La ficha IMDB
Guido Anselmi (Marcello Mastroianni) es un afamado director que se encuentra trabajando en una nueva, ambiciosísima, cinta. Solo que, a pesar de lo que la gente alrededor de él cree, no tiene idea de qué diablos está haciendo. No solo con relación a la cinta, sino a todo, a su relación con su(s) mujer(es); a sus relaciones profesionales, al mismo acto de crear. Guido se pierde en fantasías y recuerdos intentando encontrar una respuesta.
Más de 40 años después Charlie Kaufman tuvo el valor de decir que no hay tal; Fellini parece indicar que podría haberla.
Como Match Point (W.Allen, 2005) ; 81/2 cae en el truco de deletrear la intención de la cinta; lo cual no es divertido. Aunque en una historia donde sin transición pasamos de las fantasías a los recuerdos a la realidad; entiendo que resulta útil. Cuando Guido finalmente explica su situación tiene frases bastante atinadas para describir la desesperación del individuo que busca sentido; se describe a sí mismo como un tipo que quiere todo, que busca en mil direcciones y que cuando elige una, no se involucra por completo, por temor a no haber elegido la más conveniente; un tipo que quiere tomar todo y no dar nada, pero al mismo tiempo no puede verse a sí mismo como egoísta. Harto atinada la descripción.
La ansiedad y estas diferentes facetas de su persona están bien representadas en los saltos a memorias y fantasías. La pueril misoginia en su fantasía de harem, la angustia en el sueño inicial. La realidad también está bien construida, para comunicar este estado de fluido, poco real en el que se encuentra Guido. Sus relaciones, con sus actrices, con el escritor, con su amante y su esposa…todas ellas muestran la inseguridad e infantilismo del “niño rey” el hombre que tiene el poder pero no sabe realmente que hacer con él. Que dirige en una dirección, que parecía ser la correcta…pero que necesita validación.
El final de la cinta…Primer, parece que Fellini tiene un problema para terminar sus cintas. En 8 ½ y La Dolce Vita (F. Fellini, 1962) el final parece extenderse sin fin. Sobre todo en esta, me parece que es porque el autor reciente que no ha dicho todo, que es imposible terminar de una manera honesta un discurso así y no encuentra la imagen que debe cerrar el discurso. El final pues, parece dar a Guido la respuesta en la gente a su alrededor, es solo cuestión de esperar y confiar; pero se resiente la duda, se resiente el aislamiento.
Ahí es donde Synecdoche, New York hace un mejor trabajo con su final sin tintes románticos. Cuestión de época. Cuestión de crecimiento también; pues queda claro que en esta obra Fellini marco muchas de las líneas que seguiría Kaufman.
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