Ficha IMDb
Cuando internan a Claudia (Martha Higareda) en esta amplia mansión, un poco descuidada, aislada lejos de la cuidad, se topa con una directora muy estricta , la Siquiatra Bernarda Alquacira ( Veronica Langer) y una doctora, más joven y mas accesible (Monica Dionne) . Las internas son típicas adolescentes ricas y egoístas. Salvo una, sombría y retraída, que habla siempre de una cierta Andrea, ex interna que se suicidó.
Poco a poco, Andrea toma posesión de Claudia, a quien le dieron el cuarto que ocupaba, hasta llevarla a vengarla de la directora. Por medio de flasback , se nos da , antes de la escena final , la explicación : Andrea tuvo un romance con la doctora Lucia . La directora Bernarda las sorprendió y, atraída por Andrea que la rechazó, accidentalmente, empujó a ésta en la escalera de la torre, provocando su muerte. Disfrazó el accidente en suicidio por ahorcamiento. Obviamente, la malvada directora terminará colgada, y la paz volverá a la institución.
Todo esto nos da una historia bastante banal en el campo de las historias o películas de terror. Las interpretaciones, como ya dijimos, no tienen nada especial. No hay un gran trabajo sobre los personajes. Doctoras y internas se parecen a los personajes que estas actrices interpretan en la televisión mexicana, sea por los diálogos que les dan o por la forma de actuar. Salvo Jose (Danny Perea) qui da de lejos la mejor interpretación de la cinta, con su voz grave y su carácter retraído, su aislamiento y su fijación en la persona (el fantasma) de Andrea.
Pero la historia esta bien llevada y mantiene un buen nivel, si no es de suspenso (sabemos, muy rápidamente desde que se menciona a Andrea, como va a terminar el asunto), al menos de interés. Nunca es aburrida, y se deja ver hasta el final con gusto.
El ambiente de terror, con todo y vientos, puertas que se azotan, largos pasillos, y oscuridad en el parque, esta muy bien cuidado. Se hace un uso interesante de los colores, los azules de las noches, de los diferentes granos de película. Lluvia, tempestad. La presencia de la torre se impone, se siente y hasta se ve habitada.
Y sobre todo, la música de Eduardo Gamboa es excelente en su sencillez y muy bien colocada para contribuir al misterio.
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