Adaptada de una bonita novela con mucha buena vibra por uno de los mejores directores de los últimos tiempos, Life of Pi solo podía ser o una profunda decepción o un logro total. Resulta que es lo segundo. Y además, es una película donde el 3D no solo no estorba sino que ayuda.
La ficha IMDB.
Pi Patel (Irrfan Khan) cuenta la historia de su vida, desde el origen de su peculiar nombre, pasando por su(s) búsqueda espiritual hasta llegar a como sobrevivió a un naufragio acompañado por un tigre adulto. El padre de Pi (Adil Hussain) era dueño de un zoológico en India, pero los cambios políticos y sociales lo hacen decidir vender el zoológico y llevar a su familia a Canadá. Toda la familia viaja en un barco junto con los animales, pero el barco naufraga y solo Pi logra salvarse. Pi y algunos animales. Después de unos días, Pi y Richard Parker, el tigre, son los únicos que siguen con vida, y Pi debe encontrar una manera de sobrevivir al naufragio, y a su temible acompañante.
Por supuesto, la mayor parte del merito en cuanto a lo relevante e interesante de la historia en Life of Pi viene de la novela original de Yann Martel que es de lo mas disfrutable. Una adaptación solo tiene sentido cuando hay algo que el nuevo medio puede traer a la narración que el original no tenia. Alguna otra dimensión que se agrega al universo que la obra original creo. En el caso de esta bonita historia, la cinta definitivamente trae algo nuevo: una serie de imágenes absolutamente fascinantes por sí mismas que trabajan muy bien dentro de la historia. La película no solo respeta la historia casi al pie de la letra, sino que respeta el fondo y lo explota visualmente.
Ang Lee es responsable de algunas de las mejores cintas de los últimos tiempos, como Crouching Tiger, Hidden Dragon (2000) o Sense and Sensibility (1994) y es definitivamente un maestro de la narrativa visual. En el caso de Life of Pi, fue capaz de contar la historia respetando su esencia pero explotando el medio de una manera increíble.
Lo que es sin duda más notable en la cinta es la sorprendente fotografía. El uso del 3D es fantástico y gracias a que el recurso no es utilizado para impactar (salvo una vez, cuando Richard Parker hace su aparición en la balsa por primera vez), se convierte en más que un generador de dolores de cabeza. La profundidad que agrega funciona muy bien con las composiciones y sobre todo con el sentido de desolación y de inmensidad que amerita la historia. Claudio Miranda, el director de fotografía, no tiene cintas demasiado relevantes en su historial, pero hace un gran, gran trabajo aquí. Las imágenes parecen salidas de un sueño. Lo mejor es que no son solo las escenas en mar abierto, con majestuosos animales, las que tienen esta cualidad. Secuencias tan sencillas como el tío de Pi nadando en la piscina (la que dio su nombre al personaje personal) o unas jovencitas bailando, tienen esa misma magia, esa misma contradicción entre fisicalidad y fantasía. Por supuesto, las imágenes de la balsa flotando entre el cielo y el mar o las confrontaciones entre Pi y Richard Parker son las más impactantes, pero la belleza está en la película de inicio a fin.
La narrativa respeta muy bien las metáforas del libro y guarda la inocencia del personaje en su manera de llevar la historia y utilizar los recursos narrativos, como la voz en off y el uso de viñetas (un recurso que Ang Lee había intentado utilizar ya en la buenísima pero poco apreciada Hulk [2003]). A pesar de que se detiene en varios detalles antes de empezar la historia que la gente vino a ver, la película fluye bien y consigue mantener a la audiencia interesada sin tener que pasar por la estructura narrativa tradicional. Por supuesto, mucho de ello viene de la novela; pero ese tipo de introducciones no suelen funcionar bien en el cine. En este caso funciona muy bien.
En general, Life of Pi construye su universo en este mundo que se mantiene en balance entre la realidad y la fantasía. Tocando lo espiritual pero trayéndolo a un plano tangible. De eso se trata la Life of Pi, y eso está presente en todos los elementos de la historia original, particularmente claro está en la relación entre Pi y Richard Parker. La relación que permite a Pi sobrevivir. La cinta trae esa relación, esa dinámica entre real y fantasía, concreto y espiritual, a la vida y como toda buena obra de arte, lo hace en todos y cada uno de sus elementos.
Life of Pi es una delicia visual, una bonita historia y una muy interesante reflexión sobre la naturaleza humana y nuestra relación con nosotros mismos (como en la novela, disfrazada de nuestra relación con Dios). Un logro más del genial Ang Lee.
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