Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, December 22, 2014

La dictadura perfecta (Luis Estrada, 2014) – 6/10

Como El infierno, esta cinta tiene el defecto de su doble objetivo: denunciar y hacer reír. Lo único que logra es quedarse a la mitad de cada uno, de aburrir por demasiado larga, y de caer en varias incoherencias narrativas. Además, sufre de interpretaciones sobreactuadas.

Ficha IMDb

 La cinta pretende ser una sátira de Televisa, la televisora más potente de México. La empresa de la cinta, Televisora Mexicana, funciona como medio de denuncia, al difundir vídeos comprometedores, pero también como agente de promoción para políticos. En realidad, es una máquina de ganar dinero y quien paga más la tiene totalmente a su servicio. Así pasa con el gobernador Carmelo Vargas (Damián Alcázar), deshonesto, abusivo, medio vulgar. Todo empieza cuando Televisora Mexicana difunde un video donde se le ve claramente recibir dinero de manos de un narcotraficante. El pobre político desprestigiado trata de “convencer” al director, Jose Hartmann (Tony Dalton) y finalmente, muy bien aconsejado por su equipo, contrata a la compañía para que le construyan una imagen políticamente correcta y apta a un destino glorioso. Para eso, mandan a su estado al productor Carlos Rojo (Alfonso Herrera), por cierto novio de Jazmin (Livia Brito), actriz estrellas de la telenovela Los pobres también aman y a Ricardo Diaz (Osvaldo Benavides), reportero estrella, gran admirador de su propia imagen.

Esto sirve de punto de partida para una serie se escenas más excesivas las unas que las otras: mala educación, violencia, lenguaje soez, mal gusto. Claro, eso existe en la realidad. Lo hemos visto, escuchado, en televisión, pero también en las redes sociales. El abuso de poder y de dinero está a la orden del día, desde hace ya bastante tiempo. Y tal vez lo haya sido siempre. Pero el trazo es demasiado grueso, por no decir grotesco. Se evidencia la practica periodística, y política dela “caja China”, ampliar un asunto secundario para distraer la atención de hechos importantes. Parece golpe de suerte: dos niñas están secuestradas.  

Es cuando la película se acaba de perder: cae en el mismo defecto que quiere denunciar. La historia se diluye en su propia caja China. El asunto del secuestro de las niñas se les escapa de las manos a Estrada y su guionista Sampietro. No saben manejarlo y se vuelve una enormidad incontrolable. La historia se vuelve pesada, interminable. Uno piensa llegar al final, pero sigue, y sigue. Un epilogo le sucede a otro epilogo. Hasta parece que los realizadores se sintieron obligados a agregarle más, en caso de que el espectador no haya entendido bien.

En la acumulación de escenas, tal vez el público se haya perdido y no haya notado los hoyos narrativos, y las incoherencias, o torpezas del guion. Por ejemplo se descubre al final, o en uno de los finales, que el coronel (Jorge Zarate) al servicio de la Televisora , fue quien organizó el secuestro de las niñas. Pero nunca se dio el mínimo indicio. Solo una llamada del productor al principio: “tal vez vaya a necesitar sus servicios”. ¿Pero si él tuvo la idea de utilizarlo, porque no se ve nunca que sepa algo de lo que está ocurriendo?

También hay unas situaciones ilógicas: es irreal en la realidad y en la lógica del personaje del productor, o del funcionamiento manipulador que se nos pretende demostrar que los vecinos de los Garza, padres delas niñas, apenas se acaban de enterar por televisión del problema del matrimonio, si tienen a los periodistas en frente de la casa desde varios días.¿Cómo no se aprovecha su visita y el obsequio que hacen de sus joyas? ¡Esto sería una buena escena emotiva! ¿Y cómo no se utiliza el regreso se las niñas, al menos unos segundos para después retirarse con “discreción” y dejarlos a la intimidad familiar? Ademas, la situación del padre está mal definida: viven en casa grande, pero aislada en un fraccionamiento sin acabar. ¿Es rico o no lo es?

La cinta funciona a nivel muy superficial para que el público encuentre situaciones o personajes que vio en su propio televisor: el falso arresto de Florence Cassez, el asesinato de la niña Paulette, el caso del gober precioso del estado de Puebla, los spots de candidatos a las elecciones, la actriz de telenovela que se vuelve esposa de gobernador, el tema mismo de las telenovelas, con sus historia de muchacha pobre amada por el joven amo. Pero también los colgados en los puentes y los ataques en plena autopista, el soborno expuesto en vivo de Bejarano, la denigración orquestada de un líder político de la oposición (un Mesías, para más señas, interpretado por Joaquín Cosío).

Los actores son a la imagen de la cinta, sin ninguna sutilidad, todo en exageraciones, empezando por un Demian Alcazar totalmente sobreactuado, caricatural, más payaso de lo que fue Cantinflas. Esto le quita mucha credibilidad al proyecto. Estamos muy lejos de la implacabilidad de Heli.

La real crítica a Televisa, la que de verdad profundiza en el poder de enajenación y manipulación del pueblo, es más sutil. Son unas cuantas imágenes rápidas: una sirvienta que se peina, viéndose al espejo al mismo tiempo que ve la novela., hombres sentados en un café, absorbidos por la pantalla... ahí se ve el poder de Televisa, como transforma los valores y sueños de un pueblo.

Estrada quiso, talvez, pegar fuerte con la exageración, quiso tener un efecto sobre una mayoría. Pero olvidó que la risa general, burda, puede voltearse en contra del que la desencadena y quitarle mucha credibilidad.  

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