Aunque la premisa es de lo más atractiva, parece que al equipo se le acabaron las ideas para sostenerla. Desafortunadamente, la cinta comienza a descocerse conforme avanza, y el final es de lo más trillado y francamente decepcionante. Lástima, porque había buenas ideas en el camino.
La ficha IMDB.
La ficha IMDB.
Zia (Patrick Fugit) comete suicido después de que su novia Desiree (Leslie Bibb) termina la relación. Resulta que el inframundo para los suicidas es en realidad muy parecido al mundo que conocemos. Zia se hace buen amigo de Eugene (Shea Whigham) cuya familia entera terminó cometiendo suicido en un momento u otro. Cuando Zia descubre que Desiree también se suicido, parte con Eugene en su búsqueda. En el camino conocen a Mikal (Shannon Sossamon) quien está convencida que está ahí por error. Después de descubrir a curiosos personajes, Zia encuentra a Desiree, pero para entonces, a quien quiere es a alguien más.
Iniciar la película con la secuencia de suicido del personaje principal es un movimiento atrevido y definitivamente pone la mesa para una aventura peculiar. Wristcutters está llena de momentos así, de interesante humor negro con bastante imaginación. Este inframundo tan parecido a la realidad salvo por algunos detalles es intrigante, sobre todo porque, intencionalmente o por pereza, las reglas que lo definen no son para nada claras. El agujero negro en el auto de Eugene, la evidencia física de los suicidios, la pequeña comunidad donde cosas mágicas simplemente suceden… hay muchas cosas curiosas. Lo que no hay es una idea que las hile juntas.
Es desafortunado que sea así, porque por momentos se siente que la película podría tener un fondo interesante. Es por supuesto curioso escuchar a los personajes hablar de sus propios suicidios, explicar, en diferentes medidas, porque la muerte era la única salida viable. Pero rara vez pasa de ser un momento superficial sin una exploración real.
Desde la perspectiva formal lo único que destaca es el uso de la música. Con una buena justificación, la música esta constantemente en repetición, funcionando como un buen recurso no solo para asentar la naturaleza monótona del viaje, sino también para extrapolarla al absurdo de la vida misma. Que esa música sea del genial grupo Gogol Bordello no hace más que ayudar.
No comments:
Post a Comment