La juventud no-revolucionaria tiene otra oportunidad de demostrar que no es tan inútil como podríamos pensar en esta comedia de Jacob Tierney. Sin dejar de ser nunca ligera, The Trotsky consigue levantar algunos puntos interesantes y hacer una película inteligente y divertida.
La ficha IMDB
Leon Bronstein (Jay Baruchel) está convencido de que es la reencarnación de Leon Trotsky, y está decidido a hacer todo para estar a la altura de su destino; eso incluye organizar una revolución, ser exiliado y casarse con alguna mujer de nombre Alexandra que sea mayor que él. Después de una fallida huelga de hambre en la empresa de su padre (Saul Rubinek), Leon es enviado a una escuela pública. Ahí, con la ayuda de su hermana (Tommie-Amber Pirie) y una pandilla de jovencitos, luchara por los derechos de los estudiantes, aunque ellos no quieran.
Antes de la genialmente obscura Good Neighbours (Tierney, 2010) el joven director Montreales se junto con varios de los mismos actores para crear una comedia buena onda pero sin duda igualmente inteligente.
The Trotsky logra para empezar que sintamos inmediata simpatía por este muchacho un poco demente pero con buenas intenciones, o al menos con intenciones concretas que es refrescante comparado con lo que se ve generalmente tanto en la ficción como en la realidad. Consigue esto en gran medida por que todos podemos identificarnos con un adolescente en rebeldía y también porque a pesar de que pareciera imposible, logra contar la historia sin jamás tomar una posición política precisa; lo que si toma es una postura ideológica mas abierta. Por seguir con el tema, como dijera Salvador Allende: Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica. Parece que más bien esa es la idea que The Trotsky quiere enfatizar, y lo hace bien.
El guion es carismático y nos lleva de la mano a entender el mundo desde la mirada del joven Leon, quien es sin duda enormemente carismático. Jay Baruchel hace un gran trabajo al dar vida a este muchacho. Aunque algunos de los personajes que lo acompañan, como su abogado, antiguo revolucionario, o su némesis, el director de escuela, son un poco trillados, todos se combinan bien para crear este universo que es un buen espejo de nuestra realidad.
No hay duda de que el merito más grande de esta cinta está en el tema, en la correcta identificación de la pregunta clave: La apatía de los jóvenes, ¿es indiferencia o aburrimiento? Pero sobre todo en discutirla sin volverse un sermón. Inteligente y divertida, definitivamente Jacob Tierney es un director a seguir.
La ficha IMDB
Leon Bronstein (Jay Baruchel) está convencido de que es la reencarnación de Leon Trotsky, y está decidido a hacer todo para estar a la altura de su destino; eso incluye organizar una revolución, ser exiliado y casarse con alguna mujer de nombre Alexandra que sea mayor que él. Después de una fallida huelga de hambre en la empresa de su padre (Saul Rubinek), Leon es enviado a una escuela pública. Ahí, con la ayuda de su hermana (Tommie-Amber Pirie) y una pandilla de jovencitos, luchara por los derechos de los estudiantes, aunque ellos no quieran.
Antes de la genialmente obscura Good Neighbours (Tierney, 2010) el joven director Montreales se junto con varios de los mismos actores para crear una comedia buena onda pero sin duda igualmente inteligente.
The Trotsky logra para empezar que sintamos inmediata simpatía por este muchacho un poco demente pero con buenas intenciones, o al menos con intenciones concretas que es refrescante comparado con lo que se ve generalmente tanto en la ficción como en la realidad. Consigue esto en gran medida por que todos podemos identificarnos con un adolescente en rebeldía y también porque a pesar de que pareciera imposible, logra contar la historia sin jamás tomar una posición política precisa; lo que si toma es una postura ideológica mas abierta. Por seguir con el tema, como dijera Salvador Allende: Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica. Parece que más bien esa es la idea que The Trotsky quiere enfatizar, y lo hace bien.
El guion es carismático y nos lleva de la mano a entender el mundo desde la mirada del joven Leon, quien es sin duda enormemente carismático. Jay Baruchel hace un gran trabajo al dar vida a este muchacho. Aunque algunos de los personajes que lo acompañan, como su abogado, antiguo revolucionario, o su némesis, el director de escuela, son un poco trillados, todos se combinan bien para crear este universo que es un buen espejo de nuestra realidad.
No hay duda de que el merito más grande de esta cinta está en el tema, en la correcta identificación de la pregunta clave: La apatía de los jóvenes, ¿es indiferencia o aburrimiento? Pero sobre todo en discutirla sin volverse un sermón. Inteligente y divertida, definitivamente Jacob Tierney es un director a seguir.
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