Metáfora
con varios significados, historia terrorífica, apasionada, trágica, con
interpretaciones fulgurantes, con escenas abominables, se trata de una cinta
absolutamente fascinante, de una extraña belleza, que asusta al mismo tiempo
que saca de quicio, incomoda o enternece. De estas películas que dan para
hablar durante horas.
Ficha IMDb
Después
de un principio difícil de entender, con imágenes grises plateadas y llenas de polvo,
que poco a poco se precisan y van formando un cuarto con una mujer acostada, la
historia empieza. Una pareja vive en una casa solitaria. El (Javier Bardem) es
un escritor abandonado por la inspiración ella (Jennifer Lawrence) hace todo para
garantizarle un espacio propicio a su delicado trabajo: restaura la casa que
fue en parte destruida por un incendio, pinta, construye, empapela paredes, al
mismo tiempo que cocina, limpia, lava, etc. La casa es hermosa, antigua, con
escaleras, muchos cuartos, sótanos, amplia cocina, varios cuartos de baño. O
sea, mucho trabajo para una mujer sola. Pero ella nunca se queja y sigue
trabajando para que su hombre este a gusto y que ni el mimo malestar o contrariedad
perturbe la posible y tan esperada llegada de la inspiración.
Una
noche, toca a la puerta un hombre desconocido (Ed Harris). El decide recibirlo
y el hombre cena y pasa la noche, a pesar del evidente descontento de Ella.
Pero ¨le se ve feliz y Ella no se atreve a protestar demasiado. La situación se
complica un poco cuando, a la mañana siguiente, llega la esposa del visitante
(Michelle Pfeiffer). Los dos se instalan como en su casa, sin ninguna reserva
ni discreción. Cuando llegan los dos hijos del matrimonio (Brian y Domhnall
Gleeson) Ella se siente claramente amenazada y trata de hacer reflexionar a su
esposo. Pero es demasiado tarde y las consecuencias se van encadenando. Peleas
entre hermanos, muerte, veladas mortuorias, destrucción de la casa, llegada de más
y más visitantes destrucción de la casa, Él está feliz, Ella sufre. La casa
parece cómplice de la tortura infligida.
Esta
casa que por fin vemos de afuera, sola en medio de una pradera, extraña en su
belleza arquitectónica y sus colores contrastantes con la naturaleza circundante
y despoblada.
Después
de unos días de calma y reconstrucción, Él ha reencontrado la inspiración, al
mismo tiempo que Ella se ha embarazado. El hombre es ahora feliz y creativo, en
todos los sentidos de la palabra. El éxito de su libro de poesía atrae a la
casa muchos admiradores, demasiados, que, como en el primer episodio, se
vuelven dueños de la casa, con el consentimiento del hombre futuro padre. Ella
se ve obligada a refugiarse en un cuarto en el ultimo piso, donde da a luz sola
mientras los visitantes organizan una fiesta entre religiosa, poética y
orgiástica. Al nacer el bebe, exigen verlo y un duelo silencioso empieza entre
padre y madre.
Cuando
el escritor logra arrancar el bebe a su madre, lo enseña, lo ofrece a sus
admiradores que, para unirse a su ídolo, tomen posesión del recién nacido en un
ritual colectivo de antropofagia.
Para
vengarse, la madre incendia la casa de su esposo, destruyendo todo antes de
ofrecer su propio corazón como ultima prueba de amor. Corazón que se vuelve
ceniza y vidrio, en una casa que sale de los grises para volverse real, con una
mujer en la cama, junto al poeta.
Así
se acaba y vuelve a empezar la historia en sus tres actos: los visitantes, la
velada fúnebre, el nacimiento.
Inmediatamente
surge un primer significado de la metáfora: Ella es la musa, la mujer
inspiradora, infinitamente buena, amorosa sin descanso, que da su vida y su
persona para que el artista pueda crear. Este, en su carrera incansable hacia
la fama, la sacrifica a la admiración que tanto necesita para vivir. El arte es
devorador, se alimenta de los demás. Cuando su fuente de inspiración se agota,
escoge otra. La musa es una madre, da sin contar, sin cansarse, sin pedir nada
a cambio.
El
arte se nutre también del dolor, En Black Swan (Aronofsky - 2010) la bailarina debía sufrir, en su cuerpo y su alma, para llegar a la
obra maestra. Aquí, el escritor necesita el sufrimiento de los demás para
crear.
Pero
Aronofsky dio una explicación diferente. Para él, la madre de su película es la
madre naturaleza, que utilizamos, explotamos, de la cual nos nutrimos sin tener
ninguna atención para ella, su sufrimiento, agotamiento y muerte. Si el
director lo dice, ha de ser cierto. Lo difícil es que la cinta en ningún
momento habla de la naturaleza, en ningún momento la enseña. La única toma en
exterior es la de la casa en medio de su pradera vacía. Es cierto que esta casa
en medio de un espacio amplio y desierto puede significar lo que el hombre
moderno ha provocado alrededor de ál. Pero resulta difícil darle a esta única imagen
todo el significado de la cinta. Se trata entonces de una metáfora muy, muy implícita
y escondida.
Esta
significación revelada por el director nos lleva a otras posibles
interpretaciones. Una muy lógica es la del funcionamiento de las parejas, y
esta sí que es frecuente. La manipulación, la explotación de la mujer por el
hombre, acompañadas de todas las estrategias de amenazas, criticas, desprecios
y chantajes para que ellas sigan dedicadas ciegamente a la felicidad masculina,
son una realidad arcaica que se mantiene a pesar del despertar femenino, de las
campañas bien intencionadas, de las tentativas educativas. Esposa, compañera,
trabajadora o genitora que demuestra al mundo la capacidad reproductiva del macho,
la mujer es entendida como apoyo indiscutible del narcisismo masculino, sin
necesidad de agradecimientos, consideraciones o salarios.
La
cinta, en su desarrollo irresistible hacia la locura, parece a veces una cinta
de Buñuel. Llegan personajes y personajes, se juntan, unen sus fuerzas para
utilizar, digerir, destruir a Ella. sí, al principio, la situación parece
humorística, cómica por su aspecto absurdo, poco a poco el espectador empieza a
entender que no hay límites, que no hay ninguna razón para que el crecimiento
en numero y hostilidad, se detenga. Ya no hay reglas. Todo esta fuera de
control. La primera secuencia de llegadas, por la muerte de uno de los hijos,
da el tono. Pero termina, y se produce un alivio. Cuando empieza la segunda ola
de llegadas, la de los admiradores, se entiende que esta no se va a detener.
Ella esta perdida. Esta sola. Ella se quedó como la única exenta de locura, la
única en contacto con los valores verdaderos, el nacimiento. La única persona
normal no puede sobrevivir y tiene que ser sacrificada. Esto recuerda un poco a
la Rosemary de Polanski, cuyo bebe es codiciado por los vecinos terroríficos.
Pero
otra línea de referencias recorre la cinta. Aronofsky, en su deseo de
significados sacados de un referencial cultural humano universal, llama a
estructuras fundamentales: la Biblia en su primer libro, El Genesis, libro de
la creación. El, el ser innombrable seria Dios, y la casa maravillosa el jardín
del edén. Los visitantes de los primeros
días podrían ser Adam y Eva, pareja original modelo de todas las parejas:
después de que Ed Harris enseñe la herida que tiene en el costado, aparece su mujer.
sus dos hijos celosos Caín y Abel que traten de eliminarse mutuamente. Si la
visitante pude muy bien representar una mujer original, modelo de todas las
mujeres, sobre todo con su lascivia y sus reproches insidiosos a una Ella
atemorizada y poco provocativa, su esposo tiene poca relación con Adam. Pero la
mujer toca al objeto prohibido, a la piedra de vidrio, y la rompe lo que pone
furioso al poeta. Su desobediencia es el principio de todas las catástrofes que
van a seguir. La desgracia ha entrado al paraíso.
Meses
mas tarde, Ella dará a luz, después recorrer todos los pisos de la casa, en un
lugar apartado. Su hijo le será arrebatado para ofrecerlo a la adoración de los
fieles, quienes lo sacrificarán y lo devorarán, volviendo al significado real de
la eucaristía. Esta interpretación deja una incógnita: ¿Quién es Ella? Si al final es la Virgen María quien debió
dejar sacrificar a su hijo, no queda totalmente coherente: Cristo fue
sacrificado una vez adulto. ¿Y en el resto de la cinta? Pero es cierto que la
belleza de Lawrence es la de una madona.
Ella pasa el tiempo aterrorizada, tiene miedo de no
complacer a su poeta, de no gustarle suficientemente para que le haga un hijo.
Tiene miedo de no poder restaurar la casa, tiene miedo de las fuerzas extrañas
que siente escondidas en los rincones y los sótanos. La cámara esta casi todo
el tiempo junto a su cara, observando su miedo de muy cerca, o atrás de ella,
viendo lo que ella ve. Este Angulo de visión, cerrado al máximo, le impide al
espectador entender lo que pasa alrededor. Lo encierra, a él también, en un mundo
sin explicaciones.
La mujer no entiende, no se le da alcance a la revelación,
es cosa de hombres, de artistas. ¿El acceso a la verdad del mundo será acaso
reservado a los hombres? ¿Aronovsky, pareja de Jennifer Lawrence en la vida real,
se retrató en esta cinta? ¿Es Ella su ideal de mujer, una mujer que debe morir
para que el arte siga?
Escalofriante en varios sentidos, Mother!, además de su belleza formal, da mucho
que pensar.
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