Una vez que se entiende que la historia no importa, Madagascar 3 se disfruta muchísimo. Más que un ejercicio narrativo, se trata de una serie de gags hilados dentro de la estructura conocida. Fiel a sus antecesoras, esta película es divertidísima; quizá aun mas que las otras.
La ficha IMDB.
Alex (Ben Stiller), Melman (David Shwimmer), Gloria (Jada Pinkett Smith) y Marty (Chris Rock) están seguros que sus amigos los pingüinos los han abandonado en África, por lo que deciden ir por ellos a Mónaco para por fin poder regresar a New York. Por la intervención de la agente de control de animal Dubois (Frances McDormand), los simpáticos animales se enredan con los miembros de un circo, el cual después cobran y re inventan para convencer a un promotor de llevarlos a New York. La hilaridad se desenvuelve de manera natural.
Ninguna de las dos primeras entregas de Madagascar logro crear un aura alrededor de los personajes que los hiciera particularmente atractivos o entrañables. En realidad solo los pingüinos (y quizá el rey lémur) tienen la suficiente personalidad como para atraer por si mismos la atención. Son quizá esos mismos pingüinos los que hicieron que la serie encontrara su verdadera sazón: irreverencia total, chistes sin sentido y fantasía sin imites. Los personajes, y hasta cierto punto los eventos, no importan. Lo único que importa es mantener el ritmo con chiste tras chiste. Y para mantener la atención de los mas hiperactivos, la formula tiene la sabiduría de agregar hartos colores vibrantes y canciones pop tan seguido como sea posible.
A veces es difícil seguir la lógica de la historia. Si los pingüinos son capaces de construir el avión y modificar la camioneta y ganar miles de dólares en un casino en Mónaco engañando a cientos de personas, ¿Por que no solo volaron a New York? ¿Si Alex y compañía pudieron nadar hasta Mónaco, porque se les complica regresar a casa? Y no es que una historia con animales que cantan y bailan deba "tener sentido", simplemente que la fantasía es tal que a veces es difícil emocionarse cuando no se sabe que cosas son posibles y cuáles no en esta ficción.
Dicho eso, ahí hay parte del encanto de la serie. Las situaciones son tan inverosímiles que uno no puede más que relajarse y disfrutar de las locuras que suceden. Gracias a eso, a las tan flexibles reglas de este universo, 70% de los gags son inesperados y eso es un porcentaje fenomenal para los estándares de nuestros tiempos. Y la verdad es que cada escena donde aparecen esos pingüinos, la diversión está garantizada.
El personaje de la agente de control de animales si es interesante. Es una elección inteligente que teniendo en los personajes principales a animales con rasgos tan humanos, la humana se comporte tanto como un animal. Algunos de sus gestos, como cuando rueda cual cilindro, son innecesarios, pero mucho de su comportamiento animal e instintivo hace un buen contraste con los animales tan civilizados. También es graciosísimo verla atravesar paredes como si nada y curar a los miembros de su equipo gracias a su melodiosa voz.
El arte en general también vale la pena. Los diseños de los personajes no ofrecen nada nuevo, al menos no comparados con las entregas anteriores, pero el trabajo de animación sigue mereciendo una mención aparte, lo mismo que el trabajo en los fondos, que a veces parecen inclusive demasiado bien logrados para los personajes que tienen en frente.
Madagascar 3: Europe’s Most Wanted es como una rutina de comediante, si hay un tema que une un chiste con otro, pero solo es un bonito detalle; lo que importan son los chistes, que en el caso de Madagascar 3 son buenísimos y acompañados de un buen agasajo visual.
La ficha IMDB.
Alex (Ben Stiller), Melman (David Shwimmer), Gloria (Jada Pinkett Smith) y Marty (Chris Rock) están seguros que sus amigos los pingüinos los han abandonado en África, por lo que deciden ir por ellos a Mónaco para por fin poder regresar a New York. Por la intervención de la agente de control de animal Dubois (Frances McDormand), los simpáticos animales se enredan con los miembros de un circo, el cual después cobran y re inventan para convencer a un promotor de llevarlos a New York. La hilaridad se desenvuelve de manera natural.
Ninguna de las dos primeras entregas de Madagascar logro crear un aura alrededor de los personajes que los hiciera particularmente atractivos o entrañables. En realidad solo los pingüinos (y quizá el rey lémur) tienen la suficiente personalidad como para atraer por si mismos la atención. Son quizá esos mismos pingüinos los que hicieron que la serie encontrara su verdadera sazón: irreverencia total, chistes sin sentido y fantasía sin imites. Los personajes, y hasta cierto punto los eventos, no importan. Lo único que importa es mantener el ritmo con chiste tras chiste. Y para mantener la atención de los mas hiperactivos, la formula tiene la sabiduría de agregar hartos colores vibrantes y canciones pop tan seguido como sea posible.
A veces es difícil seguir la lógica de la historia. Si los pingüinos son capaces de construir el avión y modificar la camioneta y ganar miles de dólares en un casino en Mónaco engañando a cientos de personas, ¿Por que no solo volaron a New York? ¿Si Alex y compañía pudieron nadar hasta Mónaco, porque se les complica regresar a casa? Y no es que una historia con animales que cantan y bailan deba "tener sentido", simplemente que la fantasía es tal que a veces es difícil emocionarse cuando no se sabe que cosas son posibles y cuáles no en esta ficción.
Dicho eso, ahí hay parte del encanto de la serie. Las situaciones son tan inverosímiles que uno no puede más que relajarse y disfrutar de las locuras que suceden. Gracias a eso, a las tan flexibles reglas de este universo, 70% de los gags son inesperados y eso es un porcentaje fenomenal para los estándares de nuestros tiempos. Y la verdad es que cada escena donde aparecen esos pingüinos, la diversión está garantizada.
El personaje de la agente de control de animales si es interesante. Es una elección inteligente que teniendo en los personajes principales a animales con rasgos tan humanos, la humana se comporte tanto como un animal. Algunos de sus gestos, como cuando rueda cual cilindro, son innecesarios, pero mucho de su comportamiento animal e instintivo hace un buen contraste con los animales tan civilizados. También es graciosísimo verla atravesar paredes como si nada y curar a los miembros de su equipo gracias a su melodiosa voz.
El arte en general también vale la pena. Los diseños de los personajes no ofrecen nada nuevo, al menos no comparados con las entregas anteriores, pero el trabajo de animación sigue mereciendo una mención aparte, lo mismo que el trabajo en los fondos, que a veces parecen inclusive demasiado bien logrados para los personajes que tienen en frente.
Madagascar 3: Europe’s Most Wanted es como una rutina de comediante, si hay un tema que une un chiste con otro, pero solo es un bonito detalle; lo que importan son los chistes, que en el caso de Madagascar 3 son buenísimos y acompañados de un buen agasajo visual.
No comments:
Post a Comment