Excelente(s) vuelta(s) de tuerca en un thriller que revela por pedazos la exploración de una mente siniestra y retorcida, escondida bajo una cara angelical. Una historia sin fin de dominación y destrucción a partir de la novela de Gillian Flynn, quien participó en la escritura del guion.
Ficha IMDb
El principio es el final y la confirmación de que no hay salvación para el protagonista. La mujer perdida se encontró y va a seguir controlando, aunque ya se sepa la verdad sobre ella.
La perversidad de Amy (Rosamund Pike) no aparece al principio, ya que le director juega con los puntos de vista. Primero se coloca en lo que parece ser una vista exterior, como en la mayoría de las películas. Después de un café matutino en el bar que posee con su hermana Margo (Carrie Coon), el medio escritor Nick Dunne (Ben Affleck) vuelve a su casa, donde encuentra señales de violencia y de lo que parece ser el secuestro de su esposa Amy.
Después se muestra el lado escondido, lo que los investigadores van a descubrir al hurgar en las cosas de la desaparecida, en particular su diario íntimo, donde cuenta sevicias, golpes, gritos y malos tratos físicos y psicológicos de parte de su esposo. Distanciamiento, problemas financieros, aburrimiento de Amy de tener que vivir en el pueblo de Nick, adonde vivieron para cuidar de la amdre enferma. Frustraciones Se tiene además informaciones de una “buena” vecina quien presta sus servicios como testigo bien informado.
Hasta ahí, la historia se parece a muchas cintas de mujeres maltratadas que abandonan a sus esposos después de organizar pacientemente cada detalle de su plan, y se lanzan a una nueva vida de victorias. La huida de Amy parece lógica, si su esposo es el monstruo que se nos presenta.
Pero, un detalle sorprende: ¿Por qué tantos chocolates y golosinas en el asiento de su coche? ¿Tendrá algún dolor profundo que tiene que compensar? Tal vez el amor de sus padres, Rand (David Clennon) y Marybeth Elliott (Lisa Banes) hacia la “Asombrosa Amy”, personaje de niña que imaginaron (y explotaron), a partir de su hija, y que tuvo la vida soñada, aventuras, regalos, amor que la verdadera niña nunca recibió. Por cierto, esos suegros no estiman mucho a su yerno.
La etapa siguiente nos muestra la descomposición progresiva de Amy, paralelamente al descubrimiento gradual por Nick y su hermana de la trampa construida con precisión para que él parezca culpable del asesinato, trampa que poco a poco desmantelan, como desarmando las piezas de un rompecabezas.
La siguiente etapa es la acción desesperada de Amy a quien le han robado todo su dinero en un motel, para poder volver a casa, en posición de víctima. Para eso, sacrifica a uno de sus ex, Desi Collings (Neill Patrick Harris), extremadamente rico (¿Qué casa!) y extremadamente enamorado, en un acto sanguinario muy bien orquestado, y se refugia en los brazos de Nick , con quien empieza una nueva vida, en la cual ella tiene las riendas y lo obliga al silencio ,bajo sus propias condiciones.
La música de Trent Reznor y Atticus Ross construye un ambiente opresivo y claustrofóbico, acompañando el encierro progresivo sufrido por el protagonista y debido al uso invasivo de la televisión, las redes sociales y todo que va moldeando las ideas de un público que no tiene ningún conocimiento de la realidad vivida por los individuos sobre quienes opinan.
Hitchckock no está lejos, y la maravillosa presencia rubia de Rosamund Pike ayuda bastante.
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