Copia digital de la cinta animada de 1967 de los mismos estudios Disney, esta película está muy bien hecha, tiene buen ritmo pero no logra para nada ser original.
Ficha IMDb
En alguna parte, en el fondo de la selva en la India, el pequeño Mowgli (Neel Sethi) vive con los lobos. Juega, corre, brinca, se trepa a los árboles. Pero, como sus padres adoptivos los lobos y su madrina Bagheera la pantera le han dicho, la jungla está llena de peligros, como la enorme serpiente Kaa o el terrible tigre Shere Kahn que tiene un odio sin límites para la raza humana.
La cinta es la copia casi exacta de la cinta animada de 1967. Nada que esperar de este lado, lo que se puede ver como un tributo obligado a la obra de Rudyard Kipling. Pero de ahí a repetir tal cual ciertos momentos, en particular los musicales, se resiente la falta de creatividad, y, tal vez, cierta complacencia comercial.
Hay que reconocerle un ritmo frenético a la primera escena, que sigue a Mowgli en la jungla, pasando de un árbol a otro, subiendo, bajando, corriendo mucho más rápido de lo que el ojo puede seguir, lo que impide ver los detalles del entorno. Cuando la cámara tomará algo de descanso se podrá apreciar mejor la fineza del trabajo de computadora. Pero no deja de ser artificial. Esta exuberancia de la naturaleza, esta precisión del pelaje de los animales, todo es producido por computadora.
Lo más artificial de todo son esas voces que salen de todos, inclusive de un niño que no puede hablar ya que ha vivido siempre en medio de animales.
Así que una imagen que busca ser muy realista, aunada a una banda sonora totalmente artificial, llega a provocar un malestar.
En medio de toda esa falsedad, El niño actor es excelente, lleno de naturalidad, lo que es de admirar tomando en cuenta las condiciones en las que actuó.
Las voces en versión original, de Ben Kingsley, Bill Murray y Scarlett Johansson han sido muy aclamadas , pero la versión mexicana supo encontrar personalidades muy adecuadas: Susana Zabaleta como la seductora y susurrante serpiente Kaa , Héctor Bonilla como el oso Baloo, Enrique Rocha como Bagheera, Francisco Céspedes como Rey Louie.
Es cierto que la trama avanza en forma lógica, con un clímax de paz en las escenas de ayuda mutua entre Mowgli y Baloo, y un clímax de miedo en el templo donde reina el chimpancé King Louie.
Pero se queda en lo que ya se conocía: una fábula moralizadora sobre la amistad, el trabajo en equipo. No se atreve a tratar otros temas, un poco más profundos, como el sentimiento de abandono, la orfandad, la responsabilidad.
En resumen, demasiados efectos especiales le quitan lo mágico a la cinta y a la historia de Kipling, hacen que suene falso este cuento sobre la belleza de la naturaleza, donde todo lo natural ha sido reemplazado por tecnología.
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