Es fácil pensar en The Incredibles como otro éxito más en la larga lista de Pixar, una maravilla de la animación y del entretenimiento. Sin que esto sea falso, The Incredibles es sobre todo una cátedra de narración. Una historia muy bien contada con un excelente ritmo y si…harta diversión.
La ficha IMDB.
Mr. Incredible (Craig T. Nelson) es un superhéroe quien como todos los “supers” ha sido forzado a vivir en el anonimato, ocultando sus poderes, debido a fuertes leyes contra ellos. Esto no solo le causa gran frustración, sino que también genera conflictos con su esposa, Elastigirl (Holly Hunter) y confunde a sus de por si confundidos hijos: Dash (Spencer Fox) y Violet (Sarah). Cuando Mr. Incredible recibe una invitación para volver a ejercitar sus súper músculos, ni siquiera se molesta en investigarla. Por supuesto es una trampa diseñada por Syndrome (Jason Lee), antiguo fanático de Mr. Incredible quien ha dedicado su considerable poder mental en crear un robot invencible ( y algunas otras armas), eliminar uno a uno a casi todos los supers y ha diseñar un plan que lo coronará como el héroe que cree que es. La familia Incredible se ve envuelta en el asunto y hay harta acción y risas.
Hay que decirlo, hay dos grandes problemas con The Incredibles. El primero es que el set de poderes de la familia es bastante común, y demasiado parecido a la de la otra súper familia – los Cuatro Fantásticos. Tres de los cuatro personajes comparten poderes con los héroes de aquel comic (súper fuerza, elasticidad e invisibilidad con todo y campos de energía), y el cuarto tiene quizá el poder más común fuera de la habilidad de volar (la súper velocidad). Quizá uno pudiera oponer que se trata de un tributo o que el punto de la película no es complicar las cosas con poderes nunca antes vistos o difíciles de explicar. De acuerdo. El otro problema, el más molesto, es que el “bueno” es el tipo fuerte, más bien egocéntrico y no particularmente brillante, quien tiene poderes simplemente porque si. El “malo” es un tipo más que inteligente, quien no nació con ningún regalo, sino que desarrollo las herramientas necesarias para conseguir lo que quiere. Por supuesto, Syndrome es malo por su visión torcida de la realidad, pero es una pena que el estereotipo del científico loco haya sido llevado a tal extremo y se continúe con la tradición de héroes fuertes y malos inteligentes.
Quitado eso del camino, The Incredibles es un excelente trabajo narrativo. La problemática no es una infantil, los personajes están frustrados con sus vidas. Esencialmente están sufriendo una crisis de la edad adulta y toda su motivación es la añoranza de un pasado mejor; de la misma manera que uno podría extrañar sus años dorados como rey de la preparatoria. Es difícil decir si un niño se aburriría con la cinta, pero dada la cantidad de luces y colores, es difícil pensar que así sea, así que no parece que esta temática adulta sea un problema.
En el mundo de la animación, The Incredibles es conocida por el arduo y extremadamente detallado trabajo de preproducción. Aunque ejecutivos de varios estudios han dicho que el costo final de ese tipo de trabajo hace que sea improbable que se vuelva la norma, es un hecho que el resultado final refleja ese el esfuerzo. El ritmo está muy bien llevado desde la presentación de los personajes y la naturaleza del conflicto hasta los momentos de acción sin control. Lo fluida y dinámica que es la cinta se revela no solo en la conexión de evento en evento, sino también en cada secuencia individual y lo interesante y divertida que cada una resulta. A un nivel más alto, las relaciones entre los personajes y sus reacciones a las situaciones se sienten de verdad autenticas y humanas. Esta sinceridad es refrescante en un género tan dependiente en la fantasía. Además, las secuencias de acción funcionan muy bien y muestran usos originales de poderes trillados
La exploración del tema central, esta nostalgia por un tiempo mejor, lejos de las responsabilidades de la cotidianeidad, comparte bien el tiempo en pantalla con otras discusiones, en particular la banalización de lo extraordinario.
Desde una perspectiva puramente formal y anecdótica, ver The Incredibles ocho años después de su creación deja en claro la enorme distancia que la animación ha recorrido en ese tiempo. También hace evidente que la técnica es un recurso, y que el mérito reside completamente en la historia; porque con ocho años de distancia, The Incredibles sigue siendo impresionante.
La ficha IMDB.
Mr. Incredible (Craig T. Nelson) es un superhéroe quien como todos los “supers” ha sido forzado a vivir en el anonimato, ocultando sus poderes, debido a fuertes leyes contra ellos. Esto no solo le causa gran frustración, sino que también genera conflictos con su esposa, Elastigirl (Holly Hunter) y confunde a sus de por si confundidos hijos: Dash (Spencer Fox) y Violet (Sarah). Cuando Mr. Incredible recibe una invitación para volver a ejercitar sus súper músculos, ni siquiera se molesta en investigarla. Por supuesto es una trampa diseñada por Syndrome (Jason Lee), antiguo fanático de Mr. Incredible quien ha dedicado su considerable poder mental en crear un robot invencible ( y algunas otras armas), eliminar uno a uno a casi todos los supers y ha diseñar un plan que lo coronará como el héroe que cree que es. La familia Incredible se ve envuelta en el asunto y hay harta acción y risas.
Hay que decirlo, hay dos grandes problemas con The Incredibles. El primero es que el set de poderes de la familia es bastante común, y demasiado parecido a la de la otra súper familia – los Cuatro Fantásticos. Tres de los cuatro personajes comparten poderes con los héroes de aquel comic (súper fuerza, elasticidad e invisibilidad con todo y campos de energía), y el cuarto tiene quizá el poder más común fuera de la habilidad de volar (la súper velocidad). Quizá uno pudiera oponer que se trata de un tributo o que el punto de la película no es complicar las cosas con poderes nunca antes vistos o difíciles de explicar. De acuerdo. El otro problema, el más molesto, es que el “bueno” es el tipo fuerte, más bien egocéntrico y no particularmente brillante, quien tiene poderes simplemente porque si. El “malo” es un tipo más que inteligente, quien no nació con ningún regalo, sino que desarrollo las herramientas necesarias para conseguir lo que quiere. Por supuesto, Syndrome es malo por su visión torcida de la realidad, pero es una pena que el estereotipo del científico loco haya sido llevado a tal extremo y se continúe con la tradición de héroes fuertes y malos inteligentes.
Quitado eso del camino, The Incredibles es un excelente trabajo narrativo. La problemática no es una infantil, los personajes están frustrados con sus vidas. Esencialmente están sufriendo una crisis de la edad adulta y toda su motivación es la añoranza de un pasado mejor; de la misma manera que uno podría extrañar sus años dorados como rey de la preparatoria. Es difícil decir si un niño se aburriría con la cinta, pero dada la cantidad de luces y colores, es difícil pensar que así sea, así que no parece que esta temática adulta sea un problema.
En el mundo de la animación, The Incredibles es conocida por el arduo y extremadamente detallado trabajo de preproducción. Aunque ejecutivos de varios estudios han dicho que el costo final de ese tipo de trabajo hace que sea improbable que se vuelva la norma, es un hecho que el resultado final refleja ese el esfuerzo. El ritmo está muy bien llevado desde la presentación de los personajes y la naturaleza del conflicto hasta los momentos de acción sin control. Lo fluida y dinámica que es la cinta se revela no solo en la conexión de evento en evento, sino también en cada secuencia individual y lo interesante y divertida que cada una resulta. A un nivel más alto, las relaciones entre los personajes y sus reacciones a las situaciones se sienten de verdad autenticas y humanas. Esta sinceridad es refrescante en un género tan dependiente en la fantasía. Además, las secuencias de acción funcionan muy bien y muestran usos originales de poderes trillados
La exploración del tema central, esta nostalgia por un tiempo mejor, lejos de las responsabilidades de la cotidianeidad, comparte bien el tiempo en pantalla con otras discusiones, en particular la banalización de lo extraordinario.
Desde una perspectiva puramente formal y anecdótica, ver The Incredibles ocho años después de su creación deja en claro la enorme distancia que la animación ha recorrido en ese tiempo. También hace evidente que la técnica es un recurso, y que el mérito reside completamente en la historia; porque con ocho años de distancia, The Incredibles sigue siendo impresionante.
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