Adaptada de una novela gráfica de Marcel Gotlib, cuyo humor sarcástico
no les gusta a todos, esta cinta es el primer largo metraje de Patrice Leconte,
desgraciadamente obligado por la compañía productora Gaumont a hacer muchos
cambios, lo que derivará en malas relaciones entre él y Jean Rochefort. Sin
embargo, el resultado es una parodia irresistible de comicidad, muchas veces al
segundo grado, que puede parecer bastante torpe y estúpida para algunos.
Ficha IMDb
Como
cada mañana, Gaspard Gazul (Roland Dubillard), se prepara, meticulosamente, en
el mismo orden, para ir a trabajar en como inspector en un autobús parisino.
Cuando jala la cadena del WC, se produce una explosión, y muere. Obviamente, el
cuartito estaba cerrado desde el interior.
El
comisario Pichard (Jean Rochefort) y el inspector Charbonnier, alias Charbot
(Coluche) tienen entonces que resolver un caso tipo Misterio del cuarto amarillo de Gaston Leroux , adaptado por Bruno Podalydès (2003), heredero
de los famosos Crímenes de la Calle Morgue
de Edgar Poe, y actuar a la altura de los más grandes detectives, Auguste Dupin,
Sherlock Holmes, o Rouletabille.
Una
misteriosa carta los pone sobre una primera pista, que los llevará a otra, un
testigo llevando a otro testigo, de tal forma que los dos acólitos viajan a través
de toda Francia, antes de llegar a la solución, que implica unos trillizos. En
su camino, se encuentran con una prostituta bretona llamada Gwendoline (Danielle
Evenou), un extraño psiquiatra (Jean-Pierre Sentier), un hombre con una sola
pierna, un reparador de cochinos, y toda una fauna de gente chiflada. Las
situaciones son absurdas, los gags a veces estúpidos. La cinta está llena de referencias
y de parodias.
La
oposición física y de carácter entre los dos protagonistas es un recurso muchas
veces utilizado pero que siempre funciona. Rochefort, alto, de porte
distinguido con su impermeable beige y su sombrero, siempre serio, siempre reflexivo, es el contrario perfecto de Coluche, bajito, de cara redonda, con facies de
payaso, chaqueta de cuero y siempre en movimiento, pero que no entiende nada y le tiene miedo a todo.
El
rodaje fue bastante accidentado. Rochefort no quería terminar la cinta, y juró
ya no trabajar con Leconte, quien se quedó sin trabajo durante tres años. En 1978
realizó Les Bronzés, y consiguió éxito
y fama. Después de eso, volvió a trabajar con Rochefort, en particular en Tandem (1987), Le mari de la coiffeuse (1990) unas joyas de humor negro el primero,
y de delicadeza el segundo. También hicieron juntos el misterioso L’homme du train (2002) con Johnny
Halliday y el maravilloso Ridicule (1995).
En resumen, Les vécés… es una cinta ridícula tal
vez, mal hecha tal vez. Pero sumamente divertida.
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