Una de las grandes adaptaciones de Stephen King. Una historia claustrofóbica y terrorífica, que le valió a Kathy Bates uny un Globode Oro y un Oscar de interpretación, muy merecidos.
Ficha IMDb
El famoso escritor Paul Sheldon (James Caan) ha decidido ponerle un fin a la serie de novelas que le dieron fama, dinero y un montón de admiradores, las aventuras de Misery Chastain. Quiere dedicarse a escribir de verdad, para ser reconocido por los críticos, y le avisa a su editora, Marcia Sindell (Lauren Bacall) que se va a su lugar habitual de retiro, unas cabañas en Colorado. Una vez el libro terminado, y la única copia del manuscrito en su portafolio, vuelven, feliz, a su casa en Nueva York. Pero la nieve se intensifica en las carreteras montañosas provocando que el Mustang y su conductor sufran un terrible accidente.
Sheldon tiene la suerte de ser rescatado por una mujer que vive cerca, en una casa aislada, y que esta sea una enfermera profesional. Lo que aprenderá inmediatamente a su despertar es que Annie Wilkes (Kathy Bates) es su “fan numero1”. En realidad es más que fan, es obsesionada. Y como todo maniático, quiere que las cosas queden en su estado. Cuando lee el manuscrito de Sheldon, se horroriza: este no es su escritor favorito, el lenguaje que utiliza no es aceptable, y, en su primer y espectacular arranque de ira, le ordena a Sheldon quemar su obra.
Sheldon, después de cierto tiempo, cae en la cuenta que Annie no ha informado ni a las autoridades que le están buscando, ni a su agente, ni a sus familiares. Además, descubre que Annie lo mantiene encerrado en su habitación, cuando abandona su casa para ir de compras. En resumen, que ha sido secuestrado,
Pero no lo es todo: la última novela de la serie Misery llega al pueblo y Annie es la primera en comprarlo. Cuando descubre que el autor le puso fin a los días de su heroína, la situación se vuelve insoportable para ella y obliga a Sheldon a revivir a Misery en un siguiente libro. Le proporciona todas las condiciones materiales para escribir y verifica el avance del trabajo. Sheldon se ve obligado a obedecer. Sus intentos para salvarse se sueldan por fracasos, o, peor, por castigos.
La total impotencia de Sheldon proviene de su lamentable estado físico: el accidente lo dejó con múltiples fracturas en las dos piernas y el brazo derecho inmovilizado. Eso lo puso en una situación de total dependencia. Annie le da de comer con amor, lo limpia, lo rasura, lo cuida, le administra medicamentos para el dolor, como lo haría cualquiera a tener a su ídolo bajo su techo, para ella sola, Cuando él hace cosas que le disgustan, no duda en administrarle algún dolor suplementario, como por ejemplo romperle los pies con un mazo. Le que, hay que decirlo de paso, es mucho menos terrible que lo que hace la Annie del libro.
Mientras tanto, los amigos del autor empiezan a preocuparse, y el sheriff de la zona, Buster (Richard Farnsworth), ayudado de su única empleada, su esposa Virginia (Frances Sternhagen), investiga. Atando cabos, llega a casa de Annie. Pero esta lo elimina. Esto precipita el final de la redacción y, en un último enfrentamiento, Sheldon logra deshacerse de su carcelera.
Es cierto que la secuencia de hechos es bastante previsible, con los diferentes intentos de liberación que se ven frustrados por una Annie mucho más lista y malvada que su huésped obligado. Pero el enfrentamiento entre los dos mantiene en una tensión permanente.
La novela tiene de particular en la obra de Stephen King que no recurre a elementos sobrenaturales o poderes especiales. Es simplemente la historia de una mente enferma, como esas historias de psicologías límites que remueven nuestros medios más interiores, haciéndonos dudar de nuestro propio equilibrio. Es, como una novela gótica, un encierro en un lugar aislado, donde nadie viene. .Es un duelo, en el cual la víctima no puede esperar la ayuda de nadie y debe contar sobe su propio ingenio, su propia fuerza física (Sheldon entrenándose a levantar la antigua y pesada máquina de escribir), su propio talento para engañar (su juego de seducción con Annie en dos cenas de celebración, su forma de integrarla al proceso de escritura de la novela).
Si James Caan sabe equilibrar miedo, decisión, disimulo, Kathy Bates es la que domina la cinta de principio a fin. Su físico generoso le da la torpeza y aparente benevolencia que se les presta a los gordos. Pero su fuerza física es igual de grande que su capacidad de ira. Puede pasar de una cara angelical de niña maravillada a la severidad más absoluta, al sadismo gélido, pasando con el enamoramiento servil.
Los medios usados por el director y el fotógrafo se ven un poco viejos, muy de los 80 : el uso del gran angular para dar esa impresión de desolación en el cuarto del escritor, que, hay que notarlo, no tiene calefacción a pesar de estar en pleno invierno en una casa de montaña, la sistemática contra picada para ver a Annie desde abajo y transmitir la dominación que ejerce sobre su mundo. Se usa también del viejo método del montaje paralelo para hacernos temer o esperar que ella vuelva del pueblo antes de que su prisionero haya vuelto a su cuarto, se hacen planos cercanos sobre detalles que serán determinantes en el futuro. Son efectos que nos parecen muy simplistas, ahora que hemos visto tantos efectos en el cine más reciente. Pero siguen funcionando.
William Goldman, guionista de la película, ha planteado más de una vez el siguiente acertijo. ¿Qué tienen en común William Hurt, Kevin Kline, Michael Douglas, Harrison Ford, Dustin Hoffman, Robert De Niro, Al Pacino, Richard Dreyfuss, Gene Hackman, Robert Redford y Warren Beatty? Todos ellos dijeron que no a interpretar a Paul Sheldon, uno de los mejores papeles masculinos de la obra de King. Tampoco lo aceptó Jack Nicholson, poco satisfecho con las críticas de King después de su interpretación, casi demente,) en El resplandor (Kubrick - 1980), cinta que es recordada en Misery cuando se menciona que un escritor se volvió loco en un hotel cercano. Asimismo, el papel de Annie le fue ofrecido a Angelica Huston quien lo rechazó.
La historia de Misery es también la historia de la creación literaria. En el espacio de algunas semanas, el pobre Sheldon, escribe tres novelas: la que considera como autentica obra, a la cual no pone título y que debe quemar, una secuela de su exitosa serie, que él mismo decide destruir antes de deshacerse de Annie, y el relato de su experiencia. Prueba de que, bajo presión, se puede ser muy creativo.
Hay que recalcar que algunos elementos de la novela han sido suavizados en la adaptación. Vale mucho la pena leer el texto, guardando en la mente la imagen de James Caan y Kathy Bates. La lectura es absolutamente terrorífica.