Oh decepción de decepciones, oh tristeza, oh aburrimiento. Si bien Christopher Nolan es sin duda un gran contador de historias, y si bien Batman es un personajazo, y si bien las primeras dos entregas de esta serie fueron geniales; The Dark Knight Rises es en realidad una tremenda decepción. Y eso aun ignorando las enormes expectativas.
La ficha IMDB.
Ocho años después de los eventos de The Dark Knight (Nolan, 2008), Batman se ha retirado, Bruce Wayne (Christian Bale) vive aislado del mundo en su mansión y Gotham es un mejor lugar porque el legado de Harvey Dent perdura. Sin embargo, de la nada llega un malo bien maloso: Bane (Tom Hardy) empeñado en destruir Gotham, forzando al caballero nocturno a salir de su retiro. También sale Catwoman (Anne Hathaway) y un policía buena onda (Joseph Gordon-Levitt).
Hay tantas cosas tan malas en esta cinta que es difícil saber por dónde comenzar. Por supuesto la peor de todas es que es inevitable consumir esta cinta estando llenos de emoción por la primera. Esta emoción puede resultar en dos comportamientos: ignorar todo lo que está mal y dejarse guiar por el cariño a esfuerzos pasados, o exagerar todo lo que está mal, porque se vuelve horrible horrible horrible por contraste. Dejando pasar el tiempo y controlando las emociones es triste decir que la segunda aproximación parece ser la más cercana a la correcta.
La historia de la cinta retoma elementos de la espectacular serie en los comics Batman: Knightfall (O`Neil, Dixon y más, 1993) y de No Man`s Land (Dixon, Gorfinkel y más, 1999), pero definitivamente carece de los elementos dramáticos del material original (al menos de la primera). Hay muchísimas decisiones en la narrativa que francamente carecen de sentido. La más importante es quizá la idea del retiro de Batman. ¿Como para qué? No solo debemos creer que un día después de la muerte de Harvey Dent los problemas de crimen se solucionaron en Gotham, la policía dejo de ser corrupta y todo el mundo se puso en línea, sino que además un tipo disfrazado que nada mas estuvo cotorreando como por un año o menos es toda una leyenda ocho años después (ocho!). Eso no es lo peor. Lo peor es que Batman sale del retiro sin ninguna razón, puesto que para ese punto en la cinta nadie ha hecho nada mínimamente impresionante y que Nolan espere que me importe en lo mas mínimo que el nuevo malo le rompa la espalda a un tipo que ha estado fuera de forma por ocho (ocho!) años. No me importa. Si Batman hubiese estado en su apogeo y alguien llegase a romperle la espalda, francamente no me quejaría de lo insípida de la pelea, estaría de verdad impresionado. Pero no es el caso y la pelea apesta.
Después de eso, ya nada debería importar. Pero si importa; porque hay agujeros en la cinta más grandes que la baticueva. Por ejemplo, toda la historia del origen de Bane, nacido en el infierno mismo, que de pronto desaparece en el what-a-twist sobre la verdadera identidad de la descendencia de Ra’s al Ghul (Liam Neeson). O peor aún, la fascinante prisión donde Bane pone a Batman (a un vuelo de cómo cinco minutos de Gotham al parecer), llena de médicos brujos bien amables y en la cual basta un brinquito para escapar.
Hay, por alguna razón, una confusión entre la duración de una cinta y cuan épica es. Nolan hizo una película eterna pero pierde una cantidad de tiempo impresionante en cosas que francamente no importan. Simplemente no importan. El personaje de Joseph Gordon Levitt es bien simpático, bien buena onda, pero si su tiempo en pantalla hubiese sido de la mitad de lo que es todo (todo) hubiese sido mucho mejor. Perfecto, Batman (tras solo un año de aventuras) influencio a este honorable huerfanito, pero hay tantas cosas en sus aventuras que ya sabemos cómo audiencia que no importan (como cruzar ese maldito puente) que mostrarnos su luchita es poco más que una pérdida de tiempo. Y el what-a-twist del final con su nombre completo…o es Robin o es el nuevo Batman, pero no necesitábamos de esas payasadas.
Para acabarla de amolar, como se decían antes, Nolan decidió que sería esta una buena oportunidad de denunciar como terroristas los movimientos de izquierda que usan discursos de igualdad social o poder popular. Sin ninguna necesidad narrativa, los malosos tienen imágenes y discursos de izquierda, ejecutan actos que recuerdan a la revolución francesa y al más reciente movimiento Occupy y la Gotham ocupada se parece mucho a la Unión Soviética. ¿Así o más propagandista?
Así es, una verdadera decepción.
No comments:
Post a Comment