Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Monday, December 24, 2012

Cesare deve morire (Paolo y Vittorio Taviani, 2011) – 6.5/10


Este documental sobre la representación de Julio Cesar de Shakespeare por los reclusos del penal de máxima seguridad de Rebibbia fue ganador del Oso de Oro en el Festival de Berlín.
 
Ficha IMDb
 
Lo desconcertante en esta película es que no usa las técnicas usuales en un documental: no hay entrevistas ni comentarios en voz off. Se oye solo el texto de Shakespeare y alguna que otra reflexión del director, muy discreto por cierto, o de los mismos reclusos-actores. Al punto que se podría pensar que se trata de una película de ficción.
 
Empieza y casi termina por la escena final de la tragedia de Shakespeare: la muerte de Brutus. Y con los saludos de los actores muy aplaudidos. Esto en color. Colores naturales de una sala de teatro, muy oscuros.
 
El centro de la película relata los seis meses de preparación para esta representación que parece ser única. Todo pasa dentro del penal y se filma en blanco y negro. Se crea un ambiente que recuerda a algunas películas de Pasolini, por el mundo masculino, sin esperanzas, con planos cerrados a las caras.
 
El ambiente sin salida se sugiere con la presencia casi permanente de las puertas. Doble puerta para cada celda, vista de afuera, en una toma inmóvil y repetida mientras cada interno es devuelto y doblemente encerrado en su espacio personal. Pero también puertas abiertas durante los ensayos, que pueden desarrollarse en los pasillos, los patios, la biblioteca ; puertas que simbolizan que el teatro, el arte es un medio de escape a la soledad y el encierro, una forma de abrir los espacios.
 
La identidad de los reclusos-actores es dada por ellos mismos en los ejercicios impuestos para las audiciones, escena muy larga porque los vemos a todos siguiendo las directivas, pero cada quien según su personalidad y en su dialecto. Después se presenta algo parecido a la ficha personal de cada uno: fotografía, edad, identidad, duración del encarcelamiento y motivo. Narcotráfico, mafia, asesinato. Todos tienen que cumplir mínimo quince años.
 
La ausencia de comentario, aunada al talento actoral de los reclusos hace pensar en una adaptación moderna del texto de Shakespeare, un puesta en escena de Julio Cesar cuyo director habría decidido que la cárcel, con sus grupos , sus jefes y redes de poder, es una buena metáfora para la vida política de la Roma antigua.
 
No se muestran repeticiones del texto y casi nunca interviene el director. Así que parece "verdadero" cine con "verdaderos" actores. La obra teatral va avanzando al ritmo de la historia de ambición y traición entre Julio Cesar, Antonio, Brutus, su amigo Cassius, Los actores internos son vistos de afuera, en forma objetiva, si acercamiento a su vida personal. Hombres cerrados, robustos. Dicen el texto sin vacilación, con un natural extraordinario, como si fueran sus propias palabras. A veces, algún incidente interrumpe por un momento: una frase del personaje recuerda a una situación personal e impacta tanto al actor que necesita un tiempo de descanso. O un asunto entre dos reclusos se va a arreglar en el pasillo. Solo una noche se llena con voces off, de hombres pensando en sus familias, sus hijos, en lo que sería la vida afuera.
 
Por lo demás, siempre vemos las caras duras, maduras, tensas, de hombres que han vivido experiencias que no se pueden compartir. Y cuya única razón de existir en la película es el texto que están interpretando.
 
La representación es un éxito, es también una victoria para un grupo que no tenía mucho que enseñar de positivo a sus familias. Pero también es evasión durante seis meses. Olvidar que viven en prisión. Como dice uno de los reclusos al final, después de volver a entrar cada uno en su celda, detrás de su doble puerta: "Después de que encontré el arte, esta celda se convirtió en prisión."
 
Pero, para algunos, fue el principio del escape literario: varios se dedicaron a escribir y publicaron sus libros.

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