La película que enterneció a medio mundo. O como individuos disfuncionales pueden formar una familia que funciona.
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En forma de road-movie, este relato es la historia del paso a la madurez, no de un individuo, sino de un grupo. Cada uno es, al principio, un fracasado: en el trabajo, en las relaciones, o simplemente por el momento de vida que esta pasando. Y cada uno parece estar en una situación sin salida.
El viaje, con las dificultades a sortear les hará unirse para un mismo objetivo: que Olive llegue al su concurso. Con el implícito para todos que Olive va a ganar.
La competencia entre las pequeñas Miss podría resolverse de dos maneras, como pasa generalmente en las comedias: fracaso total, se burlan de ella, la aplastan y se va humillada. Segunda opción: éxito total, ella tiene una revelación, el talento se le cae encima, y es la mejor de las mejores. Pero los autores se fueron por un tercer camino, totalmente inesperado, aunque coherente con el carácter del abuelo, personaje dominante de la película desde el principio. Es a la vez una burla a los concursos de belleza con sus niñas vestidas como adultas, peinadas, maquilladas y actuando como adultas. Y es también un hábil recurso narrativo para aislar a al niña y a su familia del mundo “normal”(si los concursos de belleza niñas se pueden considerar como un mundo normal) y reforzar la complicidad entre ellos.
Sabíamos desde el principio que Olive no podía ser elegida Little Miss Sunshine; su aspecto con barriguita y anteojos lo anunciaba. Sabíamos que es viaje no serviría de nada en ese aspecto. Y que nos iban a mostrar otra cosa. Sirvió a momentos cómicos: el escape del hospital con el cadáver (la familia debe quedar unida y el abuelo debe acompañar a su nieta hasta el final del camino), los problemas con el coche, arranque et klaxon, Pero también momentos dramáticos: el hijo descubriendo su daltonismo, el padre que no podrá publicar su libro. Estos momentos ilustran la problemática básica: esta familia, y cada uno de sus integrantes ¿ganadores o perdedores?
Y vemos que, perdedores según los valores establecidos de la sociedad, llevan en si su propio concepto de triunfo. El sabor dulce-amargor recuerda las películas de Wes Anderson, Los Tenembaums. Una familia de genios (The Royal Tenembaums, 2001) Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limited, 2007).
El viaje, con las dificultades a sortear les hará unirse para un mismo objetivo: que Olive llegue al su concurso. Con el implícito para todos que Olive va a ganar.
La competencia entre las pequeñas Miss podría resolverse de dos maneras, como pasa generalmente en las comedias: fracaso total, se burlan de ella, la aplastan y se va humillada. Segunda opción: éxito total, ella tiene una revelación, el talento se le cae encima, y es la mejor de las mejores. Pero los autores se fueron por un tercer camino, totalmente inesperado, aunque coherente con el carácter del abuelo, personaje dominante de la película desde el principio. Es a la vez una burla a los concursos de belleza con sus niñas vestidas como adultas, peinadas, maquilladas y actuando como adultas. Y es también un hábil recurso narrativo para aislar a al niña y a su familia del mundo “normal”(si los concursos de belleza niñas se pueden considerar como un mundo normal) y reforzar la complicidad entre ellos.
Sabíamos desde el principio que Olive no podía ser elegida Little Miss Sunshine; su aspecto con barriguita y anteojos lo anunciaba. Sabíamos que es viaje no serviría de nada en ese aspecto. Y que nos iban a mostrar otra cosa. Sirvió a momentos cómicos: el escape del hospital con el cadáver (la familia debe quedar unida y el abuelo debe acompañar a su nieta hasta el final del camino), los problemas con el coche, arranque et klaxon, Pero también momentos dramáticos: el hijo descubriendo su daltonismo, el padre que no podrá publicar su libro. Estos momentos ilustran la problemática básica: esta familia, y cada uno de sus integrantes ¿ganadores o perdedores?
Y vemos que, perdedores según los valores establecidos de la sociedad, llevan en si su propio concepto de triunfo. El sabor dulce-amargor recuerda las películas de Wes Anderson, Los Tenembaums. Una familia de genios (The Royal Tenembaums, 2001) Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limited, 2007).
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