Adaptada de la inmensa novela de Victor Hugo, esta cinta muda es una joya del expresionismo alemán. Entre drama y terror, diseña la imagen de un joven perseguido hasta en su cara por la voluntad de los poderosos. Esta imagen es el origen de unos de los grandes malvados del cine popular, el guasón.
Ficha IMDb
Estamos en la Inglaterra del siglo XVII. El rey Jaime II (Samuel de Grasse ) elimina a Lord Clancharlie, quien pretende mantenerse fiel a las ideas republicanas de Cromwell y se niega a someterse. Con la ayuda del bufón Barkilphedro (Brandon Hurst) lo encierra en una “doncella de hierro” sarcófago erizado de puntas en su interior. Además, el hijo de Lord Clancharlie es entregado a unos “comprachicos” y su jefe Hardquanonne ( George Siegmann) que se encargan de deformar quirúrgicamente a niños para después enseñarlos en ferias. El hijo de Clancharlie se reirá para siempre de la tontería de su padre.
Después de este prologo explicativo (lo que no hace Victor Hugo quien sabe jugar maravillosamente con los efectos de sorpresa), en una noche de nieve y viento, el pequeño (Julius Molnar Jr.), de ahora unos diez años, es abandonado en la costa por un grupo de maleantes que huyen en barco. Para justicia divina, la tempestad hará naufragar la pequeña nave y ninguno sobrevivirá. El niño camina durante horas en la noche fría, se encuentra con ahorcados que lo observan con sus ojos fijos, tropieza con una mujer muerta quien sostiene en sus brazos a un bebe. El niño, ahora cargado con el bebe, llega a una pequeña ciudad donde todos le niegan auxilio hasta que se topa con la caravana de Ursus ( Cesare Gravina ) y su perro –lobo Homo. El hombre los acoge y descubre al mismo tiempo que la niña es ciega y que le niño tiene la cara cortada por una eterna sonrisa.
Durante años, Dea (Mary Philbin ) y Gwynplaine (Conrad Veidt ) vivirán felices, unidos por un amor fraternal y simbiótico, mientras la sonrisa del joven le asegura a Ursus clientes para sus herbajes y espectadores para su espectáculo. Pero un día llega a la posada donde se presentan una hermosa duquesa, Josiana ( Olga Baclanova) atraída por la perspectiva ,tan excitante, de tener como amante un hombre tan feo y tan alejado de su círculo social, y totalmente opuesto a su prometido Lord Dirry-Moir ( Stuart Holmes) , cuya sonrisa es señal de una inmensa estupidez.
Pero, camino a una cita con la duquesa, Gwynplaine es llevado a una torre de tortura donde es reconocido por Hardquanonne como el niño a quien le hizo la herida, y, por consecuente como el joven Lord Clancharlie.
Llevado a Westminster para ser introducido a la corte de los Lores, con todos los honores debido a su rango, Lord Clancharlie hablará en nombre de los pobres, lo que obviamente no les dará ningún gusto a los poderosos.
El final de la cinta contradice totalmente a Victor Hugo, quien quiso que sus personajes murieran, Dea de dolor al pensar que su amado ha muerto, y Gwynplain al lanzarse al Támesis después de recibir el último aliento de su amor. Leni quiso que los dos enamorados se reencuentren, se abracen, en una victoria final de la bondad, la generosidad y la inocencia. Su amor virginal puede salvarlos de toda la maldad y la miseria humanas. Podrán seguramente vivir juntos y felices.
La cinta de Leni, totalmente en la estética del cine silente y del expresionismo nos ofrece decorados, maquillaje y vestuario muy cuidados, bajo una iluminación fantástica, que se encarga de resaltar con luces y sombras, las bondades y maldades de los personajes.
Las sonrisas se oponen: la sonrisa falsa del bufón Barkilphedro se opone a la sonrisa forzada de su víctima, la cual hace contraste con la sonrisa estúpida del prometido oficial de la duquesa, quien visiblemente no es capaz de satisfacer los deseos de su novia, mientras el hombre de sonrisa forzada la fascina.
Por su expresionismo y los sufrimientos, en particular físicos, impuestos a los personajes, se acostumbra clasificar esa cinta en la categoría de terror. Pero, si bien es cierto que el prólogo es terrorífico con la tortura de la “damisela de Fierro”, y si las apariciones de Conrad Veidt dan algo de miedo, hay que reconocer que se trata más de un drama romántico, donde el monstruo es en realidad la víctima. Su espeluznante apariencia contrasta completamente con la realidad de su corazón, lo que Dea percibe, ella que ve con los ojos del alma. Para ella, su Gwynplaine es hermoso, y la dirección de actores de Leni se encarga de disimular la fealdad del personaje al tapar la herida abominable con una sombra, con la cabellera de Dea, con una posición de perfil o tres cuartos del personaje. Trata de hacernos olvidar lo insoportable de la cicatriz.
Pero esta cicatriz sobrevivirá al director, al actor y hasta a Victor Hugo. De una novela y una cinta poco conocidas, pasará a ser una imagen de las más populares : en 1940, Bob Kane adaptó la imagen de Conrad Veidt encarnando a Gwynplaine para construir la figura del Joker, el archienemigo de Batman.Después vendrán Tim Burton y Jack Nicholson (Batman - 1989), Christopher Nolan y Heath Ledger (The Dark Knight - 2008), y pronto David Ayer y Jared Leto (Suicide Squad)
Pero también, Alan Moore en los 80’le puso al personaje principal de V for Vendetta, la máscara con la sonrisa. , mascara que fue recuperada por Anonymous.
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