Muchas veces ya ha sido dicho: Vince Vaughn es bien buena onda. También el robusto John Favreau es súper buena onda. Ellos dos son, en realidad, la única razón para ver la moderadamente divertida, y muy de época, Swingers.
La ficha IMDB
Mike (Jon Favreau) es parte de un grupo de actores que han dejado su ciudad natal para intentar hacerla en Los Ángeles. Hace ya seis meses que su novia lo dejo y el pobre no sabe qué hacer consigo mismo. Sus cuates, en particular Trent (Vince Vaughn) intentan re animarlo insistiendo para que disfrute de las ventajas de la soltería en la animada vida nocturna de Los Ángeles. Olvidar a su ex resulta más difícil de lo pensado, pero no se preocupe querido lector, al final aparece Heather Graham y la vida de todos mejora considerablemente.
Es mejor que se aclare de una vez. Swingers no tiene nada, pero nada de particularmente interesante. Es más que otra cosa otra, al parecer una de las primeras, comedia de amigos que son bien amigos. Una de esas que en el gringo les ha dado por llamar “bromantic comedy”. Y finalmente le pueden llamar como quieran pues parece que ellos intentaron este insípido género. O quizá insípido no es el mejor termino, puesto que algunos ejemplares tienen definitivamente su chiste. Más bien lo que define a películas como Swingers es su total dependencia en el carisma de los actores principales.
Vince Vaughn y John Favreau cargan sobre sus hombros la cinta que es un esfuerzo decente pero claramente apenas un ensayo de lo que cada uno haría en los años venideros. Como tal, es imposible no encontrar todos los componentes de la necesaria formula del cine gringo. De la misma manera el desarrollo de los personajes como que quiere estar ahí, como que hay un intento por que los diálogos se sientan honestos y los personajes empáticos, pero como que todo se queda en eso, un intento, un ensayo.
El final no solo es increíblemente predecible, pero también bastante gratuito y precipitado. Aunque dicho eso, es imposible evitar sentir un momento de alivio en esa llamada telefónica que el personaje de Favreau recibe. Quizá sea una cosa demasiado personal, pero en ese momento uno se siente bien, a pesar de lo falso que resulta ser el estratagema. Dentro de todo, y sin ser extraordinaria, Swingers tiene al menos un par de momentos de verdad. O eso me gusta pensar.
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