Spoiler Alert

Mas que una invitación a ver, o no ver, una cinta, buscamos entablar un dialogo que enriquezca la experiencia cinematográfica. Asumimos que quienes lean un artículo han visto ya la cinta: no podemos discutir sin revelar el final. Si la película te interesa pero no la has visto, mejor para ti, y para todos, que regreses después de verla. Así la discusión es más a gusto.

Sunday, September 30, 2012

Moneyball, (Bennett Miller, 2011) - 5/10

Basada en la historia real de una persona que le da crédito a la idea de otra. El mayor merito de Moneyball, nominada a hartos Oscars, está en lo cotorro de la idea y no tanto en la película que en realidad está bien normal.

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Billy Bean (Brad Pitt) es el gerente general de los Atléticos de Oakland un equipo de baseball con muy poco presupuesto que básicamente se dedica a desarrollar jugadores para que otros equipos con mas lana se los lleven. Después de otra temporada frustrante, Billy se da cuenta que necesita otro sistema. Entonces conoce a Peter Brand quien tiene un concepto para aplicar un análisis estadístico complejo al elegir jugadores. Billy trae a Peter a los Atléticos y juntos forman un nuevo equipo con ¼ del presupuesto de su competencia y consiguen el record de mayores victorias en la historia del baseball. Pero pierden antes de llegar a la final.

Moneyball es una película gringa en el sentido completo de la idea. Tiene a gente bonita y apreciada, está basada en una historia real de un gringo que se atrevió a hacer las cosas diferentes, hay emoción, risas, coraje y pasión, tiene al baseball en el centro, hartos discursos motivadores, muchos close ups y suficientes cámaras lentas. Dicho de otro modo y con menos palabras: Moneyball no se arriesga para nada.

No es que sea una mala película o que le falte algo, simplemente es exactamente lo que uno esperaría ver y el tipo de cinta que entretiene y hasta divierte pero nada más.

Por supuesto, la estructura de la cinta es la que todo el mundo espera y vemos la misma evolución de siempre en estas películas de perdedores que se vuelven ganadores, incluido el montaje que resuelve todo; que en esta ocasión curiosamente es de Billy Bean y Peter Brand hablando con gente.

Es interesante ver a Brad Pitt conforme pasa el tipo pareciéndose más y más a Robert Redford (¿o solo soy yo?) y actuando siempre de la misma manera; los mismos gestos aunque un poco más tranquilos ahora que su personaje no tiene la violencia de otros que lo hicieron famoso. Curiosamente, la actuación queda bastante bien con el Billy Bean real. El caso de Jonah Hill también es interesante. Su actuación en Moneyball le valió una nominación al Oscar como mejor actor de reparto. La verdad es que sigue siendo el gordito inseguro pero buena onda que es en todas sus películas. Es cierto no parece estar obsesionado con el sexo y no dice tantas groserías, pero su personaje está lejos de requerir un gran trabajo actoral y el está lejos de proveer uno; y de acuerdo con el mismo Billy Bean, es más bien solo una persona de lo mas genérico.

Moneyball tiene una buena fotografía y algunas de las tomas de los partidos, en particular al inicio y al final, si tienen ese algo que emociona, aunque por momentos se acerca de un preciosismo melodramático medio innecesario.

Lo realmente interesante de la cinta es esta idea de análisis estadístico que fue aplicada en la realidad. La película por supuesto simplifica las cosas y en la realidad Billy Bean ya había trabajado con Sandy Alderson quien era un fuerte proponente del concepto. Peter Brand llevo las cosas a otro nivel son su enfoque ofensivo y la lógica detrás de los cálculos. Escuchar conversaciones sobre estas métricas y análisis alrededor del costo por victoria y demás es bien buena onda, al menos para algunos de nosotros.

Según la cinta debemos pensar que este método cambio la historia del baseball a pesar de que los Atléticos no han ganado una Serie Mundial aun y que el otro equipo que creyó en el sistema, los Red Sox de Boston, solo han ganado una.

Al final, que importa, Moneyball es una película bonita, con gente bonita.

Casa de Mi Padre (Matt Piedmont, 2012) – 5.5/10

Aun no queda claro si la idea detrás de Casa de Mi Padre fue una idea real o si fue solamente un intento por acercarse del mercado de crecimiento más importante en los Estados Unidos (los hispano parlantes). Como sea el resultado es sin duda interesante con momentos de hilaridad y de impresionante lucidez.

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Después de una larga ausencia, Raúl (Diego Luna) regresa al rancho de su padre (Pedro Armendáriz Jr.) acompañado de su radiante novia Sonia (Genesis Rodríguez). Su hermano Armando (Will Ferrell) esta que no cabe de gusto, aunque sospecha que Sonia solo está interesada en el dinero de Raúl. El plan de Raúl es el de hacer suyo el territorio controlado por el famoso narcotraficante Onza (Gabriel García Bernal) . Para complicar las cosas, un despiadado agente de la DEA (Nick Offerman) hará lo posible por acelerar el conflicto para que los dos narco traficantes acaben el uno con el otro.

Ver a Will Ferrell hablando en español es gracioso por un momento pero es muy difícil sacudirse la sensación de que ese precisamente fue el chiste que inicio todo el proyecto y si no es solamente un truco simplón para hacer reír a los gringos y ganarse el gusto de los latinoamericanos en Estados Unidos. La pregunta esta en el aire.

Como es costumbre con WIll Ferrell y todos los muchachos(as) de la tradición de Saturday Night Live hay un montón de chistes sosos (pero hilarantes) que giran alrededor de momentos incómodos, utilería de dos pesos y situaciones puramente ridículas. Por supuesto que eso provoca dos que tres carcajadas. Lo que es interesante es que algunos de estos momentos están integrados en la cinta de una forma que corresponde perfectamente a la estética de las producciones del gigante mediático mexicano Televisa tanto para sus telenovelas como para el cina en los años 80.

Parece que la producción de verdad hizo un trabajo alrededor del lenguaje de dichas producciones pues hay muchísimas momentos donde esa sobre estilización y absurdo drama se hacen presentes. Esto es sin duda una de las dos cosas realmente interesantes en la cinta. Que esa estética quede tan bien con el humor de Ferrell y sus amigos puede ser una increíble coincidencia o algo de lo que finalmente se dieron cuenta y en lo que capitalizaron muy bien.

La segunda cosa interesante, quizá la mas, son los dos o tres diálogos que existen en la cinta que dicen directamente y sin ningún subterfugio algunas cosas que alguien tenía que decir. Hay todo un dialogo entre los hermanos Raúl y Armando donde el exponen lo completamente aberrante del sistema de vida gringo y presentan una justificación al tráfico de drogas explicando que los gringos se comportan como niños, completamente irresponsables pero que, para desgracia suya, no son niños y por lo tanto no le corresponde a nadie más cuidarlos. Así, sin ningún titubeo esta cinta de humor estúpido pone ahí para todos una realidad innegable. Claro que hay mucho que ahondar en ese discurso, pero es verdad y el simple hecho de decirlo así tiene gran merito.

Tristemente Casa de Mi Padre se siente como un sketch para televisión que duro demasiado, pero definitivamente es una cinta que vale la pena ver, solamente para ver como pone en evidencia  los vicios de las dos sociedades a las que se refieren a través de esa estética con la que algunos de nosotros crecimos y esa estupidez a la que muchos más se están acostumbrando.

Away We Go (Sam Mendes, 2009) – 7/10

Una bonita historia que explora el concepto de la familia y el valor que tiene en lo que sigue, sea lo que sea. Quizá de una manera un poco evidente, Sam Mendes logra construir una buena narrativa con personajes que se sienten reales y con los que uno no puede evitar sentir simpatía.

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Burt (John Krasinski) y Verona (Maya Rudolph) van a tener un bebe. Cuando los padres de Burt deciden mudarse a Bélgica unos meses antes del nacimiento del chamaco, Burt y Verona deciden que no hay nada que los ate al lugar donde están y deciden viajar para descubrir el mejor lugar para ellos y su nueva familia. Su recorrido por varias ciudades gringas (y una Canadiense) los hace toparse con diferentes maneras de hacer familia y los ayuda a encontrar el camino a casa.

Cuando uno piensa en Sam Mendes, inmediatamente piensa en American Beauty (1999). Lo segundo en lo que uno piensa es en una imagen depurada, una narrativa igualmente limpia y una gran sensibilidad. Sin ser tan punzante como American Beauty, Away We Go definitivamente comparte esos elementos.

La historia es simple, y la presentación de estas diferentes familias sigue una lógica casi de aventura infantil. No hay mayor pretensión de disfrazar las diferentes filosofías (o falta de) detrás de las decisiones de las parejas que resultan en dinámicas bien particulares. La cosa es sencilla y directa. Esa simplicidad puede distraer de lo cuidad que es de todos modos la cinta.

La fotografía es fantástica y hay más de una toma que pertenece sin duda a un libro de fotografía de arte. Lo limpio de las composiciones ayuda a enfocarnos en los personajes que son finalmente lo que de verdad importa en esta cinta.

Es cierto que estos son casi caricaturales (los secundarios sobre todo), pero caminan en esa frontera con tal elegancia que las situaciones son graciosas y tristes al mismo tiempo. Mendes hace un buen trabajo en revelarnos las motivaciones y la profundidad de los personajes de una manera orgánica. Es cierto que de pronto se siente simple, de pronto es solamente un dialogo el que explica todo; pero nunca se siente falso, nunca forzado y eso es decir mucho. Los personajes que acompañan a la pareja de Burt y Verona son unos más interesantes que otros, pero todas sus historias resuenan, en particular, por supuesto, la de la pareja en Montreal que de verdad duele en el corazón.

Si, es “solamente” una comedia pero es lo que tantas comedias intentan ser y no logran: una comedia con corazón.

The Dark Knight Rises (Christopher Nolan, 2012) – 3.5/10

Oh decepción de decepciones, oh tristeza, oh aburrimiento. Si bien Christopher Nolan es sin duda un gran contador de historias, y si bien Batman es un personajazo, y si bien las primeras dos entregas de esta serie fueron geniales; The Dark Knight Rises es en realidad una tremenda decepción. Y eso aun ignorando las enormes expectativas.


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Ocho años después de los eventos de The Dark Knight (Nolan, 2008), Batman se ha retirado, Bruce Wayne (Christian Bale) vive aislado del mundo en su mansión y Gotham es un mejor lugar porque el legado de Harvey Dent perdura. Sin embargo, de la nada llega un malo bien maloso: Bane (Tom Hardy) empeñado en destruir Gotham, forzando al caballero nocturno a salir de su retiro. También sale Catwoman (Anne Hathaway) y un policía buena onda (Joseph Gordon-Levitt).

Hay tantas cosas tan malas en esta cinta que es difícil saber por dónde comenzar. Por supuesto la peor de todas es que es inevitable consumir esta cinta estando llenos de emoción por la primera. Esta emoción puede resultar en dos comportamientos: ignorar todo lo que está mal y dejarse guiar por el cariño a esfuerzos pasados, o exagerar todo lo que está mal, porque se vuelve horrible horrible horrible por contraste. Dejando pasar el tiempo y controlando las emociones es triste decir que la segunda aproximación parece ser la más cercana a la correcta.

La historia de la cinta retoma elementos de la espectacular serie en los comics Batman: Knightfall (O`Neil, Dixon y más, 1993) y de No Man`s Land (Dixon, Gorfinkel y más, 1999), pero definitivamente carece de los elementos dramáticos del material original (al menos de la primera). Hay muchísimas decisiones en la narrativa que francamente carecen de sentido. La más importante es quizá la idea del retiro de Batman. ¿Como para qué? No solo debemos creer que un día después de la muerte de Harvey Dent los problemas de crimen se solucionaron en Gotham, la policía dejo de ser corrupta y todo el mundo se puso en línea, sino que además un tipo disfrazado que nada mas estuvo cotorreando como por un año o menos es toda una leyenda ocho años después (ocho!). Eso no es lo peor. Lo peor es que Batman sale del retiro sin ninguna razón, puesto que para ese punto en la cinta nadie ha hecho nada mínimamente impresionante y que Nolan espere que me importe en lo mas mínimo que el nuevo malo le rompa la espalda a un tipo que ha estado fuera de forma por ocho (ocho!) años. No me importa. Si Batman hubiese estado en su apogeo y alguien llegase a romperle la espalda, francamente no me quejaría de lo insípida de la pelea, estaría de verdad impresionado. Pero no es el caso y la pelea apesta.

Después de eso, ya nada debería importar. Pero si importa; porque hay agujeros en la cinta más grandes que la baticueva. Por ejemplo, toda la historia del origen de Bane, nacido en el infierno mismo, que de pronto desaparece en el what-a-twist sobre la verdadera identidad de la descendencia de Ra’s al Ghul (Liam Neeson). O peor aún, la fascinante prisión donde Bane pone a Batman (a un vuelo de cómo cinco minutos de Gotham al parecer), llena de médicos brujos bien amables y en la cual basta un brinquito para escapar.

Hay, por alguna razón, una confusión entre la duración de una cinta y cuan épica es. Nolan hizo una película eterna pero pierde una cantidad de tiempo impresionante en cosas que francamente no importan. Simplemente no importan. El personaje de Joseph Gordon Levitt es bien simpático, bien buena onda, pero si su tiempo en pantalla hubiese sido de la mitad de lo que es todo (todo) hubiese sido mucho mejor. Perfecto, Batman (tras solo un año de aventuras) influencio a este honorable huerfanito, pero hay tantas cosas en sus aventuras que ya sabemos cómo audiencia que no importan (como cruzar ese maldito puente) que mostrarnos su luchita es poco más que una pérdida de tiempo. Y el what-a-twist del final con su nombre completo…o es Robin o es el nuevo Batman, pero no necesitábamos de esas payasadas.

Para acabarla de amolar, como se decían antes, Nolan decidió que sería esta una buena oportunidad de denunciar como terroristas los movimientos de izquierda que usan discursos de igualdad social o poder popular. Sin ninguna necesidad narrativa, los malosos tienen imágenes y discursos de izquierda, ejecutan actos que recuerdan a la revolución francesa y al más reciente movimiento Occupy y la Gotham ocupada se parece mucho a la Unión Soviética. ¿Así o más propagandista?

Así es, una verdadera decepción.

The Avengers (Joss Whedon, 2012) – 8/10

BAM! Una de las cintas más esperadas por conocedores y todos los demás The Avengers es una sensacional película de acción. Con una excelente narrativa y una perfecta combinación de acción, chistes, monstruos, chicas guapas y Robert Downey Jr, Joss Whedon logró algo que parecía imposible: una película que supero todas las expectativas.


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Loki (Tom Hiddleston) ha hecho un pacto con seres de otro universo para obtener acceso a un ejército que le permitirá conquistar la tierra. Ante el riesgo, Nick Fury (Samuel L. Jackson) se ve obligado a usar su último recurso, los Avengers. Uniendo a Captain America (Chris Evans), Thor (Chris Hemsworth), Iron Man (Robert Downey Jr.) y Hulk (Mark Ruffalo) con sus agentes Natasha Romanoff, la Black Widow (Scarlett Johansson, yeah!) y Hawkeye (Jeremy Renner), Fury crea a un súper equipo diseñado para proteger a la tierra de un reto que ningún héroe por si mismo podría superar. Yeah!

Durante años fans de comics, fans de superhéroes en el cine, fans de lo que sea que esté de moda estuvimos ansiosos y preocupados por las noticias de todas las producciones cinematográficas de Marvel y su inclusión en un mismo universo, como en los comics, que culminaría con la mega aventura de Avengers. Cada cinta del universo de los Avengers tenía al final esos pocos segundos que empezaban a hilar todo junto, emocionándonos a lo loco. Cuando se anunció que el genial Joss Whedon (Buffy, Firefly en TV y Astonoshing X-men en comics…y mucho mas) sería el director y se confirmó que casi todos los actores de las cintas originales estarían en Avengers (odio decir que Edward Norton no fue extrañado para nada), el futuro parecía brillante.

Y lo es.

Es cierto que The Avengers se comporta mucho como los mega eventos en el mundo de los comics. Las aventuras individuales se sienten más como solamente antesala al evento, eso se sintió sobre todo con Thor (Branagh, 2011) y Captain America (Johnston, 2011) , y digan lo que digan es difícil entender qué demonios está pasando sin haber consumido todos los capítulos que llevaban a esa aventura. Definitivamente eso es un problema para el cine que en teoría no es un medio para seriales (aunque se convierte más y más en eso). Al mismo tiempo, resulta una ventaja, porque no se necesita pasar demasiado tiempo en exposiciones. Se puede ir directo a la acción.

La cosa es que una película de tal magnitud, con tantos personajes, no era fácil de solucionar, y mucho menos con las expectativas tan alocadas a su alrededor. Joss Whedon y el equipo detrás de The Avengers se concentraron en exactamente lo que la gente, conscientemente o no, quería ver: acción, los personajes, y una narrativa fantástica.

Así, la cinta salta de secuencia de acción en secuencia de acción, siempre con alguno de los Avengers al centro; por supuesto sin olvidar las obligatorias peleas-entre-héroes-antes-de-aliarse que Marvel hizo tan famosas. Cuando no hay acción a borbotones, los personajes están al centro con diálogos que si bien hacen avanzar la historia como deben, más que nada muestran la personalidad de estos muchachos(as) que tanto nos emocionan. El mejor ejemplo por supuesto son los vaivenes entre Tony Stark y cualquier otro personaje, respetando completamente el tono de Iron Man 1 y 2 (Favreau, 2008, 2010) y el excelente trabajo de Mark Ruffalo como el tímido Dr. Banner quien intenta mantener a la bestia tranquila. Y esas dos cosas, la acción y los momentos centrados en los personajes, están hilados por una narrativa sin pretensiones, clásica y fluida.

Hay varios ejemplos de esta narrativa, de este flujo sin obstáculos, pero se disfruta sobre todo en la enorme pelea final. Cuando Hawkeye dispara flechas sin ver pero dando en el blanco mientras da pistas a sus colegas de cómo deshacerse de los malosos…o cuando le dispara a Loki, quien detiene la flecha pero no ve la artimaña del arquero…es genial y francamente una historia que haga ver a Hawkeye bien es una excelente historia. Así también está la secuencia que parece un plano continuo que sigue a todos los héroes mientras están cada quien haciendo su lucha…esa secuencia sola vale la cinta.

Quien sabe que pasara con la siguiente ola de cintas, las secuelas a las individuales y la segunda parte de The Avengers, pero el hecho de que mencionar lo bien que se ve Scarlett Johansson no figure entre las primeras observaciones es muestra del excelente trabajo que hizo Whedon y lo genial que es esta primera entrega. Por cierto, Scarlett Johansson se ve guapísima.

Crazy, Stupid, Love (Glenn Ficarra, John Requa, 2011) – 8/10

Hay comedias románticas, y hay comedias románticas; lo triste es que casi todas son solamente comedias románticas. Ni siquiera el carisma de Steve Carrell ni la súper onda de Marisa Tomei hacen que Crazy, Stupid, Love se distinga de otras tantas que vinieron antes, y las muchas que vendrán después.

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Cal Weaver (Steve Carell) ve su vida cambiar por completo cuando su esposa Emily (Julianne Moore) le notifica que no solo quiere divorciarse, sino que engañó a Cal con un tipo del trabajo. Perdido y confundido Cal es rescatado por Jacob (Ryan Gosling) un soltero empedernido que le ensenara todo lo que hay que saber sobre como conquistar mujeres. Cal intenta lidiar con su nueva vida, sus hijos y múltiples confusiones; todo en torno al amor.

No hay mucho que decir acerca de Crazy, Stupid, Love pues poco tiene de original, aunque tampoco es algo que se le pueda reprochar; es simplemente otra cinta que sigue la formula. Definitivamente hay uno que otro momento divertido o más o menos conmovedor, pero parece que lograr un equilibrio entre cintas con corazón y cintas divertidas es complicado. Crazy, Stupid, Love hizo el intento no al mezclar ambos conceptos sino poniéndolos juntos y pasando del uno al otro.

Interesantemente, los momentos más divertidos no viene de Steve Carell, sino (y por mucho) de la fantástica Marissa Tomei quien interpreta a la primer conquista de Cal. Su reacción al volver a Cal esta de 10 y sus insultos durante la ceremonia de graduación en la escuela son geniales. Es realmente una pena que no haya salido más, aunque quizá mucho de su chiste venga precisamente de lo poco que aparece.

Después, hay un par de momentos que se sienten bonitos, como las confesiones de Jacob a Hannah (Emma Stone), pero en general, los intentos por tocar las fibras sensibles del auditorio se sienten súper forzadas y artificiales. El discurso de graduación del hijo de Cal es un chiste, lo mismo que la reacción de Hannah ante su decepción amorosa o los momentos de claridad de Cal.

En general, Crazy, Stupid, Love es una película que claramente quiso, pero simplemente no tuvo con que.

Spider-Man 3 (Sam Raimi, 2007) – 4/10

A veces, tristemente, las intenciones no son suficientes. A veces, tristemente, hay demasiados cocineros en la cocina y no queda ni lo del uno ni lo del otro. Tristemente esto es lo que le paso a Spider-Man 3, que si bien tiene mucho de lo que hizo grandes a las dos primeras, se queda corta.

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Al mismo tiempo que Peter Parker (Tobey Maguire) lidia con su enorme fama como Spider-Man y unos deseos de venganza bien brutales, llega del espacio un parasito negro que se alimenta de esos sentimientos y los hace mayores. Ahora el simpático Spider-Man se ve envuelto en una red que puede costarle todo por lo que tanto lucho.

Digámoslo de una vez, Spider-Man 3 es la menos buena de la serie…y la verdad, es más bien mediocre. Pero también hay que decirlo de una vez, lo que la hace serlo no es como tanta gente ha berreado, que sale un Peter Parker “emo”. Eso tiene sentido dentro de la lógica de la historia y de una narrativa sencilla (ver simple) que depende completamente de elementos visuales y evidentes para contar su historia. La razón por la que es mediocre es porque intenta contar como tres historias donde solo cabe una, poniendo pedazos y cachos como puede y sin saber bien a bien a donde va, a pesar de que el tema es claro.

Raimi, con su total amor por los comics con los que creció, quería a toda costa un villano clásico, como por ejemplo Sandman (Thomas Haden Church); por otro lado una parte del público muy vocal y el estudio querían a uno de los villanos modernos más importantes, Venom (Topher Grace). El compromiso al que llegaron es que ambos estarían ahí. Aunque también había que terminar la historia con el joven Green Goblin (James Franco). De pronto hay tres villanos para dos horas y también hay que meter ahí a Gwen Stacy (Bryce Dallas Howard) para complicar la relación de Peter con Mary Jane (Kristen Dunst) y hay que tratar los temas de venganza y pasión y egoísmo y si se puede alguna otra cosa, pues la metemos. Total que todas las piezas se sienten desconectadas y es triste que los talentos narrativos de Raimi no fueron suficientes para compensar eso.

Nada ejemplifica esto mejor que los grandes agujeros en la trama (como por ejemplo Spider-Man dejando escapar a un convicto, que lo perdone y controle sus impulsos homicidas bueno, pero que lo deje escapar… ¿como de donde?) salvo tal vez la escena final. Los problemas de Mary Jane y Peter llegaron a un punto máximo, y la escena final es el primer paso para resolverlos, pero se siente terriblemente desmotivante. Quizá sea adulto, o maduro, quizá sea lógico, pero es definitivamente una horrible manera de cerrar las aventuras de un héroe de acción que se caracteriza por decir tonterías mientras pelea. No que un “vivieron felices para siempre” hubiese resuelto nada, pero ese final se siente de telenovela, no de Spider-Man. Así hay mas momentos, como Peter Parker llorando cada tres escenas o el mayordomo de Osborne de pronto demostrando que no solo no es mudo y sino que está lleno de sabiduría.

Para acabarla de amolar, las escenas de acción que tan bien habían funcionado en las dos anteriores no lo hacen tanto en esta. Si hay algunas peleas padres, pero la primera (Spider-Man vs Green Goblin Jr.) es por mucho la mejor y la ultima es…así es…la peor. 

Se distinguen aquí y allá algunos de esos detalles que hicieron tan divertidas y coherentes a las dos primeras y eso tiene mucho merito, pero tristemente no es suficiente para salvar el barco. Como trilogía funciona, porque la continuidad ayuda a la tercera, pero es una triste manera de cerrar tan buen esfuerzo.

Spider-Man 2 (Sam Raimi, 2004) – 7.5/10

La continuación a la buenísima Spider-Man es aun mejor. Sigue sufriendo de los problemas con el CGI de su antecesora, pero lo vale: las escenas de acción son más Spider-Man y los problemas son aun más Spider-Man. Bien a todo dar.

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Las cosas no están saliendo bien para Peter Parker (Tobey Maguire) y parece que la única manera de que las cosas mejoren es si deja de ser Spider-Man. Paralelamente, el genial Dr. Otto Octavius (Alfred Molina) sufre un accidente que lo fusiona con sus tentáculos mecánicos y lo vuelve un poco loco. Una vez más, el simpático Spidey deberá poner de lado su felicidad en nombre de un bien mayor.

En Spider-Man 2 el equipo de producción tomo todo lo que funcionó en la primera entrega (Raimi, 2002) y le agregaron más de lo mismo; que en este caso es algo muy bueno.

El espíritu del personaje está ahí, aunque es cierto que por momentos esta quizá demasiado cerca de la frontera con la caricatura. Los problemas que enfrenta Peter Parker son no solo aquellos con los que muchachos jóvenes pueden identificarse, sino que son el tipo de problema lo bastante sencillo que no necesita mayor explicación y por lo tanto podemos avanzar a la historia bastante rápido. Las decisiones que tiene que tomar, como Peter Parker, son fundamentalmente las mismas que como Spider-Man: elegir entre lo que es conveniente para él y lo que es correcto.

Las aventuras de Spider-Man también están bien logradas. Primero que nada, las secuencias de acción son excelentes. Es cierto que los personajes se ven bien de plástico y eso es un problema. Pero ese pequeño problema es un precio razonable a pagar por lo dinámicas e intensas que son las peleas, con movimientos que son completamente característicos de Spider-Man.  Por momentos, otra vez, el villano cae en lo caricatural, pero en general se defiende bien.

Pero lo que hace a esta cinta realmente buena, como su antecesora, es la excelente narrativa. Hay algunas secuencias que se distinguen, en particular la “transformación” del Dr. Octavius en el maloso Doc Ock. La manera en que los tentáculos atacan al personal médico esta salida de una cinta de terror, genero que tiene un lugar especial en el corazón de Raimi, y funciona muy bien.

Mas allá de secuencias particulares, toda la cinta está plagada de esos pequeños detalles que muestran exactamente lo que la historia más grande está intentando reflejar. La imagen de Peter Parker caminando y dejando atrás a un pobre tipo siendo asaltando en un callejón es un resumen perfecto de ese acto en la película. Como ese hay muchos detalles que hacen que el todo cuaje bien, y la aventura fluya a la perfección, cual Spider-Man balanceándose entre edificios neoyorkinos.

Spider-Man (Sam Raimi, 2002) – 6.5/10

Mejor conocido por sus cintas de terror y producciones de televisión, Sam Raimi es un confeso fan de comics que estaba emocionado cual chamaco por ser parte de Spider-Man. La verdad es que se nota y a pesar de tener sus momentos ridículos, Spider-Man es bien divertida.

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Peter Parker (Tobey Maguire) es un huerfanito viviendo con sus tíos. Peter es un perfecto nerd, un pequeño genio a quien todo el mundo molesta, excepto por su mejor amigo, el ricachón Harry Osborn (James Franco) hijo del poderoso Norman Osborn (Willem Dafoe). En una visita escolar, Peter es mordido por una araña genéticamente modificada, lo que le da arácnidos poderes. Intentando impresionar a la chica de sus sueños, Mary Jane (Kristen Dunst), Peter toma una serie de malas decisiones que llevan a la muerte de su tío (Cliff Robertson). A partir de entonces, Peter se dedica a combatir el crimen y deberá enfrentarse a un enloquecido Norman Osborn, y sacrificar todo lo que le hace feliz.

La cosa con los héroes de Marvel que los hizo tan radicalmente distintos de los de la competencia era que tenían corazoncito. Más que figuras divinas, los X-Men, Spider-Man, Los Avengers son todos héroes dramáticos, con problemas y vidas más cercanas a una telenovela que a una comedia. La verdad es que si bien a veces esa cualidad es llevada al extremo, resulta en historias mucho más interesantes.

La premisa de Spider-Man fue la misma desde siempre: Peter Parker es un tipo genuinamente bueno, siempre con una buena actitud pero con muy mala suerte. A Spider-Man lo quiere la gente, pero lo odia el sistema. A Peter lo tratan mal en su trabajo, en la escuela y solo tiene pocos amigos (por supuesto, eventualmente consiguió a la chica y eso compensa bastante). Más que nada, Peter se siente responsable por la muerte de su tío y no hay nada que pueda hacer al respecto. La frase que marca a este superhéroe es: con gran poder viene una gran responsabilidad y la vida de Peter está marcada por esto, siempre se ve forzado a dejar de lado su felicidad por hacer lo correcto. La cosa es que eso es bueno, es bueno ver a un superhéroe quien explícitamente escoge el camino correcto por encima del sencillo.

Sam Raimi hace un excelente, pero excelente trabajo en representar esto. Desde el inicio e inclusive con los detalles más pequeños la cinta pone en claro no solo el ánimo de la cinta, sino también el tema central: la responsabilidad. Lo mejor aun es que el equipo logra mantener esto en las dos secuelas de la serie.

Quizá lo más meritorio de la cinta es la excelente narrativa. La historia fluye bien y es contada no solo con palabras pero sobre todo con imágenes, con situaciones, así como debe ser. Los problemas de cada personaje, sus motivaciones, no están presentadas en largos diálogos de exposición o explicaciones después de los hechos. Suceden de manera orgánica, en cada escena, en cada secuencia. Gracias a un excelente guion y dirección, los actores, sin ser necesariamente grandes en su profesión (excepto quizá Defoe) logran transmitir exactamente lo que está pasando por sus mentes.

El problema más grande de la cinta viene de su uso de CGI rudimentario, que hace que Spider-Man parezca de hule cuando correo por las azoteas. Es sin embargo un problema perdonable porque viene de una limitación técnica para acomodar una necesidad conceptual. Spider-Man es así, ágil, rápido. Rebota en paredes y se tuerce de maneras imposibles. La única manera de representar eso es con CGI y la tecnología simplemente todavía no estaba ahí. Pero está bien utilizada. Los movimientos son rápidos, fluidos y la cámara se mueve alrededor de ellos de una manera que resalta la acción y no la confunde. Simplemente geniales.

Una gran obra no es una con necesariamente un gran concepto o grandes intenciones. Es una que tiene una idea y la sigue en fondo y forma, en cada detalle. Esto es lo que hace de Spider-Man una excelente cinta. Esto y Krsiten Dunst.

The Amazing Spider-Man (Marc Webb, 2012) – 2/10

En el 2008 Marvel Entretainment decidió crear su propio estudio y dejar de trabajar con otros para traer a sus personajes a la pantalla grande. Fue con harto éxito que lanzaron Iron Man (Favreau, 2008) y después de eso, una estampida de éxitos. Los estudios que tenían derechos sobre propiedades de Marvel sabían que debían empezar a producir cintas o perderían los derechos para no verlos jamás. Con esa intención Sony produjo The Amazing Spide-Man. Francamente, mejor hubiesen perdido los derechos.

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Siendo niño, Peter Parker (Andrew Garfield) vio a sus padres desaparecer y dejarlo con sus tíos, Ben (Martin Sheen) y May (Sally Field). Buscando respuestas al misterio alrededor de sus padres, el niño genio se encuentra con el Dr. Connors (Rhys Ifans) y a la vez que le ayuda a resolver el problema científico que tiene enfrente, es picado por una araña genéticamente alterada que le da poderes sobre humanos. Su comportamiento de adolescente resulta en la muerte de su tío Ben. Paralelamente el Dr. Connors experimenta en sí mismo y se convierte en el villano Lizard. También sale Emma Stone como Gwen Stacy, así de paso.

Es imposible evitar la comparación entre esta versión de Spider-Man y la no tan antigua (pero como sea 10 años) de Sam Raimi con Tobey McGuire como el arácnido superhéroe. En realidad la comparación es sencilla. La versión de Sam Raimi es mucho mejor. Aun considerando los muchos problemas de la tercera entrega de esa serie. Es claro que Sam Raimi no solo tiene un interés genuino en los comics, sino que además conoce muy bien el medio del cine. Tristemente no se puede decir lo mismo de Marc Webb.

Se puede discutir por mucho tiempo si esta adaptación esta más cercana al material original, pero como el “material original” ha cambiado tanto desde que Spider-Man apareció por primera vez en 1962, en realidad eso no tiene sentido. Más bien se puede discutir el espíritu del personaje. The Amazing Spider-Man hace un trabajo decente en mostrar a Peter Parker como el perdedor bien intencionado y establece la presencia del misterio alrededor de los padres de Peter también bastante bien.

 La transformación de Peter en Spider-Man está bastante pobre, aunque su primer pelea con poderes arácnidos es quizá la mejor de la cinta. Donde definitivamente todo se da en la torre es el asesinato del tío Ben. Esta completamente desprovisto de emoción y carece de drama e impacto. Más aun, no tiene el peso moral que debería tener, no es el evento enorme que cada súper héroe necesita, sobre todo porque nunca se establece de manera fuerte al tío como el compas de Peter. Pero aun que eso es el dialogo final entre Peter y Gwen Stacy donde básicamente Peter echa por la ventana la esencia total del personaje al decir que su felicidad es más importante que su responsabilidad y la promesa que hizo a un hombre moribundo. Claro, la secuencia con dicha promesa está bien chafa, pero eso no lo saben los personajes en la cinta.

La idea de Spider-Man persiguiendo a malosos que encajan en la descripción del asesino de su tío no está nada mal y definitivamente es una buena manera de introducir a Spider-Man a la lucha contra el crimen, pero francamente las escenas de acción son aburridas y no se siente en ningún momento que la historia avance hacia ningún lado. Al final, termina siendo solamente Spider-Man contra Lizard y no la evolución del súper héroe.

Lizard es un villano interesante, aunque la transformación en la película da más risa que otra cosa. El plan de Lizard es transparente y es bastante molesto que todo ese relajo de transformar a media ciudad en lagartos gigantes sea convenientemente olvidado. Las peleas otra vez no tienen nada de espectacular y no fluyen como lo hacían en la saga de Raimi (que aunque excesivamente digital, son más que divertidas, perfectamente acordes al personaje). Quizá solamente la secuencia en la escuela tiene algo que ofrecer.

Al final, Spider-Man no tiene nada a su favor, todos los elementos se quedan cortos y pierden en comparación no solo a la saga anterior, sino al potencial del personaje. La narrativa es floja, la acción pobre, los personajes poco carismáticos y la tensión casi inexistente.

Twelve Monkeys (Terry Gilliam, 1995) – 7.5/10


Un verdadero clásico de ciencia ficción, Twelve Monkeys tiene una interesante historia, gran dirección, excelente dirección de arte y actuaciones que aunque no geniales, quedan re-quete bien. Se siente el paso del tiempo (ja), pero aun así es una excelente cinta. 

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James Cole (Bruce Willis) es un prisionero en el año 2035, una época en la que, por causa de un virus mortal, solo el 1% de la población humana ha sobrevivido y están todos recluidos bajo tierra, mientras que animales salvajes se pasean por la superficie. Para intentar recuperar la superficie, un grupo de científicos envía a prisioneros al pasado. James Cole es uno de ellos y en su viaje conoce al loquísimo Jeffrey Goines (Brad Pitt) quien podría o no ser responsable de la catástrofe y a la guapísima Kathryn Railly (Madeleine Stowe); también en su viaje resuelve el misterio del ejército de los doce monos y del virus que condeno a la raza humana.

Twelve Monkeys logra establecer muy bien un equilibrio entre una historia épica que cruza el tiempo y el espacio y una historia basada en personas. Si bien la onda del viaje en el tiempo y de un virus con la capacidad de matarnos a todos están siempre presente, son realmente los tres personajes principales los que hacen que las cosas se muevan y los que mantienen la intriga. De alguna manera Gilliam logro, con el artificio del viaje en el tiempo, hacer sentir que las vidas de los personajes evolucionaran y así Jeffrey pasa de estar en el asilo, a pretender ser un ciudadano normal a organizar una pequeña revolución. Con estos cambios y matices, Twelve Monkeys parece crear capas y múltiples historias, y si bien en realidad las cosas son bastante lineales, las dimensiones de la historia crecen o parecen crecer. Todo a partir de los personajes.

Uno se compadece realmente de Cole quien parece honestamente confundido por lo que está sucediendo y es en realidad solamente una víctima de las circunstancias, desde el inicio hasta el final. Lo mismo pasa con la guapísima Kathryn; si bien es de los tres la menos interesante, su conflicto interno se siente de verdad, aunque aun no queda claro porque dice reconocer a Cole con bigote y cabello…

El uso de los sueños/flashbacks también es un recurso sencillo pero bien utilizado para aumentar el dramatismo y crear gran tensión justo antes de la confrontación final. Las piezas embonan muy bien para cuando esta escena llega y parece que todo tiene sentido. La carga emocional es buena y el resultado final corresponde bien con la lógica que ha establecido la historia (salvo por eso de que Kathryn reconoce a Cole…). En un nivel completamente meta textual, es gracioso pensar como sería imposible venderle al publico esa secuencia en un mundo post 11 de septiembre.

Willis, Pitt y Stowe quedan increíblemente bien en sus papeles, otra vez en particular los dos primeros, aunque posiblemente eso sea porque sus personajes tienen suficientes rasgos particulares como para hacerlos destacar de una u otra manera.

La dirección de arte también merece mención, sobre todo, como uno esperaría, en las secuencias en el futuro. La tecnología un poco steampunk queda bien con el concepto de ese mundo improvisado. El arte recuerda un poco al trabajo de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro (Un Long Dimanche de Fiancailles, 2004 o aun  más, Delicatessen, 1991).

La dirección de Gilliam es genial no solo en el ritmo, pero también el uso de ambientes y encuadres para dejar en claro esa sensación de desconcierto y casi claustrofobia en la que se encuentran los personajes. Los edificios derruidos y obscuros, los ambientes encerrados (inclusive el cuartel del grupo ambientalista se las arregla para ser completamente claustrofóbico) y los encuadres cerrados aumentan la tensión y logran crear un ambiente que le funciona muy bien a la historia.

Además, ¿a quién no le gustaría ver a leones postrados en balcones y a jirafas paseando en autopistas?

Superman/Doomsday (Lauren Montgomery, Bruce W. Timm, Brandon Vietti, 2007) – 3/10


Libremente adaptada del súper relajo que fue la muerte y resurrección de Superman, Superman/Doomsday opta por una historia mucho más simple, y mejor adaptada a una película animada, pero igualmente ridícula, o casi.

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Por completo accidente LexCorps libera a un monstruo bien maligno cuyo único propósito es causar destrucción. Cuando el monstruo, llamado Doomsday, llega a Metrópolis, Superman (Adam Baldwin) se enfrenta a él y a pesar de lo poderoso que es Doomsday, lo vence. Tristemente, Superman paga con su vida. O eso parece. Superman regresa unos días después, aunque algo es distinto. O eso parece. En realidad es un clon creado por Lex Luthor (James Marsters). Pero está bien, porque el verdadero Superman regresa después, porque en realidad no estaba muerto.

En 1992 el mundo de los comics salió de su limitada esfera e hizo noticia y revuelo por doquier. Superman había muerto. En una historia escrita por Dan Jurgens (principalmente), Louise Simonson y Roger Stern, junto con otros amigos, el Hombre de Acero conoció su final. Las ventas del comic fueron impresionantes y la atención de todos los medios algo que los comics nunca habían conocido. Aunque la conclusión fue por supuesto enorme, los comics que cuentan la historia en si son poco interesantes. Dos personajes re fuertes se pegan muchas veces hasta que ninguno de los dos se levanta.

Poco después, una historia complicada y bastante absurda resulto en el regresó  de Superman, mas atención de los medios, una baja en las ventas y el desprecio virulento de muchos fans. También resulto en una ola de historias de superhéroes regresando de la tumba, quitándole todo significado al término “muerte” en el noveno arte.

La adaptación Superman/Doomsday recuenta la historia quitando mucho de los elementos complicadores e intentando enfocarse un poco más en la acción que en el drama. Todos los superhéroes amigos de Superman desaparecen de la historia así como los varios Supermen que aparecieron después de la muerte. En lugar de eso, hay solo un clon diseñado por Luthor y todos los problemas se resuelven de la mejor manera que uno podría esperar de Superman: a golpes.

La resurrección de Superman sigue prácticamente la misma lógica que en el comic, lo cual es bastante pobre y gratuito. Nadie hace demasiadas preguntas, pero aunque sea regresa con su larga cabellera, muy adecuada para modernizarlo y hacerlo ver más atractivo para jóvenes generaciones.

Al final, los trancazos entre Superman y Doomsday quien de manera interesante no vuelve a aparecer en la segunda mitad de la cinta, a pesar de que su nombre está en el titulo de la cinta; los trancazos pues, está bastante padres. Lo mismo entre Superman y el clon de Superman, en una escena claramente inspirada por la trilogía de The Matrix (Hnos. Wachowski, 1999, 2003).

Fuera de la acción a borbotones, esta bonita cinta de animación es casi tan absurda como el material original y muy lejos de su relevancia.

Batman vs Dracula (Michael Goguen, 2005) – 5/10


La relación es evidente y por lo tanto debía pasar en algún momento: El Hombre Murciélago contra El Vampiro (con mayúsculas). La verdad es que ha pasado muchas veces, con muchos tonos distintos y diferentes niveles de calidad. En esta ocasión, se trata de pura acción y buena animación, mas que suficiente para pasar un buen rato.


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Penguin (Tom Kenny) y Joker (Kevin Michael Richardson) se escapan de Arkham Asylum, y por accidente el primero despierta al mismísimo Dracula (Peter Stormare) de su tumba. Dracula comienza a aterrorizar la ciudad, convirtiendo a cientos de ciudadanos en sus súbditos. Batman (Rino Romano) debe dejar de lado sus intentos por seducir a la guapísima Vicky Vale (Tara Strong) para detener al maestro de las tinieblas.

La serie de televisión The Batman se separó de sus antecesoras al concentrarse completamente en la acción. Personajes que antes (y en el comic) no fueron nunca retos físicos para Batman sino más bien intelectuales, como Joker, ahora se convirtieron en verdaderos atletas con bombas y navajas voladoras y toda la cosa. Eso dio lugar a tramas menos intensas pero harta acción. El diseño de personajes, si bien se aleja bastante en algunos casos del material original, es bien interesante y funciona muy bien para las secuencias harto dinámicas y para enfatizar las emociones (aunque limitadas a dos o tres) de los personajes. 

Eso le va perfecto a esta bonita cinta que tiene desde el inicio peleas bien emocionantes y una excelente animación. Cualquier pretensión de una trama elaborada se va a la basura muy rápido, pero está bien, porque para entonces ya hemos visto al Penguin escapar de la cárcel y a Joker y Batman intercambiar suficientes patadas que ya nada más importa.

El personaje de Dracula está bien representado y es un maloso digno de respeto. No hay en ningún momento ninguna esperanza de que sus poderes sobre naturales sean contrarrestados por Batman, excepto por su puesto cuando la batalla no es física, sino de voluntades. Batman resiste al poder hipnótico de Dracula, porque es Batman y nadie tiene más voluntad que él. Nadie. 

Todas las secuencias de acción tienen momentos bien emocionantes, aunque se lleva las palmas la pelea entre Batman y el Joker vampiro (así es, Joker vampiro). Aunque no tiene sentido la manera en que está diseñado el banco de sangre, la secuencia está bien padre y el maloso da de verdad miedo, sobre todo por el inteligente uso de la iluminación. Dicho eso, la pelea entre Batman y Dracula en los techos de Gotham también está bien padre, sobre todo porque la clara desventaja en la que se encuentra Batman crea una sensación de suspenso que eleva el dramatismo bastante.

En general, no hay nada que recordad de Batman vs Dracula salvo los muy  buenos golpes y, otra vez, el excelente trabajo de animación. Pero, en realidad no hay nada más que pedir.

Batman: Mystery of the Batwoman (Curt Geda, Tim Maltby, 2003) – 1.5/10


Lo único positivo en esta cinta adaptada de la serie de televisión The New Batman Adventures es precisamente la presencia de Batman. Si bien la historia podría ser interesante, el guion es pobre, el arte banal, la animación una porquería y el rediseño de Bane un asco…

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Una nueva heroína ha llegado a Gotham, pero la llamada Batwoman (Kyra Sedgwick) parece tener poco respeto por la vida humana, por lo que Batman (Kevin Conroy) y Robin (Eli Marienthal) deciden intervenir. Batwoman parece tener como blanco la organización criminal de Penguin (David Ogden Stiers) y Rupert Thorne (John Vernon) por lo que los malosos deciden contratar los servicios de Bane (Héctor Elizondo), quien al parecer ahora es mexicano, para proteger el negocio.

The New Batman Adventures, la serie de televisión, lejos estuvo de la genialidad de su predecesora, Batman: The Animated Series, pero no era realmente mala. La película adaptada de la serie esta tan lejos, pero tan lejos de las cintas adaptadas de la serie original que ni siquiera están en la misma galaxia. Mientras Batman: Mask of the Phantasm (Radomski, Timm, 1993) y SubZero (Kirkland, 1998) tenían personajes interesantes, tramas con intrigas y una dirección de arte como para levantarse y aplaudir; Batman: Mystery of the Batwoman tiene personajes unidimensionales, situaciones sacadas de la manga, animación de dos pesos y diseños de personajes de trabajo escolar (salvo por Batwoman que si esta padre).

Si bien el concepto detrás del misterio de Batwoman es interesante, la manera de resolverlo es un mal chiste. No solo el suspenso esta pobremente construido, pero la lógica detrás de la alianza de las heroínas es completamente ridículo (¿fueron a la universidad juntas? ¿Te cae?).

El guion hace un horrendo trabajo en llevar el ritmo, y combinado con una animación mediocre, da lugar a escenas donde todo, todo, está completamente estático como por 5 segundos logrando que todos, todos, nos sintamos bien incómodos. Y hablando de mala animación, durante toda la cinta no hay ninguna consistencia ya no digamos en la animación, sino en la dimensión de los elementos. De pronto los carriles en las calles son seis veces más amplios que los automóviles, y un agujero de mediana dimensión que está cerca resulta ser en realidad un cráter enorme bien bien lejos, aunque eso signifique salones de baile descomunalmente elevados. Dice mucho de una cinta de acción cuando la escena con mejor flujo y mejor animada es la de dos personajes sin nombre bailando en el fondo.

De pronto llega Bane, rediseñado para verse aun mas mal (tarea difícil) y utilizando palabras en español sin ton ni son. ¿Era el concepto que Bane fuera como un luchador de la AAA? Completamente ridículo y sin sentido. Sobre todo cuando sus esbirros se visten como cholos recién llegados de Los Ángeles. 

Una de las peores cintas de Batman sin duda, y eso es mucho decir considerando las joyitas que nos dejo Schumacher.

SubZero (Boyd Kirkland, 1998) – 5/10



Pocos cuestionarían que Batman: The Animated Series la sido la mejor serie animada del genial Batman.  Después de la harto interesante Batman: Mask of the Phantasm (Radomski, Timm, 1993), la serie vio en SubZero otra vuelta a la vida con todos los elementos que hicieron a la serie memorable.

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Un desafortunado accidente hace que Mr. Freeze (Michael Ansara) se vea obligado a regresar a Gotham para salvar a su esposa. Mr. Freeze necesita un corazón con un tipo de sangre muy poco común, y por lo tanto termina secuestrando a Barbara Gordon (Mary Kay Bergman) quien es, como todos sabemos, la mismísima Batgirl. Batman (Kevin Conroy) y Robin (Loren Lester) también le entran al relajo para intentar salvar a la intrépida muchachita. 

Entre 1992 y 1995 Warner Bros. produjo la genial Batman: The Animated Series. Lo que hizo único a dicha serie fue el impresionante arte y sobre tomo las tramas bastante elaboradas para una serie animada de televisión y centradas no tanto en la acción sino en los personajes. Con una gran dirección y dirección de arte, la serie tenía una atmosfera y personalidad únicas. SubZero hace un gran trabajo en recuperar mucho de esa atmosfera y aunque la trama no tiene los matices que la serie, o su primer adaptación al cine, Batman: Mask of the Phantasm, tenia, sigue siendo bastante más interesante que, por ejemplo, la horrible Batman & Robin (Shumacher, 1997) que se produjo el mismo año.

Las escenas de acción en SubZero están bastante bien logradas. Si bien las peleas en si mismo palidecen en comparación a cintas animadas más recientes, los momentos de acción en general siguen siendo bien emocionantes; como por ejemplo la explosión de la plataforma petrolera o el intento de escape de Barbara. La manera en que el ritmo es llevado y como contrasta con secuencias más tranquilas o de exposición resulta en una experiencia cinematográfica bastante entretenida. 

EL trabajo de dirección de arte sigue la tradición de la serie, con personajes y ambientes muy bien logrados, todos con un aire Art Deco en los diseños de ropas y automóviles. Por otro lado, las dramáticas iluminaciones y encuadres parecen sacados directo de clásicos del film noir. El uso de la luz es bien interesante, la música es genial y el nivel de dramatismo que todos los elementos juntos logran hace que uno se olvide que está viendo a un adulto con mallas y capa peleando con osos polares.

Sin ser tan buena como Batman: Mask of the Phantasm, SubZero es una excelente manera de pasar el rato.

Thursday, September 20, 2012

Hidalgo, la historia jamás contada (Antonio Serrano, 2010 ) -7/10


Todo el interés de la película reside en la segunda parte del título: la historia jamás contada. Serrano y su intérprete Bichir se dedican a dar una imagen del héroe histórico totalmente diferente a la comúnmente conocida y enseñada en las escuelas. Lo que da una cinta muy atractiva, entretenida y visualmente muy bonita. ¿Histórica?

Ficha IMDb

Construida sobre el principio del flash-back, la historia parte de los últimos días del cura, padre fundador de la patria mexicana. El Hidalgo prisionero en Chihuahua es el héroe de la imaginería oficial. Alto, delgado en su sotana negra harapienta. Ensangrentado, decaído, descuidado. Excomulgado y entregado a la justicia civil. Pero que recibe las manifestaciones de admiración, hasta devoción, de los demás prisioneros. Y que finalmente cae fusilado. Sus momentos de soledad lo llevan a los recuerdos que se distribuyen en tres épocas, escogidas antes de ser el cura de Dolores, antes de entrar a la vida política. Cuando era todavía un sacerdote anónimo.

Primera época, la juventud. 1767. Entre Patzcuaro y Morelia, entonces llamada Valladolid, el tiempo de estudios con los Jesuitas, y de la revelación del teatro, usado con frecuencia por estos maestros en su sistema de enseñanza. Esta época se termina por la expulsión de los Jesuitas. Pero le deja a Hidalgo el amor por la representación. "Paladeen el texto" recomienda el Padreque dirige y administra las representaciones escolares. Y Bichir actor parece aplicar muy bien esta regla en su interpretación.

Segunda época, todavía en Valladolid, 26 años después. Hidalgo es rector de la universidad. Y, como tal, vestido de civil pasa sus noches en las tabernas. Tiene amistades poco recomendables, ejemplificadas en un indio, Ascanio Lopez (Eligio Meléndez).También tiene mujer, Manuela (Eugenia Derbez ) e hijos. Sus enseñanzas (más que su vida poco santa) no están muy bien vistas en las altas esferas de la Iglesia y de la sociedad civil. Así que se le inventa una deuda de 8000 pesos, por desvío de fondos de la Universidad, que podrá pagar trabajando de cura en un pueblo perdido. De paso, el Santo Oficio arresta al amigo de la niñez , Ascanio por prácticas de vidente. Hidalgo, cobarde, no hace nada para salvar a su amigo, como Pedro renegando tres veces de Jesús.

Tercera época, San Felipe Torres Mochas. Tal vez por culpabilidad después de su traición, pone particular atención a los indios, relegados a sus casas y su iglesia en ruinas en el cerro. Les enseña a trabajar el barro, siguiendo el ejemplo de Vasco de Quiroga. Y, ayudado por sus amigos de la ciudad, y por un comerciante local, josa Quintana (Juan Ignacio Aranda), restablece su modo de vida: fiestas, vino, música baile (el prohibido Jarabe), y, obviamente teatro.

El rechazo a las invitaciones de las damas bien del lugar, detrás de doña Isabel Berenguer (Carolina Politi) perfectamente vestidas de negro, así como las actitudes del párroco lo llevan a adaptar para su grupo de amigos la obra de Molière Tartuffe, por el gran parecido en su situación y la del gran dramaturgo francés, amenazado por un grupo religioso influyente La Compagnie du Saint Sacrement que hará prohibir dos veces la obra en la cual el autor denuncia la hipocresía religiosa. En este momento, la película torna a ser la historia de una compañía amateur: escribir, escoger actores, peleas y celos ente bambalinas, ensayos. Mezcla del teatro con la vida real, declaraciones sobre el escenario. Seducciones, amores. Nervios para la representación.

Y Sexo. Sin tapujos. El director no tiene miedo a provocar. De por si las escenas no están muy discretas. Pero además, es un sacerdote. Y, encima de todo, es el héroe de la patria. Todo para escandalizar a los conservadores. Serrano hace lo mismo que su Hidalgo, quien hace lo mismo que Molière.

Mientras tanto, el párroco, clara encarnación de Tartuffe, merodea, gesticula, hace muecas de disgusto, y explota el resentimiento de los excluidos para montar un expediente de denuncias y vengarse de las humillaciones.

Las etapas siguientes de la vida de Hidalgo no están mencionadas, como si los recuerdos del prisionero se detuvieran ahí. O como si se pensara hacer una secuela de la película. La vida política del sacerdote se muestra como un futuro posible en el camino a Dolores Hidalgo, cuando Hidalgo cabalga al lado de Allende (Raúl Méndez), quien va a San Miguel, y lo invita a las tertulias de Guanajuato. Ahí empieza la historia oficial, ahí entran en juego el desfile de personajes y anécdotas enseñadas en la escuela. La corregidora, el grito, el estandarte….

En resumen, la vida de un hombre. De un sacerdote muy poco religioso. Pero támpoco político. Solo un poco preocupado por los indios. Por lo demás, un hombre normal de la época. Solo un poco menos moral .
Los demás actores ocupan muy bien sus papeles, en un registro muy de comedia y de estereotipos: Ana de la Reguera es una Josefa muy sensual y coqueta, tal vez un poco grande para ser todavía la hija soltera. Cecilia Suarez es Amanita, beata iluminada que Hidalgo devuelve a la vida, haciéndola comer, muy viva y divertida. Bichir es un hombre, no muy cura (por cierto no se le ve mucho celebrando misa o demás actividades sacerdotales), ligero, divertido, poco responsable de su familia, muy entregado a los placeres de la vida.

Además de ser, finalmente, una comedia muy agradable, es una película de época remarcable por el trabajo de arte de Brigite Broch . Música, trajes, y espacios están muy bien trabajados. Se usa de las locaciones en Patzcuaro y Morelia, de las ruinas de un pueblo minero, con mucho talento. Es un gran placer estar en estos patios, pasillos, casas de la época de la Colonia.

Finalmente, la película es eso, la historia de un hombre del siglo XVIII, principio del XIX, en México. Haciendo como que este hombre no es EL Hidalgo, cura y héroe de la Independencia .

Hysteria (Tanya Wexler, 2011) - 5/10

Comedia muy ligera con atractiva dirección de arte, ya que la acción tiene lugar en el Londres de 1880. Actores buenos sin más. Sobre el descubrimiento del vibrador eléctrico.

Ficha IMDb

El principio de la película quiere dar a entender claramente que el tema es médico. Y que se pretende meter en el punto de vista de la época. El tema de moda entonces era la histeria, término que permite catalogar como enfermas a un montón de mujeres: "la mitad de Londres", como dice el Doctor Dalrymple (Jonathan Pryce) se ve afectada, en más o menos gravedad, por esta plaga. Del momento que expresan, por sus actos, palabras, o dolencias físicas, cualquier grado de insatisfacción con sus vidas.

Varios tratamientos, como también lo señala el eminente doctor, han sido probados. En particular hipnosis, con los trabajos del Dr Charcot en Paris, lo que llevará al sicoanálisis, con los trabajos de Freud y Jung (A Dangerous Method, Cronenberg-2011).

Así que el principio de la cinta nos muestra a un joven doctor, Mortimer Granville (Hugh Drancy), tratando de implementar los nuevos principios de higiene a un hospital de Londres, en contra de las costumbres. Ya tenemos a nuestro héroe, el doctor moderno. Su amigo rico, Edmund St John-Smythe (Rupert Everett) experimenta con electricidad, y será uno de los primeros en tener teléfono en su casa. Despedido por su jefe, el joven Granville encuentra trabajo con el famoso Dr. Dalrymple, quien ha encontrado la forma de aliviar los casos de histeria (leve) de sus pacientes ricas: masaje de la vulva, para que el "útero hiperactivo" vuelva a condiciones normales. (La palabra Histeria proviene de "uterus", así que solo las mujeres pueden ser histéricas). Con tal cantidad de pacientes, el Doctor necesita un asistente, quien vivirá bajo su techo, en compañía de la perfecta hija Emily (Felicity Jones), recatada y dulce, cuya única fantasía es el estudio de la frenología, rama de la medicina que pretende descubrir los rasgos de carácter de una persona a partir de la observación y medición de su cabeza. No olvidemos que muchas de las descripciones de Balzac se basan sobre esta teoría. Y, si nos parece ridícula, pensemos en los médicos nazis y sus estudios de cabezas para determinas científicamente las diferencias raciales.

Pero el buen (sus tratamientos son muy eficientes) doctor tienen también una hija "histérica", Charlotte (Maggie Gyllenhaal), quien atiende una casa de caridad en un barrio pobre. Esta loca (o sea, histérica) pretende que las mujeres voten, estudien en las universidades y escojan sus esposos.

Con eso tenemos todos los elementos para que se dé la historia. Juntándolos, se obtienen dialogues vivaces, divertidos para un habitante del siglo XXI, unas escenas que quieren ser cómicas de mujeres muy vestidas logrando el "paroxismo", o sea, según el doctor, un ataque de histeria, que permite curar el útero enfermo y de esta forma evitar la histerotomía, o la estancia n un manicomio.

Cuando la pobre mano del asistente sufrirá de stress por exceso de trabajo, o sea de calambres, encontrara alivio en el plumero eléctrico de su amigo. Y lo aplicará a las damas. El método y el aparato.

Elemental, mi querido Watson (mismo Londres, misma época). (Y, por cierto la misma época que Dracula de Bram Stoker, y que la reina Victoria….)

Todo acabará con mucho dinero y una petición de mano en la nieve a la puerta de la prisión de la cual sale Charlotte, después de golpear a un policía. O sea: también las rebeldes se casan. Hay esperanzas para todas.

Pero es una historia verdadera y, como los muestran los créditos finales, el vibrador inventado por el Dr Granville ha sido durante mucho tiempo considerado como tratamiento médico, y se vendía en las farmacias o en el catalogo de Sears. Aliviaba a las mujeres y permitía a los hombres no preocuparse por las locuras femeninas. Así se quedaban tranquilas.

Un poco limitada en sus declaraciones sobre los derechos de la mujer, pero divertida, agradable de ver por los hermosos vestidos. Con un sentido del humor no muy fino que digamos, que funciona como los albures, sobre el doble sentido. El sentido escondido es el conocimiento que tenemos nosotros, ciudadanos del mundo moderno, del verdadero significado .


Pero muestra uno de los avatares de la vieja tradición: a las mujeres rebeldes las llamaban brujas en la edad Media y hasta el siglo XVIII, histéricas en el siglo XIX. ¿Feministas en el siglo XX? Es todo el tema de la película de Lars von Trier : Antechrist (2009).

The Hunt for the Red October (John MacTiernan, 1990 ) - 6/10

Basada en una novela de Tom Clancy, uno de los grandes autores de la guerra fría, presenta un personaje principal, el analista de la CIA Jack Ryan ,intelectual que se ve de repente mezclado a situaciones reales de violencia política, Donde se topa con un "hombre de verdad", aquí un comandante ruso con todo el peso de Sean Connery. Suspenso, mucha agua, eficiencia con pocas palabras.

Ficha IMDB

Mostrar que los estadounidenses son mejores es fácil: son más inteligentes, y saben intuir los movimientos del oponente. Tienen mejores técnicos, que saben detectar los movimientos del enemigo. Son más listos y saben manejar la mentira oficial y descifrar la mentira ajena. La de los malos, O sea de los Rusos.

Total que hasta los mejores del otro lado quieren ir a vivir en el "Nuevo Mundo".

Situada en los últimos años de la guerra fría, antes de que Gorbatchev le quite al cine y a la novela de espionaje toda una línea de inspiración, la novela de Clancy presenta al personaje de Jack Ryan , analista de la CIA. Un intelectual, un hombre de papeles y de reflexión. Es la primera película donde aparece, interpretado por Alec Baldwin. Lo veremos en otros dos películas, interpretado por Harrison Ford, quien con su historial de Indiana Jones, lo hace ver más como hombre de acción: Juegos de patriotas (Patriot Games ,Phillip Noyce -1992), en el marco de la guerra civil irlandesa, y Peligro inminente (Clear and Present Danger , Phillip Noyce 1994) en el marco de los carteles colombianos de droga, y filmada en parte en México .

Decíamos que, en la época de la guerra fría, los gringos eran, en su cine obviamente, los buenos. Pero, avanzando los años, el maniqueísmo se vuelve una posición cada vez más difícil de guardar y los cineastas sabrán manejar para cada campo momentos de gloria, como aquí cada comandante podrá sucesivamente poner su talento al servicio de las dos elites reunidas bajo el mismo techo, o sea en el mismo submarino.

Porque el asunto de todo esto es pasar al otro lado un submarino nuclear, último grito de la tecnología rusa ( en eso se les concede ser superiores), equipado de un revolucionario sistema silencioso de propulsión magneto hidrodinámica. ¿Cómo justificar la decisión de comandante Marko Ramius? Es Ucraniano y ya no soporta la dominación rusa sobre la Unión Soviética (históricamente el imperio soviético está a punto de explotar). Y, bajo su apariencia fuerte , insensible y taciturna, algo se ha roto en su vida con la muerte de su esposa hace un año. Así que ya no tiene nada que perder. Asistido del fiel capitán Vasili Borodin (Sam Neill), decide escapar.

Lo oye un técnico en sonar, Seaman Jones (Courtney B.Vance) , con más talento natural en sus oídos que todos los radares. La información llega a la CIA, y a Ryan . Primera interpretación, la oficial: los rusos atacan. Pero, basándose en detalles ínfimos (verlo unas vez en una reunión), y totalmente desproporcionados con la situación, el analista intuye las (nobles) intenciones del comandante ruso.

El Octubre rojo se ve atrapado entre dos fuerzas, enemigas entre sí: una que no quiere dejarlo escapar, y una que lo considera como enemigo. Porque los militares gringos se van a lo obvio. No se puede esperar de ellos la fineza sicológica de Jack Ryan .

Este encontrará las astucias necesarias para que los oficiales de Octubre Rojo puedan desertar, con todo y submarino obviamente, pero sin comprometer a la tripulación. Y tendrá que tomar riesgos físicos, como bajar de un helicóptero sobre un submarino americano, el Dallas, que será el punto de partida de los últimos movimientos en la captura-rescate, con la ayuna de su comandante, Bart Mancuso (Scott Glenn).

Lindos uniformes, hermosas voces de los coros rusos, tomas impresionantes de las profundidades abisales. Sean Connery, imperturbable, impresionante (y seductor) navega entre arrecifes submarinos, mentales y políticos. Toma riesgos enormes. Y se gana una estancia en Estados Unidos. Solo su pobre segundo, fiel hasta el final, soñando con Montana y viajar libremente de un estado a otro, se muere a un paso de la costa. Para que el final no sea demasiado triunfante.

Lord of War (Andrew Niccol, 2005 ) – 6/10



Para un tema grave, se espera una película seria. No es el caso de El señor de la guerra, que elimina toda reflexión y centra la acción sobre la vida personal de un solo personaje.

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La cinta está parcialmente basada en la vida de Víktor Bout, nacido en la Unión Soviética en 1967, antiguo agente de la KGB, que hablaba siete idiomas, que empleó su flota particular de aviones para proveer armamentos desde los talibanes en Kandahar, pasando por Charles Taylor y sus ejércitos de niños y diamantes sangrientos en Sierra Leona y Libera, hasta  Jonas Savimbi en Angola y los rebeldes de las FARC en Colombia. Conocido bajo el apodo de "Mercader de la muerte", "Destrozador de embargos" o "Víktor B", fue arrestado en 2008.

Unas cuantas escenas se pueden rescatar de estas dos horas de movimiento y de voz off de Nicolás Cage .
- Los créditos iniciales , que nos hacen seguir a una bala durante su vida, desde su nacimiento en la fábrica, hasta su fin en la cabeza de un niño africano

- La explicación de lo que pasó con las armas almacenadas durante la Guerra Fria, que, quedaron disponibles en los 90’s, sobre todo en los antiguos estados soviéticos, para venderse a los países en desarrollo, básicamente en África.

- La escena muy divertida del desmantelamiento de un avión, con todo y cargamento, a manos de los habitantes de un pueblito africano. Sobre todo que esta filmada en acelerado.

Por lo demás, Nicolas Cage es igual de inexpresivo en el papel de Yuri Orlov que casi siempre. Su historia de amor con Ava Fontaine (Bridget Moynahan) sirve sobre todo para bonitas locaciones: hotel en San Bart o departamento en Nueva York. El agente de Interpol, Jack Valentine (Ethan Hawke) es poco eficiente, o el actor poco convincente. O los dos.

Tal vez el dictador africano, André Baptiste (Eamonn Walker) tenga algo que rescatar del punto de vista actoral.

Pero esta cinta que pretende denunciar, en tono irónico y escéptico, el tráfico de armas, resulta más bien tibia e ineficiente. Aunque el final llame la atención: Yuri Orlov sabe que el gobierno norte americano intervendrá para sacarlo de las manos de Interpol porque le conviene que siga traficando. Porque eso permite, con toda discreción de las instancias oficiales, la expansión de la industria armamentista. De ahí garantía del empleo. De ahí, paz social.

¡De panzazo! (Juan Carlos Rulfo, 2011) – 6.5/10



Película sobre la educación en México que derrumba puertas abiertas. Ni honestamente documental, ni claramente polémica, coquetea con el método Michael Moore. Pero finalmente no es tan aburrida como se esperaba, tiene bonita fotografía y pone algunos puntos sobre las i (s).

Ficha IMDb

Como cualquier película polémica, y Michael Moore esta de ejemplo, De panzazo evita ciertos temas y abunda en otros. Las imágenes se alargan sobre ciertas situaciones. Y, obviamente, hay un enemigo que se va perfilando al mismo tiempo que un amigo se va identificando.

No debemos olvidar cuando la película se realizó: en tiempos electorales. Ni quien la hizo. La figura de Loret de Mola está omnipresente, y detrás de él, se perfila la gran silueta de Televisa, empresa dueña de las mentes mexicanas que ven televisión publica. Y cuarto poder por excelencia de México, tal vez más fuerte que los otros tres.

Claramente, en lo que refiere a la pésima situación de la educación en México (pero no excepción en el mundo actual), tema de la película, el responsable supremo designado por la película es le Secretaria de Educación Pública, la SEP. Y me parece que las posiciones hacia la secretaria general y eterna del sindicato, el SNTE, o sea "la maestra" Elba Esther Gordillo, son mucho más suaves. Recordemos que la "maestra" esta a la cabeza de un nuevo partido político, Nueva Alianza, que apadrinó a un candidato presidencial. Es cierto que este no tenía ninguna oportunidad frente a los tres gigantes, PRI, PAN y PRD. Pero la maestra sabe que el tiempo es su aliado. Basta ver su trayectoria: la retrospectiva de discursos de entrega y apoyo al régimen que muestra la película, es, para eso, muy divertida. Desde que se revela al público, a finales de los años 80’s, la "maestra" ha protestado de su lealtad a cada gobierno en turno. No cambian las palabras. Cambia el look de la señora.

Mismo tratamiento, pero al revés, le da el director a los discursos de los presidentes sobre el papel preponderante de la educación. ¡Remontamos el tiempo y los presidentes, con las mismas palabras, hasta Lopez Mateos (1958-1964)!

Así usa la película de un fino sentido del humor. Menos fino y más directamente inspirado por los métodos de Michael Moore, el episodio de búsqueda del número mágico: ¿Cuantos alumnos tiene la SEP? Búsqueda de la dirección correcta en las calles del centro de México, pregunta a los policías de la entrada, espera. Larguísima espera para dar con un funcionario capaz de dar la respuesta. Pero nadie la tiene.

Documental forzosamente incompleto, filme polémico que no quiere mostrar abiertamente su opinión, De panzazo busca los responsables en un tema donde no hay solo uno.

Para sonar completo y organizado, cuatro partes: los alumnos, los maestros, los padres de familia, las autoridades educativas. Pero no son equilibradas, son mal llenadas. Se dejan invadir por detalles. Los contenidos se traspapelan. Se pierde tiempo (por ejemplo la escena de la búsqueda del número de alumnos, ciertas escenas de alumnos perdiendo el tiempo) para hacer relleno.

Utilización de argumentos de autoridad en la persona de Denisse Dresser, periodista pero no especialista en educación, quien parece dar un aval intelectual a la seriedad de la empresa de Rulfo y Loret de Mola..
El uso de graficas y monitos lindos para no aburrir con una sucesión de imágenes reales y cifras, y para dar un tono de documento basado sobre datos oficiales y por ende objetivo. Pero hay quien las discute. Cifras de presupuesto comparadas con otros países de la OCDE, numero de maestros que cobran sin trabajar, de maestros que han comprado su plaza, resultados a la prueba PISA, estadísticas sobre la probabilidad de conseguir un buen trabajo, con indicación del salario probable (muy discutible), para cada nivel de enseñanza.

Pero, finalmente, en el tema de la educación, hay pocos datos objetivos. Y muchas impresiones subjetivas. El uso de testimonios es solo eso, vivencias personales. Se trate de padres, maestros o alumnos, de escuelas privadas o públicas, o hasta del Secretario de educación pública, Ernesto Lujambio, que parece un poco perdido. Y por ende sujetas a discusión. También se usan escenas simbólicas, como la del niño en silla de ruedas que no puede subir una rampa demasiado inclinada, y a quien nadie ayuda.

El mensaje alentador y positivo del final, con música de esperanza, suena a cuento de hadas. Sobre todo con la música melosa que le pusieron. Distribuye las recomendaciones. Reparte consejos. Unos para los alumnos, unos para los maestros, unos para los padres, para el sindicato, para las autoridades educativas. Que cada quien ponga su piedrita y el problema desaparecerá. La educación en México renacerá.
Solo una pequeña observación: es muy fácil dar consejos cuando uno no trabaja en el campo que uno crítica. La crítica es fácil, el arte es difícil, decía mi abuela.