Lo que empieza como una comedia de chistes absurdos con Will Ferrel, termina como exactamente eso: una comedia de chistes absurdos, de los cuales algunos son altamente divertidos, con Will Ferrel. Pero después de que termina, pasa algo que, francamente, me hizo el día.
La ficha IMDB
P.K. Hihghsmith (Samuel L. Jackson) y Christopher Danson (Dwayne Johnson) son los policías estrella de New York. Todo el mundo los admira, y ellos se encargan de todo. Hasta que mueren en una de las escenas más hilarantes que he visto en mucho tiempo. Entonces se genera un vacio en la ciudad que Allen Gamble (Will Ferrell) y Terry Hoitz (Mark Wahlberg) intentaran llenar…y lo lograran gracias a una investigación que “les cae” y resulta ser de suma importancia involucrando un fraude multimillonario y toda la cosa.
Me reí mucho por momentos. La verdad la cinta tiene unos chistes muy buenos, como el “Did someone call 9-1-holy shit?” o mejor aun, la conversación acerca de leones y tunas. Claro está que formalmente hay puntos débiles: el guion está lleno de agujeros, el uso de CGI se ve de risa (no intencional)…pero nadie fue a ver esa película para otra cosa que reír de situaciones absurdas. Y eso lo logra; sin duda.
Una de las inconsistencias formales esta en el uso del narrador. Viene y va sin mucho sentido, parece que solo sirve para rellenar huecos. Al final, el narrador regresa y nos dice que, si bien todos quisiéramos ser súper héroes, los verdaderos héroes son los “other guys”, los que continuamente hacen el trabajo pesado. Esto retoma uno de los diálogos iníciales de Highsmith. Es una idea trillada y que no encaja ni con el “super star system” gringo (que aplica a todo) ni con la historia en si misma (los other guys terminan siendo súper héroes). Pero de pronto cobra una dimensión completamente diferente cuando empiezan los créditos.
Durante toda la secuencia de créditos, mediante el uso de simpáticas animaciones, el publico (que se queda a ver los créditos) se entera de donde viene el nombre de fraudes Ponzi, también se entera del valor real por ciudadano americano del rescate financiero a AIG, así como de la cada vez mas enorme diferencia entre el salario promedio en una compañía y el de los altos ejecutivos, o bien de la diferencia entre la pensión de un policía y la de un alto corporativo. Cifras que dan miedo y que, para quien se queda a verlas, no pueden sino producir asco y enojo.
¿Sera que es posible traer a la gente a la sala con la promesa de hacerla reír de situaciones absurdas, cumplir esa promesa y después dejarla con algo que vale la pena considerar? ¿Sera que hay cineastas que consideran que tienen una responsabilidad y que saben que la gente solo quiere entretenimiento y que están buscando (los cineastas) maneras de hacer coincidir ambas?
No sé qué tan efectivo sea este método, puesto que generalmente me quedo solito en la sala viendo los créditos, pero aplaudo con hartas ganas la intención de los creadores (un saludo si nos están leyendo); y no quepo del gusto de que hayan hecho esto que hicieron.
La ficha IMDB
P.K. Hihghsmith (Samuel L. Jackson) y Christopher Danson (Dwayne Johnson) son los policías estrella de New York. Todo el mundo los admira, y ellos se encargan de todo. Hasta que mueren en una de las escenas más hilarantes que he visto en mucho tiempo. Entonces se genera un vacio en la ciudad que Allen Gamble (Will Ferrell) y Terry Hoitz (Mark Wahlberg) intentaran llenar…y lo lograran gracias a una investigación que “les cae” y resulta ser de suma importancia involucrando un fraude multimillonario y toda la cosa.
Me reí mucho por momentos. La verdad la cinta tiene unos chistes muy buenos, como el “Did someone call 9-1-holy shit?” o mejor aun, la conversación acerca de leones y tunas. Claro está que formalmente hay puntos débiles: el guion está lleno de agujeros, el uso de CGI se ve de risa (no intencional)…pero nadie fue a ver esa película para otra cosa que reír de situaciones absurdas. Y eso lo logra; sin duda.
Una de las inconsistencias formales esta en el uso del narrador. Viene y va sin mucho sentido, parece que solo sirve para rellenar huecos. Al final, el narrador regresa y nos dice que, si bien todos quisiéramos ser súper héroes, los verdaderos héroes son los “other guys”, los que continuamente hacen el trabajo pesado. Esto retoma uno de los diálogos iníciales de Highsmith. Es una idea trillada y que no encaja ni con el “super star system” gringo (que aplica a todo) ni con la historia en si misma (los other guys terminan siendo súper héroes). Pero de pronto cobra una dimensión completamente diferente cuando empiezan los créditos.
Durante toda la secuencia de créditos, mediante el uso de simpáticas animaciones, el publico (que se queda a ver los créditos) se entera de donde viene el nombre de fraudes Ponzi, también se entera del valor real por ciudadano americano del rescate financiero a AIG, así como de la cada vez mas enorme diferencia entre el salario promedio en una compañía y el de los altos ejecutivos, o bien de la diferencia entre la pensión de un policía y la de un alto corporativo. Cifras que dan miedo y que, para quien se queda a verlas, no pueden sino producir asco y enojo.
¿Sera que es posible traer a la gente a la sala con la promesa de hacerla reír de situaciones absurdas, cumplir esa promesa y después dejarla con algo que vale la pena considerar? ¿Sera que hay cineastas que consideran que tienen una responsabilidad y que saben que la gente solo quiere entretenimiento y que están buscando (los cineastas) maneras de hacer coincidir ambas?
No sé qué tan efectivo sea este método, puesto que generalmente me quedo solito en la sala viendo los créditos, pero aplaudo con hartas ganas la intención de los creadores (un saludo si nos están leyendo); y no quepo del gusto de que hayan hecho esto que hicieron.
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