Aunque defienda una buena causa, Giovanni lo hace en una forma tan maniquea que desanimaría a cualquiera. Los dos actores protagonistas son más de sí mismos y los secundarios muy estereotipados. La cinta es apenas salvada por los últimos minutos, de una intensidad pocas veces lograda.
Ficha IMDb
Por buena conducta y gracias al apoyo del educador Germain Cazeneuve (Jean Gabin), ex policía, Gino Strabliggi (Alain Delon) sale de prisión dos años antes de acabar su pena de 12 años por asaltar un banco. Después de volver a casa con su esposa florista, Sophie (Ilaria Occhini ), trata de reanudar una vida honesta. Tiene que ir cada semana a hacer firmar su carnet en el comisariado. Consigue trabajo en una imprenta. Pero sus antiguos compañeros lo encuentran y tratan de jalarlo a nuevos proyectos. Marcel (Victor Lanoux) tiene ahora como nuevo miembro del gang a un joven decidido (Gerard Depardieu).
Pero, después de un día de campo con la familia de Cazeneuve, los Strabliggi tienen un accidente en la carretera y Sophie muere. Como Gino tiene interdicción de vivir en París, Cazeneuve, jubilado le consigue un trabajo en Montpellier donde él ha ido a vivir con su familia. Poco a poco, Gino vuelve a la vida, gracias a la amistad con los hijos de Cazeneuve, Frédéric (Bernard Giraudeau) y Geneviève (Christine Fabréga) secretamente enamorada de él, y con un nuevo amor, Lucy (Mismi Farmer) una joven inglesa empleada de un banco.
Los ex amigos lo siguen persiguiendo y Gino sigue resistiendo. Pero otro personaje de su pasado reaparece, el inspector Goitreau (Michel Bouquet), quien lo arrestó años antes. Este está convencido que Gino es mala hierba y que, un día u otro, volverá a caer. Lo sigue, lo observa, habla con los que lo rodean y le tienen confianza. Marcel y su banda están arrestados después de un asalto bancario y Goitreau, convencido de la participación de Gino, hace presión sobre Lucy, hasta el día en que, habiendo penetrado en su departamento y amenazado a Lucy, Gino lo mata.
Después de un juicio expedito en que solo dos personas hablan a favor de Gino, este es condenado a muerte. La solicitud de gracia presidencial negada, la sentencia se ejecutará en presencia de Cazeneuve, del juez, del fiscal, y del sacerdote, en el patio de la prisión, al alba, como se debe.
No es la primera cinta de José Giovanni, como director o guionista. Todas son muy eficientes y se desarrollan en el mismo medio de los delincuentes. Todas cuentan con actores, sobre todo hombres, de primer nivel. Hombres fuertes pero también actores muy apreciados por el público y que garantizan un éxito comercial.
La personalidad de José Giovanni, sin embargo, deja en sus cintas una huella incomoda. Durante la segunda guerra mundial, participo en acciones poco loables y bastante violentas del lado de la Colaboración. Y después, se mezcló en operaciones de chantaje, secuestro y asesinato. Al punto que fue condenado a muerte, paso 11 años en detención y se salvó in extremis gracias al presidente de la república de entonces , André Coty, quien le concedió la gracia.
Así que el hombre conocía de adentro el mundo que describe en Le deuxième souffle (J-P Melville - 1966), Le Clan des Siciliens (1969), y demás cintas muy populares en su tiempo. También conocía los métodos usados por su personaje, el siniestro comisario Goitreau.
Así que resulta difícil creer en la honestidad de la posición de Giovanni en cuanto a la pena de muerte. Parece más bien un deseo de reivindicarse y darse, algo hipócritamente, una imagen progresista.
Los tiempos y circunstancias de la cinta se prestan: estamos en los 70’s. En esos años, Michel Foucault cuyo libro Surveiller et punir saldrá en 1975 , toma la cabeza de un cuestionamiento sobre las condiciones de detención, con mala higiene e insalubridad en las vetustas y sobrepobladas prisiones francesas. Los internos protestan, se rebelan, ocupan las cárceles mientras los intelectuales manifiestan en las calles. El abogado Robert Badinter empieza a hablar en contra de la pena de muerte que será suprimida en 1981, con el gobierno socialista de François Mitterrand y con Badinter como secretario de justicia.
En su cinta,Giovanni intercala documentos de noticieros de la época, Un año antes fueron ejecutados Claude Buffet y Roger Bontemps , quienes mataron rehenes durante un motín en la prisión de Clairvaux. El asunto movilizó la población francesa, en pro o en contra de la pena de muerte. Era el momento ideal para la película.
Las referencia literarias son obvias: Deux hommes dans la ville es una imitación simplificada de Los Miserables. Gino Strabiggi es un nuevo Jean Valjean, más la seducción y menos la generosidad cívica. Como él, ha pagado su tiempo, lleva su carnet a sellar, y trabaja honestamente. En cuanto a Goitreau, es el nuevo Javert, convencido de la fuerza de la ley y que los delincuentes siempre lo serán. Por cierto, Michel Bouquet interpretara unos años más tarde a Javert en Los Miserables de Robert Hossein (1982) con Lino Ventura, otro actor de Giovanni, en el papel de Valjean. Y Jean Gabin interpretó a Valjean en la cinta de Jean-Paul Le Chanois en 1958. Hasta Depardieu interpetará a Valjean, en una adaptación televisiva (Josée Dayan – 2000) .No se puede negar que la figura crística de Victor Hugo este muy presente en la cinta de Giovanni.
Pero se puede distinguir otra influencia literaria, la de Albert Camus y su Meursault, personaje central de El Extranjero (1942), en las escenas del juicio. Como Meursault, Gino Strabliggi deja que se desarrollen los interrogatorios y testimonios sin prestarles atención. Como él, no tiene nada más que agregar. Y, como en la novela, solamente dos personajes aportan una visión positiva del hombre que trató de reintegrarse a la sociedad. Todos los demás, y los jueces y abogados se focalizan sobre el delincuente de antes, como si fuera su identidad para toda la vida, sin posibilidad de evolución.
La construcción narrativa es tan sencilla que no presenta mucho interés, de tan previsible que es, al aplicar todas las reglas de la novela popular del siglo XIX. La cinta decide claramente funcionar como un melodrama, con el apoyo de una música de Philippe Sarde, totalmente pegajosa y dramática, y con una presentación maniquea de los personajes. Algunos son buenos, otras malos y no hay forma de que cambien.
La reflexión es básica, drástica, se apoya en pulsiones, en sentimientos, tal vez también por el uso de la oz off, la de Cazeneuve relatando el fracaso que fue su intervención y el intento de Strabliggi de reintegrar la sociedad de los hombres. Se puede entender también como el reflejo de los que vio, de los últimos momentos del que consideraba casi como su hijo.
Y hay que reconocer que los últimos minutos de la cinta, siempre en la tonalidad melodramática, funcionan perfectamente bien. Se imponen hasta al espectador más frio e intelectual en todos sus momentos, detallados sin piedad: despertar al condenado, prepararlo, cortarle el pelo, proponerle el consuelo de la religión y de un último cigarro, cortar el cuello de su camisa y llevarlo en una comitiva silenciosa a lo largo de los pasillos, hasta la navaja final. El miedo, la soledad, la incomprensión, eso, Giovanni y Delon supieron transmitirlo y es atroz.
El final es fuerte, desgarrador, impresionante. Uno se queda temblando.
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