Una
narración perfectamente estructurada, un equilibrio entre escenas y personajes
que transforma un hecho real poco conocido en una aventura épica y moral. Con
sonidos e imágenes impresionantes. Ya no es solamente una película histórica,
es una verdadera obra de arte maravillosamente lograda.
Ficha IMDb
Tres historias se entrecruzan, protagonizadas por gente normal,
que no buscan ser héroes, solamente sobrevivir y, tal vez, ayudar a otros a
sobrevivir. En toda simplicidad.
Estamos entre el 26 de mayo y el 4 de junio 1940. Las
tropas aliadas deben ser evacuadas de Dunkerque ya que los alemanes las rodean.
Esta “Operación Dynamo” muy conocida de los ingleses, es casi ignorada de los
franceses a pesar de haber pasado en sus costas. Esto se nota claramente en el
guion ya que se alude poco a los demás ejércitos. En mayo 1940, Francia sigue
en guerra ya que el armisticio será firmado en junio por Pétain, permitiendo la
ocupación del gran parte del territorio por las tropas alemanas
Tres elementos sirven de marco a tres tramas, con tres protagonistas
diferentes, de profesiones y edades diferentes. En el aire, un piloto de caza
(Tom Hardy); sobre la tierra, un joven soldado inglés (Fionn Whitehead), de
pronto separado de sus compañeros; en el mar, un marinero civil (Mark Rylance)
acompañado de su hijo. Dos espacios abiertos, cielo y mar, se oponen a los espacios
cerrados de los barcos. Cada uno vive su espacio-tiempo: para el soldado es una
semana para tratar de salirse de esta playa, para el navegante, es un día para acercarse
a la costa francesa y rescatar a tantos pueden caber en su bote, para el piloto,
es una hora para retrasar a las tropas alemanas que se acercan.
Los diálogos son casi inexistentes. Solo se pronuncian las
palabras necesarias a la eficiencia de las acciones. El ritmo es primordial.
Todo es cuestión de tiempo. Hay que evacuar a 400 000 hombres lo más pronto
posible antes de que los alemanes reacciones. Las tres tramas de tejen en un
montaje vertiginoso. Nunca hay descanso. Hay que estar siempre actuando,
tomando decisiones, moviéndose.
La violencia es permanente pero casi no se enseña. Se ven
las consecuencias: cuerpos amontonados, devorados por las llamas del gasóleo en
el agua, un piloto inmovilizado bajo su cockpit
Si no hay casi palabras, hay muchos sonidos, como si la
mente y el cuerpo en estado de alerta estuvieran más sensibles a cualquier ruido
que puede ser señal de peligro o de ayuda. Las miradas se dirigen al cielo
porque de ahí puede venir salvación o muerte. Los alemanes, invisibles se reducen
a ruidos, que impiden moverse. Se restituyen les sensaciones de os soldados.
Los franceses que aparecen son solo los que los ingleses no dejan subir al
barco, y, individualizado, un traidor que acompaña durante un tiempo al joven
soldado inglés. No se distinguen casi idiomas. Casi no hay palabras
articuladas.
Churchill despreciara esta operación diciendo que “no se ganan
las guerras con evacuaciones”, en una ideología de la época, cuando no se ponía
tanta atención en cada vida individual como ahora, cuando lo importante era la visión
general. Si bien es cierto que la cinta relata una derrota para una nación, son
pequeñas victorias a nivel de los individuos.
Estos hombres no tienen vida personal, casi no hay
relaciones salvo las del momento, cuando es necesario actuar juntos. Porque no
importa quienes son, o de donde vienen, solo si van a alcanzar su objetivo. No
hay héroes, o todos son héroes.
La
música de Hans Zimmer se une a unas tomas, sobre todo las aéreas, magnificas,
amplias, vertiginosas, liricas. La fotografía es de una nitidez que alumbra,
uno cree estar en el cockpit, casi sin ventanas que lo separen de la
inmensidad. Sorprendentemente la música no es triunfalista, es casi discreta, monótona,
Tal vez para no restarles fuerza a los ruidos.
Si
se puede reprochar a Nolan su visión cerrada, limitada a un enfoque inglés,
donde elimina a casi cualquiera que no sea de esta nacionalidad. Se puede objetar
la deformación de la realidad histórica ya que los barcos civiles salvaron apenas
el diez por ciento de soldados, uno debe admitir que se queda boca abierta
frente a tal habilidad, a la proeza técnica y a la belleza de ciertos momentos,
a la atención mantenida alerta.
Hubo
otras películas sobre este momento de la Guerra de 1939-40: una cinta llamada también
Dunkirk de Leslie Norman de 1958, con
John Mills y Richard Attenborough, que fue un éxito en Inglaterra, y transmite
un ambiente pesimista al dar la palabra a los que estaban en contra de tan arriesgada
operación. Mas reciente es un telefilm de la BBC de 2004, con Benedict
Cumberbatch en tres episodios, Pero ninguna logró llamar la atención.
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