Brave es una bonita película, pero es sobre todo la promesa incumplida de una película de verdad interesante. Aclamada por utilizar a una heroína que rompe con los modos tradicionales, Brave lo hace apenas y se queda corta de lo que pudo realmente ser.
La ficha IMDB.
La princesa Merida (Kelly Macdonald) llega a la edad del casamiento, por lo que su madre Elinor (Emma Thompson) invita a los clanes a presentar a los potenciales candidatos a la mano de Merida. Sin embargo, Merida hará hasta lo imposible por no casarse. Cuando su primer intento falla, recurre a una bruja (Julie Walters), aparecida de la nada, quien le da una poción que transforma a su madre en oso. Merida debe encontrar la manera de revertir a su madre antes de que su padre, el rey Fergus (Billy Connolly) la descubra y/o que la transformación se vuelva permanente.
En Brave había una historia y una lección. La historia giraba en torno a la lucha de Merida por conservar su independencia. La lección giraba en torno a la importancia de la familia, el respeto a la tradición y posiblemente también algo que ver con la independencia. Todo eso se ataba muy bonito con el escenario de la Irlanda medieval y discursos sobre el destino y la valentía. Después por alguna extraña razón alguien fue transformado en oso y Brave se volvió otra historia con más o menos la misma lección y un titulo que ya no le quedaba.
Puede ser que esa confusión haya venido por el cambio de directores a medio camino (y es difícil pensar que un hombre haya hecho total honor a la historia como se presentaba originalmente). Aunque quizá también es posible pensar que alguien determino que sin un poquito de magia y fantasía los niños y niñas no estarían tan contentos con la cinta. Como fuere, se siente de verdad que las cosas se quedaron a medias, sobre todo porque esa onda de la transformación en oso ya se ha visto, porque la bruja parece salida de Shrek (Adamson, Jenson, 2001) pero diseñada por Miyasaki y porque hay personajes que parecen más de una caricatura de Cartoon Network que de una película de Pixar.
No que todo este mal en Brave. El cabello de Merida es espectacular y los paisajes son alucinantes. El diseño del oso malo es genial y la animación y expresividad de la mamá-convertida-en-oso también es muy bueno. Hay más de un gag bien logrado y momentos que llegan a ser inclusive emocionantes. La verdad es que la historia se disfruta y no es de ninguna manera una pérdida de tiempo.
Lo terrible es, otra vez, esa promesa incumplida. Quizá por cuestiones de género evidentes no atribuí a Brave el poder inspiracional que los medios decidieron atribuirle por su uso de un personaje principal femenino. Francamente el personaje de Merida tal como quedó es apenas un poco interesante. Su momento de verdadero coraje, dura muy poco y se olvida rápido. Cuando decide oponerse a su madre y a la tradición se revela como un personaje que merece una película, sea varoncito o mujercita – ahí había una historia que podía sin problemas durar los 90 minutos. Lo que pasa después, francamente no es particularmente valeroso. Inclusive su batallar contra osos y guerreros se siente un poco forzado (sobre todo al final). Varoncito o mujercita, hubiera sido un modelo a seguir más valido si la historia no se hubiese ido por la tangente.
Brave se quedo corto, parece que al estudio le termino faltando ese valor que la historia pretendía mostrar.
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