Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, December 25, 2017

Mother! (Darren Aronofsky, 2017) - 9/10

Metáfora con varios significados, historia terrorífica, apasionada, trágica, con interpretaciones fulgurantes, con escenas abominables, se trata de una cinta absolutamente fascinante, de una extraña belleza, que asusta al mismo tiempo que saca de quicio, incomoda o enternece. De estas películas que dan para hablar durante horas.

Ficha IMDb

Después de un principio difícil de entender, con imágenes grises plateadas y llenas de polvo, que poco a poco se precisan y van formando un cuarto con una mujer acostada, la historia empieza. Una pareja vive en una casa solitaria. El (Javier Bardem) es un escritor abandonado por la inspiración ella (Jennifer Lawrence) hace todo para garantizarle un espacio propicio a su delicado trabajo: restaura la casa que fue en parte destruida por un incendio, pinta, construye, empapela paredes, al mismo tiempo que cocina, limpia, lava, etc. La casa es hermosa, antigua, con escaleras, muchos cuartos, sótanos, amplia cocina, varios cuartos de baño. O sea, mucho trabajo para una mujer sola. Pero ella nunca se queja y sigue trabajando para que su hombre este a gusto y que ni el mimo malestar o contrariedad perturbe la posible y tan esperada llegada de la inspiración.

Una noche, toca a la puerta un hombre desconocido (Ed Harris). El decide recibirlo y el hombre cena y pasa la noche, a pesar del evidente descontento de Ella. Pero ¨le se ve feliz y Ella no se atreve a protestar demasiado. La situación se complica un poco cuando, a la mañana siguiente, llega la esposa del visitante (Michelle Pfeiffer). Los dos se instalan como en su casa, sin ninguna reserva ni discreción. Cuando llegan los dos hijos del matrimonio (Brian y Domhnall Gleeson) Ella se siente claramente amenazada y trata de hacer reflexionar a su esposo. Pero es demasiado tarde y las consecuencias se van encadenando. Peleas entre hermanos, muerte, veladas mortuorias, destrucción de la casa, llegada de más y más visitantes destrucción de la casa, Él está feliz, Ella sufre. La casa parece cómplice de la tortura infligida.

Esta casa que por fin vemos de afuera, sola en medio de una pradera, extraña en su belleza arquitectónica y sus colores contrastantes con la naturaleza circundante y despoblada.

Después de unos días de calma y reconstrucción, Él ha reencontrado la inspiración, al mismo tiempo que Ella se ha embarazado. El hombre es ahora feliz y creativo, en todos los sentidos de la palabra. El éxito de su libro de poesía atrae a la casa muchos admiradores, demasiados, que, como en el primer episodio, se vuelven dueños de la casa, con el consentimiento del hombre futuro padre. Ella se ve obligada a refugiarse en un cuarto en el ultimo piso, donde da a luz sola mientras los visitantes organizan una fiesta entre religiosa, poética y orgiástica. Al nacer el bebe, exigen verlo y un duelo silencioso empieza entre padre y madre.

Cuando el escritor logra arrancar el bebe a su madre, lo enseña, lo ofrece a sus admiradores que, para unirse a su ídolo, tomen posesión del recién nacido en un ritual colectivo de antropofagia.

Para vengarse, la madre incendia la casa de su esposo, destruyendo todo antes de ofrecer su propio corazón como ultima prueba de amor. Corazón que se vuelve ceniza y vidrio, en una casa que sale de los grises para volverse real, con una mujer en la cama, junto al poeta.

Así se acaba y vuelve a empezar la historia en sus tres actos: los visitantes, la velada fúnebre, el nacimiento.

Inmediatamente surge un primer significado de la metáfora: Ella es la musa, la mujer inspiradora, infinitamente buena, amorosa sin descanso, que da su vida y su persona para que el artista pueda crear. Este, en su carrera incansable hacia la fama, la sacrifica a la admiración que tanto necesita para vivir. El arte es devorador, se alimenta de los demás. Cuando su fuente de inspiración se agota, escoge otra. La musa es una madre, da sin contar, sin cansarse, sin pedir nada a cambio.
El arte se nutre también del dolor, En Black Swan (Aronofsky - 2010) la bailarina debía sufrir, en su cuerpo y su alma, para llegar a la obra maestra. Aquí, el escritor necesita el sufrimiento de los demás para crear.
Pero Aronofsky dio una explicación diferente. Para él, la madre de su película es la madre naturaleza, que utilizamos, explotamos, de la cual nos nutrimos sin tener ninguna atención para ella, su sufrimiento, agotamiento y muerte. Si el director lo dice, ha de ser cierto. Lo difícil es que la cinta en ningún momento habla de la naturaleza, en ningún momento la enseña. La única toma en exterior es la de la casa en medio de su pradera vacía. Es cierto que esta casa en medio de un espacio amplio y desierto puede significar lo que el hombre moderno ha provocado alrededor de ál. Pero resulta difícil darle a esta única imagen todo el significado de la cinta. Se trata entonces de una metáfora muy, muy implícita y escondida.
Esta significación revelada por el director nos lleva a otras posibles interpretaciones. Una muy lógica es la del funcionamiento de las parejas, y esta sí que es frecuente. La manipulación, la explotación de la mujer por el hombre, acompañadas de todas las estrategias de amenazas, criticas, desprecios y chantajes para que ellas sigan dedicadas ciegamente a la felicidad masculina, son una realidad arcaica que se mantiene a pesar del despertar femenino, de las campañas bien intencionadas, de las tentativas educativas. Esposa, compañera, trabajadora o genitora que demuestra al mundo la capacidad reproductiva del macho, la mujer es entendida como apoyo indiscutible del narcisismo masculino, sin necesidad de agradecimientos, consideraciones o salarios.
La cinta, en su desarrollo irresistible hacia la locura, parece a veces una cinta de Buñuel. Llegan personajes y personajes, se juntan, unen sus fuerzas para utilizar, digerir, destruir a Ella. sí, al principio, la situación parece humorística, cómica por su aspecto absurdo, poco a poco el espectador empieza a entender que no hay límites, que no hay ninguna razón para que el crecimiento en numero y hostilidad, se detenga. Ya no hay reglas. Todo esta fuera de control. La primera secuencia de llegadas, por la muerte de uno de los hijos, da el tono. Pero termina, y se produce un alivio. Cuando empieza la segunda ola de llegadas, la de los admiradores, se entiende que esta no se va a detener. Ella esta perdida. Esta sola. Ella se quedó como la única exenta de locura, la única en contacto con los valores verdaderos, el nacimiento. La única persona normal no puede sobrevivir y tiene que ser sacrificada. Esto recuerda un poco a la Rosemary de Polanski, cuyo bebe es codiciado por los vecinos terroríficos.
Pero otra línea de referencias recorre la cinta. Aronofsky, en su deseo de significados sacados de un referencial cultural humano universal, llama a estructuras fundamentales: la Biblia en su primer libro, El Genesis, libro de la creación. El, el ser innombrable seria Dios, y la casa maravillosa el jardín del edén.  Los visitantes de los primeros días podrían ser Adam y Eva, pareja original modelo de todas las parejas: después de que Ed Harris enseñe la herida que tiene en el costado, aparece su mujer. sus dos hijos celosos Caín y Abel que traten de eliminarse mutuamente. Si la visitante pude muy bien representar una mujer original, modelo de todas las mujeres, sobre todo con su lascivia y sus reproches insidiosos a una Ella atemorizada y poco provocativa, su esposo tiene poca relación con Adam. Pero la mujer toca al objeto prohibido, a la piedra de vidrio, y la rompe lo que pone furioso al poeta. Su desobediencia es el principio de todas las catástrofes que van a seguir. La desgracia ha entrado al paraíso.
Meses mas tarde, Ella dará a luz, después recorrer todos los pisos de la casa, en un lugar apartado. Su hijo le será arrebatado para ofrecerlo a la adoración de los fieles, quienes lo sacrificarán y lo devorarán, volviendo al significado real de la eucaristía. Esta interpretación deja una incógnita: ¿Quién es Ella?  Si al final es la Virgen María quien debió dejar sacrificar a su hijo, no queda totalmente coherente: Cristo fue sacrificado una vez adulto. ¿Y en el resto de la cinta? Pero es cierto que la belleza de Lawrence es la de una madona.
Ella pasa el tiempo aterrorizada, tiene miedo de no complacer a su poeta, de no gustarle suficientemente para que le haga un hijo. Tiene miedo de no poder restaurar la casa, tiene miedo de las fuerzas extrañas que siente escondidas en los rincones y los sótanos. La cámara esta casi todo el tiempo junto a su cara, observando su miedo de muy cerca, o atrás de ella, viendo lo que ella ve. Este Angulo de visión, cerrado al máximo, le impide al espectador entender lo que pasa alrededor. Lo encierra, a él también, en un mundo sin explicaciones.
La mujer no entiende, no se le da alcance a la revelación, es cosa de hombres, de artistas. ¿El acceso a la verdad del mundo será acaso reservado a los hombres? ¿Aronovsky, pareja de Jennifer Lawrence en la vida real, se retrató en esta cinta? ¿Es Ella su ideal de mujer, una mujer que debe morir para que el arte siga?
Escalofriante en varios sentidos, Mother!, además de su belleza formal, da mucho que pensar.




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