas abiertas al público, Antigüedades, Impresionismo, Arte moderno, hasta las bodegas, pasando por el estacionamiento y las salas imposibles de localizar.
Ahí se tejen y entretejen dramas familiares, consideraciones sobre los efectos del arte en nuestra vida personal, creaciones en curso, dramas sociales.
La distribución es una maravilla, una constante sorpresa y un gozo porque Ribes se consiguió a los mejores. Monsieur Mosk, el conservador (Michel Blanc), con su fobia a la naturaleza, combate cada insecto, cada telaraña, cada gota de lluvia y se dedica a una lucha sin fin para mantener el dominio de lo cultural sobre lo natural, lucha condenada al fracaso.
Maurice Bagnole (Daniel Prévost ) trata de encontrar el coche en el estacionamiento: ¿Vermeer?, ¿Rembrandt?, ¿Picassso?, lo que lleva a su querida esposa Fernande (Annie Gregoiro) a grandes declaración de amor-odio hacia los pintores.
La familia Province sube y baja escaleras mientras Carole (Isabelle Carré) cansa a su esposo Henri (Pierre Arditi) con su eterna alegría.
Jose (Micha Lescot) pelea con su madre vestida en Chanel (Josiane Balasko) hasta matarla para realizar su creación en acción.
Clara (Victoria Avril) encuentra nuevas ideas sobre sexualidad y educación.
Los guardias del museo André Malraux (quien fue el ministro de cultura de De Gaulle y lanzó los grandes programas culturales de estado en los sesentas) , bajo la batuta de Patrice Luchini, comparten los sufrimientos provocados por el contacto del Arte , que les hace ver la vida normal, y sus esposas, como pura fealdad.
Mientras tanto, Muriel Robin sigue buscando a Kandinsky.
La lista es larga y divertida, los diálogos son cáusticos. El arte moderno, el público, los funcionarios, todos reciben su parte de la crítica. Y todos terminarán ahogados por la tempestad que amenaza desde el principio el Museo, el arte, la cultura, que acaban destruidos desde afuera, como lo están desde adentro, por sus propios abusos.
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