Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Wednesday, November 17, 2010

La princesa de Cleves (J. Delannoy - 1961) 7/10


La película, en su época, deslumbró a los espectadores. Con el seductor del momento, Jean Marais, en un papel trágico de esposo enamorado asin ser amadoc, con un “jeune premier” desabrido sin ser tonto, con la maravillosa Marina Vlady, que lucha contra su pasión, con trajes deslumbrantes y locaciones de ensueño.

Ficha IMDb

Es la adaptación de una novela del siglo XVII, escrita por una mujer, Madame de Lafayette, que mucho tiempo se escondió detrás del nombre de un amigo y escritor reconocido, La Rochefoucault. Trata de una joven, de una belleza absolutamente extraordinaria, (Marina Vlady en la pelicula) casada con un príncipe mayor que ella, (Jean Marais) y profundamente enamorado. Situación totalmente anormal en estos tiempos, en esta sociedad y en este tipo de novela. Un duque, joven y el más hermoso de la corte (Jean-Francois Poron), y además prometido a la reina Isabel de Inglaterra, se enamora de ella y ella de él . Pero la Princesa no se deja llevar, como se usaba en esta corte donde amor y matrimonio eran cosas totalmente separadas, porque lo más importante para ella es su reputación, que no hablen mal de ella. Pone más alto su fama que el amor, a pesar de ser tan joven e ilusionada. Y sobre todo, su propio sentido del honor. Trata de evadir al Conde de Nemours. Pero, finalmente, ve como ultimo recurso el hecho de confesar a su esposo lo que esta pasando para que él la proteja de si misma. La historia terminará mal ya que el esposo se enfermará de celos y se morirá de tristeza. Y ella se considerará culpable de esta muerte. Una vez viuda, no aceptará nunca casarse con el hermoso duque, porque, además de la culpabilidad, sabe que él tiene mucho éxito con las mujeres, y piensa que un día u otro la engañara. Y no se puede exigir el amor de un esposo, solamente de un amante.

Estos juegos sentimentales y de conciencia son un poco difíciles de entender en nuestra época, cuando el amor es la base del matrimonio. El sentido de la nobleza del alma que lleva a la Princesa no es el juicio de los demás, sino el juicio de si mismo Los valores son los que inspiran el clasicismo: controlarse, medir gestos y palabras, nunca dejarse llevar , nunca dejar ver los sentimientos por mas apasionados que sean. La Princesa de Cleves es considerada coma el prototipo de la novela sicológica.

Siguen maravillando los trajes hechos por Marcel Escoffier, el mismo que hizo todos los trajes de La Bella y la Bestia, esta película de cuento de Jean Cocteau con el mismo Jean Marais. Los trajes de la Princesa de Cleves y de las dos reinas, Catherine de Médicis y Marie Stuart fueron hechos nada menos que por el mismísimo Pierre Cardin. Y son absolutamente maravillosos, encajes, perlas, sedas….Trajes pesados, con las gorgueras que aprisionan los cuellos e impiden mover la cabeza, imponiendo a los actores un porte tieso, manifestación física de la rigidez de los valores.

Cabe notar que Jean Cocteau participó en la escriture del guión, y que el compositor fue el gran Georges Auric, igual que el La Bella y la bestia. O sea, un equipo de los mejores de la época.

Otra prueba del alto nivel al que se quiso colocar la película son las escenas filmadas en el castillo de Chambord, la más bella de las construcciones ordenadas por el rey Francois 1er, y que data exactamente del siglo donde Madame de Lafayette ubica su novela: el Renacimiento. En los años 50, no se acostumbraba rodar en escenarios naturales. Todo se hacía en los estudios. De ahí una recreación de Paris, de una sala de baile en el Louvre, de un Juego de Pelota, o del patio de torneo, que nos parecen de cartón, como de juguetes.. Por eso sorprende tanto ver el castillo, sus terrazas y su escalera monumental.

Una cámara por lo general fija, que casi no se desplaza al interior de una escena, enfocando al mismo o a los mismos personajes durante largos momentos. Pero esto no daña al ambiente, a la intención del texto original, ya que de esto se trataba: la reserva, la discreción, el saber esconder sus sentimientos en público para que nadie pueda aprovecharse de la intimidad de alguien, divulgar rumores, y destruir reputaciones.

La película, muy difícil de conseguir durante mucho tiempo, quedó en las memorias de los que la vieron tiempo atrás como un sueño, un cuento, algo mágico. Y dejó el lugar libre para otras adaptaciones de la novela. Así, en 1999, el portugués Manuel de Oliveira, filmó La Carta con Chiara Mastroiani, modernizando la trama, y tomando muchas libertades con el espíritu de Madame de Lafayette, sin lograr la poesía y el encanto que todavía emana de la cinta de Delannoy.

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