Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, December 21, 2014

OSS 117 - Le Caire, nid d’espions (Michel Hazanavicius , 2006 ) - 6.5/10

Parodia de las cintas de espías de los años cincuenta, con un protagonista guapo y tonto en extremo y nunca despeinado, saliéndose siempre con las suyas. Sobre fondo políticamente incorrecto, con bromas a doble sentido. Una agradable broma cinematográfica.

Ficha IMDb

Hubert Bonisseur de La Bath (Jean Dujardin), o sea el agente OSS 117, debe, Díez años después de la guerra, esclarecer la desaparición de su compañero y amigo Jack, en El Cairo, nido de espiones de todos los países de occidente, según le explica su jefe, Armand Lesignac (Claude Brosset) quien le explica también muchas cosas que el seductor agente no entiende en lo más mínimo, porque es de una ignorancia profunda.

El espía tendrá que adoptar la personalidad de Lucien Bramard, co-director de la SCEP, Sociedad de Cria de Pollos del Cairo, cuya linda secretaria, Larmina (Bérénice Bejo) lo recibe en el aeropuerto para después llevarlo en su lindo convertible hasta el canal de Suez, motivo de deseo de todas las naciones coloniales presentes en un Egipto que trata de ser moderno, independiente. y donde el joven Nasser acaba de derrocar al rey Farouc, mientras las Aguilas de Khéops grupo integrista, quieren desencadenar una guerra religiosa.

En El Cairo trabajan todas las potencias de la Guerra Fría, bajo cobertura de negocios ganaderos. Setine el ruso (Constantin Alexandrov) dirige una granja de borregos, Gardenborough el británico (Laurent Bateau) cría borregos, Pelletier el belga (François Damien) es la competencia en cuestión de pollos, y Moeller el alemán (Richard Sammel) se dedica a los bovinos.

Las situaciones son absurdas a más no poder. La escritura de los diálogos ha sido muy cuidadosa, con invenciones desopilantes: la conversación de embajada entre espías que pelean a golpe de oraciones espirituales conteniendo nombres y sabiduría popular sobre animales. Es La Fontaine al nivel de la calle o del café de la esquina. O el monologo de la pistola de OSS, colocada a una altura estratégica del cuerpo de su poseedor. Pero también hay diálogos que se limitan a carcajadas larguísimas. Nada esta dejado al azar. Ni siquiera una pelea con el muezzin, a quien nuestro espía ignorante obliga a callarse, cuando pretende llamar a los creyentes a la primera plegaria del día. Demasiado temprano, según el elegante agente.  

Jean Dujardin, quien se volvió famoso con El artista (2011) del mismo director, es perfecto de torpezas, sonrisas desplazadas, bromas estúpidas. Asume con un natural desconcertante todas las taras de su personaje: estúpido, inculto, racista, sexista, intolerante, baila como un dios, se cree admirado por todos y deseado por todas. No ve ningún indicio para su investigación, ni siquiera el más evidente. Entre crooner tipo Sinatra, y caricatura tipo Blake et Mortimer, es irresistible.

Las reconstituciones de época están muy bien logradas, desde coches, vestidos, grano y colores de las cintas de época, recordando de Hitchcock a Sean Connery, pasando por Audrey Hepburn, a quien el look de Larmina, peinado y vestidos, es un homenaje.
  
Atrás de las referencias numerosas al mundo del cine, no se puede dejar de ver, con los clichés al segundo nivel y los albures nada sutiles, ideas y comportamientos que fueron durante años considerados como normales y que, tal vez, explican en parte situaciones actuales.


Pero la película no sea toma en ningún momento en serio. Es parodia pura y un gran momento de risa. 

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