A partir de una historia de suspenso y acción, Truffaut hace una historia poética y delicada, en blanco y negro, mezclando los géneros, suspendiendo el tiempo para hablar de amor, mujeres y destino. Con Charles Aznavour , cerrado sobre si mismo.
Ficha IMDb
La pelicula se presenta como un recorrido de lo negro a lo blanco, de la noche de las primeras escenas hasta los campos de nieve que rodean la casa en la montaña, casa de la familia, casa de las origenes donde Léna muere, inocente victima de la vida pasada de Charlie. Como en Les 400 coups, Truffaut se divierte dejando partes del cuadro en la oscuridad, llevando sus personajes de las zonas claras a las oscuras, en los departamentos, las casas (escaleras, sótanos , pasillos), como en sus vidas y sus caracteres.
Adaptando una novela policíaca de David Goodis, Truffaut la modifica y la pervierte hasta quitarle todos los elementos de suspenso. El humor domina y los malos se vuelven buenos. O al menos divertidos. A cada momento de suspenso, en particular las persecuciones, corriendo, caminando o manejando, Truffaut levanta el pie, pide pausa, y cambia la velocidad. La trama policíaca determina el desarrollo de la historia, pero, en cada etapa se suspende para dar paso a una digresión.
Chico Saroyan (Albert Rémy, el padrastro de Antoine Doinel en Les 400 coups ) perseguido al principio, en la oscuridad de una calle muy, muy oscura, pasa unos largos minutos escuchando a un desconocido contándole su matrimonio y la evolución de su amor hacia su esposa, antes de volver a ser perseguido, cuando el hombre llega a su casa.
Después de su día de trabajo, Lena (Marie Dubois) y Charlie Kohler (Charles Aznavour) caminan tranquilamente, en sus dos gabardinas iguales, acompañados por la voz interior de Charlie dándole consejos de seducción, mientras la cámara multiplica los planos cercanos a la mano de Charlie que trata de acercarse a la de Léna. Hasta el momento en que ella enseña los dos perseguidores en su espejo de bolsillo, en un plano absolutamente imposible. Y, mientras los consejos estratégicos siguen, Lena desaparece y Charlie se queda solo.
Sin olvidar el secuestro de Lena y Charlie por los dos malvados, los hermanos Ernest (Daniel Boulanger) y Momo (Claude Mansart), en un larguísimo trayecto en el periférico, intercambiando anécdotas y opiniones sobre las mujeres, hasta que Lena provoca la intervención de la policía, permitiéndole escapar con Charlie.
Tal vez el momento más divertido y absurdo sea cuando Plyne (Serge Dayri), el dueño del bar y enamorado de Léna, trata de estrangular a Charlie, al mismo tiempo que discurre sobre la pureza de las mujeres.
Así, el tema central son las mujeres, los diferentes tipos de mujeres, amiga, amante, esposa, y las opiniones de los hombres sobre ellas. En las largas discusiones masculinas, palabras y frases se repiten de un hombre al otro, mostrando que finalmente, todos piensan lo mismo. Del más tímido, Charlie Kohler (Aznavour) al más burdo, Ernest o Momo.
Lena (Marie Dubois) encarna al amor romántico, discreto sin ser callado o pasivo. Ella toma la iniciativa frente a un Charlie casi mudo, inmóvil, de mirada ausente.Clarisse (Michele Mercier), la vecina prostituta, encarna el amor físico, libre, frente a un Charlie desinhibido.
La estructura narrativa integra dentro de la historia policíaca un flash back narrado por Léna quien relata en segunda persona el pasado de Charlie. La verdad, en lugar de ser producto de la confesión del hombre, viene como resultado de la atención apasionada de la mujer. Charlie sigue siendo él que no habla. El espectador consigue así todas las explicaciones que necesita, pero se mantiene un distanciamiento y una frialdad en el trato del carácter masculino.
Erase una vez un pianista virtuoso Édouard Saroyan, famoso gracias al contrato que le hizo el gran empresario Lars Schmeel (Claude Heymann) pero víctima de una timidez enfermiza. Cuando finalmente logra vencer su problema y disfruta plenamente talento y fama, su esposa Thérésa (Nicole Berger ) le revela que ella consiguió el contrato al entregarse a Schmeel. A pesar de la voz interior que le sugiere abrazar a su esposa, Edouard sale, para volver inmediatamente, pero demasiado tarde, ya que su esposa se tiró por la ventana. Esta culpabilidad es la explicación de la situación actual: pianista en un café de barrio, donde acompaña a un Bobby Lapointe brincando, igual de tieso que el pianista. Notese que en 1960, el cantautor era todavía desconocido.
Charlie se siente responsable de su familia al mismo tiempo que quiere apartarse de todo tipo de problemas: cuida a su hermano menor Fido (Richard Kanayan). Es una constante en las películas de Truffaut quien se las arregla para introducir a un niño en cada una de sus películas, aunque sea solamente una presencia discreta. Pero siempre provocando el afecto de su personaje protagónico.
Todo apoyado por una maravillosa música de Georges Delerue, en los momentos claves de la emoción o la introspección.
Una película negra, por el destino de sus personajes, trágico en cierta forma, iluminada por momentos de ternura o de humor. Como lo sombrío de Aznavour es suavizado por la luz de Marie Dubois. Una hermosa película, que anuncia lo mejor de Truffaut.
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