En una pequeña ciudad de provincia, vuelve un hombre extraño, taciturno. Buscar lugares de antaño. Atrás de él, llega otro, igual de extraño quien se dedica a seguir al primero. Todo para una historia de suspenso, de venganza, en el estilo ya conocido de su director La trama no es original, pero la salvan las actuaciones.
Ficha IMDb
Una minúscula ciudad de provincia en Francia, no se puede saber dónde porque no tiene nada que la identifique, ningún nombre, ninguna relación con otras ciudades conocidas, nada particular en su arquitectura o el acento de sus habitantes. Lo que se sabe es que ha cambiado en los últimos años: donde había granjas y terrenos agrícolas se ha construido un fraccionamiento con pequeñas casa unifamiliares y una biblioteca municipal.
Un buen día llega un hombre, Thierry Berger (Alain Souchon) Se aloja en un cuarto del único café, frecuentado por unos pocos habituados, hace unas preguntas, va a la biblioteca, hace más preguntas.
Detrás de él llega, en una DS Citroën negra, otro hombre, quien se aloja en el hotel.
El primero viene a recuperar un tesoro, su botín del asalto que realizó quince años antes con su amiga, lo condenaron a prisión por el asalto y por el supuesto asesinato de esta durante la huida. Ya terminó su tiempo y viene por el dinero que escondió en la granja de sus papas. Pero el lugar queda ahora en el sótano de la biblioteca. Se gana la simpatía de Francine la bibliotecaria (Tanya Lopert) quien le permite cavar durante las noches.
El otro hombre es Mayenne (Jean-Louis Trintignant), un policía que quiere vengar a su colega amigo, muerto durante el asalto; después de unos días de vigilar, llama a un joven policía ambicioso, Villain (Lambert Wilson) para mantener la presión sobre Thierry. Pero el joven toma muy en serio su misión y se dedica a asustar a cualquiera que le podría proporcionar información. Esta ahora más interesado en el botín que en el trabajo policíaco.
Todo eso constituye una historia de regreso de la prisión bastante banal, con caracteres igualmente previsibles, hasta con una música, compuesta por Philippe Sarde, de jazz melancólico, habitual en las cintas de gánsteres de los 70' ,80’. Dos cosas salvan la cinta: el ambiente de pueblo fantasma de esta nueva ciudad, construida artificialmente sobre una zona agrícola. Se fueron los agricultores, vino a vivir gente que nunca está porque trabaja en otra parte. No hay gente en las calles, no hay niños en la biblioteca, no hay vecinos en las casas.
El segundo aspecto positivo de la película, y muy positivo, son los actores, en particular los tres hombres. Un doble duelo se construye, primero entre el policía y el criminal, un duelo a la antigua (como en varias películas de Granier-Deferre) es el duelo de hace doce años que se restaura, a instancias del policía que no puede soltar su experiencia de fracaso. Pero el joven policía introduce una intriga paralela donde el motivo es menos glorioso ya que se trata del dinero.
Si los dos primeros, como hombres de una generación anterior, tienen ideales de honor y verdad, el nuevo es mucho más práctico. Su meta es totalmente material y sus métodos son aún más perversos que los de su jefe.
Dos escenas paralelas lo muestran explícitamente: Mayenne persigue a Berger en su coche, lo alcanza, lo hace subir y le inflige un interrogatorio que acaba con golpes.
Villain persigue a una niña que vio en la biblioteca, él está en su coche, ella camina. La ventaja de ella es que conoce el barrio, y que es pequeña: se esconde atrás de los arbustos, conoce atajos. Pero se instala un ambiente de miedo, es Heidi perseguida por el ogro, por el lobo feroz y uno llega a preguntarse si no se la va a comer, a violar, a matar.
Toda la historia acabará muy mal, con muertes y decepciones amorosas. Un gran sentimiento de fracaso, de abandono, de soledad, domina toda la narración.
Si no es una cinta extraordinaria, vale mucho la pena por las actuaciones de esos dos grandes que son Jean-Louis Trintignant y Lambert Wilson, secundados por un Alain Souchon que por no ser un actor muy frecuente, sabe darles peso a sus interpretaciones.
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