Historia de una locura, fascinante, terrible, relatada de una forma genial y angustiante que sobrepone el pasado al presente. La narración nos lleva poco a poco a entender cómo se fue construyendo la obsesión del personaje. Los colores verdosos y los espacios vacios y siniestros son el marco perfecto para un Ralph Fiennes habitado por el miedo, la soledad y la desolación.
Fiche IMDb
La primera escena nos remonta al origen del cine: un andén y un tren llegando, frente a una cámara inmóvil los pasajeros van bajando y dirigiéndose a su vida normal. Cuando parece que ya nadie más va a bajar, la cámara se acerca para descubrir a un hombre que parece rescatado de un campo de concentración. Este ser sin edad, vacilante, que no sabe si adelantar un pie, es la imagen viva de la desesperanza. Empieza a caminar, torcido, gacho, espalda doblada, cabeza baja. Saca un papel de un calcetín escondido bajo su ropa.
Murmulla algo inaudible. Camina en calles vacías, ente edificios de ventanas tapiadas. Y llega, sin que se entienda como ha podido hacerlo, a un edificio desolado, donde esta esperado. Ahí viven seres igual de perdidos que él. Un edificio pobre, triste, silencioso. Donde el agua es amarilla y las paredes cafés, verdosas.
Y ahí empiezan a tomar vida los recuerdos. La telaraña empieza a tejerse alrededor de Dennis Cleg.
Ralph Fiennes, totalmente despavorido, extraviado, nos lleva con él en la visita a su niñez y las imágenes de Cronenberg, verdosas, vacías, con un cuarto que cambia de tamaño, con algunos objetos que se vuelven de repente enormes, desproporcionados, en función del miedo que provocan al personaje, y nos angustian como pueden angustiar al personaje.
Cronenberg entrelaza los temas. Evidentemente el tema de la araña y su tela es recurrente por los hilos que el personaje adulto va jalando en su cuarto, como lo hacía cuando niño, este hilo que le permitió provocar el accidente, la intoxicación con gas en la casa y contra sus padres. Esta también en la imagen del vidrio roto, del cual el niño o el adulto, en todo caso el interno en el hospital siquiátrico, recoge un trozo cuando uno de sus compañeros intenta suicidarse. Es también evidentemente la telaraña mental en la cual esta enligado, esta locura que lo consume poco a poco.
A este motivo recurrente se anudan otros motivos: el motivo del gas, y del olor a gas, anunciado cuando Dennis "Spider" entra a su nuevo cuarto, en el ático ; el motivo de la sexualidad , el motivo de la soledad y de la incomprensión. Cronenberg desvela, conforme Dennis avanza en sus recuerdos, unas pistas y nos deja entender poco a poco lo que pasó en realidad. El personaje adulto revive los eventos pasados y vive dentro de ellos. Se hace presente en ellas y nos damos cuenta poco a poco que, si vivió realmente algunas de niño, otras es imposible que las haya presenciado, lo que nos hace entender que, en realidad, las imaginó.
Parece finalmente que el punto de partida de todo fue esta escena, que es la primero que vuelve a su memoria, de la noche en que su hermosa y amada madre (Miranda Richardson) después de preparar la escena como ama de casa perfecta, manda al chico al pub por su padre. Ahí se encuentra frente a tres prostitutas y una de ellas, Yvonne (Mirando Richardson también) le enseña su seno desnudo. A partir de ahí, y después de ver a sus padres besándose, antes de ir juntos al pub después de la cena, llega a crear una asociación entre su madre y la prostituta. Si su madre puede tener relaciones sexuales con su padre, debe de ser una prostituta. Y, entonces, nace en su cabeza una figura disociada, doble.
Llega a imaginar que esta mujer prostituta mató a la madre buena, en el jardín, lugar a donde se precipita el día después de su regreso a su antiguo barrió, para acostarse sobre el pedazo de tierra donde, según él, los dos criminales enterraron el cuerpo maternal bajo las verduras y de cierta forma, abrazar a su madre.
La mala madre ocupando el lugar de la buena, y habiendo confesado el crimen, el niño se entrega a su obra de venganza y organiza el castigo de la mala madre y del padre infiel y cómplice.
Gracias a un sabio juego de hilos, que baja desde su cuarto hasta la cocina, y permite abrir a distancia la llave del gas, la mala madre es asfixiada. Cuando el realidad es la buena. Y única.
La progresión, perfectamente orquestada de Cronenberg en su relato, nos permite entender solo un poco antes, durante una conversación entre padre e hijo, que el hijo imagina. La excelente interpretación de Gabriel Byrne, al mismo tempo mal padre y padre infeliz, pero inocente, nos deja entrever que es del lado del hijo donde se encuentran los errores. A partir de este momento, la vida de Spider adulto sobrepone la imagen de la prostituta con la imagen de la Señora Wilkinson (Lynn Redgrave), directora de la residencia de Spider adulto. Y el acercamiento del adulto a la mujer en su cama, con un martillo para eliminarla, ella también, como mala, para eliminar el recuerdo de la mujer hípersexuada de su niñez, permite reunir las dos historias .El intento fallido de asesinato sobre la señora Wilkinson se yuxtapone al intento de asesinato de los padres, intento exitoso sobre la persona de la madre. Así la escena final es el traslado hacia el hospital siquiátrico del adulto y del niño.
Una película cautivante, agobiante, porque al final, nos damos cuento que la locura se apoderó del niño muy temprano. Y en realidad nunca lo soltó.
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