Adaptada de una obra de teatro del alemán Marius von Mayenburg
quien se inspiró en auténticas frases de la Biblia, la cinta presenta un
cuestionamiento a ciertos comportamientos de la Rusia actual, pero que reflejan
problemas de todas nuestras sociedades. Un adolescente parece súbitamente
habitado por exigencias de orden moral que perturban comportamientos de todos
los que lo rodean. Cinta muy perturbadora, con un intérprete fascinante. Un humor
irreverente se une a una gran belleza de las imágenes.
Ficha
IMDb
Toda
pasa en una pequeña ciudad rusa, precisamente Kaliningrad, antes Königsberg,
ciudad natal de Emanuel Kant. Fue anexada por los rusos al final de la Segunda
Guerra Mundial, es como una enclava alemana entre Lituania y Polonia, y al
mismo tiempo es rusa, todos esos cambios le dan una personalidad un poco extraña.
Una
noche, después de un arduo día de trabajo, Inga (Ioulina Aug) vuelve a su
casa, cansada y además enojada y extrañada porque le acaban de señalar las inasistencias
de su hijo Venia (Piotr Skvortsov ) a la escuela. Interrogado, este explica que
ha faltado solamente a las clases de natación, por cuestiones de moralidad.
Lo
que vemos después parece darle toda la razón al joven: chicas en bikini que
coquetean con los alumnos adolescentes, nada de goles o gorras de natación y un
caos donde el maestro no puede imponer su autoridad. Todo eso parece más fiesta
que clase. Súbitamente, Venia se precipita completamente vestido al agua. Al día
siguiente lo convocan con su madre en la oficina de la directora, una mujer
cuarentona, en compañía del maestro de natación,Oleg (Anton Vassilev) y de la maestra de ciencias, Elena
(Victoria Issakova) quien es también tutora del grupo. A todas las preguntas,
Venia contesta con citas de la Biblia, que parece conocer de memoria, y que le
permiten juzgar los comportamientos y la falta de moralidad de todos. Nadie
sabe cómo reaccionar.
Durante
la junta, Gregory (Alexandre Gortchiline), un alumno discapacitado, es
molestado en el patio; entre varios lo meten a un gran bote de basura. Definitivamente
parece que, en esta escuela, los alumnos hacen lo que quieren.
Durante
el finde semana siguiente, se da otra prueba de la inmoralidad de todos: en la
orilla del mar, alumnos y maestros se asolean. El maestro de natación y la de ciencias
se besuquean mientras algunos alumnos se pasean y broncean desnudos.
En
casa, Venia vacío su cuarto, conservando solo un colchón en el piso, y tapando
las ventanas con maderas. Cuando su madre protesta, el le echa en cara que es
una adultera, ya que se divorció, y, como tal, arderá por siempre en los fuegos
del infierno. Preocupada, esta acude al Pope Vsevolod (Nikolaï Rochtchine), para
reclamarle sus enseñanzas extremistas, pero el sacerdote niega toda responsabilidad:
el nuevo fanatismo religioso de Venia esta provocado por su lectura solitaria de
la Biblia.
Una
clase de ciencias, con ejercicios de manipulación de condones en zanahorias,
lleva a Venia a desnudarse totalmente en protesta. Quien resulta reprendida es
la maestra, acusada por la directora de métodos demasiado modernos de
enseñanza, mientras ella se justifica por su deseo de prevenir embarazos no
deseados. La bendición por el Pope del nuevo equipo de musculación de la
escuela lo expone a las reclamaciones de Venia: ¿qué está haciendo la Iglesia
para difundir la palabra sagrada? ¿porque la Iglesia posee tantas riquezas? Y
este Pope en particular, ¿qué hace para dar el ejemplo de una vida cristiana?
Nadie
escapa de la ira de Venia, salvo Gregory que ha tomado bajo su exigente protección,
prometiéndole con, con mas fe y plegarias, su pierna demasiado corta podría curarse.
En cambio, el invalido esta dispuesto a todo, inclusive a sabotear la
motocicleta de Elena, para provocar su muerte. Pero su amor excesivo por Venia provoca
en este asco e ira incontrolables, y la homofobia lleva directamente al
homicidio.
Venia,
ahora convencido que el malestar, la mala consciencia que provoca en los demás le
da un poder sin límite, logra, con falsas acusaciones, el despido de su enemiga,
a la que antes, había acusado de ser judía.
Venia,
armado con la pequeña Biblia que lleva siempre en su bolsillo, y con las frases
que se sabe de memoria y repite a veces totalmente fuera de contexto, ha
logrado imponer su ley sobre adultos, que dudan de sus propias convicciones, de
sus propias reglas, de su propia experiencia.
La
cinta nos deja en un estado de impotencia. ¿Como un solo joven puede llegar a
perturbar tanto la vida de tantos?
¿A
quién critica la cinta? Claramente en un primer nivel, a los fanáticos. Los que
se arman con un libro sagrado y salen a amenazar al mundo con frases repetidas
de memoria. Pero estas frases existen realmente. El autor de la obra de teatro,
Marius von Mayenburg, hizo una lista al leer la Biblia, de frases que le
parecían contradecir por su intolerancia y su agresividad, a los conceptos de
amor que se supone vincula la religión cristiana. A partir de esta lista
escribió su texto. En la cinta, cada citación hecha por Venia tiene sus
referencias en sobretexto. Tal vez la confusión venga de que casi todas estas
citas son del antiguo testamento, en el cual el concepto de Dios es de un padre
estricto, vengador, castigador, el de la Ley del Talión. Todo el contrario del
Dios del Nuevo Testamento, Cristo de bondad, perdón y generosidad.
Pero,
si Venia logra subyugar de tal forma a gente más madura que él, educada, experimentada,
es claramente porque cuestionaba la seguridad o la convicción que ellos tienen
sobre sus propios valores. En ese contexto, es muy claro el ejemplo de las clases
de natación. Venia tiene toda la razón en oponerse a la falta de disciplina que
ahí impera: lo que vemos al principio no son clases de natación con un maestro
dando instrucciones.es una bola de adolescentes divirtiéndose en el agua y
coqueteando, enseñándose sus jóvenes cuerpos deseables. Semanas después, las
chicas tienen un verdadero traje de natación y todos nadan en orden en sus
carriles. Prueba de que el maestro no había sabido imponer reglas y que, cuando
las impone, los adolescentes obedecen y el curso funciona.
La
cinta es muy inteligente al tomar ese tema como primer ejemplo de las locuras
de Venia. Nadie podría decir que no tiene la razón. Así el primer objetivo de Venia
es la educación y la falta de confianza de los pedagogos en sus métodos y en
los conocimientos que difunden. Ese tema será permanente a lo largo de la
cinta.
El
segundo tema es la inmoralidad de los comportamientos: maestros que van a
besarse y acariciaras a la vista de los alumnos, alumnos que se desnudan
juntos. Se equivoca Venia al repudiar la falta de pudor. ¿No será la falta de
pudor una falta de respeto hacia el cuerpo? Eso también es una obsesión del
joven. El cuerpo es sagrado. Los adultos son igualmente inmorales que los
jóvenes, la directora se embriaga con sus amigas y se ríe en clase o en juntas
por los asuntos serios que tiene que enfrentar.
Tercer
objetivo de crítica: la iglesia. Es personificada aquí por un sacerdote
ortodoxo poco inteligente, poco psicólogo, pero más bien regordete, que asperge
bendiciones sobre una sala de gimnasia. O sea, superstición, prácticas
medievales. Igual de primitivas, en el sentido negativo de la palabra, que los
rezos de Venia sobre la pierna lisiada de Gregory.
La
cinta parece mandar un mensaje para la sociedad rusa actual, la Rusia de Putin,
cuya fotografía adorna la oficina de la directora: ya no hay valores, ya no hay
principios. Y como la gente sabe que anda sin rumbo, cualquiera que llegue con
convicción, perturba sus fundamentos. Todos tiemblan porque saben en el fondo, que
lo están haciendo mal y no tienen con qué ponerle límites al nuevo Savonarole,
al ángel purificador, al mártir de la fe. De hecho, el titulo original Uchenik es un juego de palabras entre
esta palabra que significa ·estudiante “ y la palabra “Muchenik” que significa “mártir”.
Parece
que los valores impuestos por la Unión Soviética: trabajo, materialismo,
progresismo científico y tecnológico, se fueron por la borda al caerse el
régimen autoritario. Volvieron las viejas costumbres, las viejas creencias. Y
la Iglesia fue la gran ganadora. Ya habíamos visto algo de esta reflexión desilusionada
en la perturbadora Leviathan (Andreï
Zviaguintsev – 2014).
¿Estará
Rusia en el camino de vuelta al oscurantismo, y con eso en peligro de caer
presa del fanatismo más oscuro? ¿Rusia, o el mundo moderno?
El
director, abierto opositor a Putin, se ve ahora acusado de un gigantesco fraude
en la administración del teatro Gogol en Moscú, del cual es director. Podría
ser una señal de que, al jefe de estado, no le gusta mucho verse cuestionado.
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