Una bonita historia con personajes entrañables y una tierna aproximación al poder del arte, The Maiden Heist es inocente y simpática. La gran selección de actores y un guion que se salta los detalles y se enfoca en lo importante cierran bien el paquete para un buen rato de sano entretenimiento.
La ficha IMDB.
Roger Barlow (Christopher Walken) es un guardia de seguridad en un museo, y está completamente fascinado con una pintura en particular. Cuando el museo decide vender la colección, Roger trama un plan con otros guardias de seguridad, Charles Peterson (Morgan Freeman) y George McLendon (William H. Macy) quienes también están enamorados de obras de arte, para robar sus obras. Roger debe concentrarse en el plan al mismo tiempo que intenta mantener contenta a su esposa, Rose (Marcia Gay Harden).
El guion de The Maiden Heist está lleno de agujeros, particularmente en lo que concierne a los detalles del robo. La verdad, no tiene sentido alguno que los tres amigos lleguen tan lejos en su intento. Pero está bien, porque al final no es ese el punto de la historia. Por supuesto hubiese sido agradable que el plan tuviera más sentido, pero ese nivel de detalle se hubiese vuelto una distracción a lo realmente relevante en la historia.
Es divertido verlos planear el robo y llevarlo a cabo. Estos tres simpáticos viejillos desafiando al sistema y teniendo que sortear sus problemas personales (en el caso de Roger) al mismo tiempo. Hay muchos momentos muy divertidos con las confusiones y contradicciones que tiene la premisa misma, pero si bien esto es lo que trae las risas, es otra cosa la que hace a la película memorable.
El amor al arte y su poder hacia los individuos es la verdadera historia. El poder de una pasión real que permite a tres caballeros ya entrados en años hacer algo increíble. Hay varios momentos de verdad geniales que explican ese amor y poder de transformación. Primero está por supuesto la manera que tienen cada uno de ellos de relacionarse con su obra. Roger no deja de pensar en su dama, sabe todo lo que hay que saber de ella, pero lo que realmente quiere es entenderla, traspasar ese misterio que la rodea. Charles hace su búsqueda de otra manera, intenta reproducir su obra, una y otra vez, buscando ese espíritu, esa aura que la hace diferente, que la distingue de lo demás. Por supuesto nunca la encuentra. Para George es la fisicalidad de su obra lo que la intriga, y cada vez que puede, se pone a sí mismo en el lugar de la obra, intentando capturar para sí el poder que representa. Todas son aproximaciones validas que reflejan lo que realmente hace de una obra de arte eso, arte.
El final tiene un pequeño problema. Roger descubre en su esposa la misma magia y misterio que su obra de arte favorita tiene. Descubre en la vida real el brillo que la obra de arte captura. Entonces su obra ya no tiene el mismo atractivo. No hay nada de malo en esto, finalmente la ida sirve para consolidar esa conexión entre la realidad y el arte. El problema está con el nuevo guardia de seguridad, en el nuevo museo, quien se enamora de la réplica. Como si hubiese sido posible así nada mas repetir aquello que hacía a la obra original única. Como si una obra pudiese hablarle a diferentes personas del mismo modo. Hubiese sido mucho más interesante que se enamorara de otra obra, como pasa en la realidad, con el arte y las personas.
Ese es quizá solo un detalle. Al final, para los que aman el arte, en cualquier forma, The Maiden Heist es una bonita historia que muestra lo que uno puede hacer por amor.
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