El sello distintivo de Chabrol, sus actores preferidos y el ambiente burgués de los 70’ con sus crímenes escondidos bajo los buenos comportamientos.
”Juste avant la Nuit”, "Justo antes de que caiga la noche” ¿justo antes de la uerte? ¿ Muerte moral? ¿Muerte física?
Ficha IMDb
Chabrol no escatima en los detalles de la riqueza y el bienestar: sábanas de seda, buena ropa, casa diseñada en medio de un jardín en un suburbio distinguido, muebles modernos. El matrimonio Masson tiene todo para ser feliz: él (Michel Bouquet) es dueño de una agencia de publicidad, ella (Stephane Audran, esposa de Chabrol) no trabaja, atiende a los dos niños con la ayuda de una joven de color. Los esposos se quieren pero el tiene una aventura con la esposa de su vecino (Francois Périer), amigo y arquitecto de la casa. Charles Masson es además muy apegado a su madre. Pero un día, mata a su amante en una relación sadomasoquista.
Y la vida sigue, normalmente, abiertamente, Todos parecen transparentes, como lo es la casa, con sus grandes ventanales que dan al jardín, con la ventana interior que hace comunicar el dormitorio de la pareja con la estancia. No pasa nada. Michel Bouquet es el actor perfecto para esta tipo de situación: frío, hasta inexpresivo, con una voz monótona y un andar sin prisa. Es un hombre sin pasión. Expresa exactamente lo que fue el típico francés burgués de los 70. Gente que parece incapaz de sentir. Gente bien instalada en su confort.
Vimos el crimen al principio de la película. El suspenso podría estar en la investigación policiaca y el miedo del criminal de ser descubierto. Pero Chabrol desplaza la trama. Lo importante para el es la evolución interior del personaje. El invierno, con nieve en el jardín y árbol de Navidad en la casa, entra dentro de el y la soledad frente a su acto se vuelve insoportable. Se siente atrapado en el silencio, como el ratón en la ratonera que prepararon los niños. Tiene que decir lo que ha hecho.
Primero la hace con su esposa, quien acepta y entiende. Ella elimina la culpa. Pero Masson necesita que lo reconozcan como culpable. Así que confiesa, en la tarde de Navidad, al amigo. En una escena memorable, donde Chabrol nos muestra a los dos hombres caminando juntos, sin mirarse, el esposo no manifiesta ningún sentimiento.
Será necesario un tercer intento, con la amenaza de entregarse a la policía, para que algo se mueva. Después de una discusión donde los argumentos de cada uno de los esposos es al mismo tiempo de mala fe, y de sentido común, (entregarse es darse el gusto egoísta de hacerse sufrir, no es grandeza moral, dice la esposa., no es justo destruir la vida de los niños. Pero entregarse, dice el esposo, es darles el ejemplo de la moralidad y lo quiere hacer “en comunión” con sus hijos, su esposa y su madre ), finalmente Masson parece aceptar volver a la vida sin remordimientos. Pero la esposa actúa.
Y la escena final es de los niños jugando en la playa, bajo la vigilancia de su abuela y su madre, la cual lee una carta de condolencias del amiga arquitecto. Buena conciencia burguesa. O sabiduría.
Y la vida sigue, normalmente, abiertamente, Todos parecen transparentes, como lo es la casa, con sus grandes ventanales que dan al jardín, con la ventana interior que hace comunicar el dormitorio de la pareja con la estancia. No pasa nada. Michel Bouquet es el actor perfecto para esta tipo de situación: frío, hasta inexpresivo, con una voz monótona y un andar sin prisa. Es un hombre sin pasión. Expresa exactamente lo que fue el típico francés burgués de los 70. Gente que parece incapaz de sentir. Gente bien instalada en su confort.
Vimos el crimen al principio de la película. El suspenso podría estar en la investigación policiaca y el miedo del criminal de ser descubierto. Pero Chabrol desplaza la trama. Lo importante para el es la evolución interior del personaje. El invierno, con nieve en el jardín y árbol de Navidad en la casa, entra dentro de el y la soledad frente a su acto se vuelve insoportable. Se siente atrapado en el silencio, como el ratón en la ratonera que prepararon los niños. Tiene que decir lo que ha hecho.
Primero la hace con su esposa, quien acepta y entiende. Ella elimina la culpa. Pero Masson necesita que lo reconozcan como culpable. Así que confiesa, en la tarde de Navidad, al amigo. En una escena memorable, donde Chabrol nos muestra a los dos hombres caminando juntos, sin mirarse, el esposo no manifiesta ningún sentimiento.
Será necesario un tercer intento, con la amenaza de entregarse a la policía, para que algo se mueva. Después de una discusión donde los argumentos de cada uno de los esposos es al mismo tiempo de mala fe, y de sentido común, (entregarse es darse el gusto egoísta de hacerse sufrir, no es grandeza moral, dice la esposa., no es justo destruir la vida de los niños. Pero entregarse, dice el esposo, es darles el ejemplo de la moralidad y lo quiere hacer “en comunión” con sus hijos, su esposa y su madre ), finalmente Masson parece aceptar volver a la vida sin remordimientos. Pero la esposa actúa.
Y la escena final es de los niños jugando en la playa, bajo la vigilancia de su abuela y su madre, la cual lee una carta de condolencias del amiga arquitecto. Buena conciencia burguesa. O sabiduría.
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