Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Thursday, June 28, 2012

Edge of Darkness (Martin Campbell, 2010) – 4/10



Una película de suspenso, entre político y ecologista. Con mucha sangre y pocas actuaciones. Adaptación de una serie televisiva. Lo que tal vez aguantaba el suspenso de episodios separados ya no funciona en una película.

 
Ficha IMDb

El detective Craven (Mel Gibson) es un padre amoroso pero un poco distanciado de su hija Emma (Bojana Novakovic ) . Él trabaja en Boston y ella en una empresa un poco misteriosa de Connecticut, Northmoor.

Cuando ella viene a pasar un fin de semana con él, tiene muchos vómitos. Al momento de llevarla al hospital, la matan en la puerta al mismo tiempo que gritan el nombre de él. Así parece que el objetivo era el policía y no su hija.

El padre se pone en marcha para encontrar el culpable. Marcha que lo llevará al novio David ( Shawn Roberts ), al jefe de Northmoor, Jack Bennet ( Danny Huston ), en su magnífica oficina de vidrio. Y poco a poco cae en una historia de fabricación de armas ilegales, de complicidades políticas, y de eliminaciones por exposición a radioactividad.

Ayudado por un misterioso Jedburgh ( Ray Winstone ), un "consultor" asignado para prevenir que Craven descubra cualquier información relacionada con su hija , oficialmente del lado de los malos, pero decidido a revelar ciertas claves a Craven, para que descubra la verdad. Tal vez porque sabe que se está muriendo.

Total que todo está muy esperado: persecuciones, accidentes, muertes, novio, amiga asustadísima. O completamente gratuito. Sin contar los problemas de continuidad entre escenas: o como un horno de microondas cambia de lugar en la cocina…

Mel Gibson está totalmente inexpresivo y tieso. Y lo peor es que al director parece darle gusto quedarse largos momentos enfocando a esa cara y esos ojos vacios de expresión. Y de repente se vuelve de una agresividad inexplicada. Y termina masacrando a todos en la casa del director de la empresa malvada. Después de un dialogo genial de parte del guardaespaldas: "Siéntate, acuéstate, muérete" . Magnifico lirismo de matón.

Pero eso no era el final porque el hombre-limpieza de los malos, después de organizar en una junta al más alto nivel, con el senador del lugar, la verdad oficial para los medios, hace de verdad la limpieza en casa del senador, y mata a todos.

Pero eso no era el final de los finales: Craven en el hospital medio sale del coma para ver a su hija adulta (hay que decir que a lo largo de la película ella se le apareció como niña). Y salen caminando del hospital hasta una disolvencia blanca.

Moraleja: no tomen leche orgánica. El cartón podría estar infectado con talio.

Melancholía (Lars von Trier, 2011) – 9.5/10



Una maravilla de desesperanza y belleza, en un fin del mundo poético. Una narrativa y una dirección de actrices perfectas con una fotografía deslumbrante.

Ficha IMDb

Una estructura parecida a la de Antichrist , con un prologo filmado en extremo ralentí, acompañado de la música de Tristan e Isolde de Wagner. Seguido de dos partes, cada uno llevando el nombre de una de las dos hermanas, Justine y Claire.

Como la obertura de una ópera, el prologo expone los temas y deja muy claro al espectador lo que va a pasar: una novia que arrastra estambres grises que encadenan sus pies, una madre que lleva su hijo en brazos, la novia florando tal Ofelia con su ramo de lirios del valle, la pintura de Brueghel, Cazadores en la nieve, que se retuerce como consumida por el fuego, el calor o el tiempo, todo con una brillantes, un relieve que hacen pensar en la pintura surrealista.

Después de un largo tiempo negro aparece el titulo y el nombre del director, en la misma tipografía que en Antichrist, como rasgados sobre madera. Y después el titulo de la primera parte: "Justine".

Esta parte empieza llega de ternura amorosa, de complicidad divertida: la enorme limosina de los novios es demasiado larga para tomar una vuelta en la pequeña carretera que lleva a la casa donde se lleva a cabo la fastuosa cena. Primero le dan instrucciones al chofer, después se baja el novio, Michael (Alexander Skarsgärd) finalmente hasta la novia, Justine (Kirsten Dunst)se pondrá detrás del volante. Llegan con dos horas de retraso a su cena. Antes de entrar, se detienen a ver las estrellas.

Le fiesta recuerda mucha a la gran comida de Festen, filmada en cámara al hombro, según las reglas de Dogma, sin iluminación artificial, lo que da una luz anaranjada de fotos familiares. Como en Festen , abundan las intervenciones indeseables: la madre (Charlotte Rampling) y su discurso anti familiar. El padre (John Hurt) haciendo bromas con sus vecinas de mesa y robando cucharas para humillar al mesero. Y las ausencias de la novia. Distracciones pero también verdaderas huidas, que pueden ser muy largas: un paseo en el parque, subir a acostar a su sobrino o hasta tomarse un baño mientras todos la esperan para partir el pastel.

Ella va de momentos de complicidad con su esposo con su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg), con los invitados, a momentos de total ausencia, mirada vacía, viendo a otro mundo.

Los organizadores de la fiesta, Claire y su esposo John (Keith Sutherland) tratan de mantener los hilos, de engañar a los invitados, de hacer como si todo fuera normal. Y después de soltar globos de papel al cielo nocturno, luces que se van a unir a las estrellas, todos los invitados vuelven a la casa, caminando en sus ropas de fiestas sobre el pasto, como en una película de Fellini. La boda se acaba y la nueva esposa se va sin que Justine haga nada para detenerlo.

Porque ella, la melancólica, sabe que todo está escrito ya, que las estrellas han marcado el destino contra el cual no se puede hacer nada.

A la luz anaranjada de la primera parte, nocturna, sucede la luz azul del día de la segunda parte, la de Claire. Esta inmensa casa, que parecía ser un hotel-club de golf de lujo, se vuelve casa familiar, intima donde la hermana mayor trata de devolverle fuerzas físicas y ganas de vivir a Justine. Pero esta ya no tiene fuerzas para entrar a la bañera y el pastel de carne que tanto le gustaba tiene ahora sabor a cenizas.

Al mismo tiempo que trata de devolverle la vida a su hermana, Claire está obsesionada por el planeta Melancolía y su trayectoria. A pesar de que su esposo John, apasionado por las estrellas, le explica que los cálculos de los astrónomos han demostrado muy bien que Melancolía no representa ningún peligro para la Tierra, Claire está llena de angustia. Si su hermana se dejaba absorber por su melancolía interna, Claire está atrapada por la Melancolía exterior. Al punto de comprar pastillas que les permitirán suicidarse antes de la colisión final de los planetas.

Como Justine iba hacia la melancolía, se dejaba atrapar por ella, en la segunda parte, la melancolía viene a ellas, se acerca a la tierra y absorbe todo.

Poco a poco, Melancolía se acerca. Padre e hijo hacen sus preparativos astronómicos: disponen los telescopios y un ingenioso dispositivo inventado por el niño, simple alambre que permite medir el acercamiento o alejamiento del planeta.

Llega la hora marcada: un momento de una belleza infinita, donde todo el trabajo de luz de Von Trier y su fotógrafo encuentran su cumbre; a las once de la noche, se produce un eclipse al revés. Luz en la noche, los animales despiertan. El planeta se acerca y se va. El niño no ve nada, porque no se pudo despertar.

Pero el día siguiente, Claire se da cuenta que el planeta vuelve. El croquis de las trayectorias, que no había podido imprimir por un corte de energía eléctrica, se produce realmente. Cuando Claire despierta, su esposo ya no está. Se suicidó con las pastillas, todas, y se fue a morir con los caballos. El hombre perfecto, sensible, él que organizaba, consolaba, ayudaba, apoyaba. En el momento clave, renunció, se dio por vencido. No quiso, no pudo, enfrentar la verdad. Y Claire, la siempre organizada, trata de pensar en cómo celebrar el momento último, en una ceremonia que su hermana considera inútil. Y será Justine la que encontrará la forma perfecta. Construir una gruta como las que ama el niño. Se van al bosque a cortar ramas, y edifican un tipi mágico, sin paredes. Y ahí los tres, apretándose las manos, esperan a Melancolía.

La película presenta varias semejanzas con Antichrist , mostrando que Von Trier prosigue en su reflexión sobre las angustias humanas ; el bosque, lugar de vida intensa, con su verde brillante, tan cerca de la casa, el puente que el caballo de Justine no quiere franquear, como el puente era el límite que la mujer de Antichrist no podía pasar porque no quería entrar al lugar de su inconsciente. El mundo del inconsciente esta cerca de nosotros, con sus refugios y sus miedos.

El hombre es fuerza razonable, que no quiere dejarse dominar por los caprichos de las mujeres de la familia. Pero que no es insensible y sabe acompañar a las que sufren. Aun si es con algo de impaciencia. Como los hacía El, personaje masculino sin nombre (Daniel Dafoe ) con Ella (Charlotte Gainsbourg también ).

La estructura en dos partes de Melancolía pone en claro la oposición entre dos temperamentos: el melancólico que, como el grabado de Dürer, ya ha conocido todo, comprendido todo y sabe que ya no hay nada que hacer porque todo está escrito. Y el temperamento activo, quien cree que el hombre tiene poder sobre su propio destino, quien cree que todavía se puede hacer algo. Por eso la organización de Claire, su formar de preparar las habitaciones, la comida, sus llamadas para el desayuno, bien dispuesto sobre la terraza.

El contraste físico entre las actrices hace visible esta oposición: Kristen Dunst, la rubia luminosa y hermosa, frente a la morena, flaca de cara tan ingrata que es Charlotte Gainsbourg y cuyo personaje se llama Claire. Pero la luz, casi mágica, que emana de Kirsten Dunst hace más intensa la fuerza fascinante de la melancolía. Quién ganará, quien tiene más poder es la luz mortífera del planeta. "El sol negro de la melancolía" como decía Gérard de Nerval en su maravilloso poema El desdichado.

Y, sobre todo, la belleza de las imágenes nos atrapa y nos hipnotiza, nos apresa en un ritmo, en una lentitud casi religiosa para tocar a lo indecible, a las razones profundas de una tristeza más grande que el ser humano.

The Raven (James Mc Teigue , 2012) – 7/10



Un thriller de forma clásica, que sigue las fechorías de un serial-killer. Lo interesante de los casos proviene de su parecido con relatos de Edgar Poe y obligan al famoso autor a implicarse en su investigación, elaboración y narración.

Ficha IMDb

La estructura narrativa de la película es la ya conocida en los thrillers: los crímenes deben tener un punto común que los relaciona y le indica al investigador lo que puede ser la personalidad del criminal al asociar los hechos en una serie lógica: siete pecados capitales en Seven (David Fincher-1995) o nueve ilustraciones de un tratado demonológico en The ninth gate (Polanski -1999) adaptado de Arturo Pérez-Reverte.

El primer caso es el asesinato ocurrido en Baltimore en 1849 (año y lugar de la muerte misteriosa de Edgar Poe) de una mujer y su hija. El detective Emmett Fields ( Luke Evans), al examinar el lugar de los hechos, perfectamente cerrado, recuerda el relato de Poe, Los asesinatos de la Calle Morgue , novela que inaugura el personaje del detective moderno, Auguste Dupin, quien logra resolver el caso gracias a sus magníficos talentos de deducción, y que influyó directamente en Arthur Conan Doyle y su legendario Sherlock Holmes .

Inmediatamente, las sospechas se dirigen hacia el escritor. Edgar Poe (John Cusack) no es para nada una persona recomendable. Nunca tiene dinero, toma mucho, y sus agresivas críticas literarias le han ganado muchos enemigos. Su sensibilidad macabra, su gusto para la provocación, su estilo de vida sospechoso lo ubican a la orilla del infra mundo de la perversión y la delincuencia.

El segundo crimen, cuyas imágenes se nos presentan desde el principio, para hacer nos claro lo que será el hilo conductor de la película, se basa sobre El péndulo. De sospechoso, Poe pasa a ser colaborador de la policía.

Para enseñar los dos aspectos extremos de esta personalidad "dark romanticism" de Poe, los guionistas inventan una intriga amorosa: rubia, delicada y de la alta sociedad, Emily Hamilton (Alice Eve) es el amor inalcanzable del poeta maldito. Con un padre autoritario (Brendan Gleeson), símbolo del rechazo por la buena sociedad moralizadora, y un círculo de damas recatadas pero seducidas por el carisma inquietante de Poe (maravillosa y llena de humor escena de lectura del poema El cuervo en un salón de la alta sociedad), encarna lo que Poe a la vez rechaza y desea obtener.

La presencia de esta historia de amor permite complicar y personalizar la trayectoria del serial killer. De inspiración de los crímenes, Poe se transforma en víctima, colaborador y redactor de estos. Ya que de la buena redacción de los hechos, en el estilo Poe, depende la sobrevivencia de la amada.

Su escritura funciona como los cuentos de Shererazade : mientras sigue escribiendo bien y dándole satisfacción al ego del criminal, la chica vive. Es una relación torcida: Poe escribe sobre lo que el criminal ha imaginado y realizado, pero el criminal se inspira de lo que Poe ya había imaginado. El autor y el criminal reciben fama . ¿Entonces, quien es el verdadero criminal? ¿Quién es el autor?

El juego de pista se vuelve interesante más que angustiante para el espectador que identifica el crimen de Mary Roger, El caso del Sr Valdemar , y demás cuentos cortos hasta que entiende que la solución se encuentra en El corazon delator .

James Mc Teigue, director de V for Vendetta (2005), adaptación del comic de suspenso de Alan Moore, sabe crear un ambiente gótico con cementerios, iglesia abandonada, cuervo, bosque invernal. Niebla del viejo Londres, de Jack el destripador y Sherlock Holmes. Pavimento mojado, grasoso y rezumando, fotografiado al ras del suelo.

Taberna ruidosa, donde un hombre trata de hacerse reconocer para que le paguen su bebida. Pero solo un consumidor es capaz de completar el verso de The raven por el famoso "Nevermore".

El hombre, atormentado, alcohólico, desconocido a pesar del éxito de sus obras, desesperado, solitario y egocéntrico, admirador de sí mismo, está muy bien interpretado por John Cusack. Al menos al principio. Porque a medida que la trama se vuelve más obvia, se deja llevar a una actuación más moderna y eficiente de detective enamorado. Le va perdiendo el interés a su personaje y su poesía inquietante. Como el espectador le va perdiendo el interés a una historia construida sobre unos recursos narrativos finalmente no tan originales.

Valkyrie ( Bryan Singer , 2008) - 5/10



Narrando una de las numerosas conspiraciones en contra de Hitler, sin verdadero análisis de la situación, esta película está hecha para arreglar algunas escenas de suspenso, dar papeles secundarios a algunos grandes actores ingleses y vestir a Tom Cruise con un uniforme que le favorezca.

Ficha IMDb

Después de un bombardeo en África, que lo deja manco y tuerto, Claus von Stauffenberg (Tom Cruise) , quien está decidido a pelear ya no por su país, sino por los derechos humanos (noción bastante anacrónica en los años 40) se ve mezclado a una conspiración cuyo objetivo es eliminar a Hitler.

Los dirigentes de la coalición, Henning von Tresckow (Kenneth Branagh), Friedrich Olbricht (Bill Nighy), Ludwig Beck (Terence Stamp), después de algo de desconfianza, llegan a otorgarle a Von Stauffenberg un papel cada vez más prominente. En un viaje al nido de águila de Hitler en Berchstesgaden , donde se ve la vida entre ociosa , con su amante, algunos amigos y sus perros, y política, con Himmler ( Matthias Freihof) , del Führer ( David bamber), obtiene la firma que permitirá desencadenar la "Operación Valkyria" , un plano de emergencia en caso de muerte del sumo jefe del Reich. La Valkyria es una referencia directa a Wagner, compositor de opera venerado por el fascismo por sus referencias a un folklor germano que celebra las fuerzas originales de la nación. Alusión cultural obligatoria cuando se habla de Hitler y sus sueños de grandeza.

Gran parte del plan se desarrollará en una casa-bunker en el bosque, donde se llevan a cabo las juntas estratégicas. Objetivo a destruir: Hitler y Himmler, para después instituir un nuevo régimen. O sea, un golpe de estado. Algo de suspenso se va dibujando cuando Himmler no está presente y se tiene que tomar una decisión sobre llevar a cabo o no la operación. Llamadas, espera, cambio de camisa, explosión de la bomba, huida, puesta en marcha del plan Valkyria en los cuarteles, mensajes radio…

Aparente éxito seguido por la rectificación de la información: Hitler no ha muerto. Arresto de 1200 SS que habían participado en un nivel u otro. Friedrich Fromm (Tom Wilkinson) pronuncia las sentencias de muerte sin juicio. Ejecuciones en la noche.

En resumen, un bonito desfile de uniformes alemanes. Algo de suspenso. Ningún análisis histórico. Los buenos actores en secundo plano, y, en primer plano, un Tom Cruise igual de poco expresivo que siempre. Negocio redondo.
 

Sunday, June 24, 2012

This Means War (Joseph McGinty Nichol, 2012) – 3/10


Habrá pocos quienes discutirían que es una locura empeñarse en terminar algo solo porque se ha empezado. Tristemente a veces así pasa y después de haber visto algo como la mitad de This Means War en el avión me vi obligado a terminar de verla. Mi única justificación es que Reese Witherspoon se ve guapa…

La ficha IMDB 


Lauren (Reese Witherspoon) es una guapísima profesionista con harto éxito pero con su corazoncito roto (sorprendente, lo sé). Su mejor amiga la convence de suscribirse a un sitio de citas por internet. 

Paralelamente, Tuck (Tom Harris) es un genial agente de la CIA quien también decide intentar el mundo del online dating a pesar de las burlas de su mejor amigo  y compañero FDR (¿??) Foster (Chris Pine). Por casualidades de la vida, ambos dos empiezan a salir con Lauren y deciden poner a su servicio toda la capacidad de la agencia para conquistarla. También hay un maloso pero ese solo sirve para poner dar conclusión a la historia que de otro modo seguiría por siempre y para siempre jamás.

Dos cosas hay que decir acerca de This Means War. Dos y nada más.

Primero, es impresionante cómo ha evolucionado la acción en el cine gringo. No es nada original, ni mucho menos, mesclar géneros. Comedias con acción, románticas con acción…cosa de todos los días. Lo interesante es que aun estas cintas que no son originalmente cintas de acción han mejorado sustancialmente en sus coreografías y secuencias gracias sin duda a la influencia del cine oriental y visionarios gringos. No con esto quiero decir que This Means War tenga grandes secuencias de acción. Son en general bastante insípidas salvo por uno que otro movimiento. Pero ese que otro movimiento muestra un cambio en la apreciación de las secuencias de balazos y golpes, una separación de los cortes rápidos que no permiten ver nada (y que eran característicos del genero en EUA hace solo algunos años) a secuencias fluidas y coreografiadas. Por muy sosas que sean las secuencias, ya existe esa intención mucho más interesante que antes.

Segundo, es igualmente impresionante lo guapa que se ve a veces Reese Witherspoon y lo sin chiste que se ve otras. Pocas actrices tienen la habilidad de confundirnos tanto como lo hace ella. En esta cinta se ve guapa, aunque quizá solamente era un intento inconsciente por encontrarle merito a la cinta…

Paul (Greg Mottola, 2011) – 4/10


Simon Pegg y Nick Frost por un lado y Greg Mottola y Seth Rogen por el otro han sido responsables de películas bien divertidas, pero bien bien divertidas, y narraciones harto interesantes. El resultado de su colaboración es, tristemente pero ciertamente, mucho menos que la suma de sus partes.

La ficha IMDB 


Graeme (Simon Pegg)  y su buen amigo Clive Gollings (Nick Frost) viajan desde Inglaterra para asistir a la inigualable San Diego ComiCon y para un pequeño tour por los sitios relevantes en avistamientos de OVNIs en los Estados Unidos. Su aventura se vuelve tal cuando se topan con Paul (Seth Rogen, voz) un alienígena quien intenta escapar del gobierno gringo. En su camino para liberar a Paul, se topan con varios nombres importantes de la comedia actual (encarnando a personajes más o menos irrelevantes): Kristen Wiig (yeah!), Jason Bateman, Bill Hader y hasta Sigourney Weaver.

Paul es otro ejemplo de una película buena onda que se disfruta sin problemas pero que cuando termina uno no puede evitar sentir que en realidad no importo ni tantito. Ya es un poco costumbre que Seth Rogen haga cintas que están básicamente en cualquier punto del espectro de calidad. Greg Mottola (Superbad, 2007; Adventurland, 2009) había estado más bien del lado positivo aunque no espectacular. Por esos dos amigos no hay tanta preocupación. Simon Pegg y Nick Frost por otro lado (sobre todo el primero) tienen como créditos anteriores la espectacularmente genial Hot Fuzz (Edgar Wright, 2007), co-escrita por Pegg y la igualmente súper genial Shaun of the Dead (Wright, 2004), también co-escrita por Pegg. Esas dos cintas son la única razón que encontré para ver Paul y tristemente no hay nada de ellas en esta cinta de amistad interplanetaria.

Definitivamente Pegg, Frost y Rogen son divertidos y buena onda; a veces hasta muy buena onda. Sin embargo, todo en la historia es predecible, todo. Las bromas hacen poco para distraernos de ese hecho. Es también triste que teniendo a la genial Kristen Wiig y al consistentemente divertido (nunca hilarante) Jason Bateman, se sienta como que cualquier persona hubiese podido participar en la cinta.

Al final, unos cuantos chistes divertidos y una trama predecible es lo único que Paul tiene de su lado…y pues no es mucho que digamos.

The Art of Getting By (Gavin Wiesen, 2011) – 5/10


A veces resulta triste en las historias que se sienten honestas y humanas esa sospecha de que esto ya lo hemos visto antes. Resulta triste no porque sea poco original o una repetición. Resulta triste porque parece verídico y de cierta manera entonces quiere decir que no podemos esquivar estas trampas de la vida. Eso es lo bueno y lo malo de The Art of Getting By, que se siente real, siendo lo que es.

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George (Freddie Highmore) es un adolescente introvertido que busca una manera de hacer frente a la futilidad de la vida. Si bien ha sobrevivido toda la preparatoria sin jamás hacer un esfuerzo, parece que la suerte se ha terminado y ahora debe cambiar de actitud si quiere graduarse. Así de pronto entabla una amistad con Sally (Emma Roberts), una guapísima jovencita igualmente adolescente, es decir intentando a su manera lidiar con sus demonios. Su relación se vuelve, por supuesto, complicada, pero está bien, porque George consigue crecer en el proceso.

El primer largometraje de Gavin Wiesen es bastante sólido para un primer esfuerzo y consigue presentarse como una genuina historia con personajes genuinamente honestos. Mucho de eso viene por el muy acertado casting de Freddie Highmore como el confundido George. Sería mucho decir que su actuación es de verdad impresionante, pero hay algo en el que parece genuino. Sin llegar a la caricatura en la que fácilmente cae alguien como Michael Cera por ejemplo, Freddie es un convincente muchacho frágil con muchas ideas pero poca experiencia.

Esa historia, del intelectual que conecta con la vida mundana gracias a una jovencita de hermosa sonrisa está lejos de ser novedosa; pero parece estar lo suficientemente arraigada en nuestras mentes como para que pase por cierta cada vez que la vemos. La cosa con la apatía y los discursos pseudo existenciales de George es precisamente que no están demasiado alejados de los mismos discursos que uno escucharía en la vida real. Un poco como en Youth in Revolt (Arteta, 2009) pero menos sorprendente, The Art of Getting By busca mostrar la otra perspectiva, la del muchacho confundido desde dentro y no desde fuera. El esfuerzo es válido y uno empatiza sin duda con el joven George.

Después están todos los lugares comunes, las presiones externas; la traición del “amigo”, la más importante “traición” de la muchachita, el momento de humildad y la consecuente victoria individual que trae buenas consecuencias para todos. Lugares comunes que parecen tener su origen en la realidad. 

Así, todo a todo, The Art of Getting By es una buena historia acerca de crecer y de la que parece ser única verdad: Nada importa y nada tiene sentido, así que en realidad, no tenemos nada que perder.

21 Jump Street (Phil Lord, Chris Miller, 2012) – 3.5/10


21 Jump Street fue escrita con un solo propósito, con un solo chiste en mente. Ese chiste es divertidísimo y quizá haya una o dos sonrisas en el rato antes de llegar a ese chiste. No hay mucho más que decir de esta cinta que usa todos los lugares comunes de las comedias gringas y no ofrece nada más, en ningún sentido.

La ficha IMDB


Jenko (Channing Tatum) siempre fue el chico popular, Schmidt (Jonah Hill) siempre el perdedor. Terminando la preparatoria ambos se encuentran en la academia de policía y sus habilidades complementarias los hacen unir fuerzas, convirtiéndolos en re buenos amigos, aunque incompetentes. Por lo mismo, son enviados a un programa encubierto donde policías que parecen chavitos se infiltran a escuelas para resolver crímenes. Jenko y Shmidt deben desmantelar una organización que distribuye una nueva droga. Su amistad será puesta a prueba así como sus ideas pre concebidas de la vida escolar.

Cuando era yo chavito, 21 Jump Street era una de esas series que pasa tarde en la noche y que nunca podía yo ver. Solo tenía una idea acerca de la premisa y eso sumado a la prohibición paterna hacia de esta seria un entretenimiento harto deseado. Esa noción se había ya desvanecido para cuando se estreno la cinta, así que no fue más que el ocio intelectual que me hizo verla. Una pérdida de tiempo, de no ser por la broma al final.

Un uso excesivo de la palabra fuck, bromas en torno al sexo y las drogas (con el al parecer obligatorio viaje) y violencia bien, pero bien innecesaria, son los ingredientes esenciales de 21 Jump Street. Y esa broma…esa broma al final que dio harta risa. 

Mientras Channing Tatum sale de sus papeles habituales para hacerle al idiota, Jonah Hill es básicamente exactamente la misma persona que en cualquiera de sus otras películas. Es como ver a Seth de Superbad (Greg Mottola, 2007) continuar con su estilo de vida. 

Francamente no hay mucho más que decir. Salvo por esa broma al final. Uno podría inclusive decir que vale la pena ver la cinta solo por esa broma al final.

The Oxford Murders (Álex de la Iglesia, 2008) – 6/10


Esta producción española con hartos…bueno un par…de nombres pesados del cine gringo causo sensación en su país de origen y se gano varios premios Goya. Sin ser una joyita cinematográfica, es sin duda un muy buen thriller con un interesante “what a twist” al final.

La ficha IMDB 



Martin (Elijah Wood) es un inteligente muchacho que viaja a Oxford con la ilusión de estudiar con el famosísimo Arthur Seldom (John Hurt). Para su decepción, descubre que Seldom no está más estudiantes. También descubre, unos días después, que la casera está muerta. Ahí empieza un juego de intrigas y acertijos que enfrentan a Martin, al elusivo Seldom y a la guapísima Lorna (Leonor Watiling) con un asesino harto inteligente. 

Tener a la chulísima Oxford como fondo para una historia de asesinatos y misterios es un acerito primero que hace difícil que las cosas salgan mal, casi sin importar que pase después. Afortunadamente, las bonitas locaciones no son lo único que tiene The Oxford Murders a su favor. Las actuaciones son también bastante solidas en particular los dos protagonistas quedan bien en sus papeles de tipos re inteligentes y mas que levemente obsesionados con su área del conocimiento. John Hurt en particular logra sin problemas presentarse como un odioso sabelotodo que uno no puede evitar querer impresionar.

La inclusión de una temática filosófico/matemática dentro de la lógica de los crímenes es algo buen seductor que siempre atrae y generalmente tiene buenas consecuencias. Por supuesto, más de una vez en la historia del cine la solución resulta ser mucho menos profunda que la premisa y una vez más esto es el caso en esta cinta. Lo interesante es que en esta ocasión casi tiene sentido. La revelación final es tal que el tropiezo en la trama en realidad parece tener sentido, y aunque sigue siendo un poco absurdo como se conectan las cosas, termina funcionando mejor que la mayoría de las veces. 

Más interesante que eso es la idea central en la revelación final. Una idea francamente original que, al menos el individuo tecleando estas letras, no habíamos visto antes. Lo más interesante es que tiene mucho sentido y funciona re bien. Aun más cuando metido en el asunto está un genio matemático. El concepto del crimen sin víctima es francamente de aplauso.

Quizá lo más interesante de la cinta es como todos los puntos anteriores se combinan. Los personajes, gracias a los actores en gran medida, no se sienten unidimensionales y aun en sus interacciones iniciales, y finales, lejos del crimen, se sienten las personalidades que empujan la historia. Esto se combina muy bien con una premisa interesante y una estética bien lograda. 

Friday, June 22, 2012

The best exotic hotel Marigold (John Madden, 2011) - 7/10

Historia de viejos que quieren seguir viviendo a pesar de los problemas familiares o económicos. Para eso parece que la solución es irse muy lejos. Con los más grandes de los viejos actores ingleses.

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Desde Inglaterra, lo lejano, exótico, sin ser demasiado ajena, es la India. Para un alemán sería probablemente Turquía y para un francés algún país de África.

Además, los problemas financieros de cada uno los vuelven sensibles a un anuncio llamativo de exotismo por poco dinero.

Evelyn (Judi Dench) va porque el esposo le dejó solamente deudas. La pareja compuesta por Jean (Penelope Wilton ) y Douglas (Bill Nighty) porque prestaron todos sus ahorros a su hija para lanzar un negocio. Muriel (Maggie Smith) porque las listas de espera para una operación de cadera son demasiado largas. Y porque ya se cansó de ver a tantos médicos de color en los hospitales ingleses. Y así, cada uno va huyendo de algo o buscando algo. Pero el punto común es que se trata de un nuevo principio, de, por fin, darse el tiempo para algo que se ha ido posponiendo. Porque, finalmente, después de tantos años, hay tiempo para recomponer.

Una nueva cadera, un nuevo primer trabajo, un viejo amor de juventud o un último amor. Y tiempo. Es también la magnífica lección de que nunca es tarde para hacer, para actuar, para empezar.

El exotismo de la India, sobrepoblación, tráfico, pobreza, en ningún momento es usado para atraer la atención, o la compasión. Los niños jugando en la calle son el primer paso para el reencuentro con el amigo de la juventud y los recuerdos de una vida pasada de felicidad.

El hotel Marigold , con su belleza en ruinas, es el marco perfecto para los entusiasmos o rechazos hacia la India, o hacia la vida misma, la perfecta metáfora del renacimiento posible, del simple nacimiento a la vida, o del dejarse morir : inserción en la vida económica, darles empuje a los sueños, honrar la herencia del pasado.

A veces la película cae en el cómico fácil: las consecuencias de la comida especiada sobre intestinos ingleses, acostumbrados a los platillos hervidos y desabridos.

Pero nunca cae en lo vistoso turístico. Hasta la cremación a la orilla del lago discreta y sencilla. Nada de yoguismos-vegetarianismos-budismos o velas o rezos como en Eat, Pray, Love. Ningún lujo decadente de raja. Ni siquiera una boda con trajes tradicionales.

Es la India, sí. Pero la gente tiene las mismas preocupaciones que en occidente: levantar una empresa viable, sobrevivir a las tristezas, enfrentar a una madre autoritaria.

Los actores dan una verdadera clase de actuación, de dicción, con naturalidad y placer. Y, sobre todo, sin creerse geniales. Así, normal, por el placer de estar y actuar juntos.

La lección de todo eso: la felicidad no se encuentra en un mundo lejano, una relación diferente, sino en nosotros mismos, nuestra aceptación de nuestras capacidades y decisión de usarlas. Y en nuestra relación con nuestros semejantes, o con las semejanzas en seres culturalmente diferentes. la India y el exótico Hotel Marigold son solamente el revelador de lo que cada uno es capaz de desear y hacer consigo mismo.

Y, como dice Sonny Kapoor, el joven dueño del hotel (Dev Patel, el joven actor de Slumdog Millionaire (Boyle – 2008):"Everything will be all right in the end; so, if it’s not all right, it is not yet the end".

Monday, June 18, 2012

My week with Marilyn (Simon Curtis, 2011) - 6/10


Bonita película muy ligera. El interés principal es la interpretación por Michelle Williams del sex-symbol de todos los tiempos. Y la confrontación entre dos mundos actorales.
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Porque Lawrence Olivier (Kenneth Brannagh) quiso hacer una película, El príncipe y la corista (1957) con Marilyn Monroe (Michelle Williams) puede parecer extraño. Era famoso, reconocido, aclamado como actor y director de cine y de teatro. Era, casi, Shakespeare reencarnado.

Tal vez para pegarse algo de una fama más popular, más accesible al gran público. O simplemente porque quería a la bomba sexual cerca de él, para coquetear un poco. El ya tenía cincuenta años y ella apenas treinta y uno.

Ahora que lo interesante de My semana con Marilyn, ciertamente no es el encuentro, los encuentros del joven Colin Clark (Eddie Redmayer), tercer asistente del director, o sea el chico de los recados. Su admiración boba por la actriz, su pasividad y su expresión siempre igual, son de lo más aburridas.

La cinta sigue una estructura narrativa muy rígida, en orden cronológico, pero que no permite entender exactamente el paso del tiempo ni la duración de cada etapa de la historia: antes de que llegue Marilyn, su estancia en Inglaterra con su esposo, Arthur Miller (Dougray Scott), su estancia sola…

El retrato de Marilyn no sorprende. Es exactamente lo que se espera después de todos los artículos y emisiones que inspiró. Ni la cara mítica, la seducción, las actitudes, la sensualidad, el humor, las poses, ofrecen nada nuevo. Ni, por el otro lado, la "cara oculta", que ya no lo es. Depresión, pastillas, falta de seguridad, inocencia y deseo de ser una mujer como todas. Ni la inteligencia, tal vez un poco limitada.

¿Entonces, que queda de la película?

Para empezar, una actuación estupenda de Michelle Williams, que hace entendible ese poder sensual que tenía la actriz: fuerza vital más que belleza, talento para hacerse valer, su voz, su forma de caminar, de moverse para acentuar sus ventajas físicas. Su forma de hacerse la niña tonta y débil pero maliciosa para que los hombres tengan ganas de tomarla entre sus brazos o en sus manos, su hagan cargo de ella y se sientan superiores, inteligentes y potentes. Es un poco el anuncio de la mujer-niña de Brigitte Bardot : linda tontita que sabe jugar con los hombres, hacer algunas bromas sencillas para darles a pensar que son más astutos.

 
Pero sobre todo, la película nos muestra el encuentro, el choque de dos mundos. Primero en cuestión de cultura y educación. La educación, la atención y respeto a los demás, el profesionalismo están encarnados en Dame Sybil Thorndike (Judi Dench), quien le regala una bufanda al pobre tercer asistente quien se congela cada mañana a la entrada de los estudios. Actitud que se opone a la falta de preocupación y seriedad en el trabajo mostrados por la actriz americana quien llega tarde a los rodajes, o no llega, que no sabe sus diálogos.

Eso nos lleva a un personaje clave aunque discreto: Paula Strasberg, sombra y apoyo de Marilyn, prolongación de su marido Lee Strasberg, maestro del Actor’s Studio en Nueva York, dueño del "método" que odia Sir Olivier, y que se basa sobre el sistema del ruso Stanislavsky. De esta escuela salieron los más grandes actores de Hollywood, Montgomery Clift,James Dean, Marlon Brando, Paul Newman, Y , después, De Niro, Al Pacino, Nicholson….

Shakespeare contra Strasberg, Inglaterra contra Estados Unidos, teatro contra cine….Intelecto contra tripas.

Sunday, June 17, 2012

The Myth (Stanley Tong, 2005), 4.5/10


En una historia sin pies ni cabeza que atraviesa el tiempo, Jackie Chan muestra como siempre unos audaces movimientos y momentos re divertidos que, por un pelo, logran hacernos olvidar la pobre estructura narrativa de la cinta. 

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Jack (Jackie Chan) es un arqueólogo plagado de sueños de otra vida (su vida, descubriremos después, como el apreciadísimo guardia imperial Meng Yi) quien a petición de un colega se ve involucrado en el misterio de la tumba del emperador a quien sirvió en su vida anterior. A través de esta aventura descubrirá cosas sobre sí mismo y sobre muchas otras cosas. Pero la verdad todo resulta muy confuso. Baste saber que las secuencias de acción están muy padres.

Aunque sea medio mala leche decirlo, la debilidad más grande de Jackie Chan parece ser sus ganas de ser un cineasta (no en términos de director específicamente, sino de persona involucrada en el cine) mas allá de sus increíbles cualidades de peleador frente a la cámara y su sin igual carisma. No es que otros intentos de alejarse de los puros karatazos hayan sido todos malos. 1911 (Chan, Zhang, 2011) es definitivamente interesante. Pero definitivamente se siente que la narrativa no es el fuerte de la gente involucrada. 

Afortunadamente The Myth tiene suficientes secuencias de acción ala Jackie Chan como para justificar su existencia pero está claro que sufre de la incapacidad de sus creadores de separar las ideas que estarían cotorras de las que definitivamente deben estar en la cinta. La historia va de una cosa a otra e introduce elementos en la media hora final de manera que nunca se siente como un todo congruente. Todo el episodio en la India sale sobrando completamente en cuanto a la historia concierne; por supuesto, ofrece dos buenísimas secuencias de kung fu, bonitos paisajes y más de un suspiro al ver a la súper sensual Mallika Sherawat; pero toda esa onda no le sirve de nada al cuento. 

Algo parecido pasa con los flash backs a la China imperial. La secuencia de la muerte de Meng Yi es impresionante.  La pelea esta súper padre, pero también la noción de este individuo que logra literalmente morir de pie y que se lleva consigo a sin fin de los babosines que osan atacarlo. Aun así, no es claro qué demonios tiene eso que ver con todo el resto del relajito.

Lo que resulta interesante es el resultado final. Uno esperaría que esta rara historia de amor a través del tiempo (rara no por el concepto que no es nuevo, sino por lo torpemente que es llevada) termine con un final feliz. Pero no es así. Aquí Jackie Chan muestra algo que definitivamente es de apreciarse, su inconformidad ante cánones tradicionales. Al final el secreto milenario se pierde para siempre, la parejita intertemporal no encuentra la felicidad y el héroe se queda solo (en una espectacular casa llena de tecnología que quien sabe porque está ahí). 

El problema con The Myth es que pretende ser más que solo una película de fantástico kung fu y no lo logra. Es solamente una película de fantástico kung fu.

The Big Year (David Frankel, 2011), 6.5/10


Sin ser una obra de la sensibilidad que caracterizan las obras Wes Anderson,  The Big Year es lo suficientemente honesta como para que este mencionada en las misma oración. Es definitivamente un esfuerzo mucho más interesante que aquello a lo que David Frankel nos tenía acostumbrados. Entre Owen Wilson, Steve Martin y Jack Black (+ Rashida Jones) hay una buena química y un buen resultado final.

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En el loco loco mundo de los observadores de aves existe el concepto del “gran año” que consiste en intentar ver el mayor número de especies como sea posible entre el primero de enero y el 31 de diciembre. Kenny Bostick (Owen Wilson) tiene el record por su impresionante esfuerzo del año anterior, pero una serie de fenómenos meteorológicos hace de esta una gran oportunidad para que alguien le robe ese record. Brad Harris (Jack Black) es un tipo a todas luces mediocre que intentara, por el simple placer de hacerlo, completar un gran año, a la vez que intenta conservar su empleo y no endeudarse aun más. Stu Preissler (Steve Martin), después de varios intentos, está ahora si decidido a dedicarse a aun gran año y dejar por fin la compañía que hizo crecer desde nada. Los tres se encontraran a lo largo de su aventura y formaran alianzas y enemistades y crecerán como personas. Y verán hartas aves.

Si hubiese una palabra para definir The Big Year seria “bonita”. Se trata de una bonita historia de amistad y de los peligros de la obsesión. Mientras los tres personajes tienen un mismo objetivo, por razones distintas, su aproximación a la tarea es diferente. Al final, Kenny sacrifica todo, todo, con tal de ser el mejor. Y lo es. La pregunta por supuesto es si lo valió. Pero de una u otra manera no es una pregunta muy diferente a la pregunta que todos nos hacemos, o deberíamos hacernos, en torno a las actividades cotidianas. Después de todo, ver más especies de aves en el país es una actividad tan racional o tan absurda como limpiar baños o vender paquetes de hospedaje web, o educar a adolescentes ingratos o lo que sea. Y por hacerlo sacrificamos harto. 

La cinta, atinadamente, se aleja de personajes unidimensionales y muestra que el villano es solo el villano cuando se le mira desde cierto ángulo; y es también víctima, en gran parte de sus propias decisiones, pero que uno puede entender. Lo mismo pasa con el resto de los personajes, aunque su presencia en la pantalla sea mayor o menor, se siente que todos son seres humanos que a través de un año lidian con hartos problemas y encuentran en las aves, o en los otros seres humanos, un descanso o algo de sentido.

La formación de la amistad entre Brad y Stu también es de harto sentimiento y su complicidad es una que nos hace querer que de verdad las cosas salgan bien para ellos. Y al final así es. El resultado no es el gran bang que uno esperaría del cine de Hollywood, pero el compromiso es tal que aun así todos estamos satisfechos y contentos. 

Frequently Asked Questions About Time Travel (Gareth Carrivick, 2009) – 5/10


No solo el titulo de la cinta es la pura buena onda, las actuaciones y la historia también son harto divertidas. Sin ser tan irreverente como uno podría esperar, Frequently Asked Questions About Time Travel se las arregla para contar una historia cotorra que a pesar de la magnitud que el tema presenta consigue tratarse antes que nada de los personajes involucrados. Además sale Anna Faris.


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Ray (Chris O’Dowd) es básicamente un bueno para nada. Después de ser despedido de su trabajo en una feria él y sus amigos Toby (Marc Wootton) y Pete (Dean Lennox Kelly) ahogan sus penas en el pub local donde una visitante del futuro (Anna Faris) le hace saber a Ray que él es fundamental en formar los años que vendrán. Para sorpresa de todos, resulta que esto no es una elaborada broma, puesto que en le baño hay una fuga temporal, y los tres amigos se ven rebotando en el tiempo, intentando armar un rompecabezas que parece terminar con la muerte de los tres.

Lo mejor de Frequently Asked Questions About Time Travel es que logra construir una muy decente historia de ciencia ficción sin prácticamente ningún efecto especial durante las primeras tres cuartas partes de la cinta. La narrativa está muy bien construida, de manera que la tensión se establece y el suspenso crece sin jamás salir del pub (y el baño del pub) y con un número limitado de personajes. La terrible realidad que espera a los amigos y la confusión que resienten al viajar por el tiempo está perfectamente establecida sin necesidad de artificios complicados.

Todos los elementos están ahí, no solo el humor y las referencias de nerds, pero también el apocalipsis inevitable, la relación romántica a través del tiempo y las cuestiones existenciales frente al vacio no solo de la muerte, sino de la renuncia a la grandeza. Pero nada demasiado serio.

Aunque al final los puntos se unen de una manera menos épica de lo que uno hubiese podido imaginar, la narración funciona bien y lo deja a uno francamente emocionado y con un poco de ilusión a que haya una segunda parte. Para una cinta como esta, eso es realmente lo más que uno puede pedir.

Swingers (Doug Liman, 1996) – 4/10


Muchas veces ya ha sido dicho: Vince Vaughn es bien buena onda. También el robusto John Favreau es súper buena onda. Ellos dos son, en realidad, la única razón para ver la moderadamente divertida, y muy de época, Swingers.

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Mike (Jon Favreau) es parte de un grupo de actores que han dejado su ciudad natal para intentar hacerla en Los Ángeles. Hace ya seis meses que su novia lo dejo y el pobre no sabe qué hacer consigo mismo. Sus cuates, en particular Trent (Vince Vaughn) intentan re animarlo insistiendo para que disfrute de las ventajas de la soltería en la animada vida nocturna de Los Ángeles. Olvidar a su ex resulta más difícil de lo pensado, pero no se preocupe querido lector, al final aparece Heather Graham y la vida de todos mejora considerablemente.

Es mejor que se aclare de una vez. Swingers no tiene nada, pero nada de particularmente interesante. Es más que otra cosa otra, al parecer una de las primeras, comedia de amigos que son bien amigos. Una de esas que en el gringo les ha dado por llamar “bromantic comedy”. Y finalmente le pueden llamar como quieran pues parece que ellos intentaron este insípido género. O quizá insípido no es el mejor termino, puesto que algunos ejemplares tienen definitivamente su chiste. Más bien lo que define a películas como Swingers es su total dependencia en el carisma de los actores principales.

Vince Vaughn y John Favreau cargan sobre sus hombros la cinta que es un esfuerzo decente pero claramente apenas un ensayo de lo que cada uno haría en los años venideros. Como tal, es imposible no encontrar todos los componentes de la necesaria formula del cine gringo. De la misma manera el desarrollo de los personajes como que quiere estar ahí, como que hay un intento por que los diálogos se sientan honestos y los personajes empáticos, pero como que todo se queda en eso, un intento, un ensayo.

El final no solo es increíblemente predecible, pero también bastante gratuito y precipitado. Aunque dicho eso, es imposible evitar sentir un momento de alivio en esa llamada telefónica que el personaje de Favreau recibe. Quizá sea una cosa demasiado personal, pero en ese momento uno se siente bien, a pesar de lo falso que resulta ser el estratagema. Dentro de todo, y sin ser extraordinaria, Swingers tiene al menos un par de momentos de verdad. O eso me gusta pensar.

Spirited Away (Hayao Miyazaki, 2001) - 8.5/10

Una maravilla visual que llevola animación a nuevas alturas, esta obra maestra de Hayao Miyazaki demostró sindejar lugar a dudas que los japoneses tienen años de ventaja sobre losproductores de cualquier otro lado del mundo.

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Chihiro es una chamaquitamalcriada que pasa por un mal momento cuando su familia tiene que mudarse.Justo antes de llegar a su nuevo hogar, se detienen en un hermoso parque queparece abandonado, pero en realidad es un sitio de descanso para espíritus.Para salvar a sus padres, y a sí misma, Chihiro debe aprender acerca del valordel trabajo y de la solidaridad.

Es un lugar común que las películascuya audiencia principal es menor de 15 años debe tener una moraleja, unaenseñanza que justifique que los padres paguen por los boletos de cine y las palomitas para los escuincles. El cine gringo ha por supuesto trivializado estas enseñanzas como lo hace con todo. La mayoría de las veces la enseñanza es algo abstracto como la importancia de la amistad o peor aun del amor, porsupuesto en más de una ocasión el valor de la humildad está presente. En todo caso siempre es un milagroso cambio en el tercer acto el que nos hace pensar que de pronto tanto el protagonista como nosotros somos mejores personas.

La cosa con Spirited Away es que tal milagro no sucede, la actitud de Chihiro está por supuesto establecida muy rápido y las reglas del juego también Hoku las dice con toda claridad,"si tienes trabajo Baba no podrá deshacerse de ti". El miembro de una comunidad no es mágico o especial en sí mismo. No por ser quien somos merecemos ciertas cosas. Es lo que hacemos lo que nos define, y para tener un ligar en cualquier grupo, lo que hacemos debe ser útil. Lo mejor de como está construida la historia es que cada uno de los personajes sigue su lucha en ese sentido y descubre el genuino placer de contribuir, en lugar de consumir.

Desde el hijo de Baba y sus esbirros que forman un equipo perfecto, hasta el espíritu que se alimenta, literalmente, de la avaricia que lo rodea. Igualmente pasa con Hoku cuya sed de conocimiento lo ciega y condena a obedecer a Baba de manera casi inhumana.

Lo interesante es que una vez más Miyazaki se aleja de los estúpidos e innecesarios roles caricaturales. Ninguno de los personajes es malo malo o bueno bueno. Más bien todos tienen sus conflictos y personalidad. La presencia de Baba es negativa, es evidentemente la villana, pero al mismo tiempo su manera de proceder es justa ya tiene su corazoncito.

Miyazaki explora otros temas,como por ejemplo la importancia de la identidad. Si bien pone énfasis en el valor del trabajo y particularmente de la responsabilidad individual hacia el colectivo, no disimula lo importante de mantener relaciones humanas y de no perder la individualidad dentro de la masa. Desde el evidente juego de Baba al robarse los nombres de sus empleados, y el poder mágico que sucede cuando los recuperan, hasta el truco de obligar a Chihiro a reconocer a sus padres de entre un montón de cerdos.

Por supuesto esta también la bonita historia de amor infantil que, está bien bonita. Así como un par de escenas dedicadas a otro de los temas que Miyazaki considera de gran importancia,el cuidado ambiental.

Eso es solamente en términos del fondo. Lo que eleva a esta cinta al siguiente nivel es la impresionante forma. La dirección de arte es en general impresionante, los fondos y colores son fantásticos. Miyazaki siempre ha sido un maestro del diseño de personajes,y esta cinta no es la excepción. No solo los personajes principales son interesantes, pero todos los espíritus que andan paseando por ahí también son la pura buena onda.

La animación es increíble, es fluida y dinámica como pocas y combinada con la fantástica dirección da lugar agrandes momentos tanto en las secuencias de acción como en los momentos más contemplativos.

Todo eso se conjuga a la perfección y logra que Spirited Away sea quizá la mejor cinta de Miyazaki, quizá,aunque sin duda una de las mejores cintas jamás hechas.

Laputa: Castle in the Sky (Hayao Miyasaki, 1986) – 6.5/10


La primera cinta producida por el famosísimo estudio Ghibli, Castle in the Sky es una emocionante historia de acción con momentos épicos. Aunque en sí misma no es impresionante, es definitivamente un disfrute visual y aun más interesante pues muestra rasgos de lo que después será el cine de Miyazaki.

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Sheeta es una jovencita quien intenta escapar de una agencia al parecer gubernamental que la ha secuestrado, así como de un grupo de piratas que intenta capturarla. En su intento por escapar Sheeta se encuentra con Pazu, un trabajador huerfanito de gran corazón. El objeto que los malosos persiguen parecer ser un amuleto azul que permite a Sheeta levitar. A través de la aventura, el par de chamaquitos descubren que el objetivo de los maleantes es en realidad la mágica ciudad de Laputa. Una ciudad voladora de leyenda, llena de tesoros y también, tecnología capaz de dominar al mundo. Trabajando juntos, los niños lograran hacer lo correcto y, sobre todo, encontrarse mutuamente.

Como siempre con Miyazaki, Castle in the Sky merece comentarios tanto por la forma como el fondo. Por supuesto que esta cinta no está al nivel de producciones posteriores, pero también es cierto que esa evaluación solo es negativa por la calidad de esas producciones que le seguirán. La verdad es que comparada con cualquier otra obra de animación, Castle in the Sky se defiende como una obra de gran calidad sin ningún problema.

Desde la perspectiva formal, es la cinta quizá más tradicional en términos de animación japonesa. La acción toma un lugar preponderante, con escenas y enfoques que realmente ponen el énfasis en, precisamente, la acción en términos superficiales. Interesantemente, Miyazaki hace un excelente trabajo en ello y las batallas son realmente emocionantes. A pesar de eso, la historia fluye y se siente un verdadero desarrollo de los personajes. El diseño de estos es otra vez más bien tradicional. Aunque los robots habitantes de Laputa son harto interesantes y por supuesto, Dola, la líder de los piratas, es cotorrísima.

La narrativa fluye bien, aunque algunos de los elementos, en particular relativos a la naturaleza de la ciudad en el cielo, se sienten un poco gratuitos.

Entrando más en términos de fondo, Miyazaki demuestra ya en esta cinta una de las características que lo separa de muchos cineastas, en particular en el medio de la animación, y que hace de sus cintas obras tan importantes: los personajes tienen tres dimensiones. Si el maloso Muska es malo malo, pero la banda de piratas, que tiene más tiempo en pantalla, son personajes reales, con motivaciones más complejas que solamente querer lanzar una risa malévola.

Además, Miyazaki toca varios de los temas que serán centrales en su obra, particularmente el respeto al planeta y, el que es más interesante, el valor del trabajo y de la individualidad. Toda la secuencia de Sheeta y Pazu en la nave de los piratas es una perfecta analogía para la realidad. No eres “bueno” o “malo” por que así sea, eres lo que haces, y tu valor no viene de tus intenciones, sino de tu trabajo.

En general, Castle in the Sky es una cinta muy bien lograda, y se vuelve más interesante como antesala a la grandeza que vendrá después.

Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Michel Gondry, 2004) – 9/10


Una de las mejores películas de todos los tiempos. Así nada más. Un guionista increíble, un director genial, fantásticos actores, una premisa fantástica y profundamente humana… y lo mejor de todo es que todos los elementos se combinan a la perfección. 

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Joel Barish (Jim Carrey) es un tímido sujeto quien, después de terminar una larga relación, conoce a la intempestiva, e inestable, Celmentine Kruczynski (Kate Winslet). Juntos conocen momentos de felicidad hasta que pasa lo que siempre pasa, se apaga la chispa y la normalidad se establece. Con todos sus problemas. Como resultado, Clementine recurre a un novedoso sistema que promete borrar las memorias de seres queridos…o ya no tan queridos. Herido cuando se entera, Joel decide seguir el mismo procedimiento; pero cuanto descubre lo que realmente significa borrar a alguien hace lo imposible para salvar aunque sea un recuerdo.

Esta cinta es exactamente lo que el cine, y toda forma de creación, aspira a ser. Una harmonía total entre fondo y forma. El seguimiento de una idea en diferentes niveles, honesta y humana. Esta obra es extraordinaria.

Michel Gondry (Be Kind Rewind y muchas maravillas más) y Charlie Kaufman (Synecdoche, New York y muchas maravillas más) se reúnen otra vez (después de la interesantísima Human Nature, 2001) para crear otra maravilla existencialista.

Es difícil encontrar a otro par de creadores que mejor den vida al absurdo de la vida y las relaciones que estos dos; salvo quizá Spike Jonze (Being John Malkovich, 1999), antiguo colaborador de Charle Kaufman. Es una lástima que ya no trabajen juntos, aunque por otro lado, eso hizo que cada quien produjera joyitas del celuloide que dan cuerpo a sus voces individuales. Gondry es un genio de la magia del cine y Kaufman entiende a la perfección la estructura narrativa. Ambos comparten un profundo entendimiento humano y un amor por el medio. Es ridículo lo bien que sus súper poderes se combinan en Eternal Sunshine of the Spotless Mind

La premisa de la historia es genial, y empieza por el final. Si, las relaciones son difíciles, si todo termina por acabarse, si, duele y duele mucho. Pero ¿y qué? La cosa con el existencialismo es que para los flojos y los crédulos y los superficiales parece triste porque no busca esconder todo eso que en el fondo sabemos es verdad. Pero en realidad es liberador, es esperanzador, es, como diría Sartre, humano. Ese es el concepto de la cinta y de ahí parte la idea de que aun si pudiésemos deshacernos de todos los recuerdos, para seguir adelante sin bagaje, el bagaje ahí seguiría y de todos modos, no valdría la pena. La vida vale la pena ser vivida porque podemos hacer con ella lo que decidamos. El amor vale la pena a pesar de todo, por el amor mismo, sea como sea que lo definamos.

De ahí parte un guion genial, que hace un excelente uso de las diferentes realidades y temporalidades. El juego narrativo inicial que parece presentarnos el primero encuentro entre Joel y Clementine para después llevarnos por un confuso mundo de recuerdos y sueños es simplemente genial y corresponde perfectamente a la idea inicial: el juego siempre se repite, siempre es igual, pero no por eso deja de ser mágico. Después vienen los detalles en los detalles. La manera en que narrativa y visualmente la cinta nos lleva a entender lo que está pasando, es genial. Por supuesto es bien interesante el mundo de los sueños, con las memorias siendo destruidas y la lucha fútil de Joel por detenerlas, escondiéndose en sí mismo. Interesantemente, se esconde en sí mismo con Clementine, mostrándole todo aquello que en la realidad jamás se atrevió a expresar, logrando por fin abrirse a una relación, de manera autentica (situación que resonará con más de un miembro de la audiencia). La selección de memorias es genial y resuena con todos. De lo despreciable a lo adorable a lo increíblemente intimo, y siempre en los detalles, que es donde la felicidad y la tristeza siempre han vivido.

El componente visual que refuerza todo esto también funciona a la perfección. Los efectos de los que se vale Gondry para pasar de un mundo a otro, para mostrarnos lo que está sucediendo terminan siendo un collage surrealista que está lleno de intensidad. Con Joel niño recordando a su madre, (y señalando una verdad que siempre he sospechado y ahora por fin tiene voz: “nadie reconoce lo solitario que es ser un(a) niño(a)”) mientras se esconde bajo la mesa – efecto logrado en el mismo set, sin efectos de posproducción. La destrucción del entorno, destrucción física e imaginaria combinadas perfectamente, haciéndonos sentir mejor que cualquier película del fin del mundo que esto es todo, que si se acaba esto, no habrá nada. 

Después vienen las actuaciones. Ya en The Truman Show (Weir, 1998) y después en Man on the Moon (Forman, 1999) Jim Carrey había demostrado lo increíblemente buen actor que es. En Eternal Sunshine of the Spotless Mind, alcanza niveles aun más altos. Es perfectamente creíble como el tipo inseguro, vulnerable que se vuelve agresivo por pura tristeza y frustración. Kate Winslet es también genial, capturando perfectamente a la inestable y totalmente sola Clementine. Ambos juegan bien sus papeles y tienen gran química en la pantalla. 

Por supuesto las historias paralelas, las parejas a su alrededor igualmente llenas de problemas, de decepciones y, sobre todo, de continuas negaciones auto impuestas de la realidad, son también increíblemente humanas y se sienten reales, funcionando bien en el conjunto (La pareja formada por los personajes de Jane Adams y David Cross está particularmente dañada a pesar de lo poco tiempo en pantalla). Elijah Wood, Mark Ruffalo, Jane Adams, David Cross, Tom Wilkinson y Kristen Dunst… todos hacen su trabajo sumamente bien.

Al final, Eternal Sunshine of the Spotless Mind es una delicia visual, una maravilla narrativa, una estimulante historia y, dicho todo eso, una obra profunda y sinceramente humana. Es decir, una obra de arte.

Doppelgänger Paul (Kris Elgstrand, Dylan Akio Smith, 2011) – 6/10


Con una premisa harto interesante, Doppelgänger Paul, fue parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Toronto, y honestamente es lo suficientemente interesante como para merecer eso. Mejor hubiera sido si la intensidad del inicio se hubiese mantenido durante toda la cinta.

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Paul (Brad Dryborough) es un hombre solitario y triste quien un día descubre hay alguien quien lo ha estado siguiendo y dice ser su doble exacto. Karl (Tygh Runyan) es ese alguien, un escritor igualmente solitario y triste que en un momento de locura (o lucidez) se reconoció por completo en Paul. Karl decide compartir con Paul la obra de su vida. Tiempo después descubren que la obra, y su historia, ha sido plagiada, y deciden ir tras los ladrones para obtener respuestas. En el viaje descubren que han tenido un mayor impacto en la vida del otro de lo que creían y terminan persiguiéndose a sí mismos.

La premisa, y sobre todo la manera en que es presentada, es simplemente genial. El misterio que pesa sobre la situación y los personajes es bien intenso y la manera en que se descubren uno a otro es bien interesante, sobre todo por la revelación de que en realidad no se parecen en nada, salvo en que ambos sufren en sus propias pieles. La explicación que da Karl a sus vidas y sus conexiones resuena profundamente con nuestros estilos de vida modernos y está claro que hay mucha verdad y honestidad en la narración. 

Cuando descubrimos que alguien ha robado sus vidas, el misterio se hace más profundo y uno se espera una especie de thriller existencial al estilo de Charlie Kaufman Kaufman (Synecdoche, New York y muchas maravillas más). Por un momento eso es lo que recibimos, cuando los personajes hablan de cómo el mutuo descubrimiento ha impactado sus vidas (el pobre Paul hasta perdió un dedo); pero pronto la historia se vuelve más…apegada a la realidad objetiva…y francamente menos interesante.

Cuando la historia vira a hacer que Karl se dedique seriamente a escribir, la cinta vira a una repetición de la formula de auto superación que ya no se siente tan honesta y parece dejar atrás por completo la fantasía introspectiva que hacia todo mas interesante. El final logra encontrar un poco el equilibrio y la escena culminante es bonita, que es quizá lo más que podíamos esperar.

El sabor de boca que me deja es que pudo haber sido mucho más, aunque eso quizá sea injusto, pues la película es, en general, buena.

Enchanted (Kevin Lima, 2007) – 3.5/10


Dado el reciente furor alrededor de todo tipo de producción audiovisual con alguna conexión a los mundos de fantasía, cuando el avión me propuso ver la creación de Disney Enchanted con la adorable Amy Adams, decidí aceptar. Igual me hubiese podido echar una siestecita.

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Giselle (Amy Adams) es una adorable muchachita viviendo en un mundo de fantasía (literalmente, es una caricatura y todo). Su encuentro y rápido enamoramiento con el Príncipe Edward (James Marsden) hace que la malvada Reina Narissa (Susan Sarandon) la envié a un horrible horrible mundo donde la gente no tiene un final feliz: “nuestro” mundo. Ahí Giselle aprenderá una sarta de cosas gracias al súper irresistible Robert (Patrick Dempsey), incluido el verdadero significado del amor. Bla bla bla.

La verdad Enchanted no es mala. Es entretenida y logra uno o dos momentos de originalidad al ponerle un giro a las tradicionales situaciones del cine de fantasía tipo Disney. Nada sorprendente ni arriesgado, pero divertido de todos modos. Cosas como ver a la princesa ser ayudada por cucarachas o su sorprendente habilidad para hacer vestidos con cortinas y sabanas son divertidas. 

El choque cultural entre el mundo de fantasía y la realidad no va mucho mas allá, salvo por, obviamente, el cuestionamiento del amor verdadero. Parece ser que Enchanted pretende de una u otra manera dar una lección al público acerca de la importancia de una relación verdadera, con sentimientos reales y más que solamente la creencia en que las cosas suceden mágicamente. Por supuesto el intento se queda en algo vago y superficial, sobre todo porque al final las dos felices parejas que se forman lo hacen de manera bastante mágica e irreal. Pero en realidad seria inocente pedir más (y ese mas incluye congruencia) de una producción como esta.

Es un ratito de distracción y no mucho más. Una buena oportunidad para verle los ojitos a Amy Adams.

My Life Without Me (Isabel Coixet, 2003) – 5.5/10


Pura tristeza y puro drama de ese que le llega a uno al corazón y no hay nada que hacer al respecto. My Life Without Me tiene personajes tan buena onda que por momentos parece una caricatura, pero eso pasa a segundo plano por lo triste que uno está todo el rato que dura la cinta.

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Ann (Sarah Polley) es una jovencita que tiene dos adorables chamaquitas con Don (Scott Speedman) quien es súper, pero súper buena onda. Su vida es modesta por decir lo menos, simple y sin cuestionamientos fundamentales. Básicamente la vida simplemente pasa. Hasta que Ann descubre que está muriendo de cáncer. Sin decirle nada a ninguno de los personajes que la rodean, se dispone a vivir lo más posible antes de morir y asegurar que su vida siga, sin ella.

La línea entre el drama y el melodrama pasado de lanza para hacernos llorar a veces es muy sutil. No queda del todo claro de qué lado de la línea esta My Life Without Me. Es cierto que recurre a ciertas exageraciones para que las emociones afloren y es prácticamente imposible odiar a ninguno de los personajes, a quienes parece que simplemente cosas malas les pasan. Por otro lado, hay momentos que se sienten tan emocionales en un sentido genuino, que es difícil odiar a la directora. Aunque quizá eso solamente signifique que caí en la trampa.

Lo que complica todo es que la reacción de Ann ante la inminencia de su muerte no parece tan descabellada. La idea de tachar los elementos de una lista tiene sentido claro, lo que compone la lista también. La joven Ann quedo embarazada de su primer novio, Don, y su deseo de estar con alguien mas esta puesto en tal contexto que es imposible verla como una mala persona por ello. Para hacerla las cosas más difíciles, el “otro” en cuestión, Lee (Mark Ruffalo) está recuperándose de un terrible final a una larga relación. El muchacho esta tan herido que no tiene un solo mueble en su nuevo departamento. Se enamora tan perdidamente de Ann que uno no sabe por quién sentirse peor, si por él o por el esposo.

La otra gran misión de Ann es garantizar que la vida de su adorable esposo y súper adorables pequeñitas continúe en la misma inocente felicidad. Milagrosamente, la guapísima vecina, de nombre Ann (Leonor Waitling) no solo es guapísima y una vecina, sino que también se lleva a todo dar con las niñas en cuestión y con Don. 

Así pues, al final, la familia permanece, pero con otra Ann; Lee consigue por fin seguir adelante e inclusive algunos de los personajes secundarios parecen ser mejores gracias a la intervención de Ann (incluida su madre, interpretada por ni más ni menos que ¡Blondie!). 

Al final, uno como espectador no se siente tan triste como se sintió durante toda, toda, la cinta; porque el final es relativamente feliz. No dejo de pensar que alguien se estuvo divirtiendo a costa de mi frágil corazón.

Lady in the Water (M. Night Shyamalan, 2006) – 4/10


El maestro del what a twist M. Night Shyamalan se aleja en esta cinta de su preciado cine de terror para contarnos una adorable historia para niños. Definitivamente no es un logro narrativo pero es entretenida e inocente y también es un buen ejercicio del señor director para subirse el autoestima.

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Cleveland Heep (Paul Giamatti) es conserje, con un triste pasado, en un edificio lleno de personaje a interesantes. Un día descubre a una sirena (Bryce Dallas Howard) llamada Story, proveniente de un mundo mágico cuya misión es encontrar e inspirar a un escritor que no puede estar demasiado lejos. Tristemente hay fuerzas malignas que intentan impedírselo y Cleveland debe encontrar a la pandilla adecuada para protegerla y lograr que Story cumpla su misión y regrese a su mundo de la manera adecuada.


Que quede claro, Lady in the Water es una historia para niños y un ejercicio de autocomplacencia. Eso es todo. Cualquier crítica debe ser vista en ese contexto, porque francamente, dudo que Lady in the Water haya pretendido jamás ser alguna otra cosa. Por supuesto, a nadie extrañaría que la primera característica es harto agradable, mientras que la segunda no lo es tanto.

La estructura narrativa no está muy bien construida, con elementos “sorpresa” siendo introducidos en todo momento para justificar, poco a poco, lo que sucede después. Los tres actos no están bien definidos (a veces parece que no están definidos y ya) y la conexión entre los elementos se siente floja, como un largo ejercicio de improvisación de millones de dólares. Por supuesto, esto es así intencionalmente y no porque Shyamalan no sepa contar una historia. Eso es evidente no solo por sus cintas iniciales donde muestra un claro dominio sobre la narrativa, que nos guste el resultado o no. También es evidente porque Shyamalan decidió hacerlo evidente en la cinta.

Lady in the Water hace explicitas referencias a la estructura tradicional de una cinta y lo fácil, e intrépidamente, que ella misma las rompe. Una vez más, el director juega con nuestras percepciones y nos hace ver cosas sin saberlo, pero esta vez es de lo más banal. Más importante aun es que la historia trata directamente de un escritor con un bloqueo, justo antes de escribir la obra de su vida. A pesar de ser el mismo despreciado, su obra cambiara el mundo. Por supuesto, el escritor es nuestro queridísimo M. Night.

Esos cambios estructurales se quedan en simples ejercicio que, tristemente, demuestran porque las estructuras clásicas han sobrevivido miles y miles de años. No es que haya que seguir las fórmulas, esas son despreciables; pero las estructuras sostienen la narrativa y funcionan. Aun las cintas más innovadoras siguen estructuras narrativas definidas, aunque sean nuevas.

Es interesante que Lady in the Water haya sido la cinta que termino la relación del director con Disney, un enorme golpe a su ego; y también la cinta que llevo a la creación del libro The Man Who Heard Voices de Michael Bamberger. Por lo que pude entender, sin leerlo, el libro es básicamente una oda a la grandeza de Shyamalan. Lo cual no me sorprende, pues eso es la cinta.

Y todo eso es una lástima, porque Lady in the Water pudo ser buena, en su inocencia y fantasía y sus rasgos de humanidad. Pudo ser buena.