Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Saturday, August 18, 2018

Sandome no satsujin (Hirokazu Koreeda, 2017) – 8/10


Empieza como cualquier cinta de abogado e investigación para preparar un juicio. Pero poco a poco se transforma en una interrogación sobre el bien y el mal y el derecho a vivir que podrían no tener ciertas personas.

Ficha IMDb

Un hombre mata a otro en una zona despoblada de noche. Después, le prende fuego. Es obvio que hubo asesinato. Hasta vemos claramente la cara del criminal. Pero el ambiente irreal y la cámara lejana y temblorosa dejan al espectador en la incertidumbre.

Shigemori (Masaharu Fukuyama), joven abogado, es llamado por un colega para ayudarlo en el caso de un extraño cliente. Este hombre, Misumi (Koji Yakusho) fue condenado a treinta años de prisión por dos asesinatos anteriores por el padre de Shigemori, juez en esos años. Poco después de cumplí su condena, comete su tercer asesinato. Pero no deja de cambiar su versión, sobre sus intenciones, de robo, de asesinato, de culpabilidad o inocencia.

Shigemori y su equipo empiezan por una investigación, van hasta la ciudad del acusado, conocen a su esposa, a su hija. Asimismo, investigan a la víctima, su familia y sus negocios. Resulta que era un negociante muy sucio, que explotaba a los empleados de su fábrica, que humillaba y violaba a su hija coja Sakie (Suzu Hirose), que su esposa era tal vez la amante del reo, que tal vez quería cobrar el dinero del seguro…

El asesino también tiene una hija adolescente, con la cual no logra, o no quiere, establecer la comunicación y cuya vida se va, por culpa paternal, hacia el fracaso anunciado. Estableció con la hija del jefe un lazo casi paternal, un lazo de protección por sustitución. El abogado también asiste impotente, o egoísta, al fracaso de su relación con su propia hija.

La investigación resulta ser una complicada telaraña; las mentiras y los secretos se sobreponen.  ¿Quién dice la verdad? ¿Quién tiene la razón?

Los encuentros en el locutorio de la prisión se multiplican. Los dos hombres están separados por un vidrio. A medida que Shigemori sabe más y sus preguntas se hacen más suspicaces, el asesino entra en consideraciones morales, casi filosóficas. Los dos hombres se miran, se reflejan y los rostros llegan a acercarse, confundirse en el vidrio - espejo. ¿A quién ve Shigemori? ¿Quién es? ¿Es otro Misumi, otro criminal? ¿Es su padre el juez, quien toda su vida se sintió frustrado de no poder conseguir la pena de muerte para el doble homicida en el juicio de hace 30 años? ¿Es Misumi una versión deShigemori, en su versión de padre fracasado?

La pregunta profunda del asesino es si existe gente que no debería vivir. Gente mala que no debería haber nacido, y que cualquier persona tiene derecho a eliminar, para hacer un bien a la sociedad. El negociante no tenía derecho a vivir y Misumi se encargó de eliminarlo. Pero Misumi mató tres veces y ya no tiene derecho a vivir. Encarga el sistema judicial japonés de eliminarlo por la pena de muerte.

Fascinante por su estilo de filmación y su ritmo que parece incoherente, por sus imágenes que hacen dudar, la cinta impone la reflexión, la angustia y la duda casi metafísicas. Lo hace por sus diálogos, pero lo impone por esas extraordinarias tomas de las conversaciones en la cárcel, con vidrio- espejo interpuesto. El uso de colores oscuros endurece un clima sin piedad de una película muy fuerte. ¿Dónde está la frontera entre lo justo y lo injusto?

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