Este documental es el ejemplo de como una iniciativa interesante puede volverse una película odiosa por la autosatisfacción que expresa.
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En 1998 en el pueblito de Whitwell -Tennesse , los maestros , que no sabían como hacer entender a sus alumnos los conceptos de diversidad cultural y discriminación, ya que todos en el pueblo se ven iguales, hablan igual, comen igual y rezan igual, deciden hablarles del Holocausto. La cantidad de judíos eliminados por los nazis, 6 millones, siendo muy difícil de concebir por los adolescentes, y en realidad por cualquier persona, nace la idea de juntar 6 millones de clips, para volver concreto lo que es una idea totalmente abstracta. ¿Por que los clips, y no cualquier otro objeto? Al investigar en Internet sobre el Holocausto, los alumnos descubren que el clip, invenció noruega, fue usado como signo de manifestación silenciosa por los noruegos en contra de las persecuciones alemanes. El proyecto se vuelve nacional, y después internacional. Llegarán más de 25 millones de clips.
La idea de los maestros en si no es mala. Es muy difícil para los adolescentes concebir los ordenes de grandeza, una vez que se sale de su entorno inmediato. Y hasta a veces dentro del mismo. Y también de imaginar que hay, o hubo formas diferentes de vivir o de pensar. Se puede dudar del interés pedagógico de estos proyectos que llevan meses de realización cuando talvez en menos tiempo se podría transmitir la misma información. Pero tenemos que aceptar que es una característica del sistema estadounidense de enseñanza, que desgraciadamente esta influenciando varios sistemas pedagógicos de otros países. Y que además es la base de toda una categoría de películas: el maravilloso maestro que sabrá llevar al éxito un grupo de alumnos frustrados, decepcionados , marginados, al saber darles la inspiración que los sacará de su inercia y su negatividad ( véase : Freedom Writers, R. LaGravenese - 2007 con Hilary Swank, Los coristas , C. Barratier -2009, Dangerous Minds , J.N. Smith – 1995, con Michelle Pfeiffer …Y tantas más, la lista es larga)
Pero lo inaceptable de la película es la visón de los participantes, directora de la escuela y maestros principalmente, sobre ellos mismos y su acción. Autosatisfacción, enternecimiento, auto felicitación. Por un lado, ven a la operación Paper clips como un acto de mejora personal, en un sentido religioso, en una postura muy “America protestante”, (WASP digámoslo) : “antes, yo era una mala persona ; ahora soy una mejor persona” Por otro lado, sienten que han hecho un bien a la humanidad, y en particular a la comunidad judía al dar “a las almas judías un lugar donde descansar”
Escuchar la lectura de estas cartas de agradecimiento de sobrevivientes, o hijos de sobrevivientes, me parece repulsivo. Los que vivieron este horror, esta aniquilación en vida (“Nacht und Nebel”, desaparición forzada en la noche y la niebla), esta reducción a la nada, los que fueron negados como seres humanos en su propia carne, de una forma indeleble, que ven hoy todavía cada día el recuerdo imborrable de lo que sufrieron, en la matricula que les imprimieron en el brazo, esta marca visible por todos, estas personas no tienen nada que agradecer a nadie. Ellos son para todos nosotros lecciones de vida, de resiliencia. Y nadie tiene el derecho de jactarse de ser “buenas personas” por hacer un lugar a sus testimonios. Es lo menos que se puede hacer.
En la película, todo esta hecho para borrar la realidad histórica: las fotos de archivo de los campos están escogidas para no herir las sensibilidades: donde están las imágenes de Nuit et Brouillard (Noche y Niebla) de Alain Resnais (1956). Hasta la música escogida, música de violines, o sinfónica, suave, tierna y romántica, como las imágenes bucólicas del principio de la película que nos presentan un lugar de bondad, belleza y felicidad. Un pequeño toque de música Kletzmer, pero tan discreto, “no vayamos a ser demasiado diferentes. Finalmente el kletzmer se parece a nuestra música” . Cámara subjetiva entrando al vagón, (autentico vagón recuperado en Alemania y transportado hasta Tennessee) en blanco y negro, que nos dice: “Yo estoy sufriendo como sufrieron los deportados “…
A la pobreza general de la realización, se agrega una tendencia al pathos, al melodrama, con planos cercanos a caras llorando, con meas culpas de “Yo fue una mala persona”. Y con alabanzas al Estados Unidos, lugar de libertad de expresión y tolerancia (¡pero el KKK fue fundado a unos cuantos kilómetros de ahí! Lo dicen al principio de la cinta.) Todo este regodeo hace de este disque documental un espectáculo muy penoso.
En fin, podría seguir mucho tiempo criticando, de lo tanto que me enojó ver esta autocomplacencia de gente que se cree buena. Mejor me dedico a ver otras películas.
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