Basada en un libro de no ficción, Wiseguy, de Nicholas Pileggi, sigue el ascenso y caída de tres delincuentes y sus amigos. Treinta años de crímenes, complicidades, amistades y traiciones. Con unos actores perfectos en sus papeles, un gran guion y una dirección impecable.
Ficha IMDb
La cinta empieza a la mitad de la historia, con lo que enteremos después es el principio del fin. Un viaje de noche con un cadáver en la cajuela. Y una voz off. Es la voz de Henry Hill (Ray Liotta): “Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón, quise ser un gánster.”
Sigue la reconstrucción de la niñez y juventud de Henry, niño pobre en el barrio italiano de New York, dominado por la familia Lucchese, a la que admiraba tanto. Poco a poco, se vuelve indispensable a la familia, con pequeños trabajos. Como su padre, irlandés, no aprecia mucho la cercanía de la Mafia, y golpea a su hijo cuando recibe un reporte de absentismo escolar, simplemente amenazan al cartero de dolorosas consecuencias si sigue entregando cartas de la escuela. Henry sabrá estar a la altura de las necesidades mafiosas y callarse cuando es necesario, inclusive en la corte.
Bajo la tutela de Paul “Paulie “Cicero (Paul Sorvino), el joven empieza a ayudar a Jimmy “The Gent “ Conway (Robert de Niro), quien se enriquece a base de atracar camiones, y a Tommy DeVito (Joe Pesci), dotado de un temperamento altamente inflamable. De los camiones se pasa a los aviones, vaciados en el aeropuerto de Nueva York. La riqueza fluye y Henry recibe su parte. Cuando conoce a Karen (Lorraine Bracco), esta primero duda al enterarse del campo de actividades de su enamorado. Además ella proviene de una familia judía muy normal y honesta. Pero la intervención armada de Henry cuando ella a punto de ser violada la decide definitivamente y se casan.
Cuando Tommy asesina brutalmente, por supuesta falta de respeto, a Billy Batts (Frank Vincent ), un mafioso de la familia, infringe la ley mafiosa que prohíbe matar a un miembro sin el consentimiento de los jefes. Tommy, Henry y Jimmy entienden que sus vidas corren peligro y huyen con el cadáver en la cajuela. Nada más que, durante el trayecto hacia un lugar escondido para enterrarlo, escuchan ruidos: la víctima no ha muerto. Habrá que acabarla salvajemente, con cuchillo y pistola, antes de deshacerse de ella. Es el principio de la cinta.
Y la historia de Henry sigue durante unos 20 años más: engaña a su esposa con Janice Rossi (Gina Mastrogiacomo), Karen se enfurece, amenaza con matarlo. Después de una misión de cobranza en Florida, que se torna demasiado violenta, Jimmy y Henry son arrestados y encarcelados. En la cárcel Henry empieza con el negocio de las drogas, para poder mantener a esposa e hijos, y a pesar de las interdicciones de Paulie. Después de su liberación, cometen un asalto a un vuelo de Lufthansa, pero los cómplices empiezan a gastar abiertamente de más, arriesgándose y a Jimmy, a ser notados por la policía. Única solución: matarlos a todos, lo que hace Jimmy sin remordimientos. En esos días, y cuando pensaba ser por fin reconocido por los jefes de la familia, Tommy es ejecutado, en recuerdo a la muerte de Billy Batts.
Los negocios de Henry con la droga están al máximo, su consumo personal también. Hasta que la policía antinarcóticos lo arresta. Cuando sale bajo fianza, se encuentra con que Karen ha destruido toda la mercancía que él escondía en la casa, por ser evidencia. ¡60 000 dólares en el inodoro! Ya está en la pobreza total. Para deshacerse de él y de sus negocios sucios, y considerándose traicionado, Paulie le presta un dinerito. Henry, asustado cuando Jimmy le pide su ayuda para un golpe en Florida, prefiere entrar al Programa de Protección de Testigos. De traicionar a traicionar, mejor hacerlo con la ayuda de las autoridades. La última escena lo muestra en su casita de un suburbio de una ciudad pequeña cualquiera. Henry es ahora un Don nadie.
Ascensión y caída, lujos y pobreza, protección y obediencia, fidelidad y traición. A la sombra de la gran familia mafiosa.
La violencia es omnipresente en esta cinta, ella es lo que les da poder a los personajes. No es nunca gratuita, porque les es útil a no ser un “don nadie”, situación a la cual se verá reducido Henry al final. Salvo en el caso de Tommy, pero la violencia es parte de él, no la controla, y sus consecuencias determinan etapas de la narración. En realidad, La violencia de Tommy es la que permite el arranque de la cinta.
Todos tienen un orgullo más grande que ellos. Pero Tommy se pasa: tal vez sea su pequeña estatura la que lo hace creerse superior a todos, encima de las reglas, no solo legales, pero también de la Familia. Su estupidez es la que, en un momento dado, pone a todos en peligro.
Pero Jimmy, con la interpretación sobreactuada de De Niro, que parece retomar características exitosas de Taxi Driver (“¿Me hablas a mí?”), disfruta robando, y para él ningún proyecto de atraco es demasiado grande. Parece ponerse desafíos constantes, no solo por el botín, sino también por la gloria, por el respeto y admiración que se va a ganar de parte de sus subordinados, para que todos sepan bien que él es el más astuto de todos y que siempre se sale con la suya.
Aparentemente el menos violento es Paulie, punto de reunión de todos, casi el padrino. El distribuye responsabilidades y pone límites.
Finalmente, todos sueñan con el éxito, como cualquiera. Sólo que el camino que estos “buenos muchachos” han escogido no es él de cualquiera. Es otro uso del “sueño americano”, tan orgulloso de dar su oportunidad a quien sabe trabajar para conseguir el éxito, y le permitirá subir desde lo más bajo hasta la cima. Cima relativa, ya que nunca se ve en la cinta a los verdaderos jefes, los que mandan a matar a Tommy, por no respetar las reglas que ellos imponen. No es “el Padrino”, son los mandos medios los que presenta Scorsese.
Ahora, poco después de ver la última producción del director, The Woolf of Wall Street, saltan a la vista las semejanzas: en los dos casos se trata de la adaptación de una autobiografía. En los dos casos se trata de un hombre (el cine de Scorsese se interesa poco por las mujeres), que llega de un medio muy humilde y llega muy alto. No se puede negar que Leonardo DiCaprio se parece bastante a Ray Liotta, que varias escenas de una de las cintas podrían estar en la otra, sin desentonar: la imagen que se congela durante un comentario off, la mañana del arresto por drogas y la nervosidad de Henry por teléfono.
La cinta es también nostálgica, con la música, y con las canciones de moda a lo largo de los años del ascenso de Henry. Los detalles de época son realistas, casi documentales .
Algunas escenas son espectaculares, el manejo de los espacios interiores, con un gran número de personajes, con un control perfecto de los diferentes planos en la acción, como si se desarrollaran varias historias al mismo tiempo. El fabuloso plano-secuencia de la entrada de Henry al Copacabana, (el viernes para las novias, el sábado para las esposas) atravesando la cocina, y llegando a la sala de restaurante, triunfalmente saludado, ovacionado por todos. La boda de Karen y Henry, boda judía en su ritual; pero ritual mafioso del desfile de besos y cheques.
Goodfellas es una cinta para ver y volver a ver, para tomar clase de cine y para disfrutar.
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