Los que pensaban que una película de James Bond era la suma de persecuciones, escenas de peleas y cantidad de gadgets van a salir muy decepcionados. Sam Mendes revisita la formula, la aprovecha y hace una verdadera película: con personajes y relaciones entre ellos.
Ficha IMDb
El prologo es lo que debe ser un prologo de James Bond: persecución y velocidad. La innovación de esta vez: el lugar, aunque últimamente estén muy vistos Estambul y sus techos. La persecución en moto está bastante jadeante, y sigue con un tren en paisajes turcos.
En esta parte parece que estemos frente a algo todavía "normal " : velocidad, coches chocados y colocación de marcas : Bettles Volkswagen y relojes. Pero se anuncia un tema que será recurrente: el túnel. El prologo termina en el punto focal de toda la película: la decisión de M que provoca la caída de Bond. La culpabilidad de M.
Siguiendo la estructura clásica, viene la parte de créditos. Funciona como apertura de ópera, anunciando temas e imágenes. Una mano desproporcionada atrae a Bond hacia el fondo del agua, el personaje atraviesa subterráneos, tumbas. Y pasa de.los colores azulados a los grises y una imagen en blanco y negro antes de volver al color con los rojos.
Segunda parte o, en una película bondesca tradicional, la verdadera historia, la gran misión. Pero Bond esta muerto y M sufre redactando su obituario. Y la vida sigue para MI6: M es convocada por el gran jefe del espionaje inglés, Gareth Mallory (Ralph Fiennes ) quien le avisa que los métodos de su equipo están puestos en tela de juicio por el gobierno y que va a ser convocada ante una suerte de gran jurado para justificar sus operaciones y sus agentes especiales.
Pero el dispositivo que no se ha podido recuperar en la misión del prologo esta todavía en anos del "malo " quien lo empieza a usar, haciendo explotar parte del edificio de MI6, muy cerca de la oficina de M . Y empieza el chantaje: el enemigo va eliminar a los agentes de M, 5 cada semana. Obviamente Bond, perdido en un paraíso tropical, al enterarse de la explosión vuelve a Londres. y ahí empieza lo interesante. Bond ya no es lo que fue. Y el enemigo ya no es lo que acostumbramos.
La obligación para las oficinas de MI6 de replegarse a antiguos subterráneos (de tiempos de Churchill) introduce la temática del regreso al pasado, tema que será dominante en toda la cinta.
El encuentro con Q , escena obligatoria, es totalmente volteada por Mendes . Si Q ( Ben Whishaw) es muy joven, a la imagen de los nerds de las series televisivas, ya no es presentado en su entorno de gadgets. El encuentro tiene lugar en un museo, lugar por excelencia de conservación de los viejos valores, frente a un cuadro de Turner, pionero de una nueva forma de arte, el impresionismo, pero en un cuadro que representa la destrucción de un barco viejo, metáfora de Bond, ya que él mismo se está yendo a pique: no ha pasado ninguna de las pruebas físicas o sicológicas para poder seguir trabajando. Él es el barco viejo.
El niño a su lado es la nueva generación y en lugar del desfile de artefactos casi mágicos en un lugar escondido, asistimos al préstamo de solo dos objetos: una pistola y un sistema de radio.
La primera etapa de la nueva misión de Bond es en Shanghái : de noche, es impresionante. Luces, edificios altísimos. Y la escena de persecución-acecho el malo en el edificio oscuro y vacio es absolutamente genial. Con el uso de la pantalla exterior de televisión sobre la fachada del edificio para dar colores en fondo, agregados a los efectos de reflejos o transparencias en las puertas de las oficinas. Los pies de Bond avanzando en silencio sobre la alfombra. Finalmente se da la escena de lucha: en siluetas negras sobre el fondo de la fachada con efectos de colores. Retoma lo que eran los tradicionales créditos con siluetas negras.
El objetivo del asesino a sueldo, cuya identidad no tienen mucha importancia, viene a comprar, no droga, no armas: un Modigliani. Otra vez los viejos valores de museo.
Segunda etapa: el casino, lugar obligado en una película de James Bond así que iremos a un casino en Macao. Pero Bond no apuesta. Al contrario, adopta un papel de protector frente a la chica Bond, Séverine (Bérénice Marlohe). El ambiente del casino alude a la moda de los 50’s : vestidos elegantes , sencillos, unicolor de las mujeres. Que confirma un estilo más elegante y depurado en esta cinta que en las anteriores.
Claro, en cada uno de las escenas anteriores, hubo algo de lucha .Siempre con un tiempo de pausa antes de empezar la secuencia de acción, muy rápida y eficiente. Como una obligación con la que hay que cumplir antes de pasar a algo más interesante.
Y por fin, llega el malo. Barden es propiamente genial en el papel de Silval. Hace una entrada en plano fijo donde se va acercado a la cámara a lo largo de una gran sala de almacén, contando un recuerdo familiar a sentido filosófico metafórico. (ora vez los recuerdos del pasado, de un tiempo mejor).
Su papel afeminado, con pelo rubio, y su escena de seducción de Bond le dan una personalidad ambigua y perversa. La referencia es clara a la escena en Casino Royale (Martin Campbell- 2006) donde Bond desnudo estaba atado a una silla, antes de la tortura, con toda su fuerza muscular. Ahora es más débil, tiene arrugas poca resistencia. Y es sometido a las caricias y seducciones de Barden. La connotación sexual sigue presente pero es a la inversa. Amenazaban con castrar al agente hypermasculino, ahora lo ponen en una posición de mujer temerosa de ser violada. De potente y arrogante a impotente.
Con el personaje de Silva, se va a desvelar la verdad de las motivaciones. No se trata ya de dinero, de poder, de influencias, o de un científico loco. Se trata de un conflicto humano que remonta al origen de los tiempos. Relación de celos, eliminación entre los dos hermanos, Cain y Abel ,el rechazado celoso del preferido. Es el esquema mítico de la venganza entre hermanos. La rivalidad por el amor de la madre. Estamos ya en medio de una relación triangular. La confrontación del hijo con la mala madre tendrá lugar en el fondo de los subterráneos de Londres. Él la enfrentará y lo obligará a confesar su culpa, su pecado: lo abandonó a cambio de la liberación de cinco agentes. Por eso, la amenaza de eliminar a cinco de los agentes de MI6.
La ultima parte de la cinta, el mismo tiempo que busca la eliminación de mal hijo, que, obviamente se ha fugado de su cárcel, es el reencuentro con los viejos tiempos. En una expedición a bordo del coche de Goldfinger y Sean Connery, el Ashton Martin plateado y con asiento eyectable, M y Bond llegan a un lugar perdido en Escocia, punto del origen y del crepúsculo: Skyfall, la casa de los padres de Bond. Casa de piedra gris, vieja, abandonada. En un paramo solitario. Casa fuera del tiempo, casi medieval.
Regreso en el pasado: los viejos (M y guarda bosques, amigo del padre de Bond) preparan la protección de la casa como resistentes en tiempos de Churchill y De Gaulle, o viejos combatientes de IRA: trampas, clavos en los focos eléctricos. No sin que antes el guarda bosques le haya entregado a Bond la única reliquia de toda la colección de armas familiar, la carabina personal de su padre, con las iniciales de este, como la pistola entregada por Q estaba diseñada para uso exclusivo del agente. El hijo puede ocupar el lugar del padre.
Y cuando llegará el malo, muy moderno en su helicóptero, los buenos escaparan por un túnel del siglo XVI. Pero Bond tendrá que pasar a través de los cuatro elementos: gas, incendio, túnel, lago congelado, para llegar al lugar donde están los cuerpos de sus padres, y donde se refugió su madre adoptiva herida. Silva llegó primero: encuentro loco del hijo con su madre, en un último intento de fusión pasional con ella, le propone-impone el suicidio conjunto. Acto sublime de amor trágico.
Finalmente Bond eliminará al malo con un cuchillo, a la antigüita.
Por fin la inicial cobró todo su sentido: M de madre. Y la madre muere en la iglesia donde están enterrados los verdaderos padres. Muere en brazos del hijo. Pieta al revés. Y Bond llora.
¿Qué será de la relación con el nuevo M? El viejo Gareth Mallory ha recuperado sus antiguos instintos de combate cuando M estuvo en peligro en el tribunal. ¿Pero logrará establecer la complicidad sarcástica que llevaban M y su agente preferido? En todo caso, extrañaremos a Judi Dench.
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