Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, June 18, 2012

My week with Marilyn (Simon Curtis, 2011) - 6/10


Bonita película muy ligera. El interés principal es la interpretación por Michelle Williams del sex-symbol de todos los tiempos. Y la confrontación entre dos mundos actorales.
Ficha IMDb

Porque Lawrence Olivier (Kenneth Brannagh) quiso hacer una película, El príncipe y la corista (1957) con Marilyn Monroe (Michelle Williams) puede parecer extraño. Era famoso, reconocido, aclamado como actor y director de cine y de teatro. Era, casi, Shakespeare reencarnado.

Tal vez para pegarse algo de una fama más popular, más accesible al gran público. O simplemente porque quería a la bomba sexual cerca de él, para coquetear un poco. El ya tenía cincuenta años y ella apenas treinta y uno.

Ahora que lo interesante de My semana con Marilyn, ciertamente no es el encuentro, los encuentros del joven Colin Clark (Eddie Redmayer), tercer asistente del director, o sea el chico de los recados. Su admiración boba por la actriz, su pasividad y su expresión siempre igual, son de lo más aburridas.

La cinta sigue una estructura narrativa muy rígida, en orden cronológico, pero que no permite entender exactamente el paso del tiempo ni la duración de cada etapa de la historia: antes de que llegue Marilyn, su estancia en Inglaterra con su esposo, Arthur Miller (Dougray Scott), su estancia sola…

El retrato de Marilyn no sorprende. Es exactamente lo que se espera después de todos los artículos y emisiones que inspiró. Ni la cara mítica, la seducción, las actitudes, la sensualidad, el humor, las poses, ofrecen nada nuevo. Ni, por el otro lado, la "cara oculta", que ya no lo es. Depresión, pastillas, falta de seguridad, inocencia y deseo de ser una mujer como todas. Ni la inteligencia, tal vez un poco limitada.

¿Entonces, que queda de la película?

Para empezar, una actuación estupenda de Michelle Williams, que hace entendible ese poder sensual que tenía la actriz: fuerza vital más que belleza, talento para hacerse valer, su voz, su forma de caminar, de moverse para acentuar sus ventajas físicas. Su forma de hacerse la niña tonta y débil pero maliciosa para que los hombres tengan ganas de tomarla entre sus brazos o en sus manos, su hagan cargo de ella y se sientan superiores, inteligentes y potentes. Es un poco el anuncio de la mujer-niña de Brigitte Bardot : linda tontita que sabe jugar con los hombres, hacer algunas bromas sencillas para darles a pensar que son más astutos.

 
Pero sobre todo, la película nos muestra el encuentro, el choque de dos mundos. Primero en cuestión de cultura y educación. La educación, la atención y respeto a los demás, el profesionalismo están encarnados en Dame Sybil Thorndike (Judi Dench), quien le regala una bufanda al pobre tercer asistente quien se congela cada mañana a la entrada de los estudios. Actitud que se opone a la falta de preocupación y seriedad en el trabajo mostrados por la actriz americana quien llega tarde a los rodajes, o no llega, que no sabe sus diálogos.

Eso nos lleva a un personaje clave aunque discreto: Paula Strasberg, sombra y apoyo de Marilyn, prolongación de su marido Lee Strasberg, maestro del Actor’s Studio en Nueva York, dueño del "método" que odia Sir Olivier, y que se basa sobre el sistema del ruso Stanislavsky. De esta escuela salieron los más grandes actores de Hollywood, Montgomery Clift,James Dean, Marlon Brando, Paul Newman, Y , después, De Niro, Al Pacino, Nicholson….

Shakespeare contra Strasberg, Inglaterra contra Estados Unidos, teatro contra cine….Intelecto contra tripas.

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