Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Tuesday, October 25, 2011

Manon (Henri-Georges Clouzot, 1949 ) - 6/10


Al pasar la historia del Abbé Prévost al siglo XX, Clouzot tomaba el riesgo de quitarle varias de sus características o de volverla totalmente inverosímil en el nuevo contexto. Y así pasa. ¿Cómo creer a este amor total nacido de un beso? Lo que la novela del siglo XVIII toleraba ya no conviene a una obra que se pretende realista, verista y hasta sórdida.

Romántica ficha IMDb

Cecile Aubry esta perfecta en este papel donde su cara de niña bien educada de chapas inocentes provoca al espectador una reacción de protección y casi compasión. Al mismo tiempo que tiene ganas de abofetearla por su mal comportamiento y sus ligereza.

Pero Desgrieux (Michel Auclair) es de pronto muy seguro de si, hasta agresivo en ciertas situaciones, posesivo y penetrado de moralidad. Cuando él de la novela es casi tan inmaduro como Manon. El actual es un ex - FFI, ha pasado por combates, operaciones clandestinas, ha visto de todo durante la guerra y tiene convicciones solidas. Es hasta malvado, cruel al punto de escupirle a la cara a Manon, de abofetearla, cuando la encuentra con otro hombre.

Él mismo mata al hermano de Manon, Léon (Serge Reggiani) (¿por qué motivo, en realidad?) cuando Prévost nada más le hacía matar a un guardia (una vida sin importancia según la escala de valores de la época) y eso porque no le habían obedecido al traerle una pistola cargada, para escapar del internado- reformatorio para jóvenes nobles. Ahora mata voluntariamente y con sania , jalando con todas sus fuerzas y sin ninguna duda sobre la cuerda que la cámara nos ha enseñando con toda intención antes, dándonos a entender la reflexión y la preparación mental del joven.

Queda que la pintura de los medios turbios después de la segunda guerra mundial es interesante: todas las suciedades humanas suben a la superficie, se organizan tráficos de toda índole, cigarros, ropa, personas, penicilina como en el Tercer Hombre.

Clouzot parece buscar un equivalente moderno a todas las bajezas e depravaciones del Siglo de las Luces y de la Regencia después de la muerte de Louis XIV. Pero el concepto de inmoralidad ya no es el mismo, en todo caso en el aspecto sentimental y sexual. La fiebre por el dinero, necesidad de Manon, no tanto en sí, sino para tener la vida agradable que añora, tal vez para escapar de una niñez pobre, ni siquiera es la misma ya que la Manon de Clouzot va a la casa de citas, pero no por el dinero, eso lo dice la dueña. Lo hace por gusto, como lo hará después la heroína de Belle de Jour (Buñuel – 1967, y futuro artículo).

Entonces no queda exactamente claro que es lo que empuja a la Manon del siglo XX. Al principio, sencilla, alegre, deseosa de libertad, se parece a la Brigitte Bardot de sus primeras películas, pequeño animal espontaneo, que no piensa, que casi no siente, al menos no con su cabeza, mujer-niña. Pero, con esta escena absurda del primer beso seguido del descubrimiento: “Ya estoy enamorada y es para siempre”, cae en una dimensión absurda, donde todo puede pasar, pero nada es creíble.

Pero hay que reconocer que la última secuencia, en el desierto, es muy hermosa, con una fotografía maravillosa. Y la escena de la muerte, gran momento de la literatura pre-romántica, llega a una culminación de belleza en su estilo depurado: un lugar vacio, las piedras que se vuelven arena, las siluetas diminutas y pérdidas sobre fondo de cielo arrasador. Y la actuación de Cecile Aubry y Michel Auclair es muy convincente. El entierro después de tratar de llevar el cuerpo de vuelta al oasis. Y un final abierto. Volverá Desgrieux como en la novela, curado de su locura amorosa? O se morirá sobre su amada?

Pero este final en el desierto sale completamente de la estética de cine noir de Clouzot, para volverse una celebración del amor total. Y resalta la contradicción entre el estilo Clouzot, sin compasión hacia las debilidades humanas, misántropo, provocador, amargo, como en Le corbeau (1943), siniestra historia de chantajista, metáfora de las delaciones durante la segunda guerra mundial, eficiente en el suspenso, como en Les Diaboliques (1954) y la historia escogida, un amor romántico y fatal. El resultado es una película artificial y coja.

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