Una magnifica cinta de ciencia ficción que, veinte años después, no ha tomado ni una arruga. Sigue actual por las preguntas que plantea, aún más vivas por los acelerados adelantos científicos y tecnológicos que hemos visto últimamente, y por la estética de su realización. Una historia que se sitúa directamente en la trayectoria de las más grandes novelas distópicas.
Ficha IMDb
Vincent Freeman (Ethan Hawke) nacio de forma natural del vientre de su madre. Marie (Jayne Brook) sin que ella y su esposo Antonio (Elias Koteas) hayan buscado ayuda de los médicos para mejorar el bagaje genético su primogénito. Y por desgracia, el niño, sumamente inteligente, tiene una deficiencia cardiaca. Su perfil calculado sobre un análisis de sangre, predice que no pasará de los 30 años. Es, para la sociedad moderna un “no-valido”. Años después, nace un hermanito, planeado esta vez como lo recomienda la sociedad, Antón (Loren Dean) . La competencia será fuerte y permanente entre los dos chicos durante toda su infancia, en particular con carreras de nado que los llevan muy lejos de la playa. Siempre gana Anton, hasta el día en que Vincent lo salva de ahogarse, por ser demasiado convencido de su superioridad. Vincent entiende entonces que, a pesar de su perfil genético desfavorable, podría alcanzar sus sueños.
Su sueño está en las estrellas, quiere ir a verlas de cerca. Conformándose a las decisiones de eficiencia de Gattaca, a compañía encargada de las expediciones espaciales, trabaja primero haciendo limpieza, hasta que decide desobedecer el sistema y logra encontrar a un “valido” que perdió sus capacidades.
Se trata de Jérôme Eugène Morrow (Jude Law), ex campeón de natación, o sea de cuerpo perfecto, pero que perdió el uso de sus piernas al tratar de suicidarse: como no pasaba del segundo lugar en las competencias, decidió acabar con su vida y cruzo una calle delante de un coche. Como todo pasó en el extranjero, nunca se supo y vive ahora en una magnifica casa, aislado y alcohólico.
Le proporciona a Vincent todo el material físico que le permite hacerse pasar por el ex campeón, todo lo que es sometido a pruebas ADN: cabellos, piel, orina, sangre…, preparando bolsas de los diferentes fluidos para que Vincent pueda colgárselos bajo la ropa y pasar las incesantes verificaciones de identidad de la compañía. Para eliminar cualquier huella de su propia identidad física, Vincent tiene que cambiar de corte y color de pelo, usar lentes de contacto y, sobre todo cepillarse cada mañana todo el cuerpo, y rasurarse de cerca. También tuvo que pasar por una operacion ortopédica que alargar sus tibias de 5 cm.
Vincent es ahora el mejor navegador especial de Gattaca y tomará parte en el próximo vuelo hacia Titán, uno de los satélites de Saturno.
Su perfección física y profesional despierta el amor de una colega, Irene Cassini (Uma Thurman) (famoso astrónomo italiano del siglo XVII ,Giovanni Domenico Cassini hizo interesantes descubrimientos relacionados al planeta Saturno) quien, a pesar de su concepción asistida tiene un defecto genético que le provoca problemas cardiacos y la hace sentirse inferior al maravilloso Vincent. Sin embargo, empiezan a salir.
Unos días antes de la expedición, el director de misión es asesinado. Una gran investigación empieza. La policía, en la cual trabaja Anton, el hermano menor de Vincent,
Cada fibra de residuo humano en la escena del crimen es analizado y se encuentra finalmente una pestaña de un « no-valido » que trabajó anteriormente en las oficinas. Al mismo tiempo que continúa su romance con Irène, Vincent tiene ahora que esconderse de la policía, escapar de las trampas, con la ayuda de Jerome y de Irene, ya que ella empieza a sospechar algo anormal.
La calma vuelve en la compañía cuando se descubre el asesino, el Sub-director Josef (Gore Vidal) quien eliminó a su jefe por puras cuestiones de divergencias profesionales. Vincent puede salir hacia Titán.
Antes de subirse a la nave, debe pasar por una última prueba de orina, para la cual no viene preparado. Entiende que todo está perdido. Pero el doctor Lamar (Xander Berkeley), a pesar de ver la identificación “No-valido” deja pasar a Vincent. Hace tiempo que conocía el secreto del joven, y guardó silencio porque tiene un hijo que, como Vincent, esta rechazado por las normas de Gattaca.
Mientras se aceleran los motores y el fuego infernal que propulsa a Vincent hacia su sueño de astronauta, Jerome se suicida en el incinerador de su casa con su medalla de plata, que las llamas convierten en color de oro. Y Vincent encuentra un cabello de Jerome, él que le permitió realizar su sueño.
La historia retoma el tema del individuo diferente, que se siente apartado de las normas de la sociedad y se rebela. Es una situación clásica de las novelas y cintas distópicas, que encontramos en Brave New World, en Blade Runner, en 1984 y tantos más. Pero Vincent lo hace para realizar un sueño. En realidad, las características de esta nueva sociedad no le interesan. Lo único que quiere es burlarlas para su propio interés. No hay en él ninguna visión colectiva, ningún intento de mejorar la sociedad o hacer as fácil la vida de los que son tratados con injusticia.
Si la sociedad de Gattaca nos asusta por su eficiencia implacable, es porque vemos cada día, en las películas o series televisas, hasta en nuestras vidas personales, como la tecnología facilita la ubicación de cada uno de nosotros, el seguimiento de nuestras acciones y desplazamientos, el reconocimiento de nuestros gustos y tendencias. Gattaca es actual.
Paro también Gattaca anunciaba en 1997 lo que estaba a punto de pasar. En 1989, secuenciar el genoma humano iba a durar 12 años y costar 3 mil millones de dólares. Actualmente se puede hacer por unos 100 dolares.
Si Gattaca nos asusta, es también porque aplica hasta sus últimas consecuencias las decisiones del determinismo y del eugenismo. Nuestra genética ha escrito lo que seremos y nada lo podrá cambiar. Físicamente, intelectualmente, psicológicamente, estamos programados.Vincent y Jerome Eugene (eu-gene: buen- origen) nos muestran que no es cierto, que las predicciones pueden no realizarse, que los individuos con su aprendizaje pueden rebasarlas. El hombre está condenado a ser libre. Y tiene la obligación de ser libre. La ética debe poner los límites a la ciencia. Sin embargo, una vez que Vincent sale hacia las estrellas de sus sueños, Jerome ya no tiene propósito en esta sociedad que rechaza a los imperfectos. La única solución es el fuego, en un horno crematorio que recuerda al sistema perfecto de eliminación desarrollado por los grandes eugenistas del siglo XX.
Pero Gattaca es también atemporal. Lo es por las decisiones estéticas de realización y producción: de la misma forma que Uma Thurman es demasiado hermosa, demasiado perfecta para ser real, de una belleza clásica y eternal, los espacios son depurados, como el Centro municipal de Marin County, construido por Frank Lloyd Wright en 1957 en San Rafael en California, como la casa de Jerome, cuya escalera recrea la forma elíptica del ADN.
Los personajes, todos idénticos, en uniformes, se desplazan en un ballet perfectamente ordenado, las miradas son vacías, las caras indescifrables, avanzan al mismo ritmo. Nadie mira a nadie ya que las personas no tienen ninguna importancia por lo que hacen, solo por su identidad de “valido” que dictaminan los detectores, una y otra vez, persiguiendo el mínimo defecto. Son casi robots, todos asépticos, regulados. La arquitectura es limpia, ningún objeto fuera de lugar, ningún grano de polvo o suciedad, nada rebasa.
Las letras del nombre Gattaca, ACGT son las letras de las bases del ADN: adenina, citosina, timina y guanina.
La simplicidad, la claridad de lo esencial están en el corazón de la historia. Básicas y claras como las relaciones entre los personajes: celos de hermanos, como Caín y Abel, complicidad entre excluidos, amor sin cuestionamiento.
Gattaca seguirá siendo, seguramente durante muchos años más, igualmente actual y peligrosamente hermosa.
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